La Plegaria Eucarística L a Plegaria Eucarística es el corazón y la cumbre de gratitud por el gran Don de Jesús hecho hombre, por su la Misa. Los católicos hemos aprendido desde temprana predicación y enseñanzas sobre el Reino de Dios, que se edad que es durante la oración de la Plegaria Eucarística hace realidad entre nosotros en él mismo. En este acto donde nuestros dones, el pan y el vino, se convier- memorial, esos eventos se hacen presentes y reales entre nosotros de una manera muy espeten en el Cuerpo y la Sangre de cial. En la Eucaristía se realiza un Cristo. A esta parte de la Plegaria encuentro entre Cristo y nosotros. Eucarística es la que llamamos la Cuando la Iglesia celebra Al mismo tiempo, nos unimos al consagración. En la última cena, la Eucaristía, evento central de sacrificio de su pasión, muerte y cuando Jesús tomó el pan en sus nuestra salvación, y memorial resurrección, sin embargo, Cristo manos y dijo las palabras “Éste es de la muerte y resurrección murió y resucitó una sola vez y mi cuerpo”, y enseguida sobre la de su Señor, se realiza verdaderapara siempre. Este memorial no copa: “Ésta es mi sangre”, la mente, realizando así la obra agrega nada al sacrificio que ya ha Iglesia identifica este cambio en de nuestra redención. ( Ecclesia sido realizado, ni lo multiplica. los elementos del pan y el vino de Eucaristía, #11) Más bien, en la celebración de la como transubstanciación. Esto es Eucaristía, Cristo se hace mistelo que los católicos creemos que riosa y sacramentalmente presucede en la Misa. sente entre nosotros en el único sacrificio de su muerte Lo que no siempre hemos podido apreciar es el con- y resurrección, pero sin derramar nuevamente su santexto íntegro de la Plegaria Eucarística y su más com- gre. Por tanto, esta es una celebración memorial a la que pleto significado. En la Plegaria Eucarística damos San Pablo se refiere con las palabras: “Cada vez que gracias y alabanza a Dios. Hacemos memoria de la vida comen de éste pan y beben de ésta copa, proclaman la salvadora de Cristo, su pasión, muerte y resurrección, muerte del Señor hasta que vuelva” (1 Corintios 11:26). que por el poder del Espíritu Santo, se realiza nuevamente entre nosotros. Nos ofrecemos en sacrificio con El sacrificio que ofrecemos Jesús al Padre y nos unimos a Cristo en la ofrenda “Al tomar parte en el Sacrificio Eucarístico, que es el solemne de este sacrificio y pedimos al Espíritu Santo manantial y cumbre de toda la vida cristiana, ofreceque nos transforme y nos haga, mos la víctima divina a Dios, ofrejunto con todos los que nomciéndonos nosotros mismos, junto bramos en la Plegaria, un solo Es Cristo mismo, el Sumo con ella” (Constitución Dogmática cuerpo en Cristo. Sacerdote de la Nueva Alianza, Sobre la Iglesia, #11) Recordamos en acción de gracias Venimos al altar a dar gracias y alabanza por la obra de la creación y por todo lo que Dios ha hecho por nosotros y por la redención ganada para nosotros por Cristo Jesús. Damos gracias en quien por el ministerio del sacerdote, ofrece el sacrificio Eucarístico. Y es también el mismo Cristo, realmente presente bajo las especies del pan y del vino en la ofrenda del sacrificio Eucarístico. (ver Catecismo de la Iglesia Católica, #1410) Cristo se despojó de todo por nuestra salvación. “El don de su amor y obediencia hasta el punto de entregar su vida por nosotros ( Juan 10:17–18) es, en primer lugar, primicia para el Padre ( Juan Pablo II, Ecclesia de Eucaristía, #13). nos guía a una vida futura de Cristo nos invita a unirnos a él en plenitud y nos regala desde ahora su sacrificio al Padre, de ésta maNo solamente decimos que la un anticipo del cielo prometido. nera su sacrificio incluye nuestro Iglesia hace la Eucaristía, sino, Al nombrar algunos de los santos propio sacrificio. A través de la que la Eucaristía también hace la en la Plegaria Eucarística, recoracción del sacerdote, Cristo es al Iglesia. Aunque todos somos ya damos que la Iglesia celestial y la mismo tiempo el que ofrece y se uno solo en Cristo por el Iglesia terrenal se unen en una ofrece a sí mismo. Los dones de bautismo, nuestra participación sola Iglesia alrededor del altar, pan y vino que traemos al altar en la Eucaristía renueva, fortalece dónde se nos da la esperanza son símbolos de todo lo que somos y profundiza nuestra incorpode un mundo futuro de plenitud y tenemos: nuestras labores, penas, ración en la Iglesia, ya realizada cuando Cristo venga nuevamente sufrimientos, luchas y alegrías en el bautismo. El bautismo nos en su gloria. que unimos al sacrificio de Cristo llama a formar un solo cuerpo; la como ofrendas agradables a Dios Eucaristía confirma y realiza esta Padre, para que nuestras vidas, así Un cuerpo y un espíritu como los dones que presentamos, llamada. (ver Catecismo de la en Cristo sean transformados. Cuando el Iglesia Católica, #1396) En la Plegaria Eucarística oramos sacerdote pronuncia las palabras para que en nuestra comunión se “Por eso, Padre, te suplicamos que cumpla el deseo de Jesús cuando santifiques estos dones . . .” No estamos pidiendo solaora al Padre “Que todos sean uno, como Tú, Padre, mente que el pan y el vino se conviertan en el cuerpo y estás en mí y yo en Ti. Que ellos también sean uno en sangre del Señor, pero también que nuestras vidas sean nosotros, para que el mundo crea que tú me has envitransformadas y revestidas de un nuevo valor, sentido ado” ( Juan 17:21). Las palabras de y significado. la Plegaria Eucarística III hacen eco a la oración de Jesús al Padre Nuestra participación en la Presencia real de “Concédenos que al ser nutridos Plegaria Eucarística consiste en: vida eterna con su cuerpo y su sangre, sea• Unir nuestras vidas al sacrificio mos llenos también del Espíritu de Cristo. Santo, y nos transformemos en Al recibir la Comunión, la Iglesia un solo cuerpo y en solo espíritu comparte más íntimamente en el • Responder con firmeza al Santo, en Cristo”. Los lazos de unidad sacrificio de Cristo. “Recibimos Al la Aclamación Memorial y el que se crean en la Eucaristía son que se ofreció a sí mismo por Gran Amén. tan particulares y esenciales para nosotros. Recibimos el cuerpo del • Dar en unidad una completa atenla vida cristiana, que sin duda, la mismo que se entregó por nosoEucaristía hace verdaderamente la ción a nuestra postura corporal. tros en la cruz y bebemos la misma Iglesia (ver Catecismo de la Iglesia sangre que fue derramada por Católica, #1396) nuestra salvación y por el perdón de nuestros pecados (Mateo 26:28)” (ver Ecclesia de Eucaristía #16). Esta comida y bebida que tomamos en El Gran Amén la Mesa del Señor, nos asegura la vida eterna porque en La Plegaria Eucarística culmina con el Gran Amén de la esta comida y bebida se encuentra realmente la presen- congregación. Este Amén debe ser una de las aclamacia de Cristo. Cuando algunos alegaron que como podía ciones más robustas que hacemos en la Misa, porque Jesús darles de comer su propio cuerpo, Jesús respon- es nuestro “Sí” o “Así sea” a la Gran Oración Eucarística dió firmemente: “El que come de mi carne y bebe de que ha sido proclamada por el sacerdote. En nuestro mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el “Amén” el sacrifico que se ha realizado en el altar se último día” ( Juan 6:53–54). La celebración Eucarística transforma en nuestro propio sacrificio. Este material ha sido creado en preparación para la implementación de la nueva Instrucción General del Misal Romano, que tomará efecto en la Arquidiócesis de Chicago el Primer Domingo de Adviento, el 30 de noviembre de 2003. Todo esto está basado en el material del Secretariado de Liturgia de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos, Washington, D.C. © 2002. © 2003 Arquidiócesis de Chicago.