Descubriendo el significado que las mujeres asalariadas e

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PONENCIA:
“Descubriendo el significado que las mujeres asalariadas e informales le dan
al trabajo en la ciudad de Santiago del Estero. Argentina ”.
Autoras: Roxana M. Arce - Roxana Velarde
Institución: Instituto de Estudios para el Desarrollo Social (INDES) Facultad de Humanidades,
Ciencias Sociales y de la Salud- Universidad Nacional de Santiago del Estero -
Ponencia presentada en el XXIII Congreso Internacional de LASA 2001: LAB04 Washington
D.C. Septiembre 6 – 8.-
Ponencia: “ Descubriendo el significado que las mujeres asalariadas e informales le dan al
trabajo en la ciudad de Santiago del Estero. Argentina”.
Autores: Arce, Roxana M* - Velarde, Roxana E.**
Introducción
El comportamiento del mercado de trabajo en la última década presenta un aumento en
la tasa de desempleo acompañada por una alta tasa de subempleo. La característica que
asume el mercado de trabajo en la Argentina es fundamentalmente dual: sector formal e
informal, donde el modelo de pleno empleo se encuentra en retroceso, con una tendencia
creciente del
trabajo asalariado, clandestino y precario. Por su parte, el sector informal
adquiere una magnitud importante. En este escenario no se puede dejar de enfatizar el
aumento sostenido de la participación femenina en la población económicamente activa.
El tratamiento de la problemática que nos ocupa lleva a cuestionarnos sobre cuál es el
significado y el valor que adquiere el trabajo para las mujeres en la ciudad de Santiago del
Estero, Argentina.
Para dar respuesta a este cuestionamiento, presentamos en tres secciones el trabajo. En
una primera parte , se explora el contexto local con la finalidad de describir la situación del
mercado de trabajo en nuestra provincia a partir de estudios realizados por investigadores del
medio.
*
Roxana Arce Lic. En Sociología, cursando el Magister de Ciencias Sociales del Trabajo en la Universidad de
Bs. As. Becaria en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (INDES). Fac. de Humanidades Cs. Soc. y de
la Salud- UNSE. En el Proyecto “Las microempresas de subsitencia: como estrategias productiva de mujeres
jefas de hogar. Su impacto en la calidad de vida de la familia”. E-mail:roxarce@hotmail.com
**
Roxana Velarde. Lic. En Sociología, Magister en Comunicación Social de la Universidad de Chile. Docente –
Investigadora en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (INDES). Fac. de Humanidades Cs. Soc. Y de la
Salud- UNSE. En el Proyecto “Trabajo y Condiciones de vida: el empobrecimiento de la clase medias en
Santiago del Estero en los ‘90”. E-mail:roxana_sgo@yahoo.com.
La segunda parte comprende la estrategia metodológica en que se enmarcó el estudio
de casos que desde una mirada cualitativa y haciendo uso de entrevistas en profundidad nos
permitió explorar la problemática en cuestión.
En la tercera parte, se presentan los resultados del análisis sobre el significado y el
valor que adquiere el trabajo a partir del discurso cotidiano de las actoras sociales. Lo que
permitió organizar la presente ponencia en cuatro dimensiones: el trabajo como una
necesidad, cuándo el trabajo va más allá de la utilidad, qué expresa el trabajo en el espacio
social, y qué valor le otorgan las mujeres al trabajo.
Y por último, se trata de contribuir al debate y reflexionar sobre el tema que emergen
del análisis de este trabajo.
Perfil del Mercado de Trabajo Local
En este apartado cabe hacer referencia al perfil ocupacional, contexto dentro del cual
se enmarca este análisis.
La Provincia presenta tasas de actividad económica que se sitúan por debajo de la
media del país, por ejemplo, entre 1990 y 1991, la tasa de participación en el área Santiago/
Banda (aglomerado urbano de la provincia 300.000 hab.) bajó del 34 % al 32 %; mientras
que en el país crecía del 39,1% al 42,8%. (Nassif, Passeri, 1998)1.
Del total de la población ocupada en la provincia de Santiago del Estero el 55,7% son
asalariados público y privado, mientras que la misma categoría ocupacional para el
aglomerado Santiago-Banda alcanza el 66,9%. Tanto para la provincia como para el área
urbana la categoría cuentapropia representa una cifra importante el 27,6% y el 23,7%,
respectivamente.
Otra de las evidencias de las restricciones ocupacionales de la mujer santiagueña la
proporciona el hecho de que cada 100 mujeres que trabajan en la ciudad de Santiago del
Estero 30 lo hacen en el servicio doméstico. El 70% del empleo femenino se concentra en
administración pública, enseñanza, comercio, y servicio doméstico. (Zurita, C. y otros 1999)2.
El aumento de la participación económica de las mujeres en nuestro medio pone de
relieve la ambivalencia en el cambio, ya que se mantiene un mercado de trabajo altamente
segmentado y a la vez se produce una creciente participación de la precarización del trabajo
femenino, expresada en niveles de ingresos notoriamente inferiores, falta de regulación
laboral, no se respeta las cargas horarias, y seguridad social del empleado, en el sector formal,
especialmente en ocupación asalariadas de servicios.
Se advierte a largo plazo una paulatina incorporación de la mano de obra femenina en
el mercado de trabajo, que esta limitada por las actuales medidas de ajustes y contracción del
sector público. Asimismo, hay que destacar que en las últimos años la participación de las
mujeres en el sector informal es una fuente importante de empleo, representa una estrategia de
sobrevivencia y como tal un “refugio” involuntario.
1
Nassif, N. Diaz, R. Passeri, S. (1999). “Los cuenta propias urbanos. Los vendedores ambulantes en Santiago
del Estero en Sautu, Ruth; Di Virgilio, M.M.; Ojeda G. (Comp). Mujer, Trabajo y Pobreza en Argentina. Ed
UNDLP. Buenos Aires. Pág. 171 – 182.
2
Zurita, C. (1996). “El empleo en un área tradicional de trabajo. Marcos demográficos, estructura del empleo y
subutilización en Santiago del Estero”. PROIT – UNSE, INDES.
Algunos autores del grupo de la CEPAL3 sostienen que esta actividad es una
alternativa favorable de trabajo que puede generar ingresos mayores que muchos trabajos
asalariados. Las características que se manifiestan en este sector son: trabajo inestable y de
baja productividad dado por el bajo nivel de tecnología (precario), escasez de capital, falta de
protección por parte de la legislación laboral, bajos niveles de calificación y de instrucción,
falta de capacitación. Su incorporación a este sector va a depender de la etapa del ciclo de
vida en que se encuentra, de su estado civil, del número de hijos, del nivel de educación, del
nivel de ingreso del hogar, entre otros factores. (Lopez, y Pollack, 1999).4
Investigaciones sobre la conformación del mercado de trabajo en Santiago del Estero,
señalan características dominantes que lo describen: 1- baja tasa de participación laboral, 2concentración de la ocupación del sector agropecuario y en actividades de escaso dinamismo
del terciario, 3- baja asalarización de la fuerza de trabajo y significativa importancia de la
categoría del trabajo familiar, 4- exigua calificación educativa
de la mano de obra, 5-
importancia en el nivel urbano del sector informal, sobreempleo público y servicio doméstico,
6- amplia ocupación en el nivel rural en actividades de subsistencia o de muy baja
productividad. Particularmente la baja tasa de participación
laboral ha sido explicada en
términos de la existencia y difusión de diversas situaciones de desempleo oculto. (Zurita,
2000)5.
Esta descripción del contexto de estudio muestra que entre los años ochenta y noventa
la participación de la mano de obra femenina ha experimentado importantes cambios, lo que
supone pensar que las mujeres asalariadas y cuentapropias se habrían replanteado el
significado y la valoración que el trabajo ocupa en nuestra sociedad junto a las
transformaciones del mercado de trabajo.
3
Rosenbluh, Guillermo (1994), “Informalidad y pobreza en América Latina” Revista de la CEPAL Nº52,
Santiago de Chile.4
Veáse Guerguil, M. (1988) “Algunos alcances sobre la definición del sector informal” Revista de la CEPAL Nº
35. Santiago de Chile.
5
Veáse Zurita, C. (2000) “Estratificación y Trabajo. Imágenes y magnitudes en Santiago del Estero” en Trabajo
y Sociedad. Indagaciones sobre el empleo la cultura y la sociedad en los fines (comienzo) de Siglo. Nº 1, 2, 3
Ed. PROIT-UNSE, Santiago del Estero. Argentina.
Estrategias de campo
La metodología cualitativa que busca situarse en el campo de las relaciones cotidianas,
nos permite abordar el conocimiento de los fenómenos sociales desde la propia visión de las
protagonistas y el significado que construyen en su situación real.
Para la realización del presente trabajo se ha efectuado una primera aproximación de
datos bibliográficos que reflejan la situación contextual del mercado de trabajo santiagueño; y
en una segunda instancia fueron empleadas las entrevistas en profundidad que combinaron
observación con diálogos frecuentes y constantes efectuadas en el escenario cotidiano de los
actores, partiendo desde una perspectiva holística que intenta captar la vivencia de los sujetos
en su medio respecto a la resignificación y valoración del trabajo. Esto es particularmente
indicada cuando el objeto de investigación implica el esclarecimiento de la experiencia
humana subjetiva, poniendo énfasis en el discurso de sus protagonistas.
Los casos fueron seleccionados a partir de una muestra no probabilística e intencional.
Si bien los casos seleccionados fueron 9, cabe destacar la riqueza teórica de las entrevistas
grabadas. Los criterios de selección muestral devienen de características relevantes para este
análisis, los cuales fueron: edad, nivel de instrucción, antigüedad en el trabajo, trabajo que
desempeña, motivaciones para la inserción laboral.
Esto nos permitió definir dos grupos de mujeres: el primer grupo compuesto por cinco
casos de mujeres asalariadas del sector público y privado (administración pública, comercio y
educación) quienes fueron elegidas entre 23 y 53 años, el nivel de instrucción corresponde a
un nivel medio-alto de instrucción (secundario completo, terciario completo y universitario
incompleto/completo), la antigüedad laboral registrada se traduce en menos o igual a seis
años, entre siete y quince años; y más de quince años, las motivaciones encontradas fueron
por obligación que le impuso su padre, continuidad en la actividad docente, elección personal,
necesidad económica y continuidad de estudios superiores.
Y el segundo grupo conformado por cuatro casos de mujeres cuenta propias en la
actividad de vendedoras ambulantes (elaboración y producción de alimentos y comercio). Sus
edades oscilan entre 30 y 64 años, el nivel de instrucción es bajo medio (sin instrucción,
primario incompleto/completo, secundario incompleto), los años que tienen de trabajo se
diferencian en menos de siete años, entre ocho y dieciséis años, y más de dieciséis años, en
este intervalo cabe destacar que se ha registrado un caso con una antigüedad de 46 años en el
trabajo informal. Las motivaciones que han inducido a este grupo de mujeres a la inserción en
el mundo del trabajo son: razones económicas, trayectoria familiar, como alternativa para
mantener el hogar ante la situación de desocupación.
El análisis del presente trabajo se basa en la información recogida a través de las
entrevistas por lo cual se emplearon la transcripción textual de las palabras de las
entrevistadas para una mejor comprensión y construcción del dato cualitativo6.
Resultado y Discusión
El significado del trabajo en las mujeres asalariadas y cuenta propias
Entre las características más relevantes se destacan:
a) ¿Qué variables se conjugan en las situaciones de necesidad?.
El trabajo considerado como la actividad que transforma de manera consciente a la
naturaleza y al hombre mismo, sería el medio de creación de la riqueza material o inmaterial y
de hacerla circular. En relación a este concepto desde la perspectiva del actor social el salario
ingreso conforma un medio de subsistencia
del asalariado y del cuenta propista y se
constituye en un indicador del trabajo en la dimensión de utilidad.
Aparece la presencia de una dimensión social, productiva, de utilidad del trabajo, que
tiene sentido para quien lo ejecuta dado que permite el medio de obtener recursos
estableciendo una identificación con el producto resultante. Las expresiones que surgen en
relación a este indicador en los dos grupos de mujeres son: el día que no trabajas no cobras;
no hay plata; como instrumentalidad del trabajo en términos abstracto el dinero es
imprescindible para el mantenimiento del grupo familiar.
El trabajo en su característica concreta, la jornada laboral juega un papel
preponderante cuando se realiza un balance entre cantidad de hora y retribución económica:
el recorte salarial hace que se este todo el día trabajando; esa función extra que nadie te
paga; la venta ambulante exige trabajar todos los días; nosotros no nos quedamos en la
casa porque faltar un día se nos descompagina todo.
A partir de los datos literales proporcionados por los propios sujetos encontramos que
en el trabajo asalariado se van incrementando las horas de trabajo, las cuales representan un
alto costo social y económico ya que los nuevos empleos se enmarcan en leyes que protegen
cada vez menos a las trabajadoras. Para las mujeres informales la jornada de trabajo es más
variada su ritmo está en función de las tareas domésticas, aún cuando deben compatibilizar
sus horarios con el resto de los miembros de la unidad domestica.
Otra particularidad que se analiza en el caso de las asalariadas son las reglas, normas
que se negocian para percibir un ingreso, horas extras, duración de contrato, es decir, que los
derechos y beneficios del trabajo asalariado van desapareciendo. Porque asistimos en el
momento actual en un incremento de esquemas flexibles que perpetúan las relaciones
asimétricas en el ámbito laboral.
Para los casos de las mujeres informales el trabajo extra-doméstico esta subordinado a
arreglos intra-domésticos. Estos acuerdos se van elaborando día a día
y conforman
situaciones poco planificadas, poco duraderas, de emergencia permanente, los cuales son
incorporados como imprescindibles para “salir a trabajar”.
Estas reglas informales en uno como en otro tipo de ocupación son producto de un
tramado de relaciones sociales que describen estrategias ante la necesidad. Es así que el
sistema se vuelve permisivo ante irregularidades que se institucionalizan en el medio laboral,
justificadas en las nuevas formas de flexibilización del mercado de trabajo. Esta situación
pone de manifiesto el miedo a la perdida del trabajo.
En síntesis, de lo expuesto surge que la condición asalariado estable y regular que ha
sido modelo de referencia del ejercicio moderno del trabajo va ha verse reformulada dado el
incremento de las situaciones que se distancia de dicho modelo. Para el caso de las mujeres
informales corresponde una lógica de subsistencia, “reconstruida” en las actividades de
todos los días.
Partiendo de lo anterior se reflexiona que entre el trabajo asalariado e informal
aparecen los términos salario/ingreso, jornada laboral, relaciones laborales, como elementos
que se consolidaran para dar lugar a nuevas condiciones laborales que convergen en un
encuentro con las exigencias sociales y la realidad que las rodea. Por lo tanto, entendemos la
6
En las páginas siguientes las frases de las entrevistadas figura en negrita y en cursiva. Y las observaciones
realizadas por las autoras del trabajo en cursiva.
significación del trabajo sustentada en las condiciones y posibilidades objetivas que las
mujeres tipifican .
b) ¿Cuando el trabajo va más allá de la utilidad?
Uno de los motivos que hace que las mujeres traspasen o integren el espacio privado
con el espacio público son la multiplicidad de necesidades que el trabajo satisface. Las
necesidades más evidentes y elementales que aparecen en el discurso son: necesidad material:
para ayudarlo a mi marido porque lo que el hacia no alcanzaba para la casa; dar de comer
a los hijos; antes era como una ayuda, ahora lo tomo como fuente de ingreso. Es aquí
entendido el trabajo como necesidad que se inscribe en el acto de una actividad ineludible que
produce y reproduce las condiciones necesarias para la sobrevivencia. Tal como lo entiende
Offe (1985)7 la conceptualización del trabajo como necesidad (necessity), en el sentido de la
misma “deviene de la condición ineludible de la sobrevivencia física”.
Y por otro lado, el trabajo es un bien mediante el cual el hombre transforma la
naturaleza adaptándola a las propias necesidades de dignidad, autorrealización.
Se percibe en el discurso que el trabajo no solo es una “necesidad económica” sino
que va más allá, al transformarse en
un espacio
para la realización personal, en lo
profesional me siento muy realizada; yo no creo que ningún trabajo sea bajo, creo que la
persona lo enaltece; lo económico no es todo en la vida; no necesitas diez pesos para
sentirte persona. En este sentido, el trabajo implica beneficiarse como un bien digno que
permite la realización profesional y personal. Es decir, esta visto como esencial a la vida, al
‘ser’ del sujeto, a la concreción de su vocación. Si el trabajo es buscado para dar respuesta a
una necesidad inmediata
como la alimentación,
la vestimenta y la vivienda, en las
experiencias vividas encuentran en el mismo un bien que las realiza como persona.
Otro sentido que adquiere el trabajo es como un deber, como una responsabilidad que
perciben las trabajadoras para con sus hijos. Siguiendo a Offe el trabajo es un deber (duty)
“moral de la persona humana”. De ello se desprende que las posibilidades y oportunidades
que brinda el trabajo les permite priorizar la educación de los hijos como inversión positiva
para su futuro: necesitamos dinero para educar a mis hijos, sin educación no podemos
llegar a ningún lado; si hay posibilidades de hacerlo estudiar que continúe.
En un marco reflexivo, la educación de los hijos, se erige como un recurso de gran
importancia para interpretar cuestiones relativas al desempeño de tal o cual trabajo asalariado
y cuenta propia. Esto se define como procesos de racionalización que conforma condiciones
sociales para una mejor inserción laboral futura de los mismos.
En el contexto de sus experiencias vitales la posición frente al trabajo aparece en
primer lugar, como un medio para cumplir con su responsabilidad, una obligación de sostén
económico como madre, responsable de sus hijos. En segundo lugar, en su condición de
hijas con o sin proyecto futuro la imposición familiar, aparece como una concepción del
trabajo que se corresponde a tradiciones de manera tal que se constituye como una
heterogeneidad de mentalidades consolidadas en contextos económicos y condiciones de vida
actual. Vemos que la imposición externa tiene un tinte de sumisión y aceptación inexorable de
asumir la condición de trabajador.
Y en tercer lugar, el trabajo como elección y toma de decisión frente al momento en
que el ciclo de vida condiciona hacia una búsqueda de independencia personal.
En conclusión, si consideramos que el trabajo de estas mujeres es una actividad
fundamental, también les otorga la dignidad, la realización personal. Es por lo tanto una
necesidad y un deber porque desde lo económico el trabajo produce los bienes y servicios que
necesitan para vivir y desarrollarse. Además les proporciona el ingreso que permite al ser
humano ganar el sustento para ellas y para su familia.
Desde lo cultural las mujeres se realizan como persona y transforman la naturaleza
desarrollando sus capacidades.
Desde lo social el trabajo es una necesidad vital porque las pone en relación con los
demás. Podemos decir que el trabajo es un hecho social que no solamente es un intercambio
material sino un proceso en que las mujeres en su propia acción construyen la dimensión
ética del trabajo.
7
Véase Salles, V. “El trabajo, el no trabajo: un ejercicio teórico analítico desde la sociología de la cultura”.
c)¿Qué expresa el trabajo en el espacio laboral?
El significado del trabajo también se dimensiona cuando las entrevistadas aluden al
espacio en el que realizan su actividad, es decir el lugar de trabajo alude a las formas de
convivencia, al hecho de compartir experiencias, a la interacción, que generan diversas
acciones de existencia articuladas o no, espontánea o construidas voluntariamente.
El espacio laboral es pensado aquí, como el espacio donde se realiza la actividad y se
moldean los comportamientos de las trabajadoras, quienes establecen practicas cotidianas de
solidaridad y cooperación.
En el caso de las asalariadas analizadas hay una tendencia a declinar la competitividad
mediante la formación de grupos secundarios nucleados por afinidad: compartimos el café,
charlas en el bar; intercambiamos ideas, experiencias; cuando nos atrasamos, nos
ayudamos en las tareas, cambiamos los horarios, nos cubrimos cuando tenemos que hacer
alguna diligencia. En el fortalecimiento de las solidaridades colectivas, el estar–junto y la
cooperación permite a las mujeres participar de las relaciones sociales integrándolas
al
mundo del trabajo.
La cooperación
en el trabajo informal se da por la voluntad de algunos de los
miembros del grupo familiar, y esta condicionado por los arreglos intrafamiliares: me ayuda
mi hija y mi esposo a veces cuando no trabaja; con las otras puesteras nos prestamos los
talles que las señoras piden. Habría que añadir que en estos sectores las redes familiares
constituye no solo un mecanismo de reclutamiento de fuerza de trabajo, sino también una
dinámica de interacción en el sentido de satisfacer al consumidor final (cliente) cumpliendo
así con el objetivo de vender el producto, estableciendo redes de socialización propias de su
ámbito laboral.
En líneas generales, para el intercambio reciproco las practicas de solidaridad y
cooperación que aparecen en el espacio laboral equilibran las relaciones entre los sujetos
quienes a través de estas buscan regular los intereses en juego.
Siguiendo con el análisis de esta dimensión se avizoran aspectos negativos en las
relaciones laborales tanto para las asalariadas como para las informales. Esto se relaciona con
la competencia desleal y se traducen en recelos, subestimaciones, mezquindades,
CLACSO. 1994. México.
desconfianzas manifestadas en expresiones como: las nuevas generaciones no están bien
formadas; no me siento contenida; no todo el grupo se reúne, algunas no se lo han ganado;
nadie te informa de actividades académicas.
Otra característica que da lugar a conflictos interpersonales se relaciona con la
insuficiencia de espacios físicos adecuados para realizar las actividades diarias, el espacio es
chico, tenemos que estar amontonados.
Los aspectos señalados anteriormente muestran dos niveles de conflicto uno que se
relaciona con la antinomia del deber ser y el otro relacionado con condiciones físicas
inadecuadas.
Las reflexiones que surgen sobre el espacio laboral se remiten a la interacción, a la
convivencia, y al hecho de compartir una misma realidad, esto supone al mismo tiempo la
conformación de redes sociales en relaciones de parentesco y/o grupo de trabajo. La
percepción negativa del trabajo hace que disminuya la cooperación y la confianza cuando la
relación de los sujetos esta bloqueada.
¿Qué valor le otorgan las mujeres al trabajo?
Nos parece importante señalar que el trabajo adquiere un valor que se manifiesta en la
satisfacción, y expectativas laborales.
Las principales antinomias sobre los que se construye el valor otorgado al trabajo son
gusto/sacrificio, satisfacción/insatisfacción. Es decir, se pone de manifiesto el carácter dual,
pro y contra, de las opiniones mantenidas sobre el trabajo por las actores sociales.
El sentido de correspondencia que se relaciona con la posición que ocupa la persona
según su actividad laboral y la escala de valores, encontramos situaciones de satisfacción
laboral sustentados en los anhelos y logros alcanzados: estoy en el cargo que me gusta; me
siento conforme con mi desempeño profesional; he tenido la oportunidad de trabajar en mi
profesión; me siento bien porque tengo un trabajo; el trato con la gente (clientes) es lo que
más me gusta; estoy satisfecha porque puedo trabajar en lo que he aprendido. En relación a
esto algunas mujeres manifiestan que las actividades que realizan y las oportunidades de
interacción social les posibilitan cumplir con la obligación del sostén económico, la necesidad
de relacionarse con el otro, y la autorrealización.
En la visión subjetiva
de las condiciones objetivas de realización del trabajo la
valoración se muestra como un camino de dificultades y superación constante: trabajar aquí
es un esfuerzo; y uno tiene que trabajar!; este trabajo es más pesado para mi porque hago
todo a mano, es un sacrificio andar con venta ambulante. La disposición a trabajar exige la
aceptación de esfuerzos físicos y psicológicos que conducen a mantener el trabajo y alcanzar
las metas propuestas. Lo que consiste en vincular el esfuerzo y la gratificación última.
También aparece en el discurso la insatisfacción que es aceptada a fin de armonizar
convicciones, emocionalidad, y necesidad económica: a pesar de ser super negrero este tipo
de trabajo, me ha devuelto la confianza; no me siento contenida en la relación con mi
jefa; . estoy insatisfecha porque no me alcanza; no me llevo bien con mis compañeros. Se
trata de situaciones de trabajo que contribuyen a la reproducción de las condiciones
heterogéneas de precariedad laboral, incertidumbre, falta de afinidad. El objetivo principal de
estas mujeres es dar respuesta a las necesidades básicas del grupo familiar y psicológicas de
la persona.
En definitiva, encontramos en las expresiones que el gusto por el trabajo y la
satisfacción que encuentran en el mismo va más allá de la necesidad, de la utilidad y del
espacio laboral.
En el marco del contexto de una realidad en transformación, la producción del
significado del trabajo, puede entenderse como resultado de expresiones que sobre
la
valoración del mismo tienen las mujeres.
Los cambios que recaen en el mundo laboral son sustentados en las visiones presentes
y futuras de las trabajadoras, traducidas en expectativas que son el resultado de la interacción
de las personas con la situación en que se encuentran. Este tambien esta dado por la
percepción subjetiva del ambiente.
En este
sentido, hablamos de las expectativas laborales que manifestaron las
entrevistadas marcando un anhelo de que mejore la situación, pero en la realidad concreta las
esperanzas se transforman en pesimismo, ansiedad por la crisis laboral y económica en que se
vive.
Las expectativas suelen no encontrarse, lo que ocasiona consecuencias negativas sobre
la valoración del trabajo: aunque estamos mal espero que llegue el momento de estar
mejor; cada vez la expectativa de que hacer, donde podemos ir y trabajar es menos; tengo
la esperanza que mejore por mis hijas que estudian; ojalá que mejore esto porque cada vez
esta peor, que cambie la situación porque hay menos venta.
El conjunto de las expectativas tanto de las asalariadas como de las informales provee
de una estructuración conceptual adecuada al contexto y relacionadas con
dimensiones
económicas, respecto de sí mismas como del futuro de los hijos. Se infiere que hay un
desajuste entre las expectativas y las controversias que surgen del medio generando
ambigüedad, inseguridad, replanteos sobre que hacer y que esperar para el futuro.
En síntesis, con respecto a la satisfacción en el trabajo se advierte que las entrevistadas
han encontrado una correspondencia entre su vocación profesional y las metas alcanzadas a lo
largo de sus vidas lo que ha dado como resultado una situación positiva de realización
personal. Sin embargo, son las condiciones objetivas las que no permiten una concreción
completa de todas sus aspiraciones y expectativas.
La cotidianeidad implica elaborar una comprensión de la situación laboral en relación
a determinados aspectos que ofrece el trabajo (ingreso, realización personal, dignidad) y reequilibra los niveles de desajuste no satisfactorios o expectativas no cumplidas por la crisis
económica .
Conclusiones preliminares
El propósito general de este estudio implicó brindar una primera aproximación al
significado del trabajo a partir de casos de mujeres asalariadas e informales en el mercado
laboral de la ciudad de Santiago del Estero.
A lo largo de este escrito los elementos proporcionados ponen de relieve las
dicotomías que definen al trabajo: necesidad/satisfacción; realización personal/ sacrificio;
cooperación /competencia.
El trabajo de las mujeres se manifiesta como la necesidad de aumentar el ingreso,
como una obligación moral y económica, como elección personal. Frente a esta necesidad
manifiesta encontramos que las mujeres asumen la responsabilidad de un estado diferente
del mero conformismo y asimismo una aceptación impuesta desde afuera marcada por
diferencias generacionales. En su espacio de cooperación, la práctica laboral implica esfuerzo
y realización personal, sentido que sustenta la visión de un trabajo como elemento articulador
de las comunidades humanas y de la vida individual.
El trabajo abordado como espacio laboral establece reglas de convivencia que
significan en las entrevistadas una retribución material que no es correlativa al aporte que
realiza la trabajadora para la satisfacción de las necesidades básicas. Esta realidad trae
aparejada la institucionalización en el medio laboral de la aceptación de
condiciones de
precarización laboral, manifestadas en situaciones asalariadas desventajosas o relaciones no
formales, inestables o clandestinas.
La posibilidad de ejercer algún trabajo remunerado, permite una realización personal
más allá que el mismo plantee incertidumbres, esfuerzo físico y mental, un “sacrificio” tal
como lo expresan las entrevistadas.
La interacción se sostiene a través de la mirada del otro, conformando un tramado de
relaciones sociales que a pesar de la inestabilidad laboral, económica exige poner en práctica
acciones en una espacio de cooperación y solidaridad dando lugar al proceso de socialización
que integra al actor social a un grupo de amigos, compañeros y colegas.
Respecto a la valoración del trabajo, la satisfacción laboral se presenta con la
aceptación de condiciones de precarización para alcanzar un equilibrio socio – emocional. En
este sentido las mujeres encuentran satisfacción o gusto por el trabajo en el hecho de una
realización profesional y por las oportunidades de interacción social que posibilitan las
ocupaciones. Así también la insatisfacción adquiere una connotación referida a las
condiciones objetivas del mercado laboral, dadas por la inseguridad e inestabilidad del
ingreso; y el sacrificio
se traduce en un instrumento para hacer frente y superar las
condiciones en que se plantean en el contexto.
En relación a las expectativas de las mujeres, lo que caracteriza es el ‘ahora’ cargado
de contradicciones y reflexiones. Desde una visión más optimista se dibuja una esperanza, a
partir de los hijos y convicciones personales.
En definitiva la idea que se desprende es que hay temas y dimensiones comunes en los
casos analizados. Esto plantea que en ambos grupos a pesar de su diferente categoría
ocupacional están insertas en un mismo contexto laboral.
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