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ARTÍCULO
www.bdomexico.com
Mayo 2012
La justicia, ¿qué es la justicia?
C. P. José Ignacio López
ignacio.lopez@bdomexico.com
La justicia la podemos encontrar en
cualquier entorno: en la familia, en el
barrio, en el trabajo, en la iglesia, en
nuestro país, en el extranjero, en todos
lados donde existan relaciones con personas
y no es otra cosa que el actuar con
honestidad hacia los demás.
Según una de las definiciones de la Real
Academia Española, “Justicia es una de las
cuatro
virtudes
cardinales
(llamadas
también virtudes morales) que inclina a dar
a cada uno lo que le corresponde o
pertenece”.
Pero, ¿quién determina qué le corresponde
a cada quien? Lo que para algunos parecería
correcto, para otros no lo será tanto. Esto
tiene más qué ver con las instituciones o
personas encargadas de impartir la justicia
y la manera en que éstas lo hacen; la
decisión de impartir justicia que tomen
estas
instituciones
o
personas,
no
precisamente podría ser la más adecuada a
las circunstancias.
Por ejemplo, existen casos en donde una
autoridad puede decidir la culpabilidad o no
de una persona acusada de algún delito,
como lo fue el caso recientemente de una
ciudadana Francesa, donde la autoridad
decidió darle libertad sin aparentemente
tener pruebas de su inocencia, sin que la
decisión haya sido la más correcta o no le
haya parecido la más
comunidad en general.
correcta
a
la
La falta de la aplicación correcta de la
justicia puede llevar a una persona, una
compañía, una sociedad o incluso un país, a
desequilibrios personales y/o sociales,
dependiendo del ámbito en el que sea
aplicado el término justicia.
Enfocado en una organización como la suya,
¿cómo afecta la falta de justicia a una
compañía? Tal vez creamos que en nuestras
compañías no existe alguna situación de
injusticia; pero las puede haber en menor o
mayor grado sin que las podamos identificar
a simple vista; si en su compañía existe por
ejemplo, un descontento generalizado, sin
una aparente explicación razonable a lo que
sucede; podría ser un foco de atención de
que probablemente en su compañía no se
ha aplicado adecuadamente la justicia,
generando la desestabilización de su
organización.
Pero, ¿cómo averiguar si en su entorno
existe una situación de injusticia?, ¿cómo
saber si las decisiones que se toman no
están provocando que se cree un clima de
inestabilidad que puede desencadenar en
situaciones mayores?
Habría que preguntarse a uno mismo, ¿qué
estoy haciendo, qué hice o dejé de hacer
para no ser injusto con los demás?,
¿qué debo corregir si sé que no he hecho lo
correcto para mantener un buen entorno
laboral, social o familiar?
siempre se tiene la razón y la mejor virtud
es reconocer cuando uno no tiene la razón y
hacer lo necesario para enmendar nuestros
fallos.
El mejor líder de en una organización, no es
el que impone su voluntad si no aquél que,
a través de la correcta aplicación de la
justicia y otras virtudes, hace lo necesario
para que los demás sean “voluntarios” en
llevar a cabo las decisiones tomadas, en
beneficio común para quienes participan en
la consecución de un objetivo.
La mayoría de las personas nunca le dirán
directamente que probablemente usted se
equivocó en ciertas decisiones, aunque
nadie está exento de equivocarse; pero sí
empezará
a
tener
problemas
de
descontento general, lo que podría
provocar aún una desestabilización mayor
en su organización.
Usted podría decir: “aquí nadie está para
juzgar mis decisiones, el jefe y el que toma
las decisiones soy yo”. Puede ser que tenga
usted razón, nadie debería juzgar las
decisiones de sus superiores; pero si algunas
de sus decisiones están llevando a su
organización a una situación de descontento
general o a un ambiente laboral áspero,
habría qué meditar muy bien si las
decisiones tomadas han sido las correctas,
si no lo han sido, podría implicar que no se
ha actuado con “Justicia”, es decir, no se le
ha dado a cada quien lo que le corresponde
o le pertenece; o peor aún, se le ha dado a
alguien algo que no lo le corresponde o le
pertenece.
Nuevamente, usted como tomador de
decisiones pude argumentar: “yo decido a
quién le corresponde y a quien no”. Sí, pero
probablemente no es la mejor decisión,
puesto que su decisión podría estar
desestabilizando a su organización; no
Valdría la pena reflexionar en uno mismo y
preguntarnos, ¿qué necesitamos hacer para
que nuestras familias, nuestras compañías y
aún mejor, nuestro país, tengan la justicia
que se merecen? Ya le podríamos estar
enseñando a nuestros hijos que ser justo
tiene mucho qué ver con la práctica de
valores civiles y morales, con ser honesto
consigo mismo; si no se es honesto consigo
mismo y sólo actuamos a nuestra
conveniencia o a la conveniencia de otros,
no se puede ser impartidor de una
verdadera justicia, no se puede ser justo y
no se le estará dando a cada quien lo que le
corresponde o pertenece.
Tendríamos qué aprender a practicar la
justicia y no sólo hablar de ella, “vale más
un gramo de práctica que toneladas de
teoría”, si todos practicáramos la justicia
en el estricto sentido de la palabra, sin
duda tendríamos una organización, un país
y hasta un mundo mejor para todos.
***
C.P. José Ignacio López, Gerente del área de
Auditoría, Oficina Monterrey.
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