PED1 PH2 Axel Cotón Gutiérrez

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PREHISTORIA II – PED 1 2013
TAREA 1
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Figura 1:
En la figura reconocemos un monumento megalítico tipo Henge. Los Henge son
recintos ceremoniales que únicamente aparecen en las Islas Británicas. En general, son de
planta circular, elipsoidal u oval y están delimitados por bloques de piedra o postes de
madera y rodeados de zanjas y muros. Los más antiguos cuentan sólo con un foso o zanja
que delimita el área sagrada. Posteriormente van incorporando grandes bloques de piedra o
menhires. En la figura observamos lo que parece un doble círculo de grandes monolitos de
piedra, incluidos algunos de los denominados “bluestones” que llegan a pesar más de cuatro
toneladas.
Teniendo en cuenta que hablamos de un Henge, exclusivo de las Islas Británicas, y la
existencia de un doble círculo de grandes menhires, podemos concluir que la figura es un
foto del complejo arqueológico de Stonehenge que es un monumento megalítico, tipo
Crómlech, de la Edad del Bronce situado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire,
Inglaterra, a unos trece kilómetros y medio al norte de Salisbury.
Stonehenge está formado por grandes bloques de piedra metamórfica distribuidos
en cuatro circunferencias concéntricas. La exterior, de treinta metros de diámetro, está
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formada por grandes piedras rectangulares de arenisca que, originalmente, estaban
coronadas por dinteles, también de piedra, quedando hoy en día sólo siete en su sitio.
Dentro de esta hilera exterior se encuentra otro círculo de bloques más pequeños de
arenisca azulada. Éste encierra una estructura con forma de herradura construida con
piedras de arenisca del mismo color. En su interior permanece una losa de arenisca micácea
conocida como «el Altar». Todo el conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104
m de diámetro. Dentro de este espacio se alza un bancal en el que aparecen 56 fosas
conocidas como los «agujeros de Aubrey». El bancal y el foso están cortados por «la
Avenida», un camino procesional de 23 metros de ancho y 3 kilómetros de longitud,
aproximadamente. Cerca se halla la «Piedra del Sacrificio». Enfrente se encuentra la «Piedra
Talón». Está compuesto de un gran círculo de grandes megalitos cuya construcción se fecha
hacia el 2500 a. C. El círculo de arena que rodea los megalitos está considerado la parte más
antigua del monumento, habiendo sido datada sobre el 3100 a. C. En su comienzo era un
monumento circular de carácter ritual rodeado por un talud y un foso, de modo similar a
muchos otros situados en el sur de Inglaterra. Finalmente el monumento tomó su aspecto
actual, para lo cual transportaron 32 bloques de arenisca desde las montañas de Preseli, al
suroeste de Gales y la piedra del «Altar» fue traída desde una región cercana a Milford
Haven. Se especula actualmente con la posibilidad de que se hubieran movido utilizando
bolas de madera o piedra o cojinetes a modo de rodamientos, y no con troncos como se
pensó originalmente. Stonehenge posee diversas estructuras, las más resaltantes son:
Trilitos o dolmen: está conformada por dos pilares de piedra los cuales están coronados por
un dintel elevado a 4,4 metros de altura. Estos "trilitos" son de piedra llamada "gras silicio" o
"sarsen", la piedra del dintel puede pesar siete toneladas, los pilares pesan veinticinco
toneladas. El conjunto de dinteles y pilares poseen un grupo de espigas y cavidades
("machihembrado") para que pueda embonar a la perfección una piedra con la otra;
Monolitos o Menhires y el Cromlech.
Stonehenge es donde mejor se pueden apreciar las diferentes fases de construcción
de este tipo de monumentos. Hacia el año 3200 a.C. se fecha la fase inicial, en la que se hizo
un talud de tierra, el gran foso circular de 104 metros de diámetro del que hemos hablado
antes que delimita el espacio sagrado y el inicio de la gran avenida de acceso. Entre el 2900
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a.C. y el 2600 a.C. aparecen las primeras estructuras de madera, que serán sustituidas por
menhires entre el 2500 a.C. y el 2300 a.C. Se crea un doble ´círculo de piedra con
“bluestones”; estos bloques proceden de Gales a 300 km de distancia. No se sabe si llegaron
por tierra o por mar, pero su transporte requeriría un trabajo coordinado y una organización
muy eficiente. La última fase (2228 a.C. – 1930 a.C.), ya en el Bronce Antiguo (Cultura de
Wessex) se levanta el semicírculo de trilitos: menhires enlazados por dinteles.
Sobre su significado hay varias hipótesis, la más aceptada es la que habla de un lugar
de culto al Sol. El eje principal del círculo, prolongación de la avenida, está orientado hacia el
punto en que sale el Sol en el solsticio de verano. Aunque existen otras versiones como
templo religioso, monumento funerario u observatorio astronómico que servía para predecir
las estaciones; o quizás todas a la vez. Han sido encontrados 300 enterramientos de restos
humanos previamente cremados, datados entre el año 3030 y 2340 a. C. Dado el poco
número de entierros para un período tan largo, se estima que no se trata de un cementerio
para la generalidad de los muertos sino para determinadas personas escogidas. Para los
paganos, la piedra era el símbolo de lo eterno; servía para marcar o delimitar puntos
energéticos terrenales (telúricos) y hasta para albergar espíritus elementales. Así es que
Stonehenge podría haber sido utilizada junto con Woodhenge en ceremonias religiosas de
culto a los muertos y a la vida, tal vez simbolizada por el círculo de madera.
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En la figura se puede reconocer un tumba tipo Tholos, estas cámaras o tumbas
subterráneas de forma circular, revestidas de piedras, estaban cubiertas por una falsa cúpula
de voladizo, de sección ojival, a la que se accedía a través de un pasillo o corredor (dromos,
que es el que podemos observar en la foto) que termina en una entrada (stomion). Este
sistema no puede mantenerse por mucho tiempo a menos que se cubra con una masa de
tierra que haga peso e impida su desplazamiento. Cuando la erosión elimina este aporte
adicional de tierra, se produce su colapso; razón por la cual se cubre con un túmulo de tierra.
La tumba de Tholos encarna la forma más monumental de la arquitectura micénica. Para la
entrada o stomion, más débil, recurrieron a varios procedimientos, como el empleo del
triángulo de descarga sobre el dintel, y la aplicación de dinteles cada vez más
monumentales. El tesoro de Atreo es el más famoso y es el que podemos reconocer en la
figura.
El Tesoro de Atreo, también llamado Tumba de Atreo y Tumba de Agamenón, es la
tumba abovedada, o tholos, más monumental que se conoce en Grecia. Está en las afueras
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de Micenas, y en un principio se le atribuyó a Atreo, el padre del gran rey Agamenón, cabeza
visible de la guerra de los aqueos contra Troya, puesto que suele datarse en el siglo XIII a. C.
Esta tumba pertenece al arte creto-micénico. Sigue el modelo difundido por todo el
Mediterráneo de tumba precedida por un corredor. En este caso, tiene dos cámaras,
destacando la "falsa bóveda" de la más grande de ellas. Se obtiene mediante hiladas
concéntricas de sillares que van reduciendo el espacio, por lo que sus presiones son
verticales y no oblicuas, como en una verdadera bóveda. El británico Lord Elgin se llevó una
parte de la entrada sostenida por columnas a su país, donde quedó expuesta en el museo
Británico.
El Tesoro de Atreo posee un pasillo de 36 m de longitud por 6 m de anchura,
delimitado por dos muros levantados con grandes bloques de piedra. El dromos desemboca
en una fachada monumental, de 10,50 m de altura, que se encontraba decorada con un
revestimiento de relieves esculpidos en piedras de diferentes colores, cuyo aspecto ha
podido ser reconstruido a partir de los fragmentos hallados. La cámara funeraria constituye
una de las realizaciones más equilibradas de una falsa cúpula. Posee 13,20 m de altura y un
diámetro de 14,50 m. La cubierta se realizó con filas regulares de bloques dispuestos en
anillos concéntricos. De manera excepcional, el Tesoro de Atreo posee una cámara aneja,
destinada también a usos funerarios. Suele datarse entre 1350 y 1350 a.C.
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Podemos observar que la figura 3 representa una urna funeraria o cineraria. Estas
urnas son características del Bronce Final y comienzos de la Edad del Hierro. El material de la
urna parece bronce plateado. Tiene forma de cabaña, que se presenta realizada con una
compleja técnica de laminación, repujado y fundición en bronce e imita el aspecto de las
cabañas de vivienda.
Consta de una lámina elíptica de base, dos láminas clavadas entre sí que hacen de
paredes y otras dos láminas (con añadido exterior de otras varias secciones circulares para
crear los aleros) con funciones de tejado en el caparazón y una lámina semicilíndrica
superpuesta al tejado para imitar el columen con su apertura para la salida de humos. Toda
la estructura parece unida mediante clavos y soportes laterales de pequeñas barras
fundidas, en tanto que sobre el tejado aparecen una serie de barritas terminadas en cabezas
de animales. En el frontal aparece una puerta marcada por dos láminas situadas en el lugar
del arquitrabe y del umbral y cerrada por un batiente, decorado con surcos en forma de “X”.
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Las paredes y el tejado aparecen decorados con la técnica de los puntitos y los pequeños
bulones. Sobre las paredes aparece una triple fila de bulones y puntos coronados por lo que
parecen cabezas de animales. Sobre el tejado hay motivos semicirculares pendientes
encuadrados por bandas de puntitos y bulones.
La urna podría pertenecer a la Cultura de los Campos de Urnas o la Cultura
Villanoviana, si bien nos decantamos por esta última, ya que las urnas funerarias de la
Cultura de Campos de Urnas solían ser fabricadas en cerámica casi en exclusiva y además el
motivo de la vivienda es típico de la cultura Villanoviana. En la cultura Villanoviana, las
cenizas se colocaban en las consabidas urnas, depositándolas en tumbas simples o dobles
excavadas en la roca, tras haber sido tapadas previamente con cuencos cerámicos.
Las urnas más curiosas de esta cultura son como la de la figura y representan replicas
en miniatura de verdaderas viviendas, que se depositan en ocasiones acompañadas de
carros.
En cuanto a la urna en cuestión de la figura 3, es una urna que podemos encontrar en
el Museo de Villa Giulia, y su origen es el yacimiento arqueológico de Vulci en la Necrópolis
Osteria y se data en el siglo VIII a.C.
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En la figura se pueden reconocer unas viviendas tipo palafitos. Los palafitos son
viviendas apoyadas en pilares o simples estacas o casas en el agua construidas sobre cuerpos
de aguas tranquilas como lagos, lagunas y caños (cursos irregulares y lentos por los que
desaguan los ríos y lagunas de las regiones bajas), aunque también son construidas a orilla
del mar. Existe evidencia arqueológica que en la Europa prehistoria se utilizó la construcción
con palafitos en áreas alpinas y en zonas de lo que hoy es Francia, Eslovenia, Escocia,
Lituania y Letonia generalmente alrededor de lagos o humedales. Entre las posibles razones
para la construcción de palafitos se cree que servían contra predadores, vecinos hostiles,
etc.
Podemos ubicar la figura dentro del Bronce Antiguo y Medio, en la zona de Italia
septentrional y central. Podría pertenecer a alguna de las culturas asentadas en esa zona
(Cultura Polada, Cultura Apenínica y Cultura de Las Terramaras). Si bien podríamos descartar
la cultura de Terramaras, pues los asentamientos de palafitos se hacían sobre tierra firme, y
en la figura se puede observar que los palafitos están situados sobre una zona con agua.
Siendo objetivo, en mi opinión es imposible discernir de cuál de ellas se trata, pues todas las
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características de las mismas quedan reunidas en la fotografía. En cualquier caso, el libro de
texto recomendado por UNED presenta la misma fotografía como ejemplo de asentamiento
de tipo palafítico de la Cultura Apenínica.
De esta forma, es un poblado que con una alta probabilidad estuvo asentado en
alguna de las dos vertientes de la cadena montañosa de los Apeninos, al sur del rio Po. La
cronología de esta Cultura abarca desde el II milenio a.C. hasta el siglo IX a.C. Mientras que
por ejemplo, la Cultura de la Polada comienza en el Bronce Antiguo y perdura hasta el
Medio, la Cultura Apenínica lo hace hasta el Broce Final, distinguiéndose en ella tres etapas
por algunos autores.
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Datar cronológicamente siempre es complicado y más cuando estructuras como los
palafitos existen aún hoy en día. Por eso nuestra cronología versará sobre los períodos en los
que las figuras fueron más representativas.
La cronología de las figuras anteriores sería:
Figura
CONCEPTO
CRONOLOGÍA (AÑOS)
Figura 1:
Monumento megalítico de Stonehenge
3200 – 1930 a.C.
Figura 4:
Palafito de Cultura Apenínica
1800 – 1050 a. C
Figura 2:
Tholos “El Tesoro de Atreo”
1350 – 1300 a.C.
Figura 3:
Urna cineraria Cultura Villanoviana
Siglo VIII a.C.
Veamos ahora cómo han evolucionado la los sistemas arquitectónicos a lo largo de
la Prehistoria reciente a través de las figuras anteriores.
La estructura de la figura 1 es por tanto la más antigua, y se puede considerar como
uno de los mejores representantes del fenómeno Megalítico, cuyo término procede de los
vocablos griegos mega (grande) y lithos (piedra). Este término se emplea en Arquitectura
para referirse a las construcciones en las que se utilizan grandes bloques de piedra, es decir
megalitos. En prehistoria esta palabra hace referencia a la primera arquitectura monumental
conocida, que aparece desde el Neolítico en la fachada atlántica europea y se mantiene
hasta el Calcolítico. En muchas zonas sus últimas manifestaciones coinciden con el desarrollo
de las primeras comunidades metalúrgicas. Aunque la diversidad tipológica de las
construcciones megalíticas es muy grande, la mayoría de ellas se pueden incluir en las
siguientes categorías: Enterramientos colectivos (dólmenes de muy diversos tipos),
Menhires (aislados, alineados y crómlech) y Henges (recintos ceremoniales característicos de
las Islas Británicas).
Dolmen es un término derivado del bretón que significa mesa (dol) de piedra (men).
En Portugal se denomina anta y en Galicia mámoa. Son monumentos megalíticos destinados
a enterramientos colectivos Los dólmenes están formados por una cámara funeraria
realizada con grandes piedras verticales clavadas en la tierra (ortostatos), que soportan losas
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que sirven de cubierta. En sus inicios algunas pudieron ser de madera. Los ortostatos pueden
aparecer cubiertos de grabados, sobre todo en Bretaña, y con motivos esquemáticos
pintados. Abundan los motivos geométricos, los antropomórficos (interpretados como
divinidades), y otros, elementos figurativos como hoces, yugos, hachas, zoomorfos, etc.
Estas representaciones deben relacionarse con el carácter funerario, religioso y/o simbólico
de estas construcciones. Esta estructura de piedra estaba cubierta por un túmulo, realizado
con una ordenada disposición concéntrica de anillos de piedra, que actuaban como
contrafuertes, y tierra, En ocasiones estos anillos están formados por lajas pétreas inhiestas,
como las que forman la cámara. Existen cuatro modelos básicos:

Dolmen simple: consta de una cámara cubierta por un túmulo. También recibe el
nombre de cofre o cista megalítica.

Dolmen de galería o galería cubierta: la cámara es alargada, a modo de pasillo, es decir,
está formado por varios dólmenes simples adosados.

Dolmen de corredor o pasillo: consta de un pasillo de acceso, flanqueado por ortostatos,
desde el exterior del túmulo hasta la cámara. Una variante de este tipo es el
denominado tholos, con cámara circular, a veces realizada en mampostería, y cubierta
por una falsa bóveda hemisférica por aproximación de hiladas de pequeñas lajas o
mampostería en seco. Consta de corredor o dromos, cámara cubierta con cúpula y
túmulo que cubre el conjunto.

Rundgräber: consta de una cámara rodeada de un círculo de piedras y a veces cubierta
de un túmulo.
Hay que añadir a las anteriores numerosas variantes regionales, como dólmenes con
vestíbulo, con varios corredores y cámaras, con cámaras compartidas, con corredores
segmentados con piedras simples o perforadas, etc.
En cuanto a los Menhires. Debemos comentar que proviene de una palabra bretona
que significa piedra (men) alargada (hir) y que designa los monumentos megalíticos más
simples. El menhir es un gran bloque de piedra, alargado, en estado natural o parcialmente
regularizado, colocado verticalmente sobre el suelo. Algunos llevan decoraciones grabadas o
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esculpidas. Destacan las estatuas-menhir en las que en uno de cuyos lados se graban rasgos
fisonómicos y decorativos: ojos, brazos, collares. Están localizados sobre todo en la Bretaña
francesa, donde pueden alcanzar los 20 m de altura y un peso de 350 toneladas. También se
pueden establecer diferentes tipologías:

Menhires aislados,

Alineamiento de menhires: forman alineamientos rectilíneos de una o varias filas
paralelas, que pueden alcanzar cientos de metros

Cromlech, que es un término galo utilizado para denominar las construcciones
megalíticas realizadas con menhires. Estos se disponen de forma cuadrangular, circular,
rectangular, ovalada o en forma de “U”. También se les denomina anillos o círculos de
piedra.
Por Henge (como el de la figura), entendemos recintos ceremoniales que únicamente
aparecen, como ya hemos comentado, en las Islas Británicas. Su arquitectura ha sido
correctamente descrita en la Tarea 1.
La amplia dispersión de este fenómeno, planteó a los investigadores dos cuestiones
fundamentales: dónde estaba su origen y a través de qué caminos se produjo su difusión
hasta alcanzar zonas tan distantes. Hasta hace pocos años se seguía una perspectiva
difusionista, la mayoría se decantó por un origen en el Mediterráneo oriental. El Megalitismo
habría surgido en las costas de Siria, Palestina y en el Egeo. Siguiendo a Gordon Childe se
tomaron como referencia los tholoi micénicos del Tesoro de Atreo (Figura 2), como
precedentes de algunas tipologías funerarias de la Europa Atlántica. A partir de aquí se
habría extendido primero por el Mediterráneo central y occidental, Francia, Gran Bretaña y
después por las zonas más septentrionales. En este proceso de expansión por el
Mediterráneo del nuevo ritual funerario habrían tenido un papel fundamental los
prospectores de metales durante el inicio del Calcolítico. Sin embargo, cuando se empieza a
datar mediante el método del C14 las construcciones megalíticas de Bretaña, Islas Británicas
o la Península Ibérica se observa que son bastante anteriores a las del Mediterráneo. Por lo
tanto, el fenómeno Megalítico, fruto de un sustrato indígena, apareció en la fachada
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atlántica y se extendió de oeste a este. Alrededor del 2.500 a.C. se dejaron de construir
monumentos megalíticos, cuando la metalurgia empieza a expandirse y a transformar los
esquemas sociales e ideológicos.
La figura 4, la segunda cronológicamente hablando, representa un asentamiento de
la cultura Apenínica (o quizás Polada). Son asentamientos de tipo palafítico, al estar ubicados
a las orillas de lagos, en tierras cenagosas. Las viviendas se construyen sobre plataformas de
madera sostenidas por postes clavados en la tierra (de ahí el nombre de palafitos), las
plantas pueden ser rectangulares, ovales y circulares. Existen también asentamientos de
estas culturas en llanuras sobre plataformas de madera superpuestas, pero sin postes, y
también hábitat en abrigos.
La forma de construcción es bastante fácil. Durante el invierno cortaban árboles para
preparar vigas transversales y de apoyo, luego las llevaban a la orilla. En verano clavaban las
estacas (de hasta 10 m de alto) en el fondo del lago. Empleaban horquillas como soportes de
las empalizadas o de las casas. Para agujerear el trozo que se ponía en el suelo, usaban palos
con la punta gruesa o fina, según el diámetro requerido. En el agujero iban introduciendo
arena y agua, para facilitar el trabajo.
Levantaban una cabaña tras otra. Inventaron unos cimientos especiales que facilitaba
el poner los pilotes en el fondo del lago. Utilizaban una base, que consistía en un trozo de
tronco partido en dos mitades, con un orificio central en el que introducían la estaca. De
este modo, podían hundirla en el fondo del lago solo 1,5 m en lugar de 5 m, ya que estaba
asegurada por la base.
El palafito constaba de una empalizada que rodeaba las demás construcciones, para
defenderse de posibles enemigos y protegerse de las olas altas. Torres de observación y un
puerto, además de las cabañas, una por cada familia y de una sola habitación, realizadas con
estacas y cañas y en cuyo centro estaba el hogar, hecho de arcilla. El humo salía por una
abertura del techo. La construcción del palafito podía llevar varios años.
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La figura 4, representa una clara evolución respecto a la figura 1, la sociedad y la
economía ha cambiado, y los grupos humanos pasan a ser seminómadas, por lo que los
asentamientos comienzan a ser más estables a lo largo del tiempo. Arquitectónicamente se
abandonan paulatinamente los grandes sepulcros megalíticos, y nacen estas construcciones
de aparejo ciclópeo, pero con un carácter claramente diferenciado. Desgraciadamente los
enterramientos de estas culturas son poco conocidos y diferentes según las regiones, por lo
que es difícil establecer algún tipo de relación en este tipo de construcciones para enlazar
tanto con la figura precedente como con la posterior. Aunque existen algunos
enterramientos en cuevas naturales o artificiales y algunas galerías dolménicas (posible
enlace con la figura anterior).
La figura 2, tercera cronológicamente, es una de las mayores representaciones de la
arquitectura funeraria micénica, pero hubo una evolución previa hasta llegar a este tipo de
monumentos. Estas tumbas, como las tumbas de cámara, proceden de las anteriores, las
llamadas tumbas de fosa del Heládico Medio al Heladico Reciente (del 2000 al 1500
aproximadamente), Micenas presentan signos evidentes de crecimiento. Los hábitos
funerarios presentan una clara diferenciación social. Surge una minoría dirigente y marca el
arranque de la cultura micénica. Esta fase se conoce como “periodo de las tumbas de fosa”
Su mayor evidencia arqueológica está en los círculos A y B de Micenas:

Círculo A (1600 – 1500 a.C.): relacionado con el periodo dorado de la realeza micénica,
(Agamenón y su Corte) contiene 6 tumbas de fosa excavadas en el fondo de un pozo,
normalmente de forma rectangular y dimensiones variadas. Es un doble círculo de 28 m
de diámetro. El suelo estaba cubierto de gravilla y las paredes revestidas de
mampostería o adobes. Dentro de cada tumba, los cuerpos se depositaban sobre una
capa de guijarros y se protegían con cubiertas de madera, soportadas por postes del
mismo material, para después rellenar en pozo con tierra hasta la superficie.

Círculo B (1650 – 1550 a.C.): 24 tumbas de fosa, más antiguas que las halladas en el
Circulo A
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A las tumbas de fosa de la sociedad minoica sucedieron, entre finales del siglo XVI y
finales del XIII a.C. dos tipos principales de tumbas monumentales: las tumbas de cámara y
las tumbas tholos. Las Tumbas de cámara son estructuras hipogeicas excavadas en la roca
formadas por una cámara, precedida de un corredor de acceso o dromos (también excavado
en la roca), que desemboca en una entrada o stomion. Según el medio litológico en el que se
excava la tumba, tendrá una forma u otra, cuadrangular, elipsoidal o semicircular. La entrada
estaba sellada por piedras. Albergaban varios enterramientos, con lo que podrían tratarse de
enterramientos familiares. Decoradas con motivos simples (líneas, discos y rosetas). No se
sabe bien cuál es su origen, aunque pueden estar relacionadas con las cámaras egipcias del
Imperio Medio. Las Tumba de Tholos, ya se ha descrito en la Tarea 1. Si bien podemos
comentar que existe un amplio debate sobre los orígenes de este último tipo de tumbas.
Unos autores opinan que se trata de la “petrificación” de los túmulos de tradición heládica y,
por tanto, se muestran partidarios de considerar estas tumbas monumentales como fruto
de una evolución interna. Otros investigadores, como K. Branigan, plantean la existencia de
conexiones con las tholos de la llanura de Mesara, cuya construcción se remonta al periodo
Minoico Antiguo I. Sin embargo, O. Dickinson hace constar que las escasas posibilidades de
que exista una relación entre ambos tipos de tumba, considerando el gran lapso temporal
existente entre ambas y las diferencias estructurales (las tumbas de Mesara no fueron
abovedadas, ni subterráneas, ni estuvieron cubiertas por un túmulo). M. Cultaro concluye
que la tholos micénica es una evolución de los túmulos del Heládico Medio, que se elabora
en el Peloponeso meridional (Mesenia y Laconia), desde donde se difundirá durante el
Heládico Reciente I-II a la Argólida y el Golfo Sarónico.
En cuanto a los famosos palacios micénicos, éstos se erigen en altura sobre crestones
rocosos, siendo los mejor conservados Tirinto, Pylos y Gla. Estos presentan características
comunes y a su vez diferencias. Se construyen con piedras irregulares, mortero y adobe. Hay
ventanas, desagües, puertas dobles, jambas de piedra y columnas de sustentación. Las
partes esenciales de todo palacio son:

El megarón central: recinto con porche, vestíbulo y sala del trono con un hogar central
rodeado por columnas, paredes, suelos y techos decorados.
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
Patio principal que conduce al megarón.

Otros habitáculos como el megarón de la Reina.

Estancias administrativas.

Dependencias de servicio.

Almacenes.
Las viviendas son construcciones de planta rectangular o rectangular con una o varias
dependencias e incluso de varios pisos, imitando algunas a los palacios. Están documentadas obras
de drenaje (Lago Kopais) y de una red viaria con puentes.
La figura 2, representa también una clara evolución respecto a la figura 4. Los grupos
humanos se asientan definitivamente y se dedican a la agricultura, ganadería y al comercio.
Se comienzan a construir palacios y se vuelven a los enterramientos con grandes
construcciones que requieren una gran cantidad de mano de obra. Se construyen
edificaciones de piedra, en lugar de madera, y se comienza a construir edificaciones
auxiliares (pozos, zonas de almacenaje,…). Es el cambio a una sociedad mucho más compleja
y jerarquizada.
Respecto a la última figura (figura 3), representa una vivienda típica de la cultura
Villanoviana. Estos grupos humanos habitaban en cabañas modestas, de planta rectangular u
oval, paredes de barro levantadas entre cuatro postes, una sola estancia y un hogar central.
Se les considera el posible origen de los etruscos. Muy similar a la cultura del Lacio, que se
cree que esta cultura podría haber sido el origen de Roma.
Fijándonos en la figura 3, podemos deducir como eran sus viviendas. Cabaña a dos
aguas en forma de óvalo paredes, vigas con sección rectangular dispuestos a intervalos
regulares; puerta rectangular puerta, techo acanalado, la viga de cumbrera abriendo hacia
los lados y seis pares de vigas en el lado superior.
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Las chozas, con forma ovalada o rectangular, circular, rara vez tenía el puerta de
entrada en el lado corto. Las paredes tienen una estructura que consta de una serie de
estacas de madera plantadas en el suelo, cubierto de ramas y zarzo, impermeabilizado por
una capa de arcilla. El techo, casi siempre con una doble vertiente, consistía en un bastidor
de madera cubierto con paja y ramas, con dos aberturas simétricas bajo la viga cumbrera
para permitir la salida de humos y ventilación.
Como vemos las construcciones se simplifican, volviendo a usar materiales
perecederos, sucesores de la cultura Apenínica (figura 4), y que posteriormente se verán
influenciadas por el mayor fenómenos de la época como son las primeras grandes
migraciones que cambiaran por completo las sociedades indígenas, modificando la historia
de Europa para siempre. Los orígenes del Villanoviano se remontan al siglo IX a.C., por lo
que se trata de una cultura enraizada en las costumbres del Bronce Final. La caracterización
del Villanoviano como cultura de Hierro I responde tan solo a la aparición de objetos de
hierro en los ajuares de algunas de las necrópolis de su última etapa, procedentes de
intercambios con los griegos de la isla de Ischia.
En la cuestión de las construcciones funerarias, pasamos de las tumbas colectivas y
grandes tumbas individuales (figura 2) a verdaderas necrópolis autónomas por aldeas.
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En las figuras se puede apreciar una clara evolución de la historia de las
manifestaciones culturales representadas. Podemos a través de las distintas figuras observar
los cambios sociales, económicos, religiosos y culturales de los distintos grupos humanos.
El término “fenómeno megalítico” fue acuñado por P.R. Giot y T.G. Powel, y hace
referencia a un territorio de sustrato cultural común, Epipaleolítico, en donde ante un
estímulo exterior, la nueva economía productora, surge el megalitismo. Los sepulcros
colectivos habrían sido una invención de las últimas comunidades epipaleolíticas atlánticas:
Tardenoisense en Bretaña, concheros del Tajo en Portugal, Obaniense en Escocia, etc. Así, el
megalito se puede considerar un “fósil-guía” de las primeras culturas neolíticas atlánticas,
con una importante contribución del sustrato indígena Epipaleolítico. El megalitismo es
simplemente una circunstancia común a diferentes grupos culturales de un mismo
momento. Estas construcciones, tanto de la región atlántica como de la mediterránea,
reflejan nuevos cultos y concepciones religiosas que se relacionan con una incipiente
jerarquización de los grupos del Neolítico Final, lo que algunos autores han denominado
“sociedades complejas”. Asimismo, el aumento de los enfrentamientos por los recursos
básicos y/o estratégicos entre comunidades, hace que estas construcciones pudieran servir
para reafirmar la propiedad del territorio frente a otros grupos.
En estos enterramientos colectivos (por ejemplo en dólmenes), la existencia de varios
individuos dentro de una misma tumba no significa que fueran enterrados todos a la vez o
en un corto período de tiempo. Como sucede en muchas culturas, a medida que los
individuos fallecen se van introduciendo en un mismo contenedor funerario. Cuando el
espacio disponible se agota los esqueletos de muertos anteriores se amontonan para
introducir los nuevos cadáveres, es lo que se conoce como “reducción de restos”. En algunas
ocasiones cuando el interior se ha preservado de saqueos o profanaciones, el estudio de los
huesos ha demostrado la existencia de un cierto orden en este amontonamiento, quizás
para no perder el orden original de colocación. Los menhires, sobre todo los alineamientos,
se han relacionado con una función ceremonial, como elemento visible de culto, o como
lugar para realizar observaciones astronómicas relacionadas con el calendario agrícola. En
muchas ocasiones están asociados con dólmenes.
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Lo que queda claro, es que cada grupo megalítico atlántico posee sus
particularidades arquitectónicas propias y fechas constructivas diferentes, aunque hubo muy
probablemente un cierto grado de comunicación y lazos de unión entre todos ellos. Esto es
observable desde el mesolítico, donde existe una cierta uniformidad en la cultura material
(recursos marinos-concheros) y en el neolítico (subsistencia a base de ganadería).
Genéricamente, se puede hablar de megalitismo y sus características más generales:

Papel funerario y religioso de los monumentos megalíticos, como santuarios o lugares
sagrados y de culto.

Transformación espiritual y cambio de la concepción religiosa (cambios rituales,
inhumaciones colectivas y motivos iconográficos).

Cambio en la organización social (inversión de trabajo y tiempo necesario para
construir).

Otorgamiento de un mayor valor social y simbólico a los constructores.
Existen varias teorías sobre la génesis y significado del megalitismo:

Lord Colin Renfrew: Manifestación de preocupación territorial de pequeños grupos
independientes, autosuficientes y de dimensiones similares, que no se subordinan a
entidades de mayor control político y económico (sociedades segmentarias), y con una
alta presión demográfica. Construcciones que delimitan el espacio ocupado por cada
grupo (no sólo funerarias o rituales). El aumento de tamaño de los túmulos tiene la
intención de fijar la atención de los individuos vivos (no conlleva necesidad de mayor
espacio funerario). El megalito como centro territorial, situándolo en el lugar
considerado más importante para el grupo. El megalito como referencia fija del grupo,
dada la escasa entidad de su hábitat y la ligereza de sus construcciones (debido a un
poblamiento disperso o vida nómada o de ocupaciones de corta duración, con
agricultura itinerante y ganadería no estabulada). Ya al final del megalitismo (III milenio
a.C.) y durante el Calcolítico, hay un incremento de la sedentarización y un mayor
aprovechamiento de tierras poco explotadas (agricultura intensiva).

R. Chapman: Expresión externa de ocupación de las mejores tierras, con mayor presión
sobre los recursos y exigencias territoriales en los territorios atlánticos.

Otras teorías:
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
Aumento demográfico.

Paulatina reducción del territorio costero y sin más posibilidad de expansión que
hacia tierras del interior, probablemente ya ocupadas.

En Andalucía o Cataluña, la presión sería causada por mayor densidad de población
de ámbito sedentario y la adopción de sistemas económicos más rentables.

El megalito como elemento reorganizador social,
permitiría formar grandes
equipos de trabajo para realizar determinadas tareas agrícolas cíclicas. Esta
organización social crearía linajes estables, reforzando lazos de solidaridad y de
parentesco. No elimina su condición de marcador
territorial y funerario. Los
megalitos se sitúan en zonas que permiten la agricultura con azada (suelos ligeros y
bien drenados), por lo que los poblados estarían cerca de ellos.

Plasmación de los conflictos de una sociedad que empieza a no ser igualitaria, en la
que se precisaría de gran cantidad de trabajo permanente (siembra, recolección,
trilla, pastoreo), que puede verse truncado por condiciones externas (sequías,
inundaciones, plagas,...).

Los megalitos podrían tener su origen en un culto a los antepasados, cuyos
descendientes se beneficiaron de su trabajo (primeras tumbas megalíticas
portuguesas, con enterramientos individuales, correspondientes a los “fundadores”
de estos clanes familiares). Este sería el inicio de una primera diferenciación social.

Las tumbas colectivas megalíticas podrían representar el intento del resto de grupos
menos afortunados de combatir esta división social.

Las tumbas megalíticas individuales sugieren una sociedad jerarquizada, en la que
se destaca lo individual frente a lo colectivo, perdiendo su significado el
enterramiento grupal. Hay una evolución y cambio de la religión y, por tanto, del
carácter ideológico de los megalitos.
Respecto a la figura 4, su papel es claro, se trata de un asentamiento palafítico de
alguna de las dos vertientes de la cadena montañosa de los Apeninos, al sur del rio Po. En
general las regiones del Mediterráneo occidental europeo son un mosaico de culturas con
una gran variedad de manifestaciones, dando lugar a toda una serie de modelos de
asentamientos, pero también a una serie de cambios económicos y sociales. El rito funerario
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de la inhumación individual se impone progresivamente sobre la anterior inhumación
colectiva (figura 1), y como se ha comentado en la tarea anterior, se van abandonando los
grandes sepulcros megalíticos, para nacer estas construcciones de aparejo ciclópeo. El uso
del cobre se generaliza y los tipos se útiles, armas y adornos se multiplican con metalurgia
local en muchas zonas, y el comienzo del uso, en otras, del bronce, o aleación de cobre y
estaño. El comercio y las rutas comerciales se multiplican con intercambios de materias
primas y objetos manufacturados.
La cultura Apenínica es una sociedad pastoril, seminómada. Su economía está basada
en la agricultura y ganadería trashumante. La cerámica se decora con aplicaciones plásticas y
también con incisiones de motivos geométricos, rellenas de pasta y las formas más usuales
son vasos carenados, jarras bicónicas y ollas, en ocasiones con asas altas o de “apéndice de
botón”. El metal en esta cultura es muy escaso, aunque hay algunos puñales, cuchillos,
brazaletes, anillos, así como espadas de lengüeta y hachas de apéndices laterales, casi
siempre importadas. Hay útiles en hueso y asta, y un dato muy importante es que hay una
conexión y contacto claro con el Egeo, testimoniado por la presencia de algunos materiales
micénicos (figura 2). Esta cultura se considera que fue reemplazada en el siglo XII a.C., por la
llamada cultura proto-Villanova, ligada a la Cultura de los Campos de Urnas (lo que nos
enlaza con la figura 3).
La figura 2, como ya se ha comentado con anterioridad representa el periodo
micénico, ya en el Bronce Reciente. Hubo un cambio organizativo al final del Heládico medio
en la Grecia continental hacia lo que será la sociedad micénica centralizada. Como hipótesis
para este nuevo escenario se barajan o una invasión extranjera (cretense) o una evolución
autóctona con diversos factores como el crecimiento demográfico por causas de desarrollo
agrícola, el importante control de las vías de comunicación y rutas comerciales.
Se produce un desplazamiento de los centros de poder desde Creta a Micenas. Entre
los siglos XIV a XIII a.C. existirán varios reinos independientes con una capital administrativa
y centro económico y religioso en cada uno. Aparecen las ciudades-palacio con un núcleo
fortificado que alberga el palacio y fuera de las murallas la demás viviendas y edificios. Estas
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ciudades se adaptan a la orografía del terreno. En sus fases más tardías incorporan sistemas
de almacenamiento de agua. Destacan Argos, Micenas y Tirinto.
La economía se basa en el cultivo de cereales, vino, aceite y leguminosas, la
ganadería, la producción de textiles, objetos metálicos, cerámica, joyas e incluso perfumes
destinados a un activo comercio con Chipre, Macedonia, el Mediterráneo Central , Italia e
incluso la Península Ibérica. La cerámica aparece en cuencos profundos, copas, tinajas,
calderos, barreños, trípodes, crateras, jarros y alabastrones. En general es pintada con
dobles hachas, flores, conchas o espirales (estilo esquemático) y a veces lisa; estilo pictórico
con figuras humanas, animales y escenas; estilos locales con toda la superficie llena de
motivos decorativos. Hay figuritas de terracota humas y de animales. En metal hay lanzas,
corazas, escudos, cascos, espadas y puntas de lanza. La orfebrería incorpora técnicas como
el granulado y el repujado con vasos, joyas, anillos de oro y alfileres de plata. Aparecen sellos
almendrados o lenticulares tallados en ágata, plaquitas de marfil para adornos de muebles y
objetos de madera.
A finales de siglo XIII a.C. se produce una brutal destrucción del sistema palacial
micénico con incendios y abandonos barajándose las siguientes hipótesis:

Invasionistas. Llegada de los “pueblos del mar”.

Catastrofistas. Cambios climáticos, terremotos o enfermedades.

Desequilibrios y conflictos internos.
En la actualidad se sostiene que lo más acertado es una suma de todos o parte de
ellos. El fin de la civilización micénica se produce un siglo después, siendo un proceso
gradual con un creciente regionalismo, empobrecimiento de la cultura material y un cambio
en las costumbres funerarias que pasan a ser en cista y más tarde por incineración.
Durante el periodo micénico se empleó la inhumación. La cremación fue muy rara
hasta el Minoico Reciente III C, y puede que fuera una moda importada de Anatolia. El
cadáver se depositaba directamente sobre el suelo de la cámara, en posición estirada y a
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veces con un soporte bajo la cabeza. Iba ataviado con sus joyas y adornos. En algunas
necrópolis el cuerpo se introducía en sarcófagos de terracota (larnakes), a veces pintados.
Otras veces había plataformas para depositar el cadáver y hasta ataúdes de madera.
Alrededor del difunto se depositaban ofendas, vasos con comida y bebida, armas,
herramientas y figuritas. A veces se sacrificaban animales (perros, o más raramente
caballos). Tras esta ceremonia, se cerraba el acceso a la cámara construyendo un muro, y
tras romper algunos vasos en una ceremonia de libación, se llenaba el dromos con tierra.
Para practicar un nuevo enterramiento, se limpiaba el dromos y se derruía parcialmente el
muro que sellaba la entrada. Si no había sitio suficiente, se movían los restos hacia un lado.
Los vivos realizaban visitas periódicas a la cámara funeraria.
Se cree que los tholoi pertenecieron a los grupos gentilicios y clientelares que se
habían establecido en un territorio, una aristocracia en cuyas manos residía el poder
palatino. A partir del HR IIIB las tumbas de cámara se van trasformando progresivamente y
se hacen similares a los tholos. Adoptan el perfil pseudoabovedado y realizan fachadas más
monumentales que imitan el aspecto de las tholoi (pero con técnicas más pobres).
Socialmente hablando, existe una cara evolución de la figura 4 a la figura 2, la
sociedad como hemos visto se vuelve bastante más compleja, lo que se refleja tanto en los
ritos religiosos como los funerarios. Los conflictos por el territorio y las guerras comienzan a
ser habituales y cada vez se construyen obras más complicadas y con una tecnología más
avanzada. Los asentamientos comienzan a tener gran cantidad de habitantes, y se
comienzan a crear familias dentro de la sociedad más importantes que otras. Es la semilla de
la futura sociedad griega clásica, que tendrá una gran influencia para toda Europa.
Por último, en la figura 3, ya no encontramos una sociedad muy distinta a las
anteriores. La Primera Edad del Hierro en el Mediterráneo central y occidental está
relacionada con la llegada de colonizadores griegos y fenicios, lo que provocó grandes
cambios en las poblaciones indígenas. La colonización originó una oleada de mestizaje
cultural de múltiples dimensiones, así como una interacción cultural que implicó los destinos
de las comunidades nativas.
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En el siglo VIII a.C. el mundo indígena aún vivía según las costumbres y modos de vida
del Bronce Final que los colonizadores transformaron profundamente. Los colonos contaban
ya con un modelo de organización política estatal, con un sistema económico, de estado y
social bastante avanzado que contrastaba con el sistema de trueque y la estructura
sociopolítica de los indígenas.
Acerca del papel de los colonos sobre los indígenas, su influencia y consecuencias se
ha generado mucha polémica entre los historiadores, dividiéndose finalmente en dos
tendencias:

La orientalista: Que defiende la colonización como causa determinante de los cambios y
evoluciones de los nativos de IX a VII a.C. Los primeros contactos habrían tenido lugar
con ocasión de pequeñas operaciones mercantiles ajenas a la instalación de colonias.
Eran trueques de pequeño volumen para la adquisición de materias primas. El comercio
que resultaba se conoce como precolonial, con travesías de corta duración. Era un tipo
de comercio que no necesitaba de instalaciones coloniales. La hipótesis que propone la
presencia remota de los orientales en las aguas occidentales se denomina “hipótesis
precolonial”.

La autoctonista: Que ve en este hecho en segundo plano y da a los nativos todo el
protagonismo sobre su evolución.
En todo caso, la influencia greco-oriental sobre el mundo indígena de occidente
resultó determinante a partir del siglo VIII a.C., momento de implantación de las primeras
colonias en las costas mediterráneas. Su repercusión superó con creces el impacto
precolonial, y le sustituyó un marco estable de relaciones económicas que influyó en todos
los ámbitos (social, territorial, político…).
En cuanto a la cultura Villanoviana propiamente dicha, el modelo de poblamiento
respondía a un patrón fragmentario, con núcleos de población muy dispersos por el
territorio que constituían aldeas autónomas bastante próximas entre sí. Los modos de vida
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son poco conocidos. La mejor información la obtenemos de nuevo de sus necrópolis, que se
caracterizan por el rito de la incineración, que continuaba los rituales de la Cultura de los
Campos de Urnas del Bronce Final, como ya comentamos. El ajuar era distinto según el sexo
del difunto, los hombres armas y las mujeres objetos de adorno y vestido. También se han
descubierto cerámicas con variedad de formas como copas de pie alto, vasos dobles, askoi,
cuyo origen oriental denota la existencia de contactos comerciales con los griegos.
Hacia la mitad del siglo VIII a.C. se dio paso a lo que se ha llamado Villanoviano
evolucionado, que coincidió en el tiempo con la ocupación de Ischia. La cultura Villanoviana
sufrió un proceso de cambio a causa de esta colonización de origen griego. Las aldeas se
reúnen en torno a un núcleo principal, los ajuares funerarios se enriquecen y se atestigua la
llegada de productos importados tanto en tumbas como en poblados.
Estos hechos revelan los primeros cambios de la sociedad hacia el orientalizante: la
amortización de bienes de lujo en las sepulturas como signo de distinción social, con una
personalidad basada en las cualidades de la guerra; la participación de las mujeres en el
sistema socio político y la incipiente complejidad de una sociedad cada vez más abierta a los
influjos coloniales.
Como resumen y conclusión es que a través de las figuras se puede observar tanto la
evolución arquitectónica como social y económica de las distintas sociedades, y como estos
grupos humanos se van jerarquizando cada vez más, y yendo a formas de vida cada vez más
complejas, que se reflejan en todos los aspectos de la vida cotidiana (civil, religioso,
funerario,…).
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BIBLIOGRAFÍA
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