¿Descubro o construyo mi conocimiento? Sylvia Durán Fernández Definitivamente el conocimiento se construye y éste genera por sí mismo condiciones de aprendizaje a partir de la acción y exploración del medio social y cultural. Los estudios del psicólogo suizo Jean Piaget (1896-1980) demostraron a través de pruebas científicas que el conocimiento se construye progresivamente sin llegar a una verdad absoluta ya que siempre evoluciona hacia un tipo de conocimiento más elaborado. Dicho conocimiento resulta de construcciones mentales que responden a la asimilación de estímulos y vivencias de la persona que aprende quien las incorpora a su estructura mental. (Méndez, 2000, p.5 ) El proceso educativo construye conocimiento en función de las diversas experiencias de aprendizaje promovidas por el docente, a partir de la selección de metodologías que posibilitan el estudio particular y específico de la situación de cada estudiante; allí es donde toma cuerpo la práctica investigativa para transformarse en práctica educativa generadora de conocimiento, acorde con un paradigma o modelo que sirva como experiencia de vida. El docente por lo tanto adquiere un compromiso con este paradigma, y determina acciones mediatizadoras en cuanto a la forma de pensar y actuar del educando; a la vez estas acciones son objeto de investigación. El paradigma tradicional generador de conocimiento en el campo de las ciencias sociales fue el positivismo que concibe la realidad como única y objetiva, independiente del sujeto, en donde la posibilidad de generalización se establece fuera de espacio y tiempo, sin involucrar el contexto, las relaciones se determinan por mecanismos de causa efecto, prevalece la objetividad y no involucra valores, utiliza el método cuantitativo, entre otras. Por su parte el paradigma idóneo, constructor de conocimiento se denomina naturalista y surgió como reacción al positivismo. Este modelo concibe al ser humano como activo, dinámico y cambiante, en interacción con diversos procesos, que funcionan como todo un sistema interrelacionado, en donde sujeto y objeto se relacionan con el medio o contexto, de ahí que no acepta la generalización, concibe los problemas en función de múltiples factores que involucran los valores concebidos por la sociedad que en alguna medida permiten la elaboración de juicios de valor. Es allí donde el conocimiento se construye y reconstruye a partir de experiencias de aprendizaje significativo y de una metodología cualitativa; es decir se trata de que el estudiante aprenda a aprender y aprenda a pensar por medio de la experimentación, la manipulación, la observación , el hacer y el pensar. Por lo tanto, las condiciones y los materiales utilizados se deben facilitar en función de cada persona en particular y de acuerdo a las posibilidades específicas de interacción entre el docente y los demás compañeros de grupo, de ahí que la investigación y la evaluación del aprendizaje adquirido por los estudiantes se efectúe de manera individual ya que cada persona tiene una forma particular de construir conocimiento. La práctica pedagógica y la observación participativa son elementos primordiales a tomar en cuenta por el docente investigador, a partir de ellas puede obtener resultados y parámetros de análisis que le permitan llegar a conclusiones y por ende a la toma de decisiones en cuanto a la mejor forma de generar vivencias y experiencias propiciadoras de conocimiento en el aula. Por otra parte, no podemos dejar de lado los grandes problemas inherentes a la realidad que viven nuestros jóvenes educandos y que se han convertido en un verdadero “dolor de cabeza” para nuestras autoridades ministeriales relacionados con problemas de deserción, de desigualdad social, de discriminación y prácticas exclusivas, que evidentemente deterioran la calidad de nuestra educación y que deben ser tarea prioritaria y objeto de una verdadera investigación rigurosa que busque soluciones a corto plazo. El verdadero conocimiento lo genera el docente a partir de su práctica profesional y la acumulación de experiencias que le permitan dar respuesta a los problemas que en su diario vivir se le presentan; para ello debe estar apegado a un paradigma que le sirva de orientación y guía y a la puesta en práctica de diversos enfoques curriculares que le permitan la construcción de conocimiento. En la actualidad, los programas educativos procedentes del Ministerio de Educación Pública se inspiran en un modelo de aprendizaje constructivista. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica pedagógica, ya que generalmente el enfoque que ha prevalecido corresponde a un modelo transmisivo de la enseñanza presidido por el conductismo, caracterizado por centrarse en la enseñanza más que en el aprendizaje, a través de la repetición y memorización de contenidos sin poder desarrollar la capacidad de comprensión y apropiación del conocimiento. Estos programas están cargados de contenidos a los cuales no se les puede dedicar el tiempo necesario en las aulas, reduciendo así las posibilidades para profundizar en los mismos. En teoría se supone que el perfil de salida de un estudiante debe ser, el de un joven crítico, pensante y reflexivo; sin embargo, a los docentes se les imposibilita crear espacios de debate, reflexión y por ende de construcción del conocimiento ya que la premura exige cumplir con un programa de estudio en un tiempo determinado. Además de la problemática antes expuesta, es necesario tomar en cuenta que a pesar de la puesta en práctica del modelo constructivista, los métodos evaluativos corresponden a enfoques conductistas en donde prevalece la evaluación sumativa; debidamente desglosada desde las altas esferas ministeriales. Entonces, es necesario plantearse la siguiente pregunta: ¿cómo construir conocimiento cuando el mismo sistema propone un enfoque específico que difícilmente se puede ejecutar debido a los antagonismos existentes entre la teoría y la práctica? Ante esta situación se impone la necesidad de un trabajo de investigación permanente, que oriente a los administradores, planificadores y educadores sobre la mejor manera de poner en práctica una educación activa y constructiva ya que en nuestras aulas encontramos personas activas, capaces de ser protagonistas de su propio conocimiento y desarrollo; personas ávidas de conocimiento, con el interés y firme convencimiento de que el proceso mismo de enseñanza y aprendizaje les permitirá crecer en forma cualitativa. Es de suma importancia la capacitación del personal docente; abrir foros de discusión, participación y aprovechamiento, actualizar al educador en todo lo concerniente a teorías de aprendizaje, así como el desarrollo de técnicas, el uso y manejo de herramientas tecnológicas que permitan construir conocimiento. La vivencia pedagógica tiene lugar en el aula y en ella se establecen puntos de encuentro y desencuentro que evidencian la realidad vivida por nuestros educandos, por eso es necesario que el docente permita a los estudiantes exponer sus dudas y preguntas ante determinada problemática, que propicien el descubrimiento, la discusión, experimentación e investigación con el fin de eliminar la toda práctica o modelo de enseñanza tradicional. Nombre del documento: 02Durán Cantidad de palabras: 1114