q.{Ka cpá~bta áeL ':Diario €6pirituaL áe earlo6 euadra cpa6o6 "Procuraré penetrar, para seguir las lecciones del predicador, en lo profundo de mi ser, examinar mi conciencia, y si me asis±e la gracia, también procuraré penetrar en Jesucristo, para comprenderle o por lo menos para sentirle. Después, si logro siquiera una aproximación, el fruto es±ará en iodo lo que pueda ajus±ar mi conducía al Modelo Sublime. Me llena de pavor la dis±ancia que debo recorrer en ascenso desde la bajura de mi ser de pecador, has±a la al±ura infinifa de Cris±o. Pero puede El en su grande misericordia bajar has±a mí y conducirme. Para ello, ya dió la mues±ra al bajar un día al mundo para buscar nada menos que la Cruz, para redimirme". "Todo el día de hoy ha girado alrededor del ±ema: la salvación del alma. Es cosa indudable que cons±i±uye el mayor de los negocios del hombre. Nada ganas con iodo el mundo y sus placeres y riquezas, si pierdes ±u alma. Cris±o lo dijo y la razón me lo confirma. Sin embargo ese negocio magno nunca ha sido el de mis mayores preocupaciones, duran±e el ±rajín ordinario de mis actividades. Con frecuencia lo olvido, y muchas veces lo he subordinado a o±ros de suyo transi±orios y limitados como nli vida. He leído en San Agus±ín pensamientos muy profundos a es±e respec±o, escri±os en sus Confesiones. Me parece que la causa de es±e desvío es±á en la fal±a de firmeza en la fé. La inteligencia, pobre, escasa, frágil, an±e la fal±a de cer±eza material, vacila, se debilita en su creer, y entonces la razón dominada por esa cer±eza ma±erial de afros negocios, que ±oca de bul±o, les da una vil preferencia. Por ello en las grandes edades, plenas de fé, florece la sanfidad; porque domina el espíritu que no se satisface con las maferialidades de la vida, y ansía por ·algo mayor en intensidad, por algo que sea perdurable''. "Yo pido a Dios fé y más fé. Sen±ado en esa rama firme, quiero ver a mi pájaro solitario; para poder pensar en el gran negocio, que ±an±o he olvidado en el curso somero de mi vida". ''Poco a poco el hilo de agua fresca iba calmando mi espíritu. Sen±í una suavidad, una propensión a reflexionar, un deseo de lo sublime, y una aspiración ul±ra±errena, que francamente fueron novedad en mi espíri±u, que nunca se había logrado levantar sobre las cosas ±errenas sino en cor±ísimos vuelos. La vida de ejerci±an±e se me fue haciendo cada vez más agradable. Todo lo sen±í fácil. Guardé el silencio, y la reconcentración me vino sola. Qué gran verdad es lo que dice Mae±erlinck y repi±e Pemán, que el sol del silencio madura los fru±os del alma. Algunas veces salí de mí mismo para contemplar en los rostros de mis compañeros de ejercicios las huellas de los mismos sen±ires, que se iban elaborando en mi corazón".