Crimen y Violencia en las Américas Francisco Rojas Aravena, FLACSO Prepared for the Inter-American Dialogue/FOCAL Meeting on Inter-American Institutions, October 12, 2007 La Cumbre de las Américas que se celebrará en Trinidad y Tobago, a inicios del año 2009, será una nueva oportunidad para ubicar la cooperación hemisférica y el establecimiento de cursos de acción compartidos como una meta viable para los países del hemisferio, para superar nuevas e importantes vulnerabilidades. Un hemisferio diferente En los últimos 13 años, desde la Cumbre de Miami, la agenda hemisférica ha cambiado de manera importante. La agenda global también. La globalización incide sobre todos los Estados y sociedades, afecta el diseño y desarrollo en cada una de las políticas de los países del hemisferio. El tema del crimen organizado, la violencia y la seguridad adquieren cada día mayor relevancia y mayor prioridad en la agenda de las sociedades y demanda mejores y más eficaces respuestas de los estados en relación con la ley y el orden. Ello significa construir políticas públicas que involucren diversos sectores (seguridad, salud, juventud, sociales, económicas, etc.) Estas políticas deben tener miradas hemisféricas y crecientes grados de cooperación. El proceso de Cumbres de las Américas logró, en esta casi década y media, tres logros esenciales: i) consolidar la paz. Se adoptaron importantes convenciones y tratados en la materia, desde armas livianas, a la lucha en contra de la corrupción. El momento presente corresponde al nivel más bajo de percepción de amenaza militar. ii) aportó a la estabilización democrática. El establecimiento de la Carta Democrática de las Américas lo evidencia. iii) Mantener un diálogo, regular, de los Jefes de Estado y de Gobierno. De igual forma se pueden señalar tres déficits significativos: i) amplia variedad de metas –con planes de acción - que no han sido evaluadas y que poseen bajo grado de cumplimiento. ii) Las iniciativas generadas no se han coordinado con otras propuestas regionales, ni con otros instrumentos hemisféricos. iii) Dos fracasos relevantes: el ALCA y la política anti narcóticos. La violencia y la seguridad el mayor desafío hemisférico En la mayoría de los países de la región ha crecido la violencia y las tasas de homicidios. (Ver anexo) Para enfrentar este flagelo existe una frágil, débil e inconsistente institucionalidad hemisférica. Esta es la única área en la cual no existe una Cumbre de los ministros del área. No hay una reunión de los Ministros del Interior y/o de Seguridad Pública de los países del Hemisferio. Es una paradoja que se tengan encuentros regulares en prácticamente todas las áreas, desde finanzas a turismo, de la defensa a la salud; pero que no se desarrollen encuentros de los responsables de la seguridad pública. Más aún, en las subregiones no se han establecido secretarías o un mínimo de institucionalidad en este tema. La violencia deteriora la integración social; rompe el tejido social; impacta negativamente el crecimiento y desarrollo económico. Ahuyenta la inversión nacional, pero especialmente, la extranjera. Erosiona la legitimidad del Estado y aumenta la desconfianza de la ciudadanía; y reduce el apoyo a la democracia. Sin seguridad no hay predictibilidad y las incertidumbres aumentan. Los costos de la seguridad individual y de las sociedades aumentan, con ellos la inequidad y la fragmentación de las ciudades. En breve, la violencia aumenta la ingobernabilidad, debilita la democracia, aumenta la desconfianza y genera las condiciones para violaciones a los derechos humanos. La seguridad pública – la seguridad ciudadana – es un bien público que debe reforzarse y perfeccionarse. Esta es un área de déficit en las Américas. Allí se evidencian las mayores vulnerabilidades. Para poder enfrentar esta situación la construcción de políticas públicas de Estado es una condición esencial. Sin ellas surgirán propuestas autoritarias y populistas que agravaran los problemas, además de politizar y polarizar las opciones. Su carácter de Estado esta dado por la construcción de una visión nacional y de largo plazo. Esta va más allá de la del partido en el poder o de la coalición gubernamental; de su período de gobierno. Se propone incorporar perspectivas de diferentes actores, con un horizonte temporal que cruza los períodos de gobierno. Es un tipo de política pública sobre la cual existe una efectiva voluntad política. Es decir, metas y objetivos; un camino para alcanzarlas; y los recursos humanos y materiales necesarios para ello; expresado todo lo anterior en un marco institucional. Cooperación en seguridad pública y para contención del Crimen Organizado La coordinación de políticas y la cooperación internacional son fundamentales para realizar una acción eficiente y eficaz en contra del crimen organizado y la violencia. La adopción del concepto de multidimensionalidad permitió abordar fenómenos complejos de la seguridad, en los cuales los factores militares no son los determinantes, estos corresponden a las nuevas amenazas. De allí que este concepto amplio incluye aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales. Un ejemplo adecuado aparece frente al tema de los narcóticos, allí es necesario mirar simultáneamente la producción, el tráfico, la adicción, el consumo y el lavado de dinero. A la vez, es necesario ubicar al conjunto diferenciado de actores estatales y la gran variedad de los no estatales involucrados en las diferentes partes de este tema, en donde el crimen organizado y el Estado son los principales. Es fundamental, para quienes diseñan y operan las políticas públicas en este campo, mirar cómo se manifiesta este fenómeno en cada una de las dimensiones, y cómo, a su vez, diseñar las medidas de contención y mitigación específicas. Estas deben tomar en consideración lo local / nacional e internacional e involucrar al conjunto de los actores en esta perspectiva. En breve, el control y la limitación del crimen organizado transnacional demanda mayores niveles de coordinación interestatal, el desarrollo de una institucionalidad supranacional y principalmente superar los déficits que hoy se perciben en estos campos. El tema de la información es crucial. Necesitamos mejor información sobre los delitos, mejor información sobre las instituciones que los combaten y las entidades encargadas de la seguridad privada. Es esencial desarrollar mejores registros sobre los delitos y sobre los procesos judiciales que buscan imponer el imperio de la ley. Se requiere mejorar el análisis sobre las relaciones entre economía, inequidad y delito. No aparece una relación evidente, directa entre inequidad y uso de la fuerza. Es menester mejorar cómo entender la relación entre corrupción y sistema político con el fin de poner freno al incremento de la corrupción ligada a la política y el Estado. Generar procesos de capacitación y modernización en materias de justicia, inteligencia, actividad policial; así como el liderazgo civil en defensa y seguridad pública. En este ámbito vale la pena destacar el trabajo que ha desarrollado la OECD, la Unión Europea y, en particular, el Reino Unido, sobre el concepto de Security Sector Reform, al cual se le adiciona, en la actualidad, Justice and Security Sector Reform. El rol del parlamento es fundamental. En la medida en que los parlamentarios sean capaces de establecer leyes adecuadas se tendrá un avance muy importante en el combate al crimen organizado nacional y transnacional, a partir de la coordinación de figuras legales y políticas y el establecimiento de penas similares para los mismos delitos. Así mismo, el Parlamento es vital para la oportuna ratificación de tratados internacionales y otros acuerdos interestatales que permitan una ofensiva transnacional de carácter legal, con la mayor legitimidad. La cooperación interinstitucional es determinante para el éxito. Sin un conocimiento y un reconocimiento del asunto como un problema compartido, sin la construcción de confianza, sin una corresponsabilidad para enfrentarlo no habrá estrategias eficaces y lo que tendremos será una mayor frustración en este difícil combate. Es necesario mejorar los recursos humanos, materiales e institucionales; de igual forma es esencial perfeccionar las capacidades de inteligencia y esto significa compartir información. Para ello es fundamental crear, desarrollar y mantener procesos de confianza mutua. Sin confianza aparecerán obstáculos importantes en el tratamiento de materias sensibles. En este caso la confianza debe abordar tanto las relaciones interpersonales, en el sentido de reconocer capacidades profesionales y técnicas; como capacidades institucionales, que van desde lo básico referido a la reserva, como a las posibilidades de desarrollar operaciones combinadas tanto nacionales como internacionales. Generar nuevos cursos de acción en esta materia significa establecer y definir cuáles son y cómo medimos el éxito. Esto no es evidente, se requiere una participación de la comunidad organizada y la respuesta que esta puede dar para apoyar el accionar estatal y la aplicación efectiva del imperio de la ley. El punto de partida en esta materia es la capacidad y efectividad del control territorial soberano. En muchos Estados de las Américas, éste es débil. Por razones históricas la presencia estatal no llega al conjunto del territorio; o bien, la presencia de actores no estatales de carácter ilegal, en determinados espacios nacionales, lo impiden. Por ello, es fundamental incrementar y mejorar las capacidades de control estatal en el conjunto del ámbito territorial y evitar la existencia de áreas sin ley. Es fundamental prevenir la militarización de la respuesta a los problemas sociales. Como consecuencia del desarrollo e impacto del crimen organizado han surgido diseños de política que buscan reforzar las capacidades militares, generando una militarización de la respuesta. En la mayoría de los casos, estos nuevos fenómenos ilegales y la violencia asociada se manifiesta en zonas urbanas, con graves problemas sociales y con la incapacidad estatal para resolver demandas sociales básicas. El narcotráfico no requiere respuesta militar, como primera opción. Ello sólo se requerirá ante situaciones graves, cuando ha sobrepasado a la policía. En este sentido, países como Costa Rica o Panamá, no necesitan recrear fuerzas armadas para enfrentar los desafíos que tienen en este campo; como tampoco los países centroamericanos requieren de fuerzas armadas para luchar contra las maras. Sí se requiere contar con mejores diseños de política pública en el ámbito social y económico, tendientes a producir una mayor integración social y una cohesión de la sociedad importante. Las fracturas en la integración social no solo debilitan a la democracia, sino que le abren oportunidades a la acción de redes ilegales. La respuesta militar no resuelve por sí sola el problema, aún cuando estén presentes elementos de fuerza. Lo que sí se requiere es una política integral en la cual la cuestión esencial sea fortalecer la integración de la sociedad y robustecer los lazos comunitarios en el seno de cada sociedad nacional. Para lograr esto es necesario mejorar la calidad de la democracia y la gobernabilidad; que ésta pueda disponer de los mínimos mecanismos de fuerza para un legítimo y efectivo imperio de la ley. Consolidar el liderazgo y la conducción civil en materias de seguridad y defensa. Las autoridades civiles deben asumir la conducción de la seguridad y la defensa, con ello se limitará la tendencia a la autonomía militar, por un lado; y al autogobierno policial. Las autoridades constitucionales deben establecer una mirada capaz de integrar las diferentes políticas públicas en una estrategia coherente; en la cual la cooperación hemisférica es un elemento muy importante. Delimitar los roles de las fuerzas armadas en el combate a la criminalidad organizada. Extender las misiones de las fuerzas armadas mas allá de las tareas de la defensa e involucrarlas en forma permanente en tareas policiales, tiende a desprofesionalizarlas. Por otro lado, su entrenamiento no es apto para la seguridad pública. En América Latina y el Caribe está surgiendo una tendencia a involucrar a las fuerzas armadas en tareas policiales. Ello, a mediano plazo, mostrará problemas profesionales en ambas instituciones las ffaa. y la policía. Democracia, corrupción y crimen organizado. Si las leyes no se cumplen para todos, se generan situaciones de impunidad. Si no se logra que la ley sea aplicable a todos los habitantes, se pierde la igualdad ante la ley y con ello se pone en entredicho un principio básico en los sistemas democráticos. Esto se liga directamente con los temas de corrupción. Esta afecta de manera directa la vida y las instituciones democráticas, así como la salud económica de los países latinoamericanos y caribeños. En los Estados y sociedades de la región existen diversos grados de corrupción. El crimen organizado usa la corrupción como una herramienta de penetración del Estado. Cuando la corrupción es sistémica, afecta al conjunto del Estado y se transforma en un mecanismo rutinario de “cómo se hacen las cosas” desde las más altas autoridades. La corrupción afecta tanto al sector público como al sector privado. Y ella está en la base de la erosión del imperio de la ley y de un tratamiento discriminatorio los ciudadanos. Muchas de las medidas anticorrupción aplicadas no han dado los resultado esperados. Frente a la corrupción son pocos los ejemplos de éxito. Es una dura tarea que requerirá cambiar patrones culturales, y procesos de formación importantes. La lucha en contra de la corrupción adquiere cada vez más importancia política. Estudios académicos han evidenciado las grandes dificultades que posee la lucha en contra de este flagelo. En este campo, el rol de la sociedad civil es particularmente importante y su labor de fiscalización y de auditoría. Propuestas de cursos de acción y políticas: 1. Diseñar una estrategia global. Enfrentar el crimen organizado transnacional requiere de un esfuerzo sistemático que se expresa desde lo local a lo global. Las cooperaciones bilaterales, subregionales, regionales y hemisféricas contribuyen de manera decisiva en los esfuerzos nacionales. La violencia se expresa en el ámbito local, pero ella se conecta a redes trasnacionales de los más diversos ilícitos. De allí la necesidad de una visión global y de estrategias que aborden de forma simultánea lo local/nacional y lo internacional. 2. Establecer Políticas de Estado. La incorporación de los más diversos actores es esencial. Particular importancia poseen los Parlamentos y la sociedad civil 3. Establecer un Foro Permanente de Diálogo de los responsables de la Seguridad Pública de las Américas. 4. Constituir un Grupo de Trabajo que inicie la revisión de Convención de la ONU sobre combate a las drogas para proponer reformas al cumplir un decenio de su ratificación en el año 2009. 5. Sistematizar leyes, normas y procedimientos judiciales para armonizar mecanismos de cooperación. 6. Establecer, coordinar y perfeccionar mecanismos de cooperación en áreas específicas. En este campo la cooperación en las Américas podría expresarse en: a) Un Centro Estadístico. b) Un Plan regional de formación común, ejecutado en forma descentralizada. Establecer simulaciones y ejercicios. c) Establecimiento de un LATINPOL. Instancia que pueda relacionarse con Europol y con otras entidades de Asia y Africa y con Estados Unidos y Canadá. d) Formalizar encuentros y diálogos con entidades de la sociedad civil que se han especializado en la materia. 7. Crear un Fondo de Las América de carácter concursable en materias de seguridad pública. Este fondo permitiría entregar recursos a proyectos específicos, de carácter local, que permitan avanzar en la ejecución de buenas prácticas y diseminarlas en el hemisferio. 8. Establecer formas de multiplicar los conocimientos generados por entidades hemisféricas dedicadas a la Justicia y el Estado de Derecho. 9. Mandatar a la Comisión de Seguridad de la OEA para convocar una reunión de expertos que pueda recomendar sobre Reformas a los Sistemas de Seguridad, con una perspectiva global. Invitar a la OCDE, para conocer sus experiencias en la materia. 10. Establecer un Plan de Acción con metas mensurable y que se encuentren calendarizadas. 11. Mandatar al Banco Interamericano de Desarrollo para que en coordinación con los Bancos Centrales formulen propuestas para mejorar los controles en relación con los flujos y transferencias de dineros generados por acciones ilícitas. ANEXO Fuente: Dreyfus, Pablo y Rangel, Antonio. Proyecto armas pequeñas y livianas: Una grave amenaza para la seguridad hemisférica. Pp4-12. 2006 América Latina: tasas de Mortalidad por homicidio y por suicidio Tasa de mortalidad por homicidio. 2000-2004 (100 mil hab) Tasa de mortalidad por suicidio. 2000-2004 (100 mil hab) Argentina 6,8 8,3 Bolivia - - Brasil 31,0 4,8 Chile 5,3 10,1 Colombia 84,6 6,8 Costa Rica 6,5 7,0 Ecuador 16,1 5,0 El Salvador 43,4 10,0 Guatemala 24,2 2,0 Honduras - - México 10,9 4,2 Nicaragua 13,3 12,7 Panamá 13,7 6,7 Paraguay 18,4 4,4 Perú 4,5 a) 2,3 a) R.Dominicana 8,1 3,0 Uruguay 5,2 15,9 Venezuela 34,1 5,4 País América Latina 25,3 5,5 ALyC 25,1 5,5 Cifras corresponden a periodo 1995-1999 Fuente: OPS. Situación de Salud en las Américas: Indicadores Básicos. 2006. En: www.paho.org América Latina: Confianza en las instituciones. 1996- 2006 1996 1997 1998 1999-2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 Iglesia 76 74 78 77 72 71 62 71 71 71 Televisión 50 46 45 42 49 45 36 38 44 64 Presidente - 39 38 39 30 - 31 36 43 47 Fuerzas Armadas 41 42 38 43 38 38 30 40 42 44 Gobierno - - 28 - - 25 24 30 36 43 Empresas Grandes - - - - 36 32 30 42 - - Empresa Privada - - - - - - - - 38 42 Municipalidad - - - - 31 32 - 34 37 - Bancos - - - - - 36 27 41 39 - Policía 30 36 32 29 30 33 29 37 37 37 Sistema Judicial 33 36 32 34 27 25 20 32 31 36 Congreso 27 36 27 28 24 23 17 24 28 27 Partidos Políticos 20 28 21 20 19 14 11 18 18 22 Fuente: Corporación Latinobarómetro. Informe Latinobarómetro 2006. Santiago, Chile. 2006. En: www.latinobarometro.org América latina: Confianza en las instituciones. 2006 Fuente: Corporación Latinobarómetro. Informe Latinobarómetro 2006. Santiago, Chile. 2006. En: www.latinobarometro.org 1