Las Misiones Coloniales de Chihuahua: Un patrimonio invaluable Cuando se habla del patrimonio histórico, artístico y cultural de la República Mexicana comúnmente se piensa en estados como Puebla, Querétaro, Michoacán, Jalisco o más al norte Zacatecas, podría mencionar todos los estados de la República pero posiblemente el último nombre que se mencionaría sería el de Chihuahua, ya que siempre se le ha comparado con estos lugares, calificándolo como un estado pobre en patrimonio histórico, sin tomar en cuenta que el legado colonial existente se dio bajo circunstancias menos favorables: una enorme extensión territorial con desierto al norte, extensas llanuras al centro delimitadas por suroeste en diagonal con las cordilleras de la Sierra Madre Occidental, conocida como la Sierra Tarahumara donde aún acceder y recorrer sus caminos requiere de tiempo y paciencia, clima extremoso con temperaturas que registran desde los menos diez a los cuarenta y seis grados centígrados, escasez de agua. Así como la lejanía con la capital de la Nueva España, lejos de los centros de arte, de talleres agremiados, siendo difícil que maestros escultores, pintores y arquitectos asentados en esas hermosas y fructíferas ciudades del centro dejaran comodidades para asentarse en pueblos sobrios, fríos, donde la obtención de los alimentos costaba un doble esfuerzo. Estos factores entre otros hacen que el legado colonial chihuahuense sea un patrimonio invaluable e incomparable, siendo el propósito de este artículo el de lograr su reconocimiento como tal. Durante la época colonial sacerdotes franciscanos, jesuitas, dominicos y diocesanos fueron enviados a las tierras norteñas de lo que hoy consideramos el suroeste de los Estados Unidos y los estados del norte de México, para evangelizar a los nativos de la región mediante la edificación de templos y la formación de sociedades alrededor de ellos, para que de ésta forma se estableciera el dominio español; el cuál se iba desarrollando conforme los descubrimientos de minas y de tierras benévolas permitían el éxito de dicho asentamiento. Este sistema de conquista, por llamarlo así, era la misión. Aunque las ordenanzas de fundación fueron generales para toda la Nueva España, es notorio encontrar diferencias en el emplazamiento y en el desarrollo de oficios dependiendo de la orden a la que pertenecían los misioneros y de la propia idiosincrasia de la etnia a evangelizar, por ejemplo, Tomás de Guadalajara y José Tardá en el informe de 1675 describen lo difícil que era lograr que los Raramuri o Tarahumaras se congregaran en pueblos “ .. tratamos reducirlos a un sitio y a una iglesia, aunque están diseminados de 7 a 8 leguas”(1). Ésta descripción sigue siendo valida después de 300 años. Las misiones estaban organizadas por partidos con una cabecera y de tres a cinco misiones de visita. El inicio del sistema misional en Chihuahua fue a partir del descubrimiento de dos minas: en 1567 el mineral de Santa Bárbara, ubicado en el suroeste del estado de donde unas décadas mas tarde Juan de Oñate partió para fundar Nuevo México, y la mina de Chínipas descubierta la beta en 1589 por exploradores que cruzaron la sierra de Sinaloa saliendo de Culiacán. Las primeras misiones fueron establecidas por los seguidores de San Francisco de Asís en la región de Santa Bárbara, logrando importantes asentamientos de colonos en el valle de San Bartolomé, (Valle de Allende) y San José del Parral. Éstos fundaron misiones en las llanuras y a lo largo del camino real de tierra adentro el cuál comunicaba a Santa Fe, mientras que la Compañía de Jesús las estableció sobre la Sierra Madre Occidental, dividida en tres regiones: Tarahumara Baja o Antigua, Tarahumara Alta o Nueva y Chínipas que en realidad pertenecía a la Provincia de Sinaloa y Sonora. El primer asentamiento Jesuita fue en 1607 en San Pablo de Tepehuanes (Balleza). Aunque muchas rebeliones de Tarahumaras, Tepehuanes, Pimas y Guarojíos destruyeron el fruto de muchos esfuerzos, logrando algunas veces el asentamiento de las misión 10 a 20 años después de su fecha de fundación, se puede decir que a partir de San Pablo fueron estableciendo misiones y contactos por toda las faldas de la sierra hasta llegar a la conocida Babícora y posteriormente hacia el interior. Otros “Ropas Negras” accedían por las sierra de Sonora para trabajar en la región de Chínipas. Los jesuitas fundaron en un período de 160 años mas de cien misiones en toda ésta región hasta que fueron expulsados en 1767, debido a que se convirtieron en una verdadera amenaza para la economía y organización de la corona dado a su eficiente sistema de autosuficiencia y a que su obediencia sólo se acataba al Papa y no al Rey. La mayoría de sus misiones fueron retomadas por los franciscanos del Colegio de Guadalupe de Zacatecas, viniendo algunos de las misiones de Texas, y otras fueron secularizadas por el arzobispado de Durango. Aún y con todas las dificultades que ésta región presentó para los misioneros, se fundaron 168 misiones en lo que hoy es Chihuahua, siendo éste el mayor número de misiones albergadas en un mismo estado tanto de la República Mexicana como de los Estados Unidos. Muchas de éstas ahora son cabeceras municipales y otras se quedaron en pequeños pueblos y rancherías de indígenas o mestizos y en algunos casos se da la congregación de ambos viviendo aisladamente pero compartiendo el culto al templo. La misión continúa siendo el principal centro de reunión donde se celebran tradiciones religiosas y sociales, como es en el caso de la semana santa cuando bailan los matachines o donde el sirime (gobernador) convoca a su gente, o bien los domingos aún sin la presencia de un sacerdote, mestizos o Tarahumaras entran y salen del templo congregándose finalmente en el atrio. Esto hace que las misiones no sólo tengan importancia histórica y artística sino son un patrimonio cultural vivo. La arquitectura responde al clima y a los materiales regionales, por ejemplo, sobre las llanuras y faldas de la sierra son de adobe, en la zona montañosa son de piedra con techos de tejamanil o canoas sustituidos muchos ahora por lamina y en la zona de la barranca es común encontrar muros y bóvedas de ladrillos cocidos por la presencia de arcilla roja. En aquellas misiones que fueron asentadas cerca de zonas mineras o aquellas que fueron asignadas como cabeceras de partido, su sistema constructivo es mas complejo, con ricas decoraciones en los muros, retablos, esculturas y pinturas de caballete, sin embargo en todas hay presencia de obras de “buena mano” o “popular” que puede ser clasificada en varios niveles de acuerdo a características visuales y técnicas de manufactura: desde aquella que imita y trata de ser confundida con la ibérica hasta la simple en que el único interés del artista fue la obtención de una imagen de adoración y no su aspecto estético. Desafortunadamente las misiones por muchas décadas estuvieron constantemente amenazadas por la ausencia de medidas de seguridad propiciando el saqueo, falta de conciencia en la valoración al patrimonio histórico, cultural y artístico, ausencia de comunicación entre instituciones de gobierno, sacerdotes y las comunidades causando intervenciones inadecuadas aunque bien intencionadas. Sin embargo a partir de enero de 2001 surgió la asociación civil Misiones Coloniales de Chihuahua, integrada por empresarios chihuahuenses con el fin de impulsar un proyecto integral llamado “ Una Misión para Chihuahua: Sus Misiones Coloniales” con la colaboración continua y activa del Gobierno del Estado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia , la Iglesia Católica, comunidades locales, instituciones educativas y organizaciones nacionales e internacionales, tales como el Smithsonian Institution y México-Norte Red de Investigación y Educación A.C. El objetivo es establecer la seguridad, promover la investigación y la difusión de las misiones, así como restaurar y preservar el patrimonio mueble e inmueble de estos templos coloniales; teniendo como principal interés el dar las herramientas y conocimientos a las comunidades que tienen el privilegio de vivir este patrimonio mediante talleres prácticos, con el fin de lograr rescatar las técnicas constructivas tradicionales, inculcar la valoración y respeto al patrimonio, y ofrecer una nueva alternativa económica y de vida mediante el impulso de rutas turísticas rurales. Dentro del proyecto integral se están realizando tres importantes proyectos específicos de investigación y conservación: “Imaginería de Las Californias” impulsado por el Smithsonian Center for Materials Research and Education (SCMRE) el cuál pretende determinar la procedencia de las esculturas coloniales albergadas en las misiones del suroeste de los Estados Unidos y del norte de México mediante el análisis químico y técnico de los materiales de manufactura, estableciendo similitudes y diferencias bajo la clasificación visual realizada en las esculturas de Chihuahua. Éste estudio aportará una valiosa información al anonimato de la escultura virreinal y a las técnicas artísticas de la colonia, así como datos significativos para el conocimiento del desarrollo del sistema misional en toda ésta región. El segundo proyecto, “Una Misión para Chihuahua: Misión de Santa María de Cuevas”, ubicada a dos horas de la ciudad de Chihuahua. Allí se alberga un hermoso entablamento superior (plafón) de 1700 policromado con ocho símbolos marianos al centro, rodeándolos ricos ramajes de flores espejeados, así como pintura mural figurativa en los muros, siendo un ejemplo único en el norte del país. Gracias a la beca otorgada por la fundación J.Paul Getty en un período de un año se realizará el estudio del estado de conservación y el análisis de la pintura, materiales de construcción y calas arqueológicas para establecer criterios y procesos de restauración. También se obtuvo una beca del Fondo para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de CONACULTA para los trabajos preventivos. El tercer proyecto específico, “Una Misión para Chihuahua: 50 Misiones Coloniales” fue impulsado gracias al entusiasmo del C.P Patricio Martínez García el cual tiene el objetivo de realizar trabajos de preservación en 50 templos coloniales ubicados en 28 municipios del Estado. Impartiendo conjuntamente talleres técnicos y culturales a las comunidades con el fin de rescatar las técnicas constructivas y tradiciones culturales con el fin de crear autoempleo. El establecimiento del sistema misional en Chihuahua requirió de un gran esfuerzo de misioneros y nativos de la región siendo sin duda el mismo que tendrá que ejercerse para lograr su conservación. Para ello es necesario que los poderes públicos, el sector privado y la sociedad civil en su conjunto tomen conciencia de que el Patrimonio Cultural no es sólo el testimonio del pasado, sino también un factor de desarrollo. BIBLIOGRAFÍA Luis González Rodríguez, Tarahumara La Sierra y el Hombre, Segunda edición Editorial Camino S.A de C.V. Chihuahua, Chih 1994 Arq. Wendy Suárez, Conservemos las Misiones de la Sierra Tarahumara, manual de conservación Tesis Instituto Superior de Arquitectura y Diseño de Chihuahua, A.C. Chihuahua, Chih.1999 . Lic. Karla Muñoz Alcocer Restauradora de obras de arte, investigadora y coordinadora del proyecto Imaginería de Las Californias del Smithsonian Center For Materials Research and Education y Directora de la Asociación Civil Misiones Coloniales de Chihuahua. Teléfonos y correo electrónico Washington D.C.301 238 37 00 x 177 Chihuahua 614 424 02 25 munozk@scmre.si.edu o kmunoza@aol.com