Sala de Mamíferos de Norteamérica Nivel 2 ¿Eres lo suficientemente valiente como para acercarte a un oso polar? No muchos de nosotros lo somos. Y rara vez tenemos la oportunidad de hacerlo, ni siquiera en el zoológico. Nuestras salas de mamíferos de Norteamérica te permiten estudiar en detalle decenas de criaturas magníficas y fascinantes. Oso Negro Escena: Valle de Yosemite, Parque Nacional de Yosemite, California Región: Alaska y norte de Canadá hacia región central de México. Hábitat: Áreas montañosas con vegetación, entre 3,000 y 10,000 pies. Alimentación: Oportunista: comen lo que tienen a su alcance, por ejemplo, plantas, insectos, animales pequeños e incluso carroña. Situación: La población de osos negros es numerosa y está en aumento, pero se ve afectada por la destrucción del hábitat y la caza. Los osos negros, que son más activos al atardecer, devoran grandes cantidades de hormigas, polillas y otros insectos, y a veces, animales de mayor tamaño como conejos y ciervos. Colaboran con el equilibrio de los bosques en los que viven, al comer las plantas y dispersar las semillas. Los cachorros, que miden 6 pulgadas de largo y pesan 1 libra al nacer, permanecen con sus madres durante aproximadamente 18 meses. En su adultez, pueden llegar a pesar hasta 500 libras. Oso Polar Escena: Isla Bylor, en el extremo norte de la Isla de Baffin, territorios del Noroeste, Canadá. Región: Costas del Ártico de Norteamérica (sur a extremo sur de la Bahía de Hudson), Europa y Asia. Hábitat: Témpanos de hielo y costas rocosas, sin vegetación. Alimentación: Principalmente focas, pero también ballenas varadas y otras carroñas; huevos de aves y plantas. Situación: Vulnerable. Los osos polares pasan la mayor parte de su vida sobre el hielo oceánico congelado y son los principales carnívoros terrestres del Ártico. Los restos de sus presas brindan alimento para los osos más jóvenes que tienen menos experiencia, y para los zorros del Ártico. Aunque pueden ser peligrosos para los humanos, los osos polares raramente entran en contacto con ellos. Los pueblos nativos del Ártico utilizan los osos polares para obtener medicinas, y también aprovechan el pelaje y la carne. En Alaska, Canadá y Groenlandia aún se permite la caza. Castor Escena: Montañas GrosVentre, Wyoming Región: Norteamérica, desde Alaska y Labrador hasta el Río Grande. Hábitat: Áreas arboladas cerca de lagos y arroyos. Alimentación: Cortezas y ramas, especialmente de álamo, chopo, sauce, pino; plantas acuáticas. Situación: Anteriormente, su presencia estaba muy extendida: la caza, la contaminación y la pérdida del hábitat redujo drásticamente la población de castores. Durante el siglo pasado, se volvieron a introducir con éxito en numerosos hábitats en los cuales ya no había ejemplares. Los castores construyen diques para frenar el flujo de agua en los arroyos y ríos, y así protegen las madrigueras que construyen en zonas cercanas, a la orilla del agua, para cobijarse. Los castores pueden alejarse grandes distancias de sus madrigueras para buscar alimento. A veces, cavan canales desde un lugar con un abundante suministro de alimento para enviar la comida flotando hasta sus madrigueras. A menudo, almacenan troncos y ramas debajo del agua para alimentarse durante el invierno. Morsa Escena: Hielo a la deriva, mar de Bering, cerca de la isla de Saint Lawrence, en Alaska. Región: Costa noreste de Siberia, costa noroeste de Alaska, costa norte y noroeste de Groenlandia e isla de Ellesmere. Hábitat: Océano Ártico, cerca del borde del hielo polar. Alimentación: Moluscos, estrellas de mar, cangrejos y otros invertebrados marinos. Situación: Las poblaciones son reducidas pero en la actualidad no es una especie amenazada. Las morsas usan sus largos colmillos de marfil para pelear, atravesar el hielo, impulsarse para salir del agua, e incluso para engancharse sobre el hielo y quedar firmes mientras duermen. Las morsas pueden usar la cabeza para atravesar porciones de hielo de hasta 8 pulgadas de espesor. Las morsas, que son lentas y torpes al desplazarse en la tierra, son excelentes nadadoras. Pueden sumergirse hasta 300 pies de profundidad para comer las almejas que se encuentran en el fondo marino. ¡La morsa puede consumir 4,000 almejas en una sola comida!