Cuatro concepciones del desarrollo El monitor o monitora expondrá la evolución del desarrollo y de la concepción de la solidaridad según los cuadros de los modelos de desarrollo descritos por el sociólogo belga Guy Bajoit. Causas Objetivos Agentes Solidaridad Norte-Sur CUATRO CONCEPCIONES SOBRE EL DESARROLLO 1 2 3 4 Modernización Revolución Competencia Conflictos Retraso Explotación Peso del Estado Falta de organización social Pasar de una Toma del poder Favorecer la Reforzar los sociedad político economía de movimientos tradicional a una mercado sociales capaces sociedad moderna de hacer presión Estado Partido Inversores Sociedad civil modernizador revolucionario organizada Asistencia técnica Solidaridad Ayuda Apoyo a las política humanitaria y organizaciones de autonomía base a nivel local económica y global Crecimiento Económico 1. Modernidad Asistencia técnica 3. Mercado Iniciativa privada Estructuras Estatales Agentes Civiles 2. Revolución Apoyo a las luchas de liberación 4. Conflicto Apoyo a movimientos sociales Reducción de las Desigualdades Fuente: Guy Bajoit (Universidad de Lovaina). ITECO. Bélgica. Cuatro concepciones del Desarrollo Explicación de los dos cuadros anteriores. Después de más de cuarenta años, las imágenes y las realizaciones concretas de la cooperación al desarrollo han evolucionado bajo la influencia conjunta del contexto político global y de la interpelación de los socios y beneficiarios del Sur. Estos cuadros nos plantean de forma esquemática la evolución del concepto del desarrollo desde los años 50 hasta ahora y su influencia en las distintas formas de entender y ejercer la cooperación. Esta caracterización no es rígida. Se espera que las personas que la utilicen no caigan en la caricatura de modelos, ya que muchos de los trabajos de cooperación sobre el terreno como así también los de educación para el desarrollo y sensibilización, tendrán características de dos o tres de los modelos presentados. 1. MODERNIDAD. Asistencia técnica para la modernización económica En los años sesenta en los que el marco político y económico está dominado por la división en bloques, la guerra fría y las independencias de países colonizados, se entiende que el desarrollo es consecuencia de la modernidad tecnológica y de la superación de atrasos culturales. El desarrollo es crecimiento económico. Las sociedades tradicionales son un obstáculo para la modernidad. Son denostadas tanto por el capitalismo como por el comunismo. La cooperación se entiende como la ayuda para modernizar un país, industrializarlo, como forma de terminar con modos de producción tradicionales considerados responsables del hambre y la pobreza. Aunque se confía en la iniciativa privada, el verdadero dinamizador de la economía y el regulador de las relaciones internacionales es el Estado (o los Estados que representan a los diferentes países). Esta concepción de la autoridad tiene ventajas de redistribución social. Sin embargo, dada la diferencia de poder existente entre los diversos Estados, la distribución del trabajo y de la riqueza a nivel internacional es enormemente desigual. El concepto de sociedad tradicional, no industrial, es el que da vigor a la idea de retraso técnico, económico y cultural. La cooperación se concretará en campañas de vacunación, escolarización o alfabetización masiva, transferencia de capitales, personal y asesoría técnica, creación de infraestructuras, concentración de población en las ciudades. Se tratara de la revolución verde (masificación de la producción alimentaria) o de grandes obras faraónicas como carreteras, puertos, represas, o de microproyectos de salud, educación o producción impulsados por ONGD, la cooperación presenta la cara de la asistencia técnica. La imagen de la gente del sur es que se trata de gente atrasada, infantil, que padece pasivamente las catástrofes a las que no puede dar respuesta por falta de educación, de industria, tecnología o infraestructuras. 2. REVOLUCIÓN. Lucha social y política para quebrar las desigualdades y dependencias En los años 70, algunas voces del Sur se hicieron oír para denunciar el hecho de que el Desarrollo de los países ricos del Norte y de las clases privilegiadas de los países del Sur se debía a la explotación brutal de los países y poblaciones del Sur. La explotación social y productiva era el obstáculo que los pobres debían superar si querían lograr su propio desarrollo. La ayuda técnica se había mostrado insuficiente para superar las causas estructurales del subdesarrollo. Para acabar con las clases privilegiadas y distribuir mejor los bienes, había que hacer la revolución. El Estado revolucionario garantizaría la justicia social. En las relaciones internacionales, un Estado representativo de su pueblo podría presionar en los organismos supranacionales para conseguir un mundo más justo. En el seno de la ONU, la UNCED (Conferencia de Naciones Unidas para el comercio y el Desarrollo) mantuvo una postura crítica con el sistema desigual vigente y planteó la necesidad de edificar un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) para mejorar la distribución de las riquezas, la justicia de los precios del mercado internacional, especialmente para las materias primas (principales fuentes de ingresos de los países del Sur, atados también a los monocultivos que hacían aún más frágiles sus economías). Las instituciones recaudadoras de fondos para la cooperación, entre ellas las ONGD, escucharon estas críticas y demandas. A partir de entonces tanto el Desarrollo como la Cooperación se cargaron de ideología y contenido político. Las ONGD y otros agentes de cooperación, buscan su compromiso con el Sur apoyando a aquellos grupos que pretenden liberar a sus países de la opresión interna ejercida por las oligarquías locales y de la expoliación externa debida al injusto orden internacional. Algunos ejemplos de esta actitud se dieron en: Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Palestina, Sahara, Mozambique, Angola. Sobre el terreno se generan proyectos muy parecidos a los que proponía el modelo de la Modernidad. Los revolucionarios también confían en la industrialización, la tecnología y la concentración en las ciudades para superar el atraso y la explotación. La diferencia es que las partes cooperantes tienen un compromiso político y un horizonte de distribución equitativa de la riqueza, claramente definidos. La imagen que se da de los pueblos del Sur es más digna en la medida en que ellos mismos protagonizan su proceso de modernización y superación de la ignorancia y las desigualdades. Aún así, se les ve como pueblos atrasados que deben imitar al Norte industrializado si quieren alcanzar el bienestar. Lo que se critica es la opresión de clase y la injusticia a nivel internacional, dando una imagen más compleja de las sociedades del Sur. 3. MERCADO. La postmodernidad basada en el libre juego económico Durante la década de los 80, ambos modelos fueron desgastándose, perdiendo credibilidad hasta perder vigencia. Poco a poco los Estados han perdido su autoridad reguladora y redistributiva. El Mercado, de iniciativa privada y escasamente regulado por Estados u organismos supranacionales, será el nuevo dios del Desarrollo. Sus características principales son la libre circulación de capitales, la deslocalización de empresas, el dominio económico de las empresas multinacionales, endurecimiento de los privilegios de los países del Norte en las regulaciones del mercado internacional, programas de ajuste, carga de la deuda externa etc. Hay una carga conservadora contra los modelos revolucionarios. Se potencian las dictaduras o gobiernos oligárquicos en el Sur en nombre de las democracias y el libre albedrío que supuestamente impera en el Norte. La insistencia de sostener al Estado como eje impulsor del Desarrollo fue criticada por los partidarios del Mercado que denunciaban la burocracia, las leyes laborales y sociales como grandes obstáculos para el Desarrollo eficiente promovido por la iniciativa privada, especialmente por las empresas multinacionales. Así, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial (BM) comenzaron a recomendar los recortes del gasto público, la supresión de barreras aduaneras, los pagos de la deuda externa y otras presiones internacionales que liberaran al Mercado de sus responsabilidades en beneficio de la rentabilidad neta y de los principios de eficiencia en la gestión. Los propios proyectos de cooperación deben cumplir con las categorías de “eficiencia” y “rentabilidad” económicas. Estas decisiones afectan a los Estados del Sur a las PYMES (Pequeñas y medianas empresas), a pequeños propietarios, al sector artesanal, a las ONGD y reduce las posibilidades de desarrollo humano de países, culturas y sectores más débiles de la población mundial. Esta concepción del Desarrollo propone una cooperación más vinculada a la idea de caridad o de ayuda pragmática de emergencia para paliar los efectos derivados de las propias políticas neoliberales: hambrunas, guerras, discriminación social, destrozos ecológicos o inestabilidad política y social. La ayuda humanitaria, acción necesaria y positiva que debería ser complemento de políticas de cooperación para la equidad, la justicia social y el desarrollo humano, se transforma en el sustituto de éstas y única vía de relación Norte Sur. Así, las ayudas asistenciales se dedican a atender a la infancia, paliar las deficiencias sanitarias y educativas, responsabilidades que el Estado y el Mercado han hecho dejación o no quieren asumir. La imagen del Sur que se desprende de esta concepción del Desarrollo es que las catástrofes y la pobreza son producto de la ineficacia, la indolencia y la ignorancia de los pueblos del Sur, incapaces de resolver sus propios problemas. Responsabiliza a los pobres de su pobreza. Serán las minorías de políticos y empresarios quienes reconduzcan el proceso por la vía de la rentabilidad que a la larga, como la copa de champan que se desborda, terminará beneficiando a todos. La realidad es que este modelo produce concentración de la riqueza, marginación de grandes masas de la población mundial y no combate la pobreza sino a los pobres. En este planteamiento, son los actores del Norte los que tienen el papel protagonista ya que son los que demuestran mayor eficacia para generar riqueza. La gente del Sur, pasiva e inerme, espera la intervención milagrosa de la tecnología occidental. 4. EL CONFLICTO. La sociedad civil del Norte y del Sur frente al Estado y al Mercado. Según esta concepción, el desarrollo es el resultado de la interacción entre el Mercadoque debe estar en función de las necesidades de la población- y el Estado que debe regular las formas de producción, la distribución equitativa de las riquezas; y de la sociedad civil que con sus presiones reivindicativas haga ajustes constantes sobre el Mercado y sobre el Estado, para que los beneficios del desarrollo alcancen a toda la población. En la Historia de Occidente, han sido los sindicatos quienes desde comienzos del siglo XX han sido la vanguardia de las reivindicaciones sociales que se reflejaron en el voto, en la participación de las mujeres, en la legislación laboral, en los derechos humanos y en los servicios sociales extendidos ala mayoría de las personas. Poco a poco se han abierto otras vías de participación fuera de la actividad sindical propiamente dicha. Estos dominios han ampliado el papel de la sociedad civil que denuncia y propone alternativas en temas como el medioambiente, los derechos de las mujeres, la discriminación de los inmigrantes, el militarismo, el consumo y el modelo de desarrollo dominante. Después de una decena de años, asistimos al boom de las ONGD del Sur formadas en iniciativas muy diversa de origen campesino, de los sectores populares de las ciudades, del sector universitario, de movimientos feministas, antimilitaristas, ambientalistas y reivindicadores de la diversidad cultural. En la conferencia de Rio en 1992, asistimos por primera vez al encuentro de ONGD del Norte y del Sur participando en un foro internacional en el que manifestaron las preocupaciones de la sociedad civil a escala planetaria. En nuestros día han sido los foros sociales y el movimiento antiglobalización o la vía campesina las expresiones de la sociedad civil para promover cambios a favor del desarrollo humano como alternativa al mercado. Para quienes sostienen esta concepción de desarrollo basada en la participación activa de los movimientos sociales, las problemáticas emergentes de la dialéctica del buen y mal desarrollo, son ejes que afectan a las sociedades y personas tanto en el Norte como en el Sur. Para hacer frente al modelo hegemónico de Desarrollo sustentado por el FMI y el BM junto a las empresas multinacionales, los intereses políticos y financieros; para influir en los poderes públicos y en la conciencia social, hay que intentar coordinar criterios, conocimientos y acciones de las ONGD y movimientos sociales a distintas escalas: local, nacional e internacional. En otras palabras, este modelo apuesta por la participación popular y la creación de tejido social que sea capaz de influir en las tomas de decisión, reorientando el desarrollo económico hacia las premisas del desarrollo humano.