127 DE HISTORIA NATURAL las molduraciones, especialmente en las zonas inferiores, son bien pa­ tentes; la facies erosiva glaciar preside el conjunto; es posible la existen­ cia durante el período álgido glaciar de una débil y ancha masa de hielo que se confundiera con la lengua del glaciar Pozas a nivel del Prado del mismo nombre. Desde este límite, y en común lengua, avanzaría el gla­ ciar por la fragosa garganta de Las Escálemelas hasta el límite o zona de ablación de 1.500 metros, altura del Prado de la Casa. Es indudable que hoy día, a la salida de los escarpes del Lanchar Pozas, se observan, oblicuamente a la dirección del glaciar, escombros (Fot. C. V. B.) F i g . 7 . — G l a c i a r d e L a L a n c h o s a . V i s t a g e n e r a l del V a l l e . morrénicos, bien libremente dispersos por el llano o formando una corta y rebajada loma; considero que los primeros son cantos erráticos aban­ donados por los hielos en el secular retroceso, y en cuanto a la morrena frontal (1.900 m.), simple estadio de detención en el lento retroceso gla­ ciar con que alborean los tiempos epiglaciares. No son claros los depósitos de retroceso en los cauces glaciares del Oeste de la región que estudiamos, así como tampoco en Los Conven­ tos, etc., sin duda porque la estrechez de los valles preglaciares a los que tuvo que supeditarse el glaciar favoreció el prematuro arrastre dé los escombros por los arroyos actuales. El Prado de las Pozas, morfoló­ gicamente muy distinto, presenta más semejanzas en este respecto con