‘EL BUSCÓN’ Y LA PROSA DEL BARROCO B1D FRANCISCO DE QUEVEDO Cultivó la prosa satírica, política y moral. Hacia 1604 publica su primera obra en prosa de ficción: la novela picaresca titulada Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños. El Buscón es una novela “autobiografiada” en la que la humillación del personaje principal es continua, en lo que hoy se considera como un relato sobre superación de la pobreza, como el reflejo de la conducta inmoral de valor ante la lucha contra la diferencia de clases. La obra se divide en tres libros. El primero de ellos tiene siete capítulos. El segundo, seis. El tercero y último, diez. Es una obra escrita por Quevedo. En 1626 (fecha de publicación) la trama de la obra se describe como las sucesivas equivocaciones de un individuo, hijo de padres de dudosa moralidad, que ha sufrido castigos desde la infancia, bromas del peor gusto, ser grotesco y sin cultura que se cree capaz de llegar a ser caballero. El pícaro Pablos tiene como única esperanza marchar a las Indias. Aunque el mismo autor predice lo que el destino le deparará al afirma “… nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres”. Esta frase concluye la obra, imprimiéndole una de las principales características de la novela picaresca, el carácter moralizante. En 1605 El Sueño del Juicio narra la resurrección de los muertos, que responden de su vida. Es una sátira contra profesiones o estados sociales. En 1619 escribe la Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás, tratado político en el que expone una doctrina de buen gobierno, (propone una política exenta de intrigas y ajena a las malas influencias). Hacia 1636 concluye su última gran prosa satírica La hora de todos y la Fortuna con seso, inédita hasta 1650. En ella Júpiter le pide a la Fortuna que adjudique por una hora a cada uno lo que verdaderamente merece. Así se da la paradoja de que los médicos son en realidad verdugos, los ricos, pobres pero ladrones, y, en definitiva, se presencia una galería de tipos sociales, oficios y estados que es satirizada implacablemente. MATEO ALEMÁN Autor de la novela picaresca Guzmán de Alfarache, cuya primera parte fue editada en 1599, esta obra estableció el canon del género, alcanzó un éxito formidable en España y Europa, y fue conocida por como El pícaro de Alemán, en 1604 publicó en Lisboa la segunda parte de esta obra. El éxito europeo de su obra fue formidable; se tradujo casi de inmediato al italiano, al alemán, al francés, en dos años después se estampaba en Londres la versión inglesa de James Mabbe. El Guzmán es la obra más perfecta, representativa y arquetípica del género picaresco. El Guzmán fue madurada y escrita durante la época de la ascética y la mística renacentista. La narración de la vida pasada del pícaro no es lineal sino que se interrumpe con las reflexiones y moralizaciones del escritor. La vida de Guzmán es una sucesión de fracasos determinados por el pecado. El pícaro está inclinado al mal por el pecado original y esta situación durará hasta el final de los tiempos. Este determinismo tiene su contrapartida en la libertad del hombre. Guzmán muestra aún cierto respeto por lo clerical, falta en él la sátira clerical erasmista del Lazarillo. Ni lo amoroso ni lo heroico aparecen en la novela de Mateo Alemán. El amor como pasión le inspiró escaso entusiasmo, satiriza a la mujer y el matrimonio. Satiriza lo heroico anticipando el Barroco. BALTASAR GRACIÁN Escribió la novela más importante de la segunda mitad del s. XVII, El Criticón (novela filosófica escrita en forma de alegoría de la vida humana). La concepción pesimista sobre el hombre y el mundo predomina en sus primeras obras: El héroe (1637), El discreto (1646) y Oráculo manual y arte de prudencia (1647), en las que da consejos sobre la mejor manera de triunfar. En Agudeza y arte de ingenio (1648) teorizó acerca del valor del ingenio y sobre el establecimiento de relaciones insospechadas entre objetos aparentemente dispares MARÍA DE ZAYAS La primera parte de sus Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español está formada por diez novelas cortesanas en que analiza los estratos sociales superiores de su época. La segunda serie lleva el título de Novelas y saraos (Barcelona, 1647) y Parte segunda del Sarao y entretenimientos honestos (1649), reeditados bajo el título de Desengaños amorosos. Solo se diferencia de la primera en que aumenta la truculencia y escabrosidad de los argumentos. Compuso una comedia, La traición en la amistad. LUIS VÉLEZ DE GUEVARA Autor de El diablo Cojuelo con fin moralista; su fin es ofrecer una panorámica de la sociedad en todos sus niveles, lo que logra tomando además un gran valor documental agregado para la imaginería de la época. Algunas de sus obras son: El Conde don Pero Velez y don Sancho el Deseado; El hijo del águila; El cerco del Peñón de Vélez. El diablo cojuelo es, quizá, la obra más popular de Luis Vélez de Guevara. Desde su publicación en 1641, no ha hecho más que aumentar sus éxitos. Sus ediciones son innumerables, y entre sus traducciones, hay que destacar la de Le Sage (París, 1707), que más que una traducción es un arreglo, hecho con suma discreción y buen gusto pero con menos verdad y realismo que la original, y sobre todo, con mayor falsedad en los tipos y costumbres. En 1918 se publica la primera edición crítica de la mano de Francisco Rodríguez Marín. Un estudiante saca al diablo de la redoma en que un mago le había encerrado, y el diablo, agradecido, lleva a su libertador por los aires y va enseñándole uno por uno el interior de las casas, cuyos techos levanta como si se tratara de casas de juguete, y así pueden contemplar a sus habitantes en la mayor intimidad, tal como son, con todos sus vicios y cualidades. El argumento, por sí solo, ya es un hallazgo, y la exactitud y gracia en las descripciones no le van en zaga. La obra carece de unidad. Se halla dividida en 10 trancos, para simbolizar los saltos que realizan los dos protagonistas de un lugar a otro y ofrecer al lector una visión general de la sociedad de la época. El lenguaje de la obra resulta oscuro en ciertas ocasiones debido a su estilo rebuscado y culto. Su estilo es, principalmente, conceptista en la línea de autores contemporáneos como Baltasar Gracián. Gracias a la originalidad en el estilo y el ingenio del autor, la materia tratada pasa a un segundo plano. Se trata de una novela satírica y moral, por lo tanto, su principal objetivo es la crítica. Durante el siglo XVII, este tipo de escritos inundaron la literatura española como en el Guzmán de Alfarache, en las obras de Miguel de Cervantes, de Francisco de Quevedo, etc. En este caso, la obra satiriza a la sociedad de la época. Mediante la contemplación de las casas de la sociedad española el autor pretende mostrar la verdadera faceta de cada clase y sus costumbres. Es un tema muy recurrido durante el Barroco español, debido al concepto del desengaño tan cultivado y que causaba tanta preocupación entre los autores del momento.