Las Misiones Coloniales como Patrimonio Tradicional

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Las Misiones Coloniales como Patrimonio Tradicional
Una misión fue mucho más que un templo edificado; era una institución colonial de gran
importancia por todo el Imperio Español durante los siglos XVI al XVIII. Junto con el
presidio, el real de minas y la hacienda agropecuaria, la misión era uno de los sistemas
empleados por los españoles para extender sus territorios y consolidar sus colonias. En el
Virreinato, la misión fue uno de los puestos más importantes para la fundación de los
pueblos.
España había aprendido en los 250 años de su aventura colonial, que la misión ofrecía una
de las formas más económicas de hacer un asentamiento en nuevo territorio. Una misión
resultaba barata de instalar y una vez establecida ésta se convertía en autosuficiente, es
decir, que se abastecía para sí misma con el trabajo de los indígenas.
La primera cruzada de evangelización en el actual territorio del Estado de Chihuahua
estuvo a cargo de sacerdotes Diocesanos y el apoyo de dos órdenes religiosas: La
Compañía de Jesús, conocida como los Jesuitas, y los franciscanos, de la llamada Orden de
San Francisco de Asís. Ambos fueron causantes de la fundación de muchos de nuestros
pueblos y de la educación de sus habitantes.
El Patrimonio Tradicional ocupa un privilegiado lugar en el afecto y cariño de todos
los pueblos. Aparece como un característico y atractivo resultado de la sociedad. Se
muestra aparentemente irregular y sin embargo ordenado. Es utilitario y al mismo
tiempo posee interés y belleza. Es un lugar de vida contemporánea y a su vez, una
remembranza de la historia de la sociedad. Es tanto el trabajo del hombre como
creación del tiempo. Sería muy digno para la memoria de la humanidad si se tuviera
cuidado en conservar esa tradicional armonía que constituye la referencia de su
propia existencia.
El Patrimonio Tradicional o Vernáculo construido es la expresión fundamental de la
identidad de una comunidad, de sus relaciones con el territorio y al mismo tiempo,
la expresión de la diversidad cultural del mundo.
Las misiones como Patrimonio Vernáculo construido constituye el modo natural y
tradicional en que las comunidades han producido su propio hábitat. Forma parte de
un proceso continuo, que incluye cambios necesarios y una continua adaptación
como respuesta a los requerimientos sociales y ambientales. La continuidad de esa
tradición se ve amenazada en todo el mundo por las fuerzas de la homogeneización
cultural y arquitectónica. Cómo esas fuerzas pueden ser controladas es el problema
fundamental que debe ser resuelto por las distintas comunidades, así como por los
gobiernos, planificadores y por grupos multidisciplinarios de especialistas. (1)
Debido a esa homogeneización de la cultura y a la globalización socio-económica,
las estructuras vernáculas son, en todo el mundo, extremadamente vulnerables y se
enfrentan a serios problemas de equilibrio interno e integración.
El entorno de las misiones ha sido determinante en cuanto a sistemas constructivos y
manejo de los materiales. Sabiamente, estos constructores aprendieron de lo que la
naturaleza les otorgaba, mirando alrededor y transformando los recursos del mismo sitio en
materiales de construcción. Así, a medida que se identifican los diferentes climas y
regiones, se reconoce el porqué del uso de esos elementos.
A lo largo de la geografía del Estado de Chihuahua se ha encontrado con mayor profusión
que los materiales responden a su propio clima y región. Aunque hay excepciones en cada
caso, es posible que antes de las transformaciones sufridas, estas similitudes eran mucho
más obvias.
Como ejemplo basta anotar que gran parte del Estado se caracteriza por tener un clima
muy extremoso. Nuestros antepasados aprendieron que la tierra en adobes y techos es el
mejor elemento de defensa a ese clima.
En las montañas de las serranías es evidente la gran cantidad de piedras de corte, material
empleado en la construcción de muchas misiones por allí; y las zonas bajas de barrancas se
caracterizan por su tierra roja arcillosa, de la que se han hecho los mejores ladrillos
cocidos, resistentes en muros y bóvedas.
La combinación de los materiales antes mencionados dio como resultado la construcción de
magnificas joyas arquitectónicas y edificios de enorme sencillez pero no menos valor
artístico e histórico. Por todo esto las misiones se ubican en el ámbito de patrimonio
tradicional, esos rasgos pueden ser reconocidos por:
a) Un modo de construir emanado de la propia comunidad.
b) Un reconocible carácter local o regional ligado al territorio.
c) Coherencia de estilo, forma y apariencia, así como el uso de tipos arquitectónicos
tradicionalmente establecidos.
d) Sabiduría tradicional en el diseño y en la construcción, que es trasmitida de
manera informal.
e) Una respuesta directa a los requerimientos funcionales, sociales y ambientales.
f) La aplicación de sistemas, oficios y técnicas tradicionales de construcción.
El éxito en la apreciación y protección del patrimonio vernáculo depende del
soporte de la comunidad, de la continuidad de uso y su mantenimiento.
Gobiernos, autoridades y sociedad civil deben reconocer el derecho de todas las
comunidades a mantener sus edificios tradicionales y a protegerlos a través de todos
los medios posibles, tanto legales como administrativos y financieros y legarlo a las
generaciones futuras.
Arq. Wendy Gabriela Suárez Tena.
Misiones Coloniales de Chihuahua, A.C.
(1) CARTA DEL PATRIMONIO VERNÁCULO CONSTRUIDO (Ratificada por la 12 Asamblea General
del ICOMOS celebrada en México en Octubre de 1999)
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