Les Dites Cariatides (Agnès Varda, 1984) 7p., cuis., s. de b... (A

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Cine Doré
FilmotecaEspañola
Junio - julio 2006
AGNÈS VARDA
Domingo 18 de junio - 20.00 h. Sala 2
Segunda proyección en julio
35mm, VOSE*
Les Dites Cariatides (Agnès Varda, 1984)
7p., cuis., s. de b... (A saisir) (A. Varda, 1984)
Documenteur (Agnès Varda, 1981)
LES DITES CARIATIDES
Dirección y guión: Agnès Varda. Fotografía:
Cyrul Lathus, Jean-Pierre Albasy. Producción:
Ciné Tamaris. Duración: 13’
Nurith Aviv. Montaje: Sabine Mamou. Música:
Pierre Barbaud. Producción: Ciné Tamaris.
Duración: 27’
DOCUMENTEUR
7 P, CUIS., S. DE B… (A SAISIR)
Dirección y guión: Agnès Varda. Fotografía:
Dirección y guión: Agnès Varda. Fotografía:
Nurith Aviv. Sonido: James Thornton. Música:
LES DITES CARIATIDES
Me paseaba por París, leía y el tema se enriqueció por sí solo
cuando me di cuenta de que la mayoría de las cariátides de París
son de la década de 1860. Aparecieron sobre los edificios en el
curso de ese decenio culturalmente prodigioso, el de Flaubert,
Delacroix, Marx y El Capital, Offenbach y La Belle Helène... y
sobre todo, Baudelaire, que me fascina. Escucho su voz, sus poemas viven en mis oídos. La asociación vino sola y así salió la película: las cariátides en la época de los últimos años de Baudelaire.
Nuestro trabajo era mirar, hacer ver o informar, pero nunca
miramos lo suficiente. Yo conocía una docena de cariátides y
descubrí cincuenta.
Me di cuenta de que la escultura de esa época, como la literatura, repetía los clichés. Así los atlantes, que son estatuas de
porteadores se representan en posiciones que destaquen el
esfuerzo y la potencia... hasta llegar a la contracción. Y las cariátides que son estatuas de mujeres porteadoras parecen hacerlo
con gracia, encanto y belleza. Es gracioso porque los edificios en
ambos casos pesan lo mismo. Y después observé que de cada dos
cariátides a menudo una está más desnuda que la otra y casi
siempre la derecha, ¿por qué?
Agnès Varda
7P., CUIS., S. DE B... (A SAISIR)
A principios de 1984, en Avignon, visitaba los magníficos
edificios del hospicio Saint-Louis donde aún flotaban los ecos
lejanos de las voces de la cuarta edad, una suavidad triste. Allí
Louis Bec, gran engatusador de la imaginación, había concebido
y montado la exposición llamada Lo vivo y lo artificial. (...) A mi
vuelta a París sólo podía pensar en las imágenes dispersas que mi
mente trataba de asimilar. Ya en París llamé a Louis Bec y a
Bernard Faive d'Arcier para pedirles que me dejaran rodar en la
exposición, no para dar cuenta de ella, sino como medio de inspiración. Días después salíamos a rodar. En el tren de vuelta a
Avignon, Nurith Aviv quiso ver mi cuaderno para saber qué
tenía que filmar. Las páginas estaban aún en blanco pero tenían
títulos: la cocina, la habitación de los padres, las comidas, las
ventanas. Toda la vida de familia estaba indicada pero nada estaba preparado. La película se rodó como una improvisación absoluta, sin red ni puntos de apoyo. Me guiaba por los vuelcos que
me había dado el corazón cuando visitaba los lugares y sentía la
NIPO: 554-06-003-1
Georges Delerue. Montaje: Sabine Mamou.
Producción: Ciné Tamaris. Duración: 63'
Intérpretes: Sabine Mamou (Emilie Cooper),
Mathieu Demy (Martin Cooper), Lisa Blok
(Lisa), Tina Odom (Tina), Gary Feldman
(escritor en la ventana), Charles Southwood
(hombre de la cama de agua), la voz de Delphine
Seyrig, Tom Taplin (Tom Cooper).
presencia de esas personas ancianas.
Agnès Varda
DOCUMENTEUR
La cuestión que plantea Documenteur es precisamente,
¿cómo filmar el amor después, en ausencia del sujeto del deseo,
cómo filmar la falta? Varda destierra la retórica de las imágenes
del recuerdo (flash back o la evocación del ser amado). Muestra
a la pareja madre-hijo unida en una convención de silencio tácito sobre el tema del padre ausente, y el exilio del amor a través
de una serie de rostros de hombres extranjeros y extraños, ellos
también exiliados en la ciudad. Cada rostro un enigma, dice,
más o menos, el comentario off. (...) Si Duras en tanto cineasta
posee el genio de las voces, Varda sabe mejor que nadie filmar el
cuerpo de una mujer con su facultad de expresar el dolor, la soledad, la desgracia. (...) Documenteur devuelve al cine el cuerpo de
la actriz. Sin duda gracias a que Sabine Mamou no es una actriz
profesional, Varda puede filmar en ella la energía que mueve a
un cuerpo de actriz, la energía de su mirada, la de la autora-cineasta, que inviste la carne de la actriz en esa secuencia tan bella en
la que Emilie se tumba y se queda sola, desnuda, sobre la cama,
frente al espejo, un poco como si el trabajo del cineasta consistiera en poner en movimiento cuerpos por naturaleza inertes.
¿Un reflejo de fotógrafo? En cualquier cosa, en esta dialéctica de
la muerte y la vida trabajando Varda ha sabido desde sus inicios
regalar al cine francés algunos momentos hermosos.
Danièle Dubroux, Cahiers du cinéma, nº 331, enero 1982.
*****
A Varda no le gusta la ingenuidad del relato que, partiendo
de A llegará a Z. Le angustia Z. Le inhibe hacer una película. Su
talento, tras veinte años de cine (siempre en un lugar marginal)
es el haber aprendido a hacer una película "por el medio" con
tiras de cine ordenadas como las fotografías y los murales, en el
portafolio de un museo imaginario. Con un folklore propio, en
Documenteur palpitan embriones de ficción, veleidades de
drama, micro momentos novelescos, bocanadas paramnésicas (el
sentimiento de haber visto ya todo eso) y fragmentos de genio
sin resolución, etc. Ahí radica el mayor logro de esta corta y preciosa película: la historia de la mamá muro escondida en la ciudad-muro. Historia sin fin, y con razón.
Serge Daney, Libération, 26 de enero de 1982.
MINISTERIO
DE CULTURA
INSTITUTO
DE LA CINEMATOGRAFÍA
Y DE LAS ARTES
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