Te enamoras de lo que inventas

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revista
DOMINGO, 23 SEPTIEMBRE 2007
L A VA N G U A R D I A
LA CONTRA
Eduard Punset
Divulgador
científico
VÍCTOR-M. AMELA
IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
Tengo 70 años y nací
en Barcelona, donde
vivo. Soy abogado,
economista, ex
político... y un curioso
especializado en la
comprensión pública
de la ciencia. Estoy
casado y tengo tres
hijas y cuatro nietas.
¿Ideas políticas? ¡El
método científico!
¿Dios? Si existe, se
manifiesta poco.
Ahora publico ‘El viaje
al amor’ (Destino)
VÍCTOR-M. AMELA
XAVIER GÓMEZ
“Te enamoras de
lo que inventas”
Viajar por
los afectos
Encuentro siempre a Punset
embebido en las más hondas
reflexiones. Le pregunto qué tal
está, y me suelta: “¿Qué razones
estrafalarias y antievolutivas nos
llevan a esta capacidad infinita
nuestra para hacernos
infelices?”. Toma ya. Esto es lo
que ocupa su mente ahora tras
publicar su último libro, ‘Viaje al
amor’ (Destino). La ciencia,
ahora, también investiga el amor.
Y Punset, que está al tanto, te lo
explica. Recoge y compendia lo
que los científicos están
descubriendo sobre el amor,
igual que hizo con el popular
‘Viaje a la felicidad’, su anterior
libro. Entre otras cosas, me
explica que quienes más plena
capacidad de amar tienen son
aquellos que no distinguen amor
y deseo. Vivimos marcados por
los afectos, y Punset enamora.
ÁLBUM
DE CROMOS
GUILLÉN
uántas veces se ha
enamorado en su vida?
–No más de cinco.
–¿Y cómo sabe uno
que está enamorado?
–Lo estás si eres incapaz de
encontrar un solo defecto en la
persona amada. El amor inhibe al
cerebro para percibir nada más.
–Del amor, ¿qué dice la ciencia?
–Qué nació hace 3.000 millones de
años, con la primera bacteria.
–¿Cómo fue la cosa?
–La bacteria lanzó un mensaje
químico de “¿hay alguien ahí?”,
aterrorizada de estar sola.
–¿Y quién había?
–Una espiroqueta, una célula que se
desplaza rápido: “Quédate conmigo,
espiroqueta, que juntos estaremos
mejor”, dijo la primera bacteria. En
fin, sucedió hace 3.000 millones de
años, lo mismo que hoy entre dos
personas en un ascensor.
–¿Se trata de no estar solo?
–Sí.
–¿Qué es el amor?
–Un instinto. El más primigenio de
todos, evolutivamente. El instinto de
fusión de un organismo con otro
para garantizar la supervivencia.
–¿Es lo mismo amor y sexo?
C
–Durante los primeros 2.000 millones
de años, era amor sin sexo. Hace 700
millones de años, aparece el sexo.
–Pero el amor fue primero.
–Sin el amor no habría vida. El amor
precedió al alma, a la conciencia, al
cerebro, a la inteligencia...
–Los animales, ¿aman?
–Claro. Y hay especies monógamas,
como el ratón de la pradera o el 70%
de los pájaros.
–¿Y los humanos no?
–Somos monógamos un rato. Cuatro,
cinco años... Tiempo necesario para
criar al bebé humano, indefenso.
–¿Amor equivale a felicidad?
–La neurobiología lo demuestra:
nadie es más feliz que una mente
enamorada (y correspondida).
–¿Amar y ser amado es felicidad?
–Sí. Un bebé que babea ante su
madre, un joven de 18 años
enamorado o un anciano de 80 años
enamorado, ¡tienen activados los
mismos circuitos neurales!
–¿El amor no tiene edad?
–No perdemos la capacidad de amar
cuanto envejecemos. Al revés:
¡envejecemos si dejamos de amar!
–¿Y qué pasa si no eres
correspondido, si te abandonan?
–El sentimiento de desamparo de un
adulto en tal caso es idéntico al de
un bebé desamparado. Se han
estudiado los circuitos neurales en
ambos casos, ¡y son idénticos!
–Pero el adulto tiene más recursos.
–No. No hay armas. No sirve hablar.
–¿Y por qué me enamoro de
fulanita y no de menganita?
–De modo inconsciente, sopesas si
ese otro individuo te conviene,
mides su grado de disponibilidad y
evalúas su capacidad de amor. ¡Una
tarea muy compleja!
–¿Y la belleza no interviene?
–Sí. Y es un factor menos cultural
que biológico: nos atraen los rostros
simétricos. Y los que nos resultan
más reconocibles, más familiares.
–El de mamá es el más familiar.
–Poca broma: hoy se sabe que el
bebé que ha recibido cariño, saldrá
al mundo confiado, será un adulto
con mayor capacidad para amar,
para explorar, para enamorarse.
–O sea, que vivirá una vida más
rica, más intensa.
–Por eso digo a muchas madres que
acaricien aún más a sus bebés...
Harán que sean más empáticos.
Porque la antítesis del amor no es el
odio: es el desprecio. ¡No hay peor
castigo para un ser humano que
sentir el rechazo de los demás!
–¿Hay personas incapaces de
amar?
–Los psicópatas: son incapaces de
empatizar.
–¿Aman igual hombres y mujeres?
–Si se refiere a la libido, es distinta
en hombres y mujeres. Para
entregarse al sexo, la mujer necesita
sentirse emocionalmente sosegada, a
gusto, sin nigún tipo de angustia. En
el hombre, en cambio, la excitación
sexual resulta más independiente de
la esfera emocional.
–¿Qué implicaciones evolutivas
tiene eso?
–Quizá el instinto del amor irá
extinguiéndose: la mujer necesita
menos al hombre cada día.
–¿Cómo se lleva con el amor la
inteligencia humana?
– Nuestra inteligenci es hija del
amor, hija del roce con el prójimo.
¡El mayor reto para el ser humano
ha sido su vecino! La relación social
nos ha hecho inteligentes.
–“Te enamoras del otro por lo que
no es, y te desenamoras por lo que
es”, dijo Gainsbourgh.
–¡Pues la ciencia hoy le corrobora!
Los neurólogos están descubriendo
que el cerebro decide en función de
lo que cree, no de lo que ve. Es decir,
que vemos el mundo según creemos
que hay que verlo.
–Nuestro cerebro, entonces, ¿está
inventando el mundo?
–Puede decirse que sí, que ves el
mundo en la medida en que lo
imaginas, y no puedes verlo de otro
modo. Inventas, sí, inventas a tu
amada. De algún modo, te enamoras
de una invención de tu cerebro.c
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