Tema teratogénesis

Anuncio
Tema 10: “Teratogénesis”
Malformación congénita / Teratógeno.
Malformación congénita y etapas de desarrollo intrauterino.
Agentes teratógenos.
Modelo interactivo.
OBJETIVOS
I. Diferenciar y relacionar los conceptos de malformación congénita y
agente teratógeno.
II. Relacionar la posible aparición de malformaciones congénitas con las
etapas de desarrollo intrauterino.
III. Identificar algunos agentes de reconocido efecto teratógeno para el
desarrollo humano.
IV. Explicar que aporta el modelo interactivo al estudio de la taratogénesis
humana.
CONTENIDOS
ESQUEMAS CONCEPTUALES DEL TEMA
A continuación reproducimos un esquema en el que se puede apreciar de que
modo ha ido evolucionando el estudio de las patologías prenatales
A continuación, aparece un esquema en el que se detallan los diferentes periodos
que se pueden diferenciar en la etapa de desarrollo intrauterino y se relacionan con
distintos tipos patologías prenatales que pueden encontrarse relacionadas con dichas
etapas.
CUESTIONES Y RESPUESTAS SOBRE EL TEMA
10.1.- Los problemas, patologías o malformaciones, con los que el niño nace y que,
por tanto, se han desarrollado dentro del útero materno, reciben el calificativo
de:
A.- Adquiridas
B.- Congénitas
C.- Genéticas
En patología, el concepto de adquirido se reserva para todos los problemas que
el niño puede sufrir una vez que ya ha nacido. Dentro del útero materno, de
producirse alguna anomalía y ésta tener una consecuencia en el embrión o feto,
el niño nacería
ería con ella y eso sería congénito.. Entre los elementos que pueden
llegar a provocar esa patología o malformación congénita obviamente pueden
estar mutaciones genéticas y cromosomopatías que afectan a la formación del
nuevo ser, así como agentes ambientales con capacidad teratógena, esto es,
capacidad para producir malformaciones en el embrión.
10.2.- En la génesis de las malformaciones congénitas encontramos:
A.- Agentes ambientales exclusivamente
B.- Mutaciones genéticas exclusivamente
C.- Agentes ambientales y mutaciones genéticas
Las malformaciones congénitas pueden tener una etiología muy variada. Hoy
sabemos que existen agentes en el ambiente que, de incidir sobre una mujer
embarazada en el primer trimestre de gestación (periodo embrionario), pueden
afectar al desarrollo de su embrión y provocar la malformación de uno o más
órganos. También las mutaciones genéticas, tanto algunas monogénicas como
otras que puedan afectar a múltiples genes (por ejemplo, en caso de
cromosomopatía numérica o estructural), pueden alterar el desarrollo del
embrión provocando malformaciones orgánicas congénitas con las que nace el
niño y, más frecuentemente, síndromes plurimalformativos. Incluso en muchas
ocasiones sospechamos que es la interacción de agentes ambientales, con cierta
capacidad teratógena, con dotaciones genéticas que predisponen a la
malformación congénita, la que lleva al nacimiento del niño malformado.
10.3.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones acerca de las malformaciones congénitas
sería más exacta?
A.- Se producen por alteración genética, presencia de agentes ambientales
teratógenos o la interacción de ambos factores.
B.- La alteración genética o cromosómica, sin influencia ambiental negativa,
no puede ocasionarlas.
C.- Implica siempre la existencia de genes que llevan a la malformación.
Obviamente existen genes que inician y ordenan la formación de los distintos
órganos. Y en caso de sufrir una mutación pueden provocar la malformación de
uno o varios de esos órganos. Igualmente, aun siendo genes sanos, la mera
carencia de ellos (por ejemplo por una delección cromosómica) o su presencia
supernumeraria (por ejemplo en el caso de una trisomía cromosómica), pueden
también afectar al desarrollo de órganos dando lugar a que el niño nazca con
ciertas malformaciones congénitas de carácter sindrómico (habitualmente
asociadas a esa anomalía cromosómica). Pero esa realidad no nos puede llevar a
pensar que siempre es necesaria la existencia de esos genes mutantes o
anomalías cromosómicas para que nazca un niño con malformación congénita.
Hoy sabemos que en el ambiente podemos encontrar agentes con la suficiente
capacidad teratógena como para provocar malformaciones por sí solos, en
órganos del embrión, si este fuese expuesto a dicho agente teratógeno en la
cantidad y tiempo suficiente. A todo ello debemos sumar que, efectivamente,
parecen existir agentes en el ambiente que sólo pueden provocar malformación
cuando actúan sobre un organismo con ciertas dotaciones genéticas que ya
predisponen a la malformación. En estos casos es la interacción, de los factores
ambientales con los genéticos, la responsable última del nacimiento del niño con
una malformación congénita.
10.4.- Los agentes teratógenos ambientales pueden provocar graves malformaciones:
A.- Durante todo el desarrollo embrionario y fetal.
B.- Sólo durante el desarrollo embrionario.
C.- Sólo durante el desarrollo fetal.
10.5.- Un agente ambiental pernicioso, como puede ser la rubéola padecida por la
madre embarazada, que actúa sobre el feto de más de 13 semanas de
gestación, puede provocar:
A.- El nacimiento del niño con una malformación congénita
B.- La muerte del embrión y el aborto espontáneo temprano
C.- Patología fetal
Por definición, un agente teratógeno es aquel capaz de provocar una
malformación congénita, una malformación física en algún órgano, con la que el
niño va a nacer. Esta definición nos debe llevar a pensar que el efecto del agente
teratógeno que puede llevar a la malformación del órgano, se tiene que producir
durante la formación de ese órgano. Una vez ya formado el órgano, éste podrá
enfermar e incluso dejar de funcionar, pero no se malformará si ya está formado.
Dentro del desarrollo intrauterino, la etapa de formación de órganos por
excelencia es el periodo embrionario. Dentro de él se inicia la formación de los
distintos órganos y suelen concluir sus etapas de máxima susceptibilidad a la
malformación. Antes del periodo embrionario, la actuación de posibles agentes
del ambiente con capacidad para influir en el embarazo llevaría a la interrupción
de ese embarazo (aborto espontáneo). De ahí que la etapa de Blastocito sea
entendida como una etapa en la que impera una cierta ley del “todo o nada”: o
todo marcha bien en la gestación del nuevo ser, o se elimina de forma precoz
cualquier Blastocito que pudiera llegar a ser un embrión o feto inviable. Después
del periodo embrionario, durante el periodo fetal, los órganos ya están lo
suficientemente formados como para que el agente ambiental ya no sea capaz de
malformarlos. Eso no quiere decir que dicho agente ambiental no pueda ser
peligroso: efectivamente podrá provocar el mal funcionamiento de uno o varios
órganos, pudiendo llegar incluso a provocar el fallecimiento del feto en casos
extremos, todo lo que podríamos englobar bajo el concepto de patología fetal,
pero nunca malformará un órgano que ya está formado.
10.6.- Durante el desarrollo intrauterino, la máxima incidencia de abortos
espontáneos se produce durante la etapa de:
A.- Blastocito.
B.- Desarrollo embrionario.
C.- Desarrollo fetal.
10.7.- Durante el desarrollo intrauterino, la mayoría de malformaciones congénitas
se desarrollarían durante la etapa de:
A.- Blastocito.
B.- Desarrollo embrionario.
C.- Desarrollo fetal.
10.8.- Durante el desarrollo intrauterino, las formaciones cromosómicas en mosaico
se tienen que desarrollar necesariamente durante la etapa de:
A.- Blastocito.
B.- Desarrollo embrionario.
C.- Desarrollo fetal.
10.9.- Durante el desarrollo intrauterino, la única etapa en la que no se pueden
producir malformaciones congénitas sería en la etapa de:
A.- Blastocito.
B.- Desarrollo embrionario.
C.- Desarrollo fetal.
El desarrollo intrauterino se divide en varias etapas o periodos con
características diferentes. Tras la fecundación de los gametos y hasta la tercera
semana de gestación hablamos del periodo de blástula o blastocito. Durante este
periodo se produce la división del cigoto, la implantación y anidación del
Blastocito en la pared uterina, para asegurar la nutrición del nuevo ser que habrá
de desarrollarse, y se suceden las primeras etapas del embrión bilaminar hasta
llegar al cierre, por ejemplo, del tubo neural. En esta etapa, la susceptibilidad a
los agentes teratógenos es muy amplia; pero también es una etapa donde los
mecanismos de selección del producto sano son altamente selectivos. Todo ello
lleva a que sea una etapa donde impera una cierta ley del “todo o nada”, dándose
en ella la máxima incidencia de abortos espontáneos. No obstante, también es en
la etapa de Blastocito cuando se pueden producir las grandes malformaciones
como los siameses, las anencefalias (falta de desarrollo de la bóveda craneal) o
los disrafismos espinales (espinas bífidas). También al principio de esta etapa,
precisamente en las primeras divisiones mitóticas del cigoto, es cuando se
pueden producir organismos con dotaciones cromosómicas en mosaico. A partir
de la tercera semana de gestación y hasta la doceava inclusive, hablamos de
periodo embrionario. Es un periodo claramente marcado por el inicio de la
formación de los distintos órganos, muchos de los cuales acaban incluso su
desarrollo dentro de este periodo embrionario. En esta etapa embrionaria, los
órganos en formación resultan máximamente sensibles a la malformación, en el
caso de que incidan sobre ellos agentes ambientales o génicos que afecten al
proceso de organogénesis. Por ello es en este periodo embrionario y, en todo
caso, al final del periodo de blástula, cuando se producen las anomalías
morfológicas mayores o malformaciones congénitas más importantes. A partir
de la tercera semana de gestación entramos en el periodo fetal. La formación de
la mayoría de los órganos ya ha acabado en este periodo, por lo que la incidencia
de malformaciones va a ser muy reducida (en todo caso sólo anomalías
morfológicas menores) aunque las influencias negativas que desde el ambiente
externo o desde factores génicos lleguen al feto pueden provocar defectos
fisiológicos (patología fetal).
10.10.- La capacidad de producir malformación de un agente ambiental resulta
influida por variables como:
A.- Los periodos críticos del desarrollo de cada órgano.
B.- La dosis mayor o menor de exposición del embrión al agente teratógeno.
C.- La constitución genética del nuevo ser.
D.- Todas las opciones anteriores son correctas.
Al hablar de un agente ambiental como agente teratógeno siempre estamos
planteando que la exposición del embrión a dicho agente, durante el embarazo,
supone un riesgo porcentual determinado de que ese embrión resulte
malformado por la influencia ejercida por el agente teratógeno. Nunca podremos
decir que un agente
ente provocará siempre una determinada malformación, Y esto es
así ya que, efectivamente, la capacidad de malformación del agente teratógeno
resulta influida por diversos factores o variable. Obviamente cada agente
ambiental puede tener una capacidad teratógena
teratógena determinada. Pero incluso en los
que ésta capacidad pueda ser más alta, nunca será del cien por cien. Siempre
habrá una dependencia entre la presencia o no de malformación y la dosis de
exposición al agente teratógeno a la que se vio sometido el embrión
embr
y la
duración de esa exposición. Especialmente importante será siempre si ese tiempo
de exposición al agente teratógeno se ha producido o no durante el periodo de
máxima sensibilidad a la malformación de cada órgano susceptible de ser
malformado por ese agente ambiental. Y en cualquier caso, la dotación genética
del propio embrión juega también un papel importante. Sin saber exactamente
cuales son, pensamos que hay dotaciones genéticas que pueden predisponer a
determinadas malformaciones y otras que pueden defender al embrión de la
malformación. Que el agente ambiental provoque o no una malformación, puede
depender también de la presencia uno su otros genes en el embrión.
10.11.- La importancia del estudio de la patología prenatal se debe:
A.- A su alta frecuencia de aparición.
B.- A la alta incidencia de mortalidad que conlleva.
C.- Las dos respuestas anteriores son válidas.
Durante muchos años, al menos hasta la segunda mitad del siglo XX, la falta de
interés por el estudio de la patología prenatal, al considerarla el resultado de
sucesos imprevisibles sobre los que no se podía actuar, llevó a una no
disminución de su frecuencia de aparición, reflejo de la falta de actuación sobre
los factores desencadenantes o etiológicos de estas patologías. Conforme
descendían otras causas de mortalidad y morbilidad infantil, fruto del avance de
la pediatría y de las mejoras en la atención, alimentación, higiene y cuidados del
niño, el mantenimiento del volumen de niños nacidos con patología prenatal y
malformaciones congénitas, junto con el hecho de la alta incidencia de
mortalidad y morbilidad en ese conjunto poblacional, obligaron a plantear la
necesidad de mejorar nuestro conocimiento sobre este tipo de patología y sus
factores etiológicos.
10.12.- Qué hechos históricos favorecieron el interés por el estudio de los agentes
teratógenos del desarrollo embrionario:
A.- La posibilidad de acceder al estudio de los cromosomas humanos.
B.- El drama de la Talidomida en Alemania y Australia.
C.- El descenso de las otras causas (infecciosas y alimentarias) de mortalidad
infantil.
D.- Todas las respuestas anteriores son ciertas.
A principios del siglo XX la patología prenatal se entendía como un conjunto de
sucesos imprevisibles, incurables, inevitables (especialmente si, como se
suponía, eran hereditarios, ya que sobre la herencia no se podía actuar) y
afortunadamente poco frecuentes. Paralelamente, los países desarrollados
observaban con preocupación una alta incidencia de mortalidad y morbilidad
infantil asociada a infecciones (no existían programas sistemáticos de
vacunación en la infancia) y a problemas de alimentación o higiene en la
infancia. Estos últimos factores, sobre los que teóricamente si se podía actuar,
hacían que esa patología prenatal fuera relegada a un segundo plano y no
interesase especialmente su estudio. Pero el panorama fue cambiando
sustancialmente por la combinación de varios elementos. Por un lado, los
avances en pediatría y la implantación de programas de vacunación infantil
llevaron al descenso de esas altas tasas de mortalidad y morbilidad infantil
achacables a factores infecciosos y carencias nutricionales. Ese control, que se
empezaba a ejercer sobre ciertos problemas de la infancia, llevó al aumento de la
importancia relativa de los otros problemas sobre los que no se estaba actuando,
como era la patología prenatal. Simultáneamente, los avances de distintas
ciencias biomédicas fueron especialmente relevantes. Por un lado, permitieron
acceder al estudio de los cromosomas humanos, identificando su número exacto
y permitiendo el diagnóstico preciso de la alteración cromosómica existente
detrás de muchos cuadros sindrómicos congénitos. Por otro lado, permitieron
conocer las alteraciones bioquímicas existentes en la génesis de muchas
enfermedades congénitas de carácter hereditario. Y en la década de los 60, a raíz
del drama vivido en Alemania y Australia por el nacimiento masivo de niños con
malformaciones congénitas tras el consumo de Talidomida por sus madres
embarazadas, supuso la demostración de que el embrión no era un ser
completamente protegido dentro del útero materno, ya que podía ser gravemente
afectado en su desarrollo por influencias negativas de agentes ambientales con
capacidad teratógena.
10.13.- Un agente teratógeno reconocido, capaz de provocar malformaciones del tipo
de espinas bífidas, es:
A.- La hipertermia materna.
B.- El abuso de alcohol durante el embarazo.
C.- La rubéola materna.
10.14.- Un conjunto de rasgos faciales típicos, junto con malformaciones de órganos
internos como cardiopatías, retraso psicomotor y bajo peso al nacer, son
rasgos sindrómicos que podemos asociar a uno de los siguientes problemas:
A.- Síndrome Alcohólico Fetal
B.- Síndrome de Hipertermia Materna
C.- Consumo de tabaco durante el embarazo
10.15.- Los problemas oftalmológicos como cataratas, junto con el retraso mental y
cardiopatías, son síntomas que se pueden dar cuando durante el periodo
embrionario la madre:
A.- Sufre rubéola
B.- Consume tabaco
C.- Consume ácido valpróico
10.16.- El consumo de tabaco durante el embarazo parece poder provocar:
A.- Malformaciones cardíacas.
B.- Bajo peso relativo del feto al nacimiento.
C.- Aumento de abortos espontáneos.
La espina bífida es un trastorno por falta de cierre del canal vertebral que
protege a la médula espinal. Su etiología es compleja y se supone que, con
frecuencia, implica la interacción de factores génicos, que predisponen a la
malformación, con agentes ambientales con capacidad teratógena en este
sentido. No obstante, existen algunos agentes teratógenos en los que se ha
demostrado que ocasionan o favorecen el fallo en el cierre del tubo neural. Ese
es el caso del ácido valpróico, un fármaco anticonvulsionante, o la hipertermia
materna durante el primer mes de la gestación que puede asociarse a un proceso
gripal grave, por ejemplo, y que podría paralizar la mitosis en las células que
están formando el tubo neural en ese periodo. El abuso de alcohol durante el
embarazo puede provocar el nacimiento de un niño afectado por el Síndrome
Alcohólico Fetal, el cual está caracterizado por un conjunto de rasgos faciales
característico (labio superior delgado, nariz y hendiduras palpebrales cortas,
hipoplasia centro facial y a veces pliegues epicánticos, puente nasal bajo,
anomalías en la oreja y micrognatia) junto con otras anomalías de órganos
internos (por ejemplo, cardiopatías) y retraso psicomotor. El padecimiento de
Rubéola por la madre embarazada, durante el primer trimestre de gestación,
también puede provocar problemas malformativos en el sistema nervioso que
llevan al retraso psicomotor, junto con problemas cardiacos y frecuentemente
problemas oftalmológicos como cataratas o microftalmias. El tabaco, por su
parte, provoca el nacimiento de niños con bajo peso, pero aún no tenemos un
conjunto malformativo claramente asociado a su consumo, aunque empiezan a
haber datos que apuntan, por ejemplo, a problemas en el cierre de los huesos del
cráneo.
10.17.- ¿Qué enfermedad materna crónica puede cursar con el nacimiento de niños
con visceromegalia?
A.- Fenilcetonuria.
B.- Amemia materna.
C.- Diabetes.
También las enfermedades crónicas padecidas por la mujer pueden tener su
repercusión sobre el embrión o feto si esa mujer queda embarazada. En cualquier
caso, el padecimiento de alguna enfermedad crónica no supone descartar como
viable un embarazo en la mujer afectada, pero sí requiere conocer las posibles
consecuencias para poder arbitrar los mecanismos necesarios para evitarlas. Así,
la mujer fenilcetonúrica (afectada por este error congénito del metabolismo, de
transmisión autosómica recesiva, que limita la capacidad de metabolización del
aminoácido fenilalanina), puede ver incrementados sus niveles de fenilalanina en
sangre por los cambios que introduce el propio embarazo en su organismo, lo
que podría llevar a lesiones cerebrales en el embrión, por ejemplo. La anemia no
controlada en la madre, si llegar a malformar al embrión, puede desembocar en
el nacimiento de un niño también anémico. Y la diabetes materna tratada con
insulina, además de ser asociada a una mayor tasa de mortalidad embrio-fetal,
puede desencadenar procesos de visceromegalia en el embrión y feto que
afectan, por ejemplo, al páncreas.
10.18.- ¿Cuál de las siguientes listas está constituida exclusivamente por agentes
ambientales de reconocido efecto teratógeno?:
A.- Alcohol, tabaco, drogas, algunos medicamentos como Talidomida o ácido
valpróico.
B.- Radiaciones ionizantes, hipertermia materna, gases anestésicos, mercurio,
etc.
C.- Las dos listas anteriores son correctas.
Agentes ambientales cuya exposición no es recomendable para el desarrollo de
un embarazo sano pueden haber muchos. Pero no necesariamente todos tienen
que tener un efecto teratógeno (capacidad para provocar malformación física en
el embrión) concreto o conocido. Así ocurre con las drogas o el tabaco. En
cuanto a las drogas, su estudio experimental en laboratorio con animales y a
nivel retrospectivo en el ser humano, ha demostrado que provocan síndrome de
abstinencia al nacimiento, aumentan la mortalidad intraútero y los abortos
espontáneos; pero no se ha asociado una malformación concreta al elemento
activo de la droga pura (que normalmente no es la que se consume en la calle).
El tabaco, consumido por la madre embarazada, contribuye de forma clara al
nacimiento del niño con un importante bajo peso para su edad gestacional; pero
de nuevo no se ha encontrado una asociación definitiva entre ese consumo y una
malformación congénita concreta, aunque se vayan apuntando distintas
posibilidades. Por ello, y aunque quizás en el futuro puede ser de otra forma, aún
no podemos incluir esos agentes ambientales en una lista de agentes teratógenos.
Obviamente ello no significa que debamos reducir los esfuerzos para abolir su
consumo. Muy al contrario, debemos seguir recomendando insistentemente su
no consumo, especialmente durante el embarazo
10.19.- La dificultad del estudio de los posibles efectos teratógenos concretos que
ejercen sobre el embrión o el feto distintos agentes ambientales radica,
fundamentalmente en:
A.- La necesidad de hacer estudios retrospectivos.
B.- La baja tasa de aparición de dichos efectos.
C.- La posibilidad de interacción de distintos agentes ambientales.
10.20.- Una dificultad para el estudio empírico de los posibles efectos teratógenos
concretos que ejercen sobre el embrión o el feto humano distintos agentes
ambientales radica, fundamentalmente en:
A.- Las limitaciones en la extrapolación al ser humano de resultados
obtenidos con animales en laboratorio
B.- La baja tasa de aparición de dichos efectos
C.- Las dos opciones son correctas
Muchas veces, como ocurre por ejemplo con el tabaco y las drogas, no podemos
demostrar un efecto teratógeno o malformante concreto asociado a un
determinado agente ambiental. Eso no significa necesariamente que ese agente
ambiental no tenga dicho efecto, sino simplemente que no ha podido ser
demostrado. Obviamente en este campo de investigación hay unos claros límites
éticos que nos impiden la experimentación directa con seres humanos. Con ellos
sólo podemos hacer estudios retrospectivos, con los que no siempre podemos
delimitar las condiciones no deseadas o los agentes ambientales que pueden
haber afectado al desarrollo de un embrión. Y no porque sea ésta una limitación
del estudio retrospectivo en si mismo, sino porque, desgraciadamente en este
sentido, en el ser humano suele darse un modelo interactivo con respecto a
posibles agentes ambientales que dificulta enormemente la posibilidad de
aislarlos en sus efectos. Por poner solo un ejemplo, sería prácticamente
imposible conseguir una muestra de mujeres que se hayan drogado durante su
embarazo con una sola droga concreta, no consuman alcohol (que ya es un
agente teratógeno conocido), ni tabaco, que hayan estado bien nutridas, que no
hayan padecido infecciones durante el embarazo, etc. Por su parte, la posibilidad
e realizar estudios experimentales con animales en laboratorio no resuelve
tampoco todos nuestros problemas. Precisamente las diferencias en el periodo
gestacional entre el ser humano (con un periodo gestacional muy largo) y los
animales de laboratorio empleados que generalmente son ratas (precisamente por
disponer de periodos gestacionales especialmente cortos) lleva a que, ante la
comprobación de que un agente ambiental no afecte al desarrollo del embrión de
la rata, siempre quede la duda de que sí pueda afectar al ser humano al verse
aumentado el posible tiempo de exposición al agente en cuestión.
PROPUESTAS DE ACTIVIDADES
ACTIVIDAD 1: Completa la siguiente tabla enumerando diferentes agentes
ambientales de reconocido efecto teratógeno.
Agentes ambientales de efecto teratógeno
Factores Maternos
Enfermedades
infecciosas:
Enfermedades
crónicas:
Factores Externos
Agentes físicos:
Medicamentos:
Hábitos sociales:
Ambiente laboral:
ACTIVIDAD 2: A continuación se da una lista de conceptos que han aparecido en el
desarrollo de este tema. Construye un mapa conceptual utilizando estos
conceptos y algún otro que desees añadir. Recuerda que los conceptos deben
de relacionarse a través de palabras de enlace y que se organizan teniendo en
cuenta su carácter inclusor.
Teratógeno
Factores maternos
Adquirido
Malformaciones
Congénito
Periodo embrionario
Rubéola
Abortos
Agentes ambientales
Desarrollo fetal
Mutaciones genéticas
Patología prenatal
Diabetes
Ácido Valpróico
Factores externos
Blastocito
Tiempo de exposición
Defectos fisiológicos
Tabaco / Alcohol
FUENTES DOCUMENTALES
Bibliografía recomendada
Cruz, M. y Bosch, J. (1998). Atlas de Síndromes Pediátricos. Barcelona: Espaxs.
Bibliografía para ampliación
Jones, K.L. (1990). Atlas de Malformaciones Congénitas. Madrid Interamericana /
McGraw-Hill.
Rice, F.P. (1995). Desarrollo humano. Estudio del ciclo vital. México: Prentice-Hall
Hispanoamericana (2ª Ed.).
Cap. 3: Herencia, influencias ambientales y desarrollo prenatal (pp. 56-95).
Sadler, T.W. (2002). Embriología Médica: con orientación clínica / Langman. Madrid:
Panamericana (8ª Ed.).
CUESTIONES PARA LA VALORACIÓN DE LOS APRENDIZAJES
•
Indica algunos factores ambientales conocidos que puedan ser causantes de
una malformación congénita.
•
¿Qué recomendaciones generales se pueden dar para contribuir a potenciar
un buen desarrollo durante el embarazo?
•
¿Qué relación se puede establecer entre las diferentes etapas del desarrollo
intrauterino y los agentes teratógenos?
•
¿Qué razones han llevando a que en nuestro país y en otros países de su
entorno siga aumentando el interés por el estudio de la etiopatogenia de las
malformaciones congénitas?
•
Enumerar algunos factores que dificultan el estudio de los efectos
teratógenos sobre el individuo.
Descargar