INFLUENCIAS CERVANTINAS EN LA DESHEREDADA DE GALD6S Alexia Dotras Brayo CLP - Instituto Politecnico de Bragan.ya Benito Perez Gald6s conservaha en su biblioteca alrededor de cuarenta ensayos sobre el Quijote (Benitez, 1990: 19), algo que no es insolito, si tenemos en cuenta que el modelo para novelar en espanol en el Realismo no puede ser otro que el cervantino. EI siglo XVIII no fue prolijo en narrativa y el modelo previo -inventor 0 no-- de la miscelanea que supone la novela solo puede ser el Quijote. La desheredada, de 1881, rezuma escrirura cervantina, conscientemente, en relacion a todos los componentes narrativos posibles. Desde los personajes, hasta la estructura, pasando por el estilo e induso como imertexto, la novela de Gald6s hebe directamente de la fuente y reaHza varios guifios a un lector experto y avezado que debe conocer la obra cervantina. Varios son los cnticos que han referido este acercamiento, llamando la atenci6n sobre elementos evidentes como 1a recreacion de los consejos y las cartas del Quijote, el personaje de Quijada-Quesada, la capacidad de pintar un personaje can un solo rasgo, a la manera impresionista (Fernandez Montesinos, 1968) 0 los personajes procedentes de la Mancha, el contraste entre la ilusion y la realidad como motivo de la parodia, ademas de retomar los motivos senalados por Montesinos (Durand, 1974: 191-201, Gordon, 1977: 29-38). En esta ocasion, intentare desglosar ·estos elementos desde una nueva y personal lectura, para poder mostrar can detalle que puede deberse a la influencia de Cervantes, rasgo a rasgo, y tambit'!n cmlles son esas referencias conscientes, esa creaci6n del universo poetico del intertexto, incluso del macrointertexto de las noveias, que vamos a llamar cervantistas. EI primero de ellos se refiere a los molivos lematicos, entendiendo par talla trama general y tambien algunos pormenores, mas sutiles. La desheredada describe la lucha par una herencia que Isidora Rufete libra can la marquesa de Aransis. Aparentemente, nada Ie debena al Quijote, si no [uese porque Isidora Rufete cree ser 642 I ALEXIA DOTRAS BRAVO nieta de la marquesa por un engafio de su padre y de su rio el canonigo, es decir, ciertos elementos externos originan una percepcion mentirosa, que vuelve el juicio a la protagonista. Esta, sin capacidad economica, se aferra a la posibilidad gracias a unos documentos y pruebas escritas sobre su nacimiento, rasgo que confiere racionalidad a sus pretensiones. Por ello, la 16gica del personaje no deberia rozar la locura como, efectivamente, si 10 hace. Sin embargo, Isidora vive el secreta de su procedencia familiar y el posterior pleito por la herencia como una mujer sin juicio, con una intensidad y una fuerza melodramatica que remite casi automaticamente a la novela folletinesca, reminiscencia romantica a finales del XIX. Ellector avisado descubre que las obras en las que ella hasa el exito de su novela son variadas. La trama general, entonces, consiste en una relectura de la locura libresca del protagonista en el Quijote, pero critica, literariamente hablando, con la literatura de la epoca de Galdos, y con la epoca hist6rica misma. A esto se Ie suman pequenos gestos que ponen en alerta allector, como el peregrinar de casa en casa de Isidora, como don Quijote recorria la Mancha, 0 la imprenta de Juan Bou, que puede ser un eco de la visita de don Quijote a la imprenta. Esta compone aleluyas, literatura en serie, popular, poco sofisticada: reside aqui una cierta ironia. E incluso se extiende a otras obras; dos picarOS cuyos nomhres son similares foneticamente a Rinconete y Cortadillo: Zarapicos y Gonzalete, (154) que trae rcminisccncias generales de la narrativa del siglo de oro. Pero quizas sean los personajes los componentes mas evidentemente intertextuales, llegando a ser varios de elIos polisemicos, enriquecidos de significado y portadores de varios personajes cervantinos a la vez. Para empezar, existe una relaci6n f6nica entre "Rufete" y "Quijote", ambos terminos con matices comicos, yaqui usados con derto aire de chacota. Los dos son los personajes que pierden el juicio (porque presentan una derta predisposicion al engano literario) y necesitan de un personaje que les acompane, Sancho Panza y el padrino. De hecho, ambos son nombres ambiguos, porque Isidora es Rufete, aunque no quiera, y Alonso Quijano desea ser don Quijote y no 10 consigue. Son ambiguos y espejo del fracaso identitario de ambos personajes. Isidora Rufete es una mujer que aparece con una desgracia, un secreto a cuestas, llorando desde la primera pagina. Heredera de la locura de su padre, al que va a visitar al manicomio en un primer capitulo de expresivo titulo "Final de otra noveIa" (que no puede ser otra que el Quijote, donde muere el caballero, como en esta), Isidora representa el traspaso de la locura de su padre, en una especie de secuela de la novela cervantina. Varios son los atributos de don Quijote que se dejan sentir en esta reescritura galdosiana posterior: Isidora tamhien es insomne por una imaginaci6n desbordada, hecho descrito con maneras cervantinas (la cursiva es mia): INFlUENCIAS GERVANTINAS EN LA DESHEREDADA DE GAlD6S I 643 Salvo algunas ligeras neuralgias de cabeza, Isidora gozaba de excelente salud, ran solo era molesrada de [recuentes y penosos insomnios, que a veces la hacian pasar de claro en claro las naches. La causa de esto parecia ser como una sed de espiritu, que se fomentaba, sin aplacarse, de audaces previsiones de 10 futuro, de un imaginar hechos que pasarian, que tendrian que pasar, que no podian menos de tomar su puesto en las infalibles series de la realidad. Era una segunda vida encajada en la vida fisiologica y que se desarrollaba potente, construida por la imaginacion, sin que fa1tase una pieza, ni un cabo, ni un accesorio (LD: 114). Recuerda perfectamente al comienzo del Quijote, "En resoluci6n, el se enfrasco tanto en su lectura, que se Ie pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los dias de turbio en turbio; y aSl, del poco dormir y del mucho leer se Ie seco el celebro, de manera que vino a perder el juicio" (DQ 1, cap. 1: 41-42). La falta de suefio se refiere en varias ocasiones ("Se acosta, no para dormir, sino para seguir dando vida ficticia en el horno siempre encendido e su imaginacion ..... LD: 141), para culminar en un capitulo completo sobre la cuestion, en forma de parodia ya desde el titulo "Insomnio numero cincuenta y tantos" (LD: 214-215), en el que emplea el mon61ogo interior. En su lucha contra el mundo, Isidora debe veneer obstaculos, creados por ella misma (la seguridad de pertenecer a la casa de Aransis, como don Quijote se creta caballero andante), pero tambien ha de enfrentarse con los que la quieren hacer desistir de su empefio, tal como el can6nigo y el barbero con el hidalgo manchego. Su tia, la Sanguijuelera, Ie recrimina su obstinaci6n loca y 10 achaca a los libros y al genero en boga en ese momento; salvando los casi dos siglos, la critica a la literatura de moda es identica: "Me parece que tU te has hartado de leer esos librotes que Haman nove1as. jCuanto es mejorno saber leer!" (LD: 110). Intuimos entonces que Isidora posee cierta mania libresca, pero no en el grade elevadisimo de don Quijote. Las menciones apareceran escasa, pero significativamente, semejantes a las cervantinas: ... y como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, vela 0 imaginaba Ie pareda ser hecho y pasar al modo de 10 que habia leido, luego que via la vema se Ie represent6 que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de lucieme plata~ sin faltarle su patente levadiza y honda cava, con [Odos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan (DQ I, cap. II: 52). En misa, sumida en sus pensamientos y proyecciones: 644 I ALEXIA DOTRAS BRAVO No es caso nuevo ni mucho menos -decia-. Los libros esta.n llenos de casos semejantes. iYo he leido mi propia historia tantas vecesl Y ~que cosa hay mas linda que liL.a, ! pad cuando nos pintan una joven pobrecita, muy pobrecita, que vive en una guardilla y trabaja para mantenerse; y esa joven, que es bonita como los angeles y, por supuesto, honrada, mas honrada que los angeles, Bora mucho y padece porque unos pfcaros la quieren infamar; y luego, en cierto dia, se para una gran carrerela en 1a puerta y sube una senora marquesa muy guapa, y va a la joven, y bablan y se explican, y Horan mucho las dos, viniendo a resultar que la muchacha es hija de 1a marquesa, que la tuvo de un cierto conde calavera? (LD: 171-172). Fantasias similares se reproducen varios capitulos despues, demostrando la incapacidad de la joven para curarse de sus obsesiones: Y diciendo esto se Ie representaron en la imaginacion figuras y tipos interesantfsimos que en novelas habia leido. ~Que cosa mas bonita, mas ideal, que aquella joven olvidada, hija de unos duques, que en su pobreza fue modista de fino, hasta que, reeonoeida por sus padres, paso de las humildad de la guardilla al esplendor de un palacio y se case con el joven Alfredo, Eduardo, Arturo 0 eosa tal? (LD:. 312). De hecho, conocemos el quid de la cuesti6n, por fin verbalizado, por boca del patriarca de los Pez, clan estrafalario tambien proveniente de La Mancha, solo en el capitulo 12. Se trata de las primeras dudas pronunciadas por los personajes, que ya pululaban en ellector por los antecedentes imaginativos, Ia [alta de credibilidad y las tnfulas enfermizas de Isidora, culpando otra vez a las novelas: "Otra carta del can6nigo en que viene con las mismas historias ( ... ) Esto es novela ... iNietos de la marquesa de Aransis! ( ... ) Estas historia de muchachos mendigos que a 10 mejor salen con la patochada de tener por papas a cluques 0 a principes no pueden pasar en el dia, mejor dicho, yo creo que no han pasado nunca. Admitamoslo en las novelas; ipero en la realidacl ... !" (LD: 230). Dos visiones, por tanto, del efecte, embriagador 0 demoledor, de las novelas. Sin embargo, llega tan lejos como a creerse otro personaje, como don Quijote se cree Amadis, 0 cualquier otro caballero andante: ~Con quien creed ellector que se compar6: Can Marfa Antonieta en la Conserjeria. Era ni mas ni menos que una reina injuriada por la canalla. Determine, pues, imitar en todos sus aetos y palabras, hasta donde la realidad 10 permitiese, la dignidad de aquella infelidsima senora, con 10 que se creda a sus propios ojos, y se veia idea- la INFLUENCIAS CERVANTINAS EN LA DESHEREDADA DE GAlOOS 1645 lizada por el martirio, grande en la humildad, rica en la pobreza y purificada en los padecimientos (LD: 431). En esto llego a un camino que en cuatro se dividia, y luego se Ie vino a la imaginacion las encrucejadas donde los caballeros andantes se ponian a pensar cual camino de aquellos tomarian; y por imitarlos, esruvo un rato quedo; y al cabo de haberlo muy bien pensado, soIt6 la rienda a Rocinante, dejando a la voluntad del rodn la suya, eI cual siguio su primer intento, que fue el irse camino de su caballeriza. Y habiendo andado como dos millas, descubri6 don Quijote un gran tropel de gente, que, como despues se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia. Eran seis, y venian con sus quitasoles, con otros cuatro criados a caballo y tres mozos de mulas a pie. Apenas los divis6 don Quijote, cuando se imagin6 ser cosa de nueva aventura; y par imitar, en todo cuanto a eI Ie parecia posible, los pasos que habia leido en sus libros, Ie pareci6 venir alli de molde uno que pensaba hacer (DQ 1, cap. 4: 72-73). Aunque la accion transcurre en Madrid --ciudad no nombrada, pero evidente- los personajes proceden de La Mancha (denominador comlin del deliria de todos ellos), como un ejemplo dpieo de emigraci6n nacional interior del campo a la ciudad, con la intenci6n de llegar a la tierra de las oportunidades. Estas figuras, a veces solo nombradas, adquieren una importancia inusitada, porque crean el enre- jado de relaciones de la novela. Par mucho que salgan del rural, alllegar a suelo urbano estrechan sus lazos, aun abriendose a nuevos vinculos sociales. La mas importante, motor de la acci6n y personaje latente, al modo que 10 fue Dulcinea en la obra cervantina, es la figura del canonigo, tio posrizo de Isidora, de nornhre mas que expresivo Santiago Quijano-Quijada. Con este par6dieo apellido compuesto, simbolo de hida1guia 0 de disparate, el canonigo resulta de una distorsion del can6nigo racional del Quijote y el propio Alonso Quijano. La ironia galdosiana une caracteres prototipicos de 1a obra cervantina, agita el frasco, y da como resultado un personaje total: no aparece nunca, como Dulcinea, neva e1 apelativo de can6nigo, por 10 que ellector espera un personaje discreto y cuerdo, pero realmente es el destinatario primero del engano, que el mismo se encarga de expandir, cuya ingenuidad es paralela a la de don Quijote expresada en boca de otro. Como 10 presenta el notario Munoz y Nones: Una vez Ie hicimos creer que con miga de pan se quitaba las canas, y andaba con la cabeza hecha una panaderia. Tambien Ie hicimos creer que 1a baba del conejo era venenosa, y consulte cuatro medicos y se cauterize un brazo ( ... ) Lo extrafio es que, siendo medianamente instruido, creyese en influencias de las estrellas, en barruntos y aun en maleficios (LD: 459). 646 I ALEXIA DOTRAS BRAVO Palabras parecidas a las que usa Sancho para definir a su amo: - Eso no es el mio -respondi6 Sancho-: digo, que no tiene nada de bellaco; antes tiene una alma como un cantaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna: un nino Ie had entender que es de noche en la mitad del dia, y por esta sencillez Ie quiero como a las telas de mi corazon, y no me amano a dejarle, por mas disparates que haga. (DQ II, cap. 13: 796-797). EI verdadero caracter del canonigo da pie a pensar que no hay ya ni un solo fundamento en las aspiraciones de Isidora. El intertexto funciona aqul en su significado mas ridiculo. Sin embargo, todavla puede Galdos definir mejor la naturaleza quijotesca del personaje: Escribia clasicamente, leia novelas, era muy aficionado de las cosas aristocraticas, se sabia de memoria el Becerra y tenia en la punta de la una todos los linajes de Espana. Juzgue usted si ese santo varon era que ni pintado para sostener un bromazo que Tomas Rufete quiso dar a sus hijos (LD: 459). ASI, los afanes escritores e intelectuales se ven en paralelo: Pero, con todo, alabaha en su autor aquel acabar su libro can la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces Ie vino deseo de tamar la pluma y dalle fin al pie de la letra como alIi se prometej y sin duda alguna 10 hiciera y aun saliera can ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se 10 estorbaran (DQ 1, cap. 1: 41). Para conferir mayor polisemia al personaje, hacia la mitad de la novela envia una carta, trasunto intertextual de Jas quijotescas y guifio sabre los consejos que don Quijote dio a Sancho antes de su gobierno (LD: 281-285), unica vez que escuchamos su voz, aunque sea mediatizada por la retorica de la misiva. Augusto Miquis, uno de los pocos personajes que aporta lucidez al alocado grupo manchego, podrfa ser un espejo de Dulcinea, ya que es del Toboso, y esta. enamorado de Isidora Rufete. Esta relacion deviene en una amistad sincera por parte de el, el unico capaz de quererla con sensatez y de exigirle carifiosa disciplina. Pero ademas, su verborrea casi surrealista, confunde su verdadero caracter de loco-listo, como el propio Sancho. Como en el caso del canonigo, Miquis es un personaje complejo, prototipo del enamorado (Dulcinea) pero con una clara inversion de papeles, luz racional de una novela de locos, (como el barbero y el canonigo) y simbolo de una verborrea similar a la del Primo de la segunda parte d d n fi c INFLUENCIAS CEfllfANTINAS EN LA OESHEREOADA OE GALOOS 1 647 Quijote, por to que puede servir de antecedente a algunas figuras histrionicas Valle-Indin 0 CeJa. Sin embargo, conserva ecos quijotescos con una frase recopor el lector implicito. Como en los antedores ejemplos se trata de una plurisignificativa y prei'iada de identidades, En una conversaci6n amorosa - Tonto.". Vamos a ver las fieras. - No me da la gana. ~Que mas fiera que w? --Elleon, --lLeoncitos a miL. ESlOSdos hoyuelos que te abrio Narura entre el musculo mase~ ter y el orbicular me rienen fuera de rot." (LD: (23). Puede ser una simple referenda Hbresca popular, similar a "con Ia iglesia 'hemos lOpado", pero en esta novela todo matiz cervantino adqulere nueva relevancia, can intenciones daras en el caso de este personaje, que afirma: "Soy del : Toboso, de ese pueblo ilusrre entre los pueblos ilustres. Un tobosino no puede ser , traidor" (LD: 132). E1 ultimo caso de significado rico en matices cervantinos florece con don Jose Relimpio, sefior de cierta eJad) blando y duke l padrino de lsidora y enamorado a escondidas de elJas. Podda ser un remedo del propio don Quijote par 1a apariencia fisica y los rasgos de timido erotico, aunque tambien de Sancho Panza, ya que se convierte en el fiel acompafiante de Isidora, e induso Dulcinea a la inversa: por ser la replica amorosa de Isidora: Era eI hombre mejor del mundo. Era un hombre que no servia para nada. Tenia 5eSenta alios. Procedfa de honrada y decentisima familia, Habfa sido militar en sus mocedades; pero, por no ser\'ir para ta militia, viose forzado a dejar la pesadez y esrruendo de las armas. Habia sido empleado en Remas; pero cumpHa ran mal y se tomaba tan largas vacadones1 que Ie despidieron de fa oneina. Fue ct)Otador de un teatrO y se arruino la empresa. Fue asociado de un contrausm de fieiatos, y por razon de su maldira amabilidad, ia parte mayor de las viruallas emraban sin pagar. Fue marido de dona Laura, y gasto eJ reducido patrjmonio de esta en vadas suertes de amabilidadcs, (LD: 177-178). Podrfamos at1rmar induso sin equivocarnos demasjado que parece una copia de la vida fracasada de Cervantes, hombre de armas, y de letras, recaudador de irnpuestos, tentado por e1 teatro, casado sin arnor y pobre hasta e1 final. La linea entre hiswria y literatura se difurnil1a, 648 I ALEXIA DOTRAS BRAVO Como los otros hombres de la novela, cede a los irresistibles encantos de su ahijada, pero intenta luchar contra ese arnor incestuoso hasta el punto de perder el juicio, justamente creyendose caballero andante, cuyo deber es salvar a su amada. La ir6nica vulgarizaci6n de la locura se debe, en cambio, al abuso del alcohol. A el debemos el dramatico fin, sumido en su enajenaci6n e inmerso en una recreaci6n literaria medieval. La descripci6n galdosiana bebe directamente de la Fuente: "AI entrar, crei que entraba en un encantado y hermosisimo palacio; las presas me parecieron unas ninfas muy aereas ( ... ) La escalera, una escaJera de plata, y la celadora, un ange!..." (LD: 477-478). En cualquier caso, la polisemia cervantina de los personajes revela una lectura atentisima por parte de Galdos y una franca libertad a la hora de manejar valores y rasgos caracteriales, no exenta de cierta ironia al conseguir que todas las figuras tomen elementos cervantinos sin definicion exacta. Pero donde se dan inconfundihles ejemplos del cervantismo galdosiano es en el estilo cervantino, por un lado, y en los juegos del narrador, por otro. En cualquier caso, ambas caracterlsticas son indisolubles porque remiten al narrador y la pericia galdosiana para coostruir dicha instancia, intensificando el pacto intimo con ellector. Cervantes fue pionero en su atenci6n al receptor y esta misma linea la maneja Gaides con soberbia. Desde el principio, el narrador de La desheredada establece una linea de comunicaci6n con ellector, al que apela constantemente y con el que se compromete, desechando informacion, seleccionando y fomentando el "suspender los animos", como seiialaria Cervantes. En muchas ocasiones se colocaran sobre los personajes, observandolos desde su atalaya. "De todo 10 demas, algo sabe ellector, y el resto, que es mucho y bueno, ira saIiendo" (LD: 101) es el primer guiiio y la primera captatio de un narrador que se revela todopoderoso, tan parecida al "Deja, lector amable, ir en paz y enhorabuena a Sancho" (DQ II, cap. 44: 1072). Sin embargo, mas que aludir allector, se coloca a su lado, como hemos dicho, empleando el plural, imitando claramente el estilo cervantino en estas lides: "Dejernosla mal dormida, abrazada consigo misma, a las altas horas de la noche, cuando todo ruido cesara en Ia casa" (LD: 142), "DejemosIos pasar nosotros, como dejarnos pasar otras cosas, y vamos a acompaiiar a Sancho, que entre alegre y triste venia caminando sobre el rucio a buscar a su arno, cuya compafiia Ie agradaba mas que ser gobernador de todas las insulas del mundo". (DQ 11, cap. 54: 1166). En otras ocasiones, apela claramente a los lectores, como colectivo, incluso con un uso par6dico: "En el capitulo siguiente ven§is, joh amados feligreses!, 10 que pas6" (LD: 231), 0 como ente individual; "y tu, joh leCI de, P()~ lleg senl :~~1 mUl INFLUENCIAS CERVANTINAS EN LA DESHEREDADA DE GALDOS I 649 o lector! ,que dices? Yo te ruego que no sigas a esta familia por el peligros sendero de los juicioS temerarios" (LD: 280). Ellector, que no puede efectivamente responder, se ve interpelado Y encaminado a opinar sobre 10 leido. E incluso puede Ilegar a sentirse insultado, con el revulsivo intencionado que lanza Gald6s: "Su senora tampoco era pueblo; era una sanguijuela del pais, como vosotros, los que esto leeis" (LD: 323). Sin embargo, el tono general del narrador es el de aHado con ellector. En su faceta de manipulador de marionetas Ilega a visualizar de manera rouy efectiva a1 personaje Y ofrecerlo a su antojo: Pero, ,quien es aque1 senor que ahre la puerta del cafe y esparce su vista por el local, como buscando a alguien, Y desde que ve a Mariano viene hacia d, y se Ie sienta enfrente? ,Quien ha de ser sino e1 bendito don Jose? Bien se conoce en su faz e1 martirio y las tristezas que esta pasando. Ved su cara demacrada Y mustia, sus ojos impregras nados de cierta melancolia de funeral; ved tambien sus mejillas , antes competido de las rosas Y clave1es, ahora palidas y surcadas de arrugas. ,Que Ie pasa? EI nos 10 dira (LD: 336). Todo ello contribuye al distanciamiellto de la narraci6n y a la perspectiva, punto de vista oblicuo, que selecciona aquella materia narrariva interesante, decidiendo que es para ser contado y que no, tal y como nO detall6 Cervantes la descripci6n de la casa del caballero del verde gahan: s Aqui pinta el autor todas las circunstancias de la casa de don Diego, pintandono en r elias 10 que contiene una casa de un caballero labrador Y rico; pero al traducto desta historia Ie pareci6 pasar estas y otras semejantes menudencias en silencio, porque no venian bien con e1 prop6sito principal de la historia; la cual mas tiene su fuerza en la verdad que en las frias digresiones. (DQ If, cap. 18: 842). """rad"r que se I,(''''tc>£, se coloca ~"""ote el estilo o porque no anadian nada resenable a la trama principal: "Las emociones varias que se sucedieron en lsidora, las cosas que pens6 en rapido giro de la mente, no son para ser comadas" (LD: 139). Se da contenci6n de la expresividad de los per- a buscar a su sonajes "Los comentarios que hizo lsidora desde la calle de Hernan CorteS a la de Jorge Juan nO cabrian en este volumen, aunque fues e doble" (LD: 232), y hasta a falsa humildad, limitaci6n del genio creativo, duda de la propia destrez "!Que lastima no ser poeta epico para expresar, con la elocuencia propia del caso, el enojo de dona Laura, el cual, si no rayaba tan alto comO la ira de los dioses, hallahase a las insulas del $tIme:nte a los lecto- dos dedos de ella!" (LD: 279). Pero es que, ademas, este narrador se convierte en un personaje innombrado, siguiente ven§is , cobra aparieneia fisica dentro de los limites ficeionales, como el propio narrador a acompafiar l<ii"idllal:' "Y tu, joh 650 I ALEXIA DOTRAS BRAVO del Quijote debe dejar su relato a medias en el capitulo VII de la primera parte para acabar comprando el resto en eI alcana de Toledo. En primer lugar, procura dar imagen de realismo remedando la tt~cnica del manuscrito hallado, de manera tangencial. ASI, deja caer: "y volvi6 a mirarse las botitas. Los documentos de que se ha formado esta historia dicen que eran de becerro mate con cana de pano negro cruzada de graciosos pespuntes" (LD: 115). En segundo lugar, surge en el capitulo cuatro como amigo 0 conocido de Miquis, cuyo trato lJega hasta la actualidad, en un marco temporal fuera del de la novela: "Aun hoy, que es un hombre de saber solido, no ha perdido Miquis aquellas manas, y nos divierte con sus chuscas habladurias" (LD: 121). Yen tercer lugar, 10 mas impactante es que se convierte en personaje de la obra, justo al comienzo de la segunda, planteando juegos metaliterarios analogos a los vistos en el Quijote de 1615: Estando yo un dia en el Alcana de Toledo, Ilego un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado desta mi natural inciinaci6n, tome un cartapacio de los que el muchacho vendfa ( ... ). Cuando yo of decir Dulcinea del Toboso, quede atonito y suspenso, porque luego se me represent6 que aquellos cartapacios contenfan la historia de don Quijote (DQI, cap. 9: 118). En este caso, la elipsis temporal impide saber que Ie ha sucedido a Isidora, a ese plural desconocido, ese "nosotros", que incluye al narrador, pero que aqui se convierte en un narrador en segundo grado, ya que descubrimos una nueva voz que relata los acontecimientos del primer narrador, que no se expresa aqui. Estos complejos juegos de instancias recuerdan en todo a las cervantinas: La Republica, el Cantonalismo, el golpe de Estado del 3 de enero, la Restauraei6n, tantas formas politicas, sucediendose con rapidez, como las paginas de un manual de Historia recorridas por eI fastidio, pasaron sin que llegara a nosotros noticia ni referencia alguna de los dos hijos de Tomas Rufete. Pero Dios quiso que una desgraciada circunstancia -trocandose en feliz para el efeero de la composici6n de este libro- juntase los eabos del hilo roro, permitiendo al narrador seguir adelante. Aconteci6 que por causa de una fuerte neuralgia necesit6 este la asistencia de Augusto Miquis (LD: 289). De este modo, se diluye el narrador en dos y, a partir del final de la conversacion de este con Miquis, los lectores nos quedamos con la sensaci6n de que no sabemos quien nos est. hablando desde el ecuador de la novel a hasta el final: a n INFlUENCIAS CERVANTINA$ EN LA DESHEREDADA OE GAlD6s I 651 Todos los que conozcan a Miquis veran que no exageramos ni anadimos nada a1 poner aqul sus festivas paradojas. Efectivamente, Isidora vivia al fin de la calle de Hortaleza, en un numero superior al 100 (LD: 291). Lleva incluso al extremo la duplicidad de voces narradores hasta crear conversaciones imposibles, ya que apela directamente a Isidora, como si fuese la voz de su conciencia: "Isidorita Rufete, ~conoces tu el equilibrio de sentimientos ( ... ) Isidora de Aransis, mirate bien en ese espejo que se llama opinion ( ... ) Tonta, ~has creido alguna vez en la promesa de que Joaquin se casari contigo!" (LD: 301). Esta heterogeneidad de voces narrativas va generando distintos ritmos y confusiones de voces buscadas. El ultimo componente evidentemente cervantino en Gald6s es el empteo inconfundible de un estilo descriptivo, Heno de enumeraciones, muchas veces compuestas, empleando la coma sustitutiva del verba para crear ritmos cadenciosos. La acumulacion de sintagmas nominales, impresionista en parte, nos remite ala capacidad cinematografica de Cervantes, a su magnifico poder visual (Villanueva, 2008). Esta es la herencia inicial en Galdos: Un tanto aburrido Miquis de su papel de indicador, iba mostrando a Isidora, jaula Isidora, a P.¢l'9,C!ue aqui se por jaula, los lobos entumecidos, las inquietas y feroces hienas, el aguila meditabunda, los pintorreados leopardos, los monos acr6batas y elle6n monomaniaco, aburridisimo, flaco, comido de parasitos, que parece un soberano destronado y cesante (LD: 125). aqui. Estos Pero continua en pinturas mas expresivas, mas psicol6gicas: "Instante unico, tremendo; angel can el pie levantado y las alas extendidas, que va a volar y no sabe si dirigidi su vuelo al suelo 0 al infinito; instante soberano; dogal que oprime la Restauraci6n , de un manual de lic>IO'ros noticia ni refe- la gargan!a; espada de un cabello suspendida" (LD: 263), hasta lIegar a es!mctura que una desgraciada de este libro- jun- Aqui, las soberbias telas, tan variadas y ricas que la Naruraleza misma no ofreciera final de la converi'la sensaci6n de que no ovela hasta el final: tipicamente cervantina para la descripci6n: mayor riqueza y variedad; aUi, las joyas que resplandecen, asombradas de su propio merito, en los esruches negros ... ; mas lejos~ ricas pieles, trapos sin fin, corbatas, chuchedas que enamoran la vista par su extraneza, objetos en que adunan el arte del inventor y la d6cil industria, poniendo a contribuci6n el oro, la plata, el niquel, el cuero de Rusia, el celuloide, la cornalina, el azabache, el ambar, el lat6n, el caucho, el coral, el acero, el raso, el vidrio, el talco, la madreperla, el chagrin, la porce1ana y hasta el cuemo ... (LD: 172-173), 652 I ALEXIA DOTRA$ BRAVO o rozando la sofisticacion ironica Era, segu.n nuestro amigo, un tonel con marca de alcohol y ileno de agua; un oso torcaz; una hidra sin hiel; un aIfiler guardado en la vaina de un sable; un carda can caliz de azucena; un gorrion vestido de camello, y un epigrama escrito en octavas reales (LD,377). Esta forma descriptiva y visual, con el uso de adverbios para sefialar de forma defctica, recuerda a varios pasajes del Quijote: objeto de Alli fue eI desear de la espada de Amadis, contra quien no renia fuerza de encantamenta alguno; alIi fue el maldecir de su fortuna; alli fue el exagerar la falra que haria en el mundo su presencia el tiempo que alii estuviese encantado, que sin duda alguna se habia creido que 10 estabaj alii el acordarse de nuevo de su querida Dulcinea del Toboso; alIi fue eI llamar a su buen escudero Sancho Panza, que, sepultado en suefio y tendido sabre el albarda de su jumento, no se acordaba en aquel instante de la madre que 10 habia parido; alii llamo a los sabios Lirgandeo y Alquife, que Ie ayudasen; alii invoco a su buena amiga Urganda, que Ie socorriese, y, finalmente, alii Ie ramo la manana, ran desesperado y confuso que bramaba como un toro (DQ I, cap. 43: 557). -jAqui fue Troya! jAqui mi desdicha, y no mi cobardia, se llevo mis alcanzadas glorias; aqui uso la fortuna conmigo de sus vueltas y revueltas; aqui se escurecieron mis hazaiias; aqui, finalmente, cayo mi ventura para jamas levantarse! (DQ II, cap. 66: 1275). Como un rasgo llevado al extremo, Ia mezcla de generos, de la que se apropia la novela, condiciona La desheredada. Se trata de experimentacion pura, can ausencia del narrador, como en los capitulos 24 y 30. La influencia del teatro en la novela nos remite al episodio de los duques, preconizado por todo el intervencionismo actoral de los personajes desde la invencion de Dorotea par el cura y el barbero en la primera parte. Galdos marca Ia ausencia del narrador can entradas de dialogos tipicamente dramaticas en los capitulos seis y doces de la segunda parte, pero tamhien dep.omina "entreacto" a varios capitulos de la misma segunda parte. En definitiva, Galdos se deja Ilevar por un cervantismo total, par una escritura hecha de todos los mecanismos determinantes de la novela: adaptando la trama a la ya conocida quijotesca, siendo la locura libresca uno de los elementos fundamentales, can el autoengafio como fuente de demencia; creando personajes REFER EN INFlUENCIAS CERVANTINAS EN LA DESHEREDADA DE GAlD6s I 653 remedo de los cervaminos, ya como figuras espejo de otras, ya como polivalentes y plurisignificativos personajes totalmente cervantinos, formados de una suma Octavas reales ~.eiiatlar de forma de rasgos quijotescos, amaIgama arm6nica final; ofreciendo los juegos equivocos del narrador, en segundo y tercer nivel, incluyendo a los lectores, fomentando 1a intriga y seleccionando habilmente la materia ofrecida; homenajeando ese peculiar estilo cervantino, de impresionistas frases sucesivas, encadenadas expresiones entre comas para describir, enumerar, parodiar, objetos, personas y lugares con el objeto de crear visualmente una imagen para ellector, antes incluso que el cine; y, finalmente, instaurando una literatura de genero tinieo, hibrido, donde caben las expresiones mas variadas y clonde la mezcla de generos, especialmente dramarico y narrativo, alcanzan su maxima expresi6n. REFERENCIAS :''''pLlltaldo en sueno !~.;~.Itanltede la madre I, cap. 43; 557). BENiTEZ, Ruben (1990). Cervantes en Ca!das (literatura e intertextualidad). Murcia: Universidad de Murcia. CERVANTES, Miguel de (2004). Don Qu~'jOte de la Mancha. Francisco Rico (ed.). Barcelona: Galaxia Gutenberg/Instituto Cervantes. DURAND, Frank (1974). ((The reality of illusion: La Desheredada", Modern Language Notes, 89,2: 191-201. ~~r~qui se escurecieron FERNANDEZ MONTESINOS, Jose (1968). CaMas. II. Madrid: Castalia. GORDON, M. (1977). (c'Lo que Ie falta a un enfermo Ie sobra a otro': Gald6s' Conception of Humanity in La desheredada». Anales Galdosianos. XII: 29-38. er.",(le la que se apro~fUnenta(~6n pura, con IIltieneia del teatro en la lOll.... '",,'n el iI).tervencio_ por eI CUra y el bar~Ta(jor con emradas de la segunda parte, parte. total, par una escri' .... no·vel;a: adaptando la uno de los elementos creando personajes PEREZ GALDOS, Benito (2000). La desheredada. German Gullen (ed.). Madrid: Catedra [I881]. VILLANUEVA, Dario (2008). E! QuijOte antes del cinema. Madrid: Real Academia Espanola.