Él responde con el perdón a tu grito: ¡Ten piedad de mí que soy pecador! ¿Cómo prepararse para la confesión? 1.Me dispongo en un lugar que me permita reflexionar y estar en silencio. Por unos minutos dejo que el corazón encuentre paz. Pastoral Universitaria Recuerda que la confesión… Significa principalmente confesar que Dios es misericordioso y compasivo… El confesar todos los pecados no es lo que te salva, sino el amor de Dios por ti; amor que te reconcilia con él y con los hermanos. Cuando te confiesas tú eres más que nunca hijo: por ello lo haces en la confianza y en la verdad. Significa confesar la cualidad de miembro del cuerpo de Cristo que es la Iglesia… es la Iglesia que en el nombre y por mandato del Señor te reconcilia con Dios, es en la Iglesia que tú vives el seguimiento del Señor, es en la Iglesia que tú contradices el amor de Dios. Por ello en la Iglesia, comunión de hermanos y hermanas, tú confiesas tus pecados, porque cada pecado es también herida a la santidad de la iglesia y debilitamiento de su energía hacia el Reino. ¿Cómo prepararse al sacramento de la confesión? Significa cumplir un gesto de fe, un gesto importante… ¿A veces fatigoso? Sí, a veces fatigoso, pero necesario. Se trata en realidad de confiar no en ti mismo sino en Dios, se trata de hacerte obediente sin reservas, se trata de creer más a la palabra de Dios que te juzga que a tus juicios. Significa también orar… Orar antes de la confesión Orar durante la confesión Orar después de la confesión Porque ¡es Dios quien te salva! 2. Pido al Espíritu santo me ilumine para reconocer mis faltas con la siguiente oración u otra que te sea de ayuda. Señor mío y Dios mío, tú conoces mi debilidad, mi miseria, mi pecado porque siempre me escrutas, me conoces, me pruebas, me corriges. Envía sobre de mí tu Espíritu santo, a fin de que ilumine mi pecado me traiga la gracia y la consolación y yo llore mis culpas, me revele tu amor y yo espere en tu misericordia. Quita el velo a mis ojos y seré preservado del gran pecado del orgullo y, como el publicano en el templo te diré: ¡ten piedad de mí, Señor! Tú no quieres la muerte del pecador sino que se convierta y viva: dóname el camino del arrepentimiento y de la conversión para que yo pueda alcanzar la plena reconciliación contigo, con la iglesia, tu cuerpo del cual soy un miembro, con los hermanos y las hermanas mis custodios hacia el Reino. Te lo pido por Jesucristo en el Espíritu santo. Amén. Si casado/a, ¿he respetado la vida conyugal, la fidelidad cual signo del amor de Dios por su pueblo? 3.– Hago el examen de conciencia que consiste en revisar cómo está mi relación con Dios, con el Prójimo, con la Iglesia y conmigo mismo. Si casado/a, ¿acepto cada día ser una sola carne con mi esposa/o en la obediencia a Cristo, en la fidelidad a la intención del Creador y en la aceptación reciproca? (Las preguntas enlistadas son una ayuda para la reflexión y no un cuestionario a responder) ¿Soy fiel al espíritu de pobreza y de simplicidad pedido por el evangelio o estoy distraído por mis bienes y mi trabajo? 3.1. Amor de Dios ¿Amo a Dios con un amor que supera todo amor, es Él el único Dios y mi Señor? ¿Cristo es verdaderamente para mí el Señor, presente en mi vida, en mi mente, en mi corazón? ¿Reconozco a los ídolos que me alejan de Dios y lucho contra ellos hasta su repudio? ¿Soy fiel a cada tiempo de oración, dialogo verdaderamente con el Señor cada día? ¿Escucho con frecuencia la Palabra de Dios, la medito, oro con ella como fuente de mi deseo, querer y obrar? 3.2. Amor al prójimo ¿Amo a aquellos que están junto a mí, más allá de sus posiciones, de sus gustos, de su diversidad? y ¿tengo la preocupación por la comunión humana con ellos? ¿Soy solidario/a con todos, más especialmente con los pobres, los pequeños, los enfermos, los débiles y los ancianos? ¿Soy paciente, compasivo, portador de paz en mis relaciones con los otros? ¿Sé perdonar inmediatamente y superar una ofensa cometida en contra mía? ¿Soy con los hermanos y las hermanas aquel que sirve, o procuro ser servido? ¿Cómo prepararse para la confesión? 3.3. Amor a la iglesia ¿Considero a la iglesia cuerpo de Cristo y tengo amor por la parroquia, la comunidad a la cual pertenezco, sabiendo que Cristo ha amado la iglesia y se ha dado Él por ella? ¿Respeto y considero a los pastores de la iglesia, testimonio de vida cristiana y busco a través de ellos la obediencia al evangelio? ¿Creo que mis tradiciones cristianas son verdaderas, despreciando o criticando a quien es diverso a mí y a quien pertenece a otras iglesias cristianas? 3.4. Vida personal ¿Me gusta la admiración y el reconocimiento, pero no soporto fácilmente las observaciones, las críticas y las correcciones que me hacen los demás? ¿Me considero un pecador/a o pienso que soy justo/a y que los demás están peor que yo? ¿Sé olvidarme de mí mismo para valorar a los otros, o me alegro de la inferioridad de los otros? ¿Busco superar mi egoísmo con una sobreabundante amistad y apertura por todos? ¿Abuso de los dones que me fueron dados, los malgasto y los considero míos? ¿Estoy convencido/a que mi cuerpo ya habita el Espíritu santo que no pertenece más y que cada acción contra él mancha el cuerpo de Cristo y la comunidad? ¿Soy sobrio/a en las palabras, sé resistir a mis reacciones con el silencio exterior y aquel interior del corazón? ¿Soy celoso/a, me siento en competición con los otros, soy envidioso? ¿Estoy convencido/a que el trabajo está hecho de esfuerzos humildes y continuos, y que en la fatiga es ne-cesaria la auténtica oración? ¿Soy hipócrita, disimulo mis pensamientos o mis sentimientos al prójimo? ¿Tengo amor por la verdad y ardor por la vida, o me contento de andar por la vida en una semioscuridad por la flojera, la negligencia e indiferencia? ¿Acepto mi crecimiento, mi avanzar en los años, mi pasar a una nueva estación de la vida en la espera del regreso del Señor y del encuentro con él en la muerte? ¿Vivo la espera del Señor que regresa en la gloria vigilando, orando y haciendo ayuno según las exhortaciones evangélicas y apostólicas y las indicaciones de la iglesia? 4. Una vez que he reflexionado sobre mi relación con Dios, me acerco al sacerdote a pedir el sacramento de la reconciliación.