Resumen de las opiniones del Grupo de Lectura en la reunión del 20 de septiembre de 2010 sobre JANE EYRE, de Charlotte Brontë: El gran clásico de la mayor de las hermanas Brontë satisfizo en general las expectativas del Grupo. Aunque a la obra se le reprochó que fuera excesivamente moralista y que, vista hoy en día, mostrara una cierta repelencia, se valoró el magnífico retrato de la sociedad inglesa de la mitad del XIX y el buen tono sentimental, que la convierte en un paradigma de la literatura romántica. También se destacaron los elementos autobiográficos, puesto que las Brontë pasaron por internados donde adquirieron buena parte de las experiencias que después trasladaron a sus obras, como es el caso de Jane Eyre y el personaje, por ejemplo, de la tía, Mrs. Reed. Hay quien comparó las obras de las hermanas Brontë y aseguró que Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, es mejor. Es curiosa la eterna pugna que hay en la crítica literaria sobre cuál de estas dos novelas es mejor. También se consideró Jane Eyre como una obra anticipadamente feminista, puesto que la potencia rompedora y la capacidad de lucha de su protagonista quedan fuera de toda duda. En cuanto al argumento, se señaló el contraste entre la rigidez moral de la época, sumada al ambiente gótico y recluido de los escenarios, y la osadía vital e intelectual de Jane Eyre. También se dijo que la fuga de Jane de Thornfield Hall no es más que una búsqueda de sí misma, puesto que sus principios no le permiten obedecer a su corazón y quiere huir para reencontrarse. El personaje sabe que, si quiere conseguir la felicidad, debe ser a través de la expiación (el alejamiento respecto a la persona amada). Hay dos obstáculos que impiden la felicidad de Jane; uno es social, la diferencia de clase entre ella, una institutriz huérfana, y su amado, Edward Rochester, un noble terrateniente, y el segundo es moral: Rochester es un hombre casado, infelizmente, sí, pero legalmente casado. Y la historia de Jane no se desbloqueará hasta que no consiga un ascenso social (recibe una herencia importante) y el obstáculo moral también desaparezca (Mrs. Rochester muere en un incendio). También se comentó que los capítulos de la obra dedicados a los Rivers resultan flojos en comparación con el resto de la obra y, argumentalmente, algo forzados. No se acaba de entender (aunque al final no vaya) que acepte la propuesta de St John de ir de misionera a la India. También se incidió en el hecho de que este mismo argumento, leído a los 18 años, puede provocar alguna lágrima, pero con el paso del tiempo la novela ya no tiene la carga emocional que el lector joven percibe en ella. El personaje de Jane Eyre lo tiene difícil de entrada: huérfana y rechazada de niña, vive una infancia amargada que la lleva a la rebeldía, en primera instancia, pero también a la autoconstrucción. Jane es un claro ejemplo de self-made woman, puesto que nadie le regala nada y obtiene una formación y un lugar importantes dentro de su nivel social. El hecho de que no sea casada también le comporta muchos inconvenientes, puesto que se mueve siempre en un terreno de soledad y de inferioridad. Jane es sin duda una mujer muy valiente, con un carácter fuerte y una inteligencia seductora, que sustituye la normalidad de su apariencia física. Es una mujer que no es guapa en un mundo de hombres rígidos y tensos, cargados de prejuicios, que ella se afana por doblegar. Es, también, un espíritu libre que nunca cae en el sometimiento, aun cuando a veces le pueda convenir. Jane también posee la cautela que da la experiencia de haberlo pasado mal en la vida, y sorprendentemente para la época, no es demasiada religiosa. El personaje, sin duda rebelde, se ablanda algo con los años, porque al final es muy generosa con la tía que le había amargado la niñez. Los personajes masculinos, incluso los que dicen amar a Jane (Rochester y St John Davis), son siempre severos y con cierta tendencia a la injusticia social, que consideran una especie de ley natural establecida. Existe también toda una gama de personajes entrañables en la obra, como por ejemplo Mrs. Fairfax, la mayordoma de Thornfield, o Helen Burns, la amiguita de la infancia. Con respecto al estilo, la obra se consideró bien escrita y estructuralmente bien construida. Se reseñó que era más una novela de descripción que no de acción, y se elogió la capacidad de Charlotte Brontë de narrar paisajes y ambientes. Donde muchas opiniones fueron contrarias fue en los diálogos, para algunos incluso cursis en general, y muy poco creíbles cuando los que hablan son niños o niñas. Se dijo que se observaba una gran diferencia en contra de Jane Eyre si comparamos los diálogos con Madame Bovary, Anna Karenina, las obras de Dickens, etc. En cambio, se consideró positivo el distanciamiento que toma la voz narradora de la obra sobre los hechos narrados y la complicidad que a veces tiene con el lector al dirigírsele directamente. En general, pues, se consideró que la gran virtud de la obra radica en la descripción de los sentimientos, donde la Brontë, como buena romántica, llega plenamente al lector.. Como de costumbre, nuestro agradecimiento más sincero a los componentes del Grupo de Lectura por su asistencia y por sus acertadas contribuciones al debate. Os esperamos en nuestra próxima cita: OLOR DE COLÒNIA, de Sílvia Alcántara (Edicions de 1984, 2009). (Lunes, 18 de octubre de 2010, a las 7 de la tarde).