EL SÍ DE LAS NIÑAS El sí de las niñas de Leandro Fernández de Moratín es una comedia en prosa que se representó en Madrid en 1806. El siglo XVIII se abre en España con la llegada de los Borbones (entronización de Felipe V), tras ganar la guerra de Sucesión a la casa de Austria. Este monarca pierde las posesiones en Italia y los Países Bajos y emprende reformas que activen la economía y que continuará Fernando VI. Carlos III logra que el país progrese y es el mejor ejemplo del despotismo ilustrado: “todo para el pueblo, pero sin pueblo”. Durante el reinado de Carlos IV tiene lugar la Revolución Francesa y, ya a comienzos del siglo XIX, se produce la invasión napoleónica de España y la guerra de la Independencia. Esta obra encarna los valores de la Ilustración del siglo XVIII, movimiento intelectual y filosófico centrado en la razón (racionalismo) y el utilitarismo: todo debe servir al progreso. Surge en el llamado “Siglo de las Luces” donde domina el espíritu científico y un reformismo basado en la educación. Estas ideas, de sello burgués, fueron difundidas por enciclopedias, periódicos, bibliotecas y museos. En dicha obra, Moratín aborda uno de sus temas predilectos: la crítica de los matrimonios desiguales (la libertad que las hijas han de tener al elegir marido y la igualdad de edad entre los cónyuges); tema que también lleva a escena en El viejo y la niña y La mojigata. Sus comedias se atienen a las reglas del “buen gusto”, como la de las tres unidades (lugar, tiempo y acción). Sus obras mantienen un fondo didáctico y moral, están bien construidas y resueltas con maestría. Se caracterizan por su estilo cuidado y por el trazo psicológico de algunos personajes. El sí de las niñas es la mejor comedia del teatro neoclásico. En ella, doña Irene concierta el matrimonio entre su hija doña Francisca (“Paquita”) y el viejo y rico don Diego, que renuncia a la boda al saber que esta y su sobrino están enamorados. Don Diego es el prototipo de hombre ilustrado que censura la educación de las mujeres de su tiempo: acataban la voluntad de padres y tutores que imponían su autoridad y anulaban la libertad de las desgraciadas muchachas, que tenían que ocultar sus sentimientos.