Cada día mueren en todo el mundo unas 800 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto. En 2013 murieron 289 000 mujeres durante el embarazo y el parto o después de ellos. Prácticamente todas estas muertes se produjeron en países de ingresos bajos y la mayoría de ellas podrían haberse evitado. Desde 1990 varios países han reducido a la mitad su mortalidad materna. Sin embargo, entre 1990 y 2014 la razón de mortalidad materna mundial solo ha disminuido en un 2,6% al año, cifra que está lejos de la reducción del 5,5% anual necesaria para alcanzar el objetivo de la Organización Mundial de la Salud El mayor riesgo de mortalidad materna corresponde a las adolescentes de menos de 15 años. Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte de las adolescentes en la mayoría de los países en desarrollo. Muchas mujeres mueren de complicaciones que se producen durante el embarazo y el parto o después de ellos. La mayoría de esas complicaciones aparecen durante la gestación; otras pueden estar presentes desde antes del embarazo, pero se agravan con la gestación. Las principales complicaciones, causantes del 80% de las muertes maternas, son: Las hemorragias graves (en su mayoría despues del parto). Las infecciones (generalmente tras el parto). La hipertensión gestacional (preeclampsia y eclampsia). Los abortos peligrosos. Asociadas a enfermedades como el paludismo, o la infección por VIH en el embarazo. La salud materna y del recién nacido están íntimamente relacionadas. Cada año mueren cerca de 3 millones de recién nacidos, y otros 2,6 millones mueren antes de nacer. Un importante porcentaje de muertes maternas se pueden evitar tan solo con una adecuada atención sanitaria a la madre gestante. Es particularmente importante que todos los partos sean atendidos por profesionales sanitarios especializados, puesto que la conducta clínica apropiada y el tratamiento a tiempo pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Cualquier embarazo y parto, a pesar de haber transcurrido normalmente, puede presentar una complicación que arriesgue la vida de la mujer o de su hijo, hasta en una quinta parte de las ocasiones, de aquí la importancia de profesionales sanitarios especializados. La circunstancia ideal de una mujer que inicia el trabajo de parto comienza en casa, donde por supuesto está acompañada por alguien dispuesto a apoyarla. Al considerarlo necesario, puede hablar o consultar al servicio obstétrico para recibir orientación, apoyo o una valoración clínica en cualquier momento del día o la noche. Oportunamente debe ser vigilada en el curso del parto por personal calificado, dentro o cerca de una instalación hospitalaria que cuente con apoyo permanente de quirófano, cirujano obstetra, anestesiólogo, pediatra y derivados hemáticos, elementos mínimos para garantizar la vida e integridad del binomio madre-recién nacido. Bajo estas condiciones el curso del trabajo de parto transcurre con tranquilidad, característicamente lento, y la mujer tiene derecho a moverse, caminar, comunicarse con quien ella decida, permanecer acompañada, acceder a toda la información necesaria para opinar sobre el curso del mismo e inclusive acerca del uso de algunos medicamentos como contractores uterinos o analgésicos para culminar en el nacimiento del bebé, que en 80% de las ocasiones debe ser por la vía natural. Previamente, durante la gestación, debe acudir a consulta mensual con el obstetra, asegurándose éste del curso normal del embarazo mediante técnicas que le permitan evaluar el crecimiento fetal, así como el incremento ponderal de la madre, la tensión arterial y los parámetros de laboratorio relativos a anemia, diabetes gestacional o preclampsia (por citar dos de los más frecuentes), es otra vez un derecho que se debe ejercer independientemente de la condición económica, y es papel del Estado garantizarlo. Para evitar la muerte materna también es fundamental que se eviten los embarazos no deseados o a edades demasiado tempranas. Todas las mujeres, y en particular las adolescentes, deben tener acceso a la contracepción y a servicios que realicen abortos seguros en la medida en que la legislación lo permita.