PARA QUE SIRVE UNA UNIVERSIDAD? (I PARTE) Por Sandra Betancur Administración de Negocios con Énfasis en RRHH Son 3 publicaciones siendo esta la primera, que se realizaron en el 2003, como participante en la creación de la revista “Páginas de Expresión” de la Universidad Latina de Costa Rica. Esta es una pregunta planteada una y otra vez y respondida una y otra vez. Pero supuesto que una pregunta originada de una respuesta, pueda dar por resultado posterior un cambio de conducta o la clarificación de una situación para que ya con luz se produzca un cambio de rumbo. Ello aún no ha ocurrido. Repitamos entonces la pregunta: Para qué sirve una Universidad? Durante muchos años se han dado respuestas. Para qué? Se habla de la difusión del conocimiento; la transmisión de saberes y experiencias anteriores, la prolongación de la memoria del maestro en la de sus alumnos, etc. Pero no es este precisamente el papel de los libros, no ya de un maestro sino de muchos, que permite a quien los atiende, conocer diferentes opiniones, pensarlas y crear sus propios conceptos? Definitivamente la universidad no es una biblioteca, pues si fuera así todas deberían ser cerradas y reemplazadas por grandes depósitos de libros abiertos a quien quiera aumentar su saber. Se ha dicho también que la Universidad es el sitio donde se produce el avance del saber humano (investigación). Pero durante siglos, el avance ha sido obra de quienes quieren ir adelante. No asistieron a ninguna universidad, como creemos entenderla, Sócrates, Bacon, Da Vinci, Newton, Einstein. Fue su esfuerzo, y sólo él, lo que logró lo que ellos pensaron. Podrían existir instituciones dedicadas a la investigación tecnológica o metafísica, sin que nada alterara el planeta. La formación de profesionales? Entendido el profesional como el ser capaz, mediante el dominio de técnicas apropiadas, del desempeño de un oficio determinado? No, esa tampoco es la universidad y tal papel lo podría desempeñar cualquier escuela técnica. Entonces, para qué sirve una universidad? Se ha dicho también que su función es el mejoramiento del hombre. ¡Por fin! Ahora, y cuál mejoramiento? mejorarlo en sus conocimientos? en su capacidad de investigar? mejorar su capacidad de escalar posiciones y confort, o poder, o cualquier cosa? No. Es mejorarlo en su capacidad de ser, alguien con capacidad de bondad, justicia, curiosidad. Creador y admirador de la belleza, perfeccionador de sí mismo y de su entorno; conservador y cuidador de la vida, inquieto por el saber, de su deber y de su consciencia. UN SER HUMANO, No un hombre enfrascado en conceptos teóricos, y de ideologías que otros crearon, no un hombre burdo y prepotente por creerse ya un profesional… Pero ...hace esto la Universidad? ¿PARA QUE SIRVE UNA UNIVERSIDAD? (II PARTE) Instructora de empleados o creadora de empleadores. Cuando inicié mi primer semestre en la carrera de Administración de Negocios con énfasis en Recursos Humanos (KH) en la Universidad Latina de Costa Rica en el año 2001, recuerdo muy bien mi primer día de clase en el curso de Administración General, cuando el profesor encargado de dirigir esa materia parado ante nosotros dijo una frase que sonó y resonó haciendo eco hasta el último día de mi carrera, la cual decía: “Hoy empiezan una etapa muy importante en sus vidas, por lo tanto, ustedes deben prepararse para ser los mejores empleados”, se refería a un grupo compuesto por ticos y extranjeros la mayoría Colombianos, nadie hizo ningún comentario al respecto, sin ninguna objeción ante semejante frase seguimos hasta el final de la clase, y cada uno dentro de si, debió pensarlo por un momento: Empleados?, y porqué no Empleadores?, al menos ese fue mi pensamiento. Siguiendo lo anteriormente anotado como experiencia propia, no me dejé llevar por sus palabras que hicieron eco en muchos de mis compañeros en su mayoría costarricenses. Estas líneas delatan mi punto de vista e inconformidad ante la frese del profesor. Me hubiese gustado pararme en ese momento para refutarle y recordarle que a todo lo ancho de nuestra geografía ya sea Costarricense o Colombiana o en cualquier otro país denominado en vía de desarrollo, se debate hoy en día uno de los más serios problemas de una sociedad: el desempleo y con este, el más grave aún, con características de tragedia del desempleo profesional, por lo tanto su frase no estaría aportando esperanzas, decirle que debería retractarse y mejorar su política y que como profesor de universidad debía mejor preparar profesionales para ser empleadores, emprendedores y creadores de nuevos negocios, tal como lo necesitan nuestras economías. De otro lado no puedo descartar que esta situación sea un hecho, la realidad está ante nuestros ojos, no podemos ni ignorarla ni minimizar sus consecuencias, que solo nos hemos limitado a cuantificarla en estadísticas que solo muestran el problema pero que no clarifican sus causas ni plantean soluciones. Nuestros países son pobres, se nos clasifica en el sub-mundo de aquellos en vías de desarrollo, pero quizás, esta realidad que nos golpea, cubre los ojos con una venda de impotencia que solo permite hablar de la oscuridad presente. Por muchos años, las universidades produjeron un reducido número de profesionales que una vez egresados y careciendo de empleadores, por la falta casi absoluta dé empresas o institutos oficiales que los acogiera, debían lanzarse a la aventura de generar su propio futuro. Es así como los médicos, al salir de las aulas, buscaban en la clientela particular ávida de salud, su forma de subsistencia. No importaba ubicarse en ciudades o aldeas, la necesidad de ellos estaba en todas partes. Los ingenieros, arquitectos, abogados, todos buscaban el ejercicio particular de sus profesiones y el mercado estaba ahí, al alcance de sus manos, pues eran ingentes las necesidades del profesional capaz. No se necesitaba un gran esfuerzo ni mucha imaginación para tener éxito, aún los mediocres lograban el triunfo, creando una elite que ocupaba las primeras posiciones sociales, económicas y administrativas. Pero llegó en la década de los 60, una gigantesca masificación de la enseñanza producida por el incremento numérico en los colegios de enseñanza media que presionaban impetuosamente por el equivalente desarrollo en la Educación Superior. Las Universidades debieron proliferar y crecer, improvisando profesores de sus propios egresados. Las aulas estaban llenas pero la Nación no se desarrollaba parejamente a este incremento educativo. La competencia profesional empezó a hacerse feroz porque sin tener en cuenta las circunstancias, las instituciones de Educación Superior no cambiaban sus métodos, creyendo ingenuamente que el país era el mismo y que los sistemas efectivos en un mercado de alta demanda, lo serían también en uno de oferta masiva. Fue esta la falla? Son diferentes los métodos de formación de un profesional con empleo asegurados a los de aquel que en un medio de competencia debe surgir y sobresalir. El primero debe solo asomarse a su profesión para triunfar, en cambio, para el segundo, son necesarias cualidades de imaginación y agresividad que la Universidad no le da. Colombia por ejemplo se saturó de profesionales y técnicos que ávidos de empleo eran incapaces de generar el propio. Solución? Pugnar por la burocracia oficial o privada, multiplicándola y haciéndola cada vez más ineficiente, ejerciendo cargos y funciones para los cuales no habían sido preparados, o simplemente el desempleo. Si hasta ahora se habla en pasado, el presente y en el futuro, las circunstancias son y serán, iguales, peores si no revisamos cuidadosa y profundamente la situación. El papel de las universidades debe ser revisado, no pensando en la reducción numérica sino considerando cuidadosamente las necesidades del medio. Deben saber las instituciones de Educación Superior que si en sus objetivos está la formación de una clase dirigente, motor del desarrollo, esta debe ser conformada por hombres y mujeres que usen su cerebro, amplíen sus horizontes por medio del conocimiento, posean la curiosidad para explorar posibilidades, razón para analizarlas, imaginación para aprovecharlas y decisión para emprender caminos. No dirigir los esfuerzos hacia la instrucción: del empleado sino hacia la formación del creador de empleo. PARA QUE SIRVE UNA UNIVERSIDAD? (III PARTE) ¡La Investigación! El signo de admiración no es accidental. Cuando se nos habla de investigación, la sola mención de la palabreja nos hace erizar los pelos. Adquirimos aires de científicos en vísperas del gran hallazgo pero también se nos ve en la cara una expresión de desconcierto que esta gritando: Qué? A las universidades se les ha asignado por decreto ejecutivo el papel de investigadores en forma igual a que si por decreto se le pudiera asignar a alguien el papel de héroe, sabio o artista. En forma pomposa a las universidades, centros en los que se reúne la "Inteligencia Suprema" DEBEN convertirse en centros de investigadores y generadores de investigación que avancen las fronteras de la ciencia o sirvan como depósitos de sabiduría a los que el gobierno debe acudir (igualmente por decreto) en busca de consejo y asesoría. Pero al legislador se le olvidó que no se nace héroe, artista o sabio. No cayó en la cuenta que investigar es en primer lugar asunto de vocación, inclinación o costumbre; que se es investigador si se desea serlo, que no lee quien no quiere leer, no escribe quien no desea escribir, no explora quien no quiere buscar otros caminos. Como puede pretenderse que las universidades se conviertan de la noche a la mañana en centros de investigación, si previamente no se ha tratado de despertar las cualidades necesarias del investigador? Los métodos de enseñanza no consideran necesaria la curiosidad, el deseo de búsqueda de nuevos caminos, las inquietudes de tipo universal, son en general, librescos o cuadernícolas. A los estudiantes poco les importa (y las universidades hacen poco para remediarlo) todo aquello que no sea estrictamente curricular. No tenemos curiosidad hacia nuevos horizontes, los fenómenos nos llegan y los sufrimos sin tratar de explicarnos el porqué. En las clases se recita pero no se discute. Los problemas se resuelven según formulas preestablecidas y hay de aquel que trate de salirse del molde. La rebeldía, profundamente creadora, debe orientarse entonces a la protesta sin objetivos o simplemente hacia la destrucción. Qué clase de investigación puede entonces hacerse con tales personas? Ante esta imposibilidad, las universidades orientan sus pomposamente llamados departamentos de investigación hacia la renta de servicios, recurso que no cuesta y con el cual pretenden cubrir los déficit causados en otras áreas, convirtiéndose de paso en competidoras desleales de sus egresados que trabajosamente puedan haber logrado o piensen conformar una pequeña o grande oficina de consultoría técnica. Pero Investigación? NADA, o tal vez, el esfuerzo de algunos profesores que aquí y allá, copian elementos con el fin de elevar sus puntajes y consiguientemente sus salarios. Panorama oscuro. Verdad? Curiosidad, creatividad, tesón, amplitud de miras, son algunas de las "cositas sin importancia" que debemos buscar. Las Universidades deben buscar formar personas con esas cualidades y verán como a corto plazo, no ya en las universidades sino en todas partes, se empieza a crear, a buscar soluciones originales y apropiadas al medio. Se verá como, poco a poco, se irá eliminando esa dependencia ideológica y tecnológica. Pero Investigadores por decreto? MAMOLA!