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Heterogeneidad e Inestabilidad: Otra Perspectiva del Suburbio
Japonés
Chikako Mori
Hitotsubashi University, Japan
Date of publication: October 1st, 2015
Edition period: October 2015- April 2016
To cite this article: Mori, C. (2015). Heterogeneidad e Inestabilidad: Otra
Perspectiva del Suburbio Japonés. Scientific Journal on Intercultural
Studies, Vol. 1, 54-71. doi: 10.17583/recei.2015.1217
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RECEI - Scientific Journal on Intercultural Studies Vol. 1 No. 1
October 2015 pp. 54- 71
Heterogeneity and Instability:
Another View of Japanese
Suburbs
Chikako Mori
Hitotsubashi University
Abstract
The emergence of critical discussion of factors of Japanese suburbs (aging, juvenile
delinquency, absence of local identity, among others) has not made inroads into the
myth of a homogeneous space populated by non-foreign residents from the middle
class. However, with the arrival of the “precariat,” driven out of the city center by
gentrification, a new face of the suburbs has appeared.
One of most relevant debate is the public housing for insecure populations (old
people living alone, people with disabilities, single-parent households) and housing
purchased by companies for their temporary workers, including unstable migrants,
make it a space of exclusion characterized by heterogeneity and instability in which
the whole range of “wasted lives” is concentrated. Using a survey conducted in the
Nagoya area, this study attempts to describe and analyze those changes.
Keywords: suburbs, public housing, migrant workers, local community, neoliberalism
2015 Hipatia Press
ISSN: 2014-900X
DOI: 10.17583/recei.2015.1217
RECEI - Scientific Journal on Intercultural Studies Vol. 1 No. 1
October 2015 pp. 54-71
Heterogeneidad e
Inestabilidad: Otra Perspectiva
del Suburbio Japonés
Chikako Mori
Hitotsubashi University
Resumen
La aparición en la comunidad científica de un análisis crítico sobre el suburbio
japonés (relativa al envejecimiento, la delincuencia juvenil, la ausencia de identidad
local, entre otros temas) no ha repercutido sobre el mito existente de un espacio
homogéneo que está poblado por residentes no extranjeros de clase media. Sin
embargo, con la instalación del "precariado", expulsado de la ciudad por la
gentrificación, emerge una nueva cara de los suburbios.
El debate más fuerte gira en torno a la vivienda social para población en riesgo de
exclusión (especialmente personas mayores que viven solas, personas con
discapacidad o familias monoparentales) o vivienda comprada por empresas para
sus trabajadores temporales incluido la población extranjera y precaria que
conforman un espacio de exclusión caracterizado por la heterogeneidad y la
inestabilidad donde se concentra toda la gama de "vidas desperdiciadas". Basado en
una encuesta realizada en el área de Nagoya este documento tratará de describir y
analizar esta transformación.
Palabras clave: suburbio, vivienda pública, trabajador migrante, comunidad local,
neo-liberalismo
2015 Hipatia Press
ISSN: 2014-900X
DOI: 10. 17583/recei.2015.1217
56 Mori –Suburbio Japonés
L
os suburbios japoneses han sido objeto de muchos estudios
sociológicos, sobre todo desde la década de 1990 (Oba, 1993;
Miura, 1995; Nishizawa, 2000, Wakabayashi, Yamada, Ushida,
Miura, Oda, 2000; Wakabayashi, 2007). Al principio, los autores de estos
estudios describen el suburbio japonés como lugar de residencia de la clase
media, a veces simplemente como "ciudades dormitorio" o incluso un lugar
adecuado donde las personas pueden ver realizado su sueño de tener su
propia vivienda.
Sin embargo, en la última década, hemos sido testigos de un cambio de
paradigma que nos conduce a una imagen mucho menos positiva (Miura,
2004). El suburbio japonés ha experimentado una fuerte transformación
respecto a sus inicios. Así, el primer suburbio japonés construido a inicios
del siglo XX fue chic. A continuación, en los años 50, se da un desarrollo
importante de este modelo de barrios siguiendo el ejemplo americano y que
se dirige fundamentalmente a las clases medias. Finalmente, en los últimos
decenios este suburbio ha sufrido otra transformación mayor, concentrando
en el a la población más fragilizada.
Debemos enmarcar esta transformación urbanística bajo la cuestión
demográfica que mantiene rasgos locales y también a escala mundial.
Destacamos cuatro factores de gran relevancia. En primer lugar hemos de
tener en cuenta el cambio relativo al envejecimiento de la población
residente en la periferia. En este sentido, en los suburbios de Tokio, uno de
cada dos habitantes es como mínimo mayor de 65 años de edad. En
segundo lugar, se ha de tener en cuenta la disminución de población. Por
ejemplo el caso de Hatoyama es ilustrativo de esta situación. Se trata de una
nueva ciudad a 80 minutos del centro de Tokio en tren la cual ha perdido la
mitad de su población entre el 1995-2005 (Langner & Endlicher, 2008). Y
en tercer lugar, problemas de juventud (Oba, 1997) como por ejemplo la
existencia de redes de colegialas que ejercen la prostitución mediante el uso
de líneas de chat telefónicas (Miyadai, 1997).
A todo lo mencionado anteriormente, relativo a cambios urbanos y
demográficos hay un aspecto que es poco cuestionado pero que tiene un
gran poder explicativo respecto a la transformación de dichos barrios. Nos
referimos al mito de la homogeneidad: es decir, en el imaginario colectivo
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se considera que el barrio continua comprendiendo fundamentalmente
residentes japoneses de clase media (Azuma & Kitada, 2007). Esta
descripción contiene una doble premisa falsa sobre la homogeneidad. En
primer lugar, supone que no hay diversidad social o étnica en los suburbios,
como si todos los residentes fueran nativos japoneses. Y en segundo lugar,
considera que el perfil socioeconómico se refiere a la clase media y por
tanto sus habitantes tienen trabajo y cierto nivel de estabilidad económica
(OECD, 2014).
No obstante, cuando se realiza un análisis más detallado, la realidad se
revela mucho más compleja. Partimos de la hipótesis que las periferias
japonesas en nuestros días reflejan una fisonomía totalmente distinta a la
del momento de su nacimiento (Oda, 1997). De hecho, actualmente, están
marcadas por la inestabilidad y la heterogeneidad (Chikako, 2013). En este
sentido, la transformación acaecida en la periferia japonesa dibuja una
suerte de suburbio más próximo al modelo francés que a las ciudades jardín
chic.
¿Podría entonces el caso francés ayudarnos a entender la situación
japonesa? Y es que, de forma creciente, encontramos en estas periferias
japonesas de grandes ciudades una concentración de población extranjera.
En una encuesta realizada por el ministerio de transporte y del territorio, 29
departamentos japoneses sobre 47 están caracterizados por una fuerte
presencia migratoria, y de entre estas algunas cuentan con el mismo número
o incluso superior de población extranjera que nativa (Inaba, 2008).
Analizaremos a lo largo del presente artículo las características de estos
barrios y los motivos de este proceso de cambio demográfico en los últimos
decenios, para entender los retos a los que debe enfrentarse el gobierno
japonés en la gestión del espacio público.
Los Suburbios: Un Fenómeno Local y Global
Es necesario tener en cuenta en esta comprensión de las nuevas
características del suburbio japonés su conexión con un proceso globalizado
que atañe a las ciudades (Calhoun & Wieviorka, 2013), como es el
urbanismo Neoliberal o el proceso de gentrificación del centro de la ciudad.
Se trata de mostrar como la transformación actual del paisaje suburbano
japonés debe ser analizado como un “fenómeno social total”.
58 Mori –Suburbio Japonés
En definitiva, debemos preguntarnos por la naturaleza de esta
heterogeneidad e inestabilidad que caracteriza a los suburbios japoneses en
nuestros días. Para responder a esta pregunta, pondremos especial atención
sobre el caso de Toyota, un suburbio de Nagoya, en el municipio de Aichi.
En éste los residentes extranjeros, mayoritariamente brasileños, representan
el 45% de los residentes (Inaba, 2008). Así por ejemplo, cuando nos
detenemos sobre el sistema educativo de este distrito, se puede observar una
importante presencia de población extranjera.
Debemos aclarar como los datos que se presentan en el presente artículo
proceden, además de fuentes secundarias oficiales y de la literatura
científica especializada, proceden de una encuesta realizada durante el 2012
en el área de Nagoya. Estos datos nos permiten, a través del ejemplo de
dicho distrito, analizar el proceso de transformación acaecido en las
periferias de muchas ciudades japonesas.
Heterogeneidad: Un Aumento del Número de Extranjeros y de las
Consecuencias Sociales Resultantes
En la ciudad de Toyota y municipio de Aichi, la población extranjera ha
aumentado de manera espectacular desde 1990. El municipio de Aichi
ocupa el segundo lugar más poblado después de Tokio en número de
extranjeros (222.184, aproximadamente el 3% de la población). Esta
situación se enmarca en un estadio avanzado del proceso de globalización
económica actual, donde se produce bienes más rentables cuando se recurre
a la mano de obra flexible y de bajo costo. Actualmente, los suburbios
japoneses se encuentran en este contexto (Nishizawa, 2000).
En el municipio de Aichi, la comunidad brasilera es la mayor
comunidad
extranjera
(aproximadamente
80.000),
concentrada
principalmente en las zonas industriales periféricas como Toyota. Aquí, se
encuentran un gran número de fábricas de automóviles. El proceso de
cambio demográfico ha sido acelerado. En consecuencia, si bien en 1988 la
ciudad de Toyota tenía aproximadamente 2.000 extranjeros (y sólo 96
brasileños) en nuestros días, más de 25 años más tarde, la cifra supera a los
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16.000 extranjeros (4% de la población total) siendo la comunidad brasileña
la más relevante (la mitad de ellos).
Este proceso de movilidad de población acelerado no siempre ha ido
acompañado de la transformación urbanística necesaria ni por la adecuación
de servicios sociales a la población existente. Actualmente, estos
trabajadores extranjeros viven en dos tipos de vivienda. Uno de ellos se
refiere al parque de vivienda pública. El otro son unidades de vivienda
semi-públicas utilizadas como dormitorios para trabajadores migrantes.
En Homigaoka, un distrito en Toyota, podemos observar ambos tipos de
vivienda. En este distrito se ha producido en los últimos años un aumento
de la presencia de población extranjera. Sin embargo, este crecimiento no
se explica únicamente al fenómeno global de las migraciones, donde Japón
es un destino migratorio. Para poder realizar un análisis del cambio que ha
tenido lugar en distritos como el de Homigaoka debemos prestar atención a
las políticas sociales de vivienda que también han experimentado una serie
de reformas en estos años.
Tras la legislación de los años 50, el estado japonés llevó a cabo la
construcción intensiva de vivienda pública concentrada en barrios para dar
respuestas a las necesidades post-guerra. Dos decenios más tarde la
prioridad de la política de vivienda pública se concentra en la gestión de
este parque de equipamiento público. De hecho, gracias al crecimiento
económico en los años 80 se había producido un exceso de vivienda pública
dado que una parte de la clase media emergente que la ocupaba se ha
trasladado hacia la vivienda privada. Para ocupar por tanto toda esta bolsa
de vivienda pública que ha quedado vacía, en los años 90 el gobierno
japonés equipara las condiciones de acceso entre nativos y extranjeros. Ello
provoca una entrada rápida de población extranjera en estos equipamientos.
Actualmente, en Toyota hay 25 equipamientos de vivienda pública y 18
de viviendas semi-públicas gestionados por la Agencia de Renacimiento
Urbano (en adelante UR), un ex corporación pública que se especializa en
la vivienda. Hay que señalar que este distrito se encuentra localizado en una
zona mal comunicada en cuanto al transporte público (de media unos 40 a
45 minutos a pie de las estaciones de tren más cercanas) y con pocos
servicios, con población envejecida y además con edificios de más de 40
60 Mori –Suburbio Japonés
años, lo cual su deterioro se ve acelerado dado que nos encontramos en un
país sísmico de alto nivel.
Cada vez menos población japonesa prefiere vivir en este tipo de
viviendas públicas y por tanto aquellas familias que tienen la posibilidad
económica de cambiar se trasladan al parque privado de viviendas fuera del
barrio. Como consecuencia, hoy en día, más de 4.000 extranjeros (en su
mayoría brasileños) viven en este distrito, llegando a representar la mitad de
su población. Su afluencia ha llevado al desarrollo de empresas y servicios
específicos que atraen aún más los extranjeros que viven en estos complejos
de vivienda pública (Oba, 1993).
La población extranjera a menudo no puede optar por la vivienda
privada dado los elevados precios existentes o condiciones económicas de
alquiler muy severas, llevándoles a aceptar vivienda del parque público en
zonas degradadas. Existen también otros motivos que los empujan a
vivienda más deteriorada. Uno de ellos es la existencia de la discriminación
racial que algunas agencias o propietarios de viviendas privadas llevan a
cabo. Pero también existen complejos procesos administrativos para
acceder a la vivienda privada lo cual desincentiva a la población extranjera
– entre otras condiciones, conseguir un aval japonés, tener competencias
lingüística o conocimientos de la cultura japonesa – (Mori, 2013).
En consecuencia, la política de vivienda japonesa ha acelerado el
proceso de transformación demográfica en numerosos barrios. Este cambio
que se ha producido no ha estado bien gestionado por la administración, lo
cual ha desencadenado en numerosos problemas de convivencia en la
comunidad local de vecinos. De entre estos, se han producido conflictos
muy graves entre los residentes japoneses y brasileños como por ejemplo el
asesinato de un adolescente brasileño de 14 años linchado por un grupo de
jóvenes japoneses, o bien episodios de confrontación entre grupos de
extranjeros y la extrema derecha en 1999.
Situaciones que inicialmente no tienen gran relevancia se magnifican.
Así por ejemplo la población japonesa acusa a la población extranjera de
ruido, de falta de respeto de normas comunitarias como las basuras, la
sobreocupación de viviendas, aparcamiento ilegal, no escolarización del
alumnado, no participación en el comité de autogestión de residentes,
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dificultades lingüísticas, etc. En definitiva, se trata de la “falta de
integración”, del desconocimiento de la cultura japonesa y de la diferencia
cultural de la población extranjera, tres componentes identificados como
problemáticos para la sociedad local. Una situación que por otro lado se
asemeja a procesos ya vividos por sociedades de acogida con una tradición
migratoria más antigua (Sayad, 2006).
Resultado de esta transformación sociodemográfica, un porcentaje
elevado de familias japonesas se han marchado del distrito, de hecho la
población japonesa ha disminuido un 25% en los últimos cinco años. En
consecuencia, este tipo de distritos se estigmatizan progresivamente. De
aquí que la progresiva segregación urbana que se deriva de este proceso
viene acompañada a menudo de un aumento de actos racistas y de
discriminación como lo han demostrado Portes & Sensenbrenner en
Estados Unidos (1993).
La única población japonesa que sigue viviendo en este complejo de
viviendas públicas es aquella que no tiene otra opción. Nos referimos
fundamentalmente a población anciana con ingresos muy bajos que vive
sola, personas con discapacidades físicas o mentales, madres solteras o
víctimas de la violencia doméstica, entre otros perfiles. Sin embargo,
Homigaoka no es un caso aislado. Lejos de ser una excepción es un
ejemplo. En varios otros suburbios, lejos del centro de la ciudad, podemos
observar zonas de vivienda pública que se enfrentan al mismo problema.
Esta tendencia indica que los complejos de vivienda pública japonesas se
están caracterizando por una concentración de dificultades socioeconómicas, y por lo tanto se convierten en áreas altamente estigmatizadas
(Inaba, 2008).
Inestabilidad: Centros de Empleo Precario y Flexibilidad Espacial
Forzada
En estas periferias, se puede identificar la existencia de desigualdades, no
sólo en materia de vivienda pública, sino también en las viviendas de
trabajadores con contratos temporales. En 1990, la corporación de vivienda
del gobierno central fue privatizada como resultado de la reforma
administrativa y se convirtió en la UR. Como empresa privatizada, la UR
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ha tenido que gestionar este parque de viviendas y reducir su déficit. Por lo
tanto, decidió ceder sus apartamentos más antiguos a empresas y no a
individuos. Estas empresas (a menudo las agencias que organizan empleo
temporal) comenzaron a subarrendar estas viviendas como dormitorios para
los trabajadores extranjeros.
Sin embargo, en la "lógica" económica que predomina hoy en día, los
trabajadores extranjeros empleados en trabajos temporales sufren una fuerte
inestabilidad laboral viéndose obligados continuamente a moverse
geográficamente. Por tanto, la vivienda al estar asociada al trabajo, cuando
se pierde el empleo se cambia de vivienda. Se ven obligados a empezar a
buscar nuevo trabajo y vivienda, a menudo en otro suburbio de zonas
industriales. De este modo, en estos grandes parques de viviendas que se
han transformado en dormitorios, las personas no tienden a permanecer
durante mucho tiempo. Progresivamente, el vecindario desconoce a las
personas que viven en los apartamentos colindantes incidiendo en cierto
aislamiento y desconfianza (Machimura, 2000).
Aquí, nos gustaría hacer hincapié en una de las mayores preguntas
relativa a la composición y organización de estos suburbios. Si existen
problemas en estos distritos con fuerte presencia de la población extranjera,
¿estos son únicamente causados por las comunidades de inmigrantes? O
para decirlo de otro modo, ¿existe una causalidad inevitable entre la
concentración de población extranjera y problemas en el espacio público
compartido? (Haumont, 1996).
Como nos muestran diversos estudios, no es la coexistencia entre
población extranjera y japonesa en el mismo espacio lo que conlleva
conflictos. Al contrario, existen experiencias de éxito en esta relación
interétnica (Matsumiya, 2009). El estudio realizado en la zona de Iwata, los
habitantes afirman que los problemas existentes entre japoneses y
extranjeros son prácticamente inexistentes (Mori, 2013). Por tanto no es,
como se afirma a menudo, la afluencia de extranjeros en un barrio o ciudad
lo que causa problemas para la comunidad local, sino la cohabitación en
determinadas condiciones. Así por ejemplo la transformación del barrio en
un lugar de residencia sin referentes, donde la flexibilidad forzada es una
realidad cuotidiana, presenta cada día un serio desafío.
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La literatura científica reconoce ampliamente que la fijación territorial es
una dificultad importante para las personas que viven en distritos segregados
y no pueden "escapar" de allí. Este es el caso del gueto negro o el suburbio
francés estudiado por Wacquant (2008). Sin embargo, esta segregación no
deseable no debe hacernos olvidar otra dificultad: la de no ser capaz de
permanecer en un lugar y tener que mover constantemente. Este es un grave
problema social, ya que permanecer en un lugar también ofrece estabilidad
personal y del hogar: el establecimiento de una familia, el envío de los hijos
a la escuela, relación regular con el vecindario, posibilidad de participación
activa en la vida comunitaria, capacidad de participación financiera, etc.
El Impacto del Envejecimiento en la Gestión del Espacio Público
La comunidad creada en estos barrios de vivienda social pública no está
atravesada únicamente por la variable de la extranjería y la diversidad
étnica, sino que hay otras variables que tienen un impacto sobre la gestión
del espacio público, como la diferencia generacional.
En consecuencia, el malestar en estos distritos está más condicionados
por las características de los residentes nativos, que por el perfil de la
población extranjera. Especialmente, hemos de tomar en consideración el
envejecimiento de la población, su situación de aislamiento familiar (una
gran parte viven solos o solas), así como una situación económica precaria
(un porcentaje relevante cuenta para subsistir con la prestación de renda
mínima- Seikatsu-hogo). Este proceso de envejecimiento de la población de
las periferias a lo que se añade la instalación de una diversidad de perfiles
con una alta fragilidad social, se acentuó a resultas de la reforma legislativa
mencionada anteriormente para acceder a la vivienda en los años 90. Esta
reforma tuvo una consecuencia demográfica sobre las periferias al
convertirlas no únicamente en dormitorios, sino en algún caso
prácticamente en hospicios.
Esta reforma legislativa ha provocado la progresiva expulsión voluntaria
de las clases medias que no encontraban incentivos para quedarse en unos
barrios que se degradaban al tiempo que encarecían para la clase media.
Ello nos obliga a reconsiderar los conflictos sociales en estos distritos bajo
64 Mori –Suburbio Japonés
otro ángulo que la “dificultad” de integración de la población extranjera. Se
ha de prestar atención a los problemas generacionales que se derivan.
Mientras que los residentes extranjeros tienen una media entre 20 y 30
años, los vecinos japoneses son mayores de 65 en un alto porcentaje. Ello
comporta una diferencia en la composición de los hogares familiares. Así
por ejemplo las viviendas habitadas por extranjeros es posible encontrar
niños y niñas pequeños en contraste con los hogares japoneses, donde sus
habitantes acostumbran a vivir solos. También aparecen diferencias en los
estilos de vida pero que no están ligadas necesariamente a una dimensión
cultural (Matsumiya, 2008). En numerosos casos simplemente están
condicionadas por compromisos profesionales o diferencias en el empleo
del tiempo (invitar amigos por la noche, entrar tarde de trabajar, etc.).
No obstante, todos estos residentes tienen ciertas características en
común independientemente de la gran heterogeneidad que los caracteriza
(nacionalidades distintas, grupos étnicos y lingüísticos, diferencias
generacionales, situaciones laborales diversas, etc.). Gran parte de estos se
encuentran atrapados en una situación de precariedad y fragilidad elevada,
lo cual debería invitarnos a relativizar la oposición que en ocasiones los
medios de comunicación insisten en oponer a la población extranjera
respecto a la nativa. La mayor parte de los residentes japoneses tienen
ingresos bajos y no cuentan con una red familiar de apoyo. Por otro lado,
los residentes extranjeros ocupan empleos poco cualificados e inestables.
Así en el caso de la región de Toyota, a consecuencia de la crisis económica
a partir del 2008, un número elevado de residentes extranjeros fueron a
engrosar directamente las filas del paro. Fragilizando más la situación en
estos barrios.
Respuestas Comunitarias a los Conflictos
En algunos barrios prevenir el conflicto es lograr un equilibrio de fuerzas
enorme. Sin embargo, existen numerosas experiencias que nos demuestran
como en ocasiones la convivencia es posible y que se consigue gracias a la
participación activa de la comunidad. Así por ejemplo encontramos comités
de residentes o asociaciones de apoyo que buscan reforzar el lazo
comunitario entre los miembros del mismo barrio. En este sentido, el éxito
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de convivencia en algunos barrios se debe buscar en el esfuerzo del propio
vecindario involucrado para hacer frente a la falta de políticas sociales
equitativas.
Una nueva reforma legislativa en el 2005 respecto a la vivienda pública
hace difícil el mantenimiento de esta idea de comunidad. La ley prevé una
progresivo remplazo de las clases media con estabilidad económica por
personas en situación de fuerte vulnerabilidad social. Progresivamente estos
barrios, que facilitan la vivienda social, van homogeneizando el perfil social
que reside en ellos así como se convierten en ciudades dormitorios con
pocos servicios y precarios, donde aparece una concentración de la
población más vulnerable (pobres, personas mayores, con discapacidades o
hogares monoparentales entre otros). Todo ello refuerza el estigma que
recae sobre estos barrios reforzando su aislamiento.
La Distinción
Frente a esta imagen negativa y para apaivagar el sentimiento de
humillación que es sentido por algunas personas residentes, éstas
desarrollan distintas estrategias como medida de protección. Además del
aislamiento o la voluntad de esconder la procedencia, algunos residentes
llevan a cabo un proceso de diferenciación del resto de habitantes. Ello se
manifiesta principalmente a través de la no-participación en la vida
comunitaria del barrio. Ello se enmarca en un fenómeno global tal y como
por ejemplo nos ilustra el caso francés (Wacquant, 2008). La consecuencia
de esta situación es una ruptura social. Se produce la fragmentación de la
idea de comunidad, haciendo volar en pedazos el mito de la homogeneidad
y la convivencia social sobre la que se erige la sociedad japonesa.
Este fenómeno fragiliza los barrios al confrontar entre sí a grupos
vulnerables. Así, los residentes japoneses acumulan numerosas quejas en
relación a sus vecinos extranjeros (aprovecharse de ayudas sociales, no
empadronar los hijos, trabajar en la economía sumergida para no perder las
prestaciones, la sobre-ocupación de la vivienda, matrimonios de
connivencia, el ruido, etc.).
Pero también el vecindario extranjero expresa en ocasiones un gran
descontento pues se siente mal tratado a pesar de los esfuerzos de
integración realizados. Algunos son acusados de “traicionar” su grupo al
66 Mori –Suburbio Japonés
aproximarse a los residentes japoneses, otros de ser víctimas de abusos y
discriminaciones por ser extranjeros. E incluso algunos perciben como
problema la llegada de más residentes extranjeros en el barrio que pudiera
reforzar procesos de estigmatización del que ya son víctimas. O incluso se
produce un esfuerzo de diferenciación entre miembros del mismo colectivo
que no pertenecen a la misma clase social o contexto.
Se produce una competencia entre grupos vulnerables de un mismo
barrio que debilita procesos de solidaridad y aumenta el riesgo de
conflictos. Ello es el resultado de la estigmatización espacial que lleva a un
aumento de la hostilidad hacia “el otro”. Un “otro” construido en el
imaginario que dificulta un marco de convivencia.
Esta situación conlleva que numerosas familias japonesas o residentes
extranjeros menos precarios, cuando tienen la oportunidad al mejorar su
estatus, abandonan el barrio. Por ejemplo, la población japonesa ha
disminuido en un 25% en los últimos años (Mori, 2013). Las familias con
cierto nivel de ingresos estable, personas con estudios o con una fuerte
implicación comunitaria tienen tendencia a abandonar el barrio para
garantizar mayores oportunidades a su núcleo familiar. En consecuencia, se
queda en el suburbio toda aquella población que resignada no puede hacer
otra cosa. Este proceso de movimiento de la población fragiliza y aísla
todavía más dichos barrios, incrementando la tensión en su interior. Que en
ocasiones se manifiesta de forma violenta.
Cuando el Prejuicio Pasa a la Acción
A finales de los años 90 grupos de extrema derecha se dirigieron al barrio y
aprovechando la sensación de aislamiento y abandono de la población por
parte del gobierno, llevó a cabo toda una serie de actos provocando a la
comunidad brasileña en el distrito de Nagoya, lo cual desencadenó
numerosos conflictos violentos (Nishino, 1999). Finalmente, aunque se
consiguió controlar, no se dio solución a los factores que habían incitado
esta situación. En consecuencia, 20 años más tarde, en el 2009 los
movimientos de extrema derecha vuelven a poner en punto de mira barrios
periféricos como los de Nagoya o Toyota entre otros.
RECEI - Scientific Journal on Intercultural Studies, 1(1)
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Así, el movimiento xenófobo Zaitoku-kai (Colectivo de ciudadanos
contra los privilegios de los residentes extranjeros en Japón)
sistemáticamente incita al conflicto a través de manifestaciones en barrios
con presencia extranjera, difundiendo por las redes sociales o en actos
informaciones falsas sobre estos barrios. Todo ello inquieta a los residentes
de dichas zonas tocadas fuertemente por la estigmatización.
Estos hechos contribuyen a reproducir el mito sobre la población
residente extranjera. El conflicto y los problemas de estas zonas son vistos
bajo el prisma de la oposición entre la población inmigrante y la japonesa.
Sin embargo dichas oposiciones, si algún factor las crea, son más bien el
resultado de decisiones políticas que llevan a la concentración de la pobreza
en zonas ya fragilizadas y a la creación de zonas ghetto. La tensión y
conflictos existentes son por tanto el resultado de un malestar social y de
una sensación de inseguridad creciente entre estos grupos vulnerables
(Castel, 2003). No obstante, no se trata de una situación excepcional, es un
ejemplo que entronca con procesos globales de ghettización en numerosas
ciudades del mundo.
Para hacer frente a este malestar, que se traduce con un aumento de la
xenofobia, es fundamental el diseño de políticas y medidas orientadas a dar
respuesta integral al aumento de desigualdades y a la precariedad socioeconómica que caracteriza a los residentes del parque público de viviendas
en diversos núcleos de población. Tal y como se ha podido observar, no es
suficiente medidas bien intencionadas de aprendizaje de la lengua o de la
cultura, bajo la proclama de “vivir juntos” (Touraine, 1997). Se requiere
ofrecer de forma decidida las herramientas necesarias que garantice la
igualdad de oportunidades para toda la ciudadanía en el acceso a la
participación de la sociedad, especialmente de los grupos más vulnerables.
Es esta desigualdad social el terreno abonado para el malestar y el
sentimiento de inseguridad lo que se dirige hacia la población extranjera y
permite aflorar el prejuicio.
Conclusión
En los últimos veinte años, el gobierno japonés ha mejorado las
condiciones de entrada de los extranjeros residentes en el parque de
viviendas públicas y de alquiler. Esta situación tiene una consecuencia
68 Mori –Suburbio Japonés
importante en la composición demográfica y en la gestión de los espacios
públicos. En consecuencia, las poblaciones extranjeras tienden a
concentrarse en los suburbios de las ciudades japonesas junto a otras
poblaciones vulnerables. Esta distribución sociológica es una reminiscencia
de otras situaciones urbanas que responden a una lógica globalizada como
la misma situación francesa, donde la segregación urbana se combina con
un bajo nivel socioeconómico. De este modo, el racismo es a menudo sólo
la pantalla de la miseria social que sufren los habitantes de dichas ciudades.
A pesar de su imagen de homogeneidad, ciertos suburbios japoneses se
han vuelto muy heterogéneos e inestables. En estos suburbios, conviven
poblaciones de diversos orígenes étnicos, culturales y lingüísticos, así como
personas con diferentes estatus o con composiciones del hogar distintas
entre sí. Todos ellos se enfrentan a los efectos de la globalización
económica. De nuevo este tipo de barrios nos evoca a otros casos distantes
geográficamente como las “banlieus” francesas. No se encuentra en un
estadio tan problemático como este último pues no existe una masificación
tan elevada (los barrios japoneses con concentración de vivienda social
están localizados en ciertos lugares precisos), ni la tensión es tan elevada.
No obstante, cierta similitud entre las dos realidades nos apela a
reflexionar sobre los retos futuros de estos barrios japoneses para prevenir
una situación degradada como en otras zonas del planeta (Wacquant, 2007).
De hecho, actualmente el problema mayor es que hay una falta de políticas
japonesas coherente y que incorpore una perspectiva a largo plazo en la
materia. Así por ejemplo, el hecho que una parte relevante de los hijos e
hijas de la inmigración no estén escolarizados o únicamente estén semiescolarizados, no nos augura buenos presagios para el futuro pues tal y
como nos apuntan Ota (2000) o Sakuma (2011) puede ser el preludio de un
aumento de la tensión en el barrio, los miembros del cual sentirán un
creciente malestar ante la desigualdad de oportunidades.
Estos suburbios no son casos aislados tampoco es una situación
inevitable resultado del “desarrollo económico". A pesar del carácter
mundial del fenómeno, el de ghettización y concentración de grupos
vulnerables, la tendencia general parece que nos lleva a considerar los
problemas en un marco nacional, analizándolo su problemática como si se
RECEI - Scientific Journal on Intercultural Studies, 1(1)
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tratara de un caso específico. Por ello, en una época de sociedades
globalizadas, es indispensable que superemos esta miopía analítica,
interpretando de forma local o nacional lo que se enmarca en una esfera
más amplia (Wieviorka, Lévi-Strauss & Lieppe, 2015).
Por el contrario, el caso de las periferias japonesas son un laboratorio
para los problemas que en nuestros días aparece, y que seguramente estará
con nosotros mañana en muchas zonas urbanas, incluidas las de Japón, nos
guste o no. Incluir una perspectiva comparativa puede ser de gran
relevancia para comprender pero especialmente para definir medidas
preventivas. Esta es la razón por la que el estudio de estos barrios, su
composición social y cultural, el marco de creación y su evolución futura es
tan importante hoy en día.
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Autor(es) Chikako Mori, professor of Sociology at Hitotsubashi
University (Tokyo)
Contact Address: Hitotsubashi University, 2-1, Naka, Kunitachi,
Tokyo, Japan, 186-8601
c.mori@r.hit-u.ac.jp
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