Estado de salud de la economía nacional1

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Estado de salud de la economía nacional1
Siempre es bueno contrastar las cifras estadísticas globales de empleo, producción, inversión,
consumo, endeudamiento, precios, etc.; con lo que sucede en la vida real a través del análisis
de los discursos, vivencias y percepciones presentes en el pensamiento y acción de todos los
seres humanos que integran una sociedad. En el caso ecuatoriano, por ejemplo, se ha ido
observando, en los últimos días, como la población muestra preocupación -por lo que sucede
en su entorno socioeconómico- mediante la participación directa en la ocurrencia de situaciones
que se van presentando en la cotidianidad, por ejemplo: vendedores que señalan que el
porcentaje de compradores con tarjeta de crédito se sobrepone a los compradores con dinero
en efectivo -en segmentos de consumo en donde antes el comportamiento era a la inversa-,
representantes del sector financiero que reconocen el incremento en la morosidad de los pagos
por créditos concedidos, afiliados al IESS que retiran sus fondos de cesantía -muchos de ellos
como mecanismo de activación de su derecho al seguro de desempleo-, empresas que buscan
reducir su jornada laboral -como antídoto para no despedir totalmente a un trabajador-,
representantes de gobiernos locales que reclaman por transferencias atrasadas desde el
gobierno central, proveedores estatales que muestran preocupación por atrasos en sus pagos,
actores sociales que reclaman por obras de infraestructura inconclusas, dirigentes gremiales
que resaltan la caída en la recaudación de impuestos debido a las menores ventas del sector
productivo, o cuando se observan largas filas para encontrar un puesto trabajo alrededor de la
propuesta municipal de construcción del metro de Quito.
Todos estos son síntomas, siguiendo la lógica del trabajo médico, de que la salud del paciente
llamado “economía nacional” se está deteriorando y, por lo tanto, para que no empeore se debe
establecer algún tratamiento acompañado de medicamentos que contribuyan a mejorar ese
estado de salud, pues, un buen médico jamás puede decir que una afección gripal se debe al
frío imperante en el clima de la ciudad y no hacer nada, ya que el enfermo puede llegar incluso
a tener una situación de neumonía, con todas las consecuencias negativas, incluida la muerte.
Lo mismo sucede con la economía nacional, si no se reacciona a tiempo y se sigue echando la
culpa, únicamente, a factores externos de carácter internacional -al estilo del médico que culpa
al “clima” de la enfermedad del paciente y por ello no hace nada- los indicadores
sintomatológicos se seguirán empeorando y luego la medicina y recuperación económica
tenderán a ser más duras en términos del tiempo y recursos que el Ecuador necesitará.
Ahora, claro, pensando con los lentes de la positividad propositiva, las medidas que se escojan,
eso sí reconociendo los errores del pasado, deberán ser aquellas que sienten las bases de un
sistema económico sólido capaz de enfrentar los desafíos actuales y, sobretodo, de mediano y
largo plazo. Es decir, las soluciones deben ser estructurales, evitando caer en la tentación de
soluciones cortoplacistas con fines electoreros. Esta tentación, lamentablemente, estará latente
por el año electoral que ya se empieza a vivir y que, con el pasar de los meses, se irá
intensificando a través del predominio de ofertas, en varios de los casos, demagógicas
orientadas a convencer a una población ávida -por la situación del estado delicado de la salud
1
Wilson Araque Jaramillo. Director del Área de Gestión y Coordinador Fundador del Observatorio de
la PyME. E-mail: wilson.araque@uasb.edu.ec. Fecha de publicación: 17 de febrero de 2015.
Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad del autor o autores y no
necesariamente reflejan un punto de vista del Observatorio de la PyME de la Universidad Andina Simón
Bolívar, Sede Ecuador.
de la economía nacional- de producción y empleo como mecanismos dirigidos a mejorar sus
condiciones de vida.
De ahí la necesidad -como potenciales electores del futuro Presidente o Presidenta del Ecuadorde estar pendientes y prevenidos por la campaña electoral que se viene, la cual tiene como
antecedente una economía cuyo estado de salud, como se acaba de analizar, se encuentran en
proceso de franco deterioro. En este contexto político, social y económico no será raro
encontrar ofrecimientos de campaña cuyo eje temático central de las propuestas -en algunos
casos con el carácter de mesiánicas- se focalizará hacia el salvamento de la economía del país
con una serie de medidas que, por parte de cada elector, deberán ser analizadas mediante la
pregunta: ¿Son solo discursos ambiguos o, realmente, son propuestas factibles de hacerse
realidad?, es decir, la sugerencia va por la puesta en práctica de un proceso reflexivo sobre la
factibilidad de convertir discursos electorales en acciones verdaderas, sinceras y bien
intencionadas orientadas hacia la búsqueda del bienestar integrado de toda la población
ecuatoriana sin distingos de clases socioeconómicas.
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