DOSSIER DE PRENSA Ian Kershaw DESCENSO A LOS INFIERNOS EUROPA 1914-1949 A LA VENTA EL 5 DE ABRIL Ian Kershaw, autor de la monumental HITLER, afronta ahora su reto más apasionante: estudiar, explicar y como consecuencia entender mejor las fuerzas que en el pasado reciente contribuyeron a configurar el mundo actual. DESCENSO A LOS INFIERNOS es la primera parte de una historia en dos tomos desde la primera guerra mundial hasta nuestros días, un enfoque personalizado de un siglo trascendental. En este volumen, Kershaw revive la era de autodestrucción de Europa, esas décadas (1914-1949) terribles en las que el Viejo Continente estuvo (y puso al mundo) al borde del abismo: vivió un conflicto total y después, tras bailar años sobre el volcán, sucumbió a una segunda conflagración aún más mortífera. En total, una «Guerra de los Treinta Años» en la que la humanidad supo lo que es el apocalipsis en la tierra. Autor disponible para entrevistas en Madrid: días 25 y 26 de abril Y lo hace analizando las conmociones sociales, políticas y económicas, pero sobre todo tomando el pulso a la sociedad que protagonizó este ciclo infernal, ahondando en las condiciones de vida de los europeos, compartiendo sus deseos y sus temores, explorando su cultura, analizando sus razones. Bienvenidos a la sima de la barbarie. DESCENSO A LOS INFIERNOS «Es con diferencia la obra más difícil que me he propuesto escribir. Cada uno de los libros que he escrito hasta la fecha ha sido en cierto modo un intento por mi parte de entender mejor un problema del pasado. En este caso, el pasado reciente comporta una multiplicidad de problemas extremadamente complejos. Pero al margen de cuales fueran las dificultades, la tentación de intentar entender mejor las fuerzas que en el pasado reciente han contribuido a configurar el mundo actual ha sido irresistible (…). El presente volumen y el que lo sigue representan necesariamente un enfoque personalizado de un siglo tan trascendental. Y como cualquier intento de abarcar un panorama tan vasto a lo largo de un periodo de tiempo tan dilatado, tiene que basarse en gran medida en las investigaciones pioneras llevadas a cabo por otros. Una historia de Europa no puede, por supuesto, ser una suma de historias nacionales. Lo que está en juego son las fuerzas motrices que configuraron al conjunto del continente en todos o al menos en la mayoría de sus elementos constituyentes. Una síntesis general tiene que ofrecer naturalmente una perspectiva a vista de pájaro, no una visión excesivamente detallada y reducida. Tiene por fuerza que generalizar, no ya concentrarse en las peculiaridades, aunque algunos desarrollos singulares de hecho solo son visibles a través de una lente más amplia. He intentado no pasar por alto ninguna zona de Europa, y a menudo me he esforzado por subrayar la historia especialmente trágica de la mitad oriental del continente. Pero inevitablemente algunos países desempeñaron un papel más importante (o más siniestro) que otros y por consiguiente merecen mayor atención (…). Durante el siglo XX, Europa hizo un viaje de ida y vuelta al infierno. El continente, que durante casi cien años después de que acabaran las guerras napoleónicas en 1815 se había jactado de constituir el culmen de la civilización, cayó entre 1914 y 1945 en la sima de la barbarie. Pero tras una era calamitosa de autodestrucción vinieron una estabilidad y una prosperidad inimaginables hasta entonces, aunque eso sí, al elevado precio de una división política insalvable.» IAN KERSHAW es catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Sheffield y una de las máximas autoridades del mundo en Hitler. Por sus servicios a la historia se le otorgó la condecoración alemana de la Cruz Federal del Mérito 1994 y fue nombrado caballero en 2002; en 2004 la Historical Association le otorgó la Medalla Norton Medlicott. Fue asesor histórico de dos series de la BBC, la premiada The Nazis: A Warning from History y War of the Century. Es autor de Popular Opinion and Political Dissent in the Third Reich: Bavaria 1933-45, The Nazi Dictatorship: Problems and Perspectives of Interpretation y del bestseller Hitler, la biografía monumental del dictador. Hitler 1889-1936 fue seleccionado para el Premio de Biografía Whitbread 1998 y el primer Premio Samuel Johnson de Ensayo. Hitler 1936-1945 recibió el Premio Literario Wolfson de Historia, el Premio Bruno Kreisky de Austria para el Libro Político del Año, se le concedió conjuntamente el premio inaugural de la Academia Británica y fue seleccionado para el Premio de Biografía Whitbread 2000. 2 ALGUNOS EXTRACTOS DE LA OBRA LA GRAN CATÁSTROFE SEMINAL «Incluso por aquel entonces había premoniciones de que la entrada en la guerra habría supuesto poner fin a una era. Más conocida es la idea de presentimiento expresada por el secretario del Foreign Office británico, sir Edward Grey, el 3 de agosto de 1914: 'Las lámparas están apagándose en toda Europa. No volveremos a verlas encendidas en lo que nos queda de vida'. El canciller del Reich alemán, Theobald von Bethmann Hollweg, hizo una referencia similar al desastre: 'Veo un destino funesto cernerse sobre Europa y sobre nuestro pueblo', exclamó cuando la perspectiva de la guerra parecía cada vez más cercana hacia finales de julio de 1914. Tres años antes, en un discurso en el Reichstag o parlamento alemán, el socialista August Bebel había afirmado, frente a las acaloradas objeciones y refutaciones de los diputados, que el peligro de una próxima guerra europea era cada vez mayor, y que un conflicto semejante habría traído la catástrofe a todo el continente: 'La Götterdämmerung del mundo burgués se acerca', afirmó. La guerra no condujo, como insinuó Bebel, al colapso del capitalismo y al triunfo del socialismo. Pero Bebel hizo gala de su clarividencia al pronosticar que la contienda daría paso a una nueva era. El diplomático americano George Kennan describiría luego la guerra como 'la gran catástrofe seminal'. Tenía razón. Fue efectivamente una catástrofe. E inauguró una nueva época —la 'Guerra de los Treinta Años' del siglo XX—, en la que el continente europeo estuvo a punto de autodestruirse.» LAS NUEVAS INSEGURIDADES [En las zonas menos desarrolladas del continente] «la confrontación con el poder del estado era más dura. Había poca o nula difusión del poder a través de organizaciones intermedias o estructuras sociales que dieran a los ciudadanos la sensación de tener algo que ganar en su estado. El poder era en gran medida despótico y estaba jerarquizado de arriba abajo, basado sobre todo en la coacción, con una casta dirigente fuertemente arraigada, un funcionariado corrupto, y unas instituciones representativas débiles o inexistentes. Los conceptos de un progreso aparentemente ilimitado de la civilización basado en la autoridad benigna del estado y el respeto de la ley, que posteriormente formarían parte de la idea de 'edad de oro' perdida de la clase media de la Europa central, septentrional y occidental, parecían extraños desde la perspectiva de la periferia del sur y el este del continente. Huelgas, motines e insurrecciones localizados en contra del poder del estado y del 'régimen burgués' se sucedieron en Cataluña y en el País Vasco durante los primeros años del siglo XX. El anarquismo, que a menudo comportaba actos esporádicos de violencia contra el estado, consiguió mucho apoyo entre los trabajadores sin tierra de Andalucía (…). No solo como reacción a lo que se percibía como una amenaza de los movimientos de izquierdas, sino también para ayudar a los gobiernos con poco o nulo respaldo de las masas a ampliar la base de su apoyo, surgieron contra-movimientos de carácter populista. A menudo fueron patrocinados directa o indirectamente por industriales y terratenientes deseosos de desviar a una oposición potencial basada en criterios de 3 clase hacia canales más fáciles de controlar. Intentaron 'nacionalizar' a las masas, inspirar en ellas sentimientos de reafirmación nacionalista, imperialista y racista con la intención de favorecer el statu quo político. Y en cierta medida lo consiguieron. El nacionalismo beligerante, el antisemitismo virulento y otras modalidades de racismo se hicieron habituales fuera de la minoría que se veía atraída por las doctrinas del socialismo internacional. La difusión de la educación básica, el aumento de la alfabetización y el bajo coste de los periódicos populares ofrecieron la posibilidad de extender esa influencia. La política de masas se abrió a nuevas formas de movilización tanto por la derecha como por la izquierda. Algunas viejas seguridades empezaron a desmoronarse. La clase dirigente política de las antiguas elites conservadoras y liberales empezó a sentir una nueva inseguridad.» UNA MATANZA MASIVA INDUSTRIALIZADA «Más que cualquier otra guerra anterior, esa fue una guerra de matanza masiva industrializada. De carne humana contra maquinas asesinas. (…) El gas venenoso empezó a ser utilizado cada vez más a menudo a partir de 1915 (…). Los tanques debutaron en el Somme como parte de la ofensiva británica de 1916, y en 1918 (…). Los submarinos se convirtieron a partir de 1915 en un arma importantísima de la campaña alemana contra los barcos de los Aliados, cambiando la naturaleza de la guerra en el mar. Y al menos en la misma medida, el veloz desarrollo de la tecnología aeronáutica expuso a la población civil de ciudades y pueblos, así como a las fuerzas de combate presentes en los distintos frentes, a la aterradora perspectiva de los bombardeos aéreos (…). La propaganda de guerra utilizó los medios de comunicación para engendrar el odio de pueblos enteros. Los estados beligerantes movilizaron a sus poblaciones de distintas maneras, algunas sin precedente (…) La prensa francesa acuñó el término la guerre totale en 1917 para hacer hincapié en el hecho de que frente y patria iban de la mano en el esfuerzo de guerra. Además, aunque Europa fuera su epicentro, la guerra era por primera vez un conflicto a escala verdaderamente global que afectaba a todos los continentes.» MORIR POR TUS IDEALES, PORQUE NO VALE LA PENA VIVIR POR ELLOS «El nacionalismo étnico fue uno de los principales legados que dejó la guerra. Y sería muy letal precisamente en aquellas regiones del centro y el este de Europa en las que las comunidades de distintas etnias habían convivido juntas durante siglos, pero en las que las nuevas tensiones, los nuevos conflictos y los nuevos odios, engendrados en buena medida por la guerra, encontraron entonces su expresión en amargas disputas por cuestiones fronterizas y de división territorial, y en las que el veneno del odio se había extendido increíblemente debido a un nuevo factor: el triunfo del bolchevismo en Rusia. (…) Las pérdidas humanas habían sido enormes, inimaginables: casi nueve millones de soldados y aproximadamente seis millones de civiles (debido, principalmente, a las deportaciones en masa, el hambre y la enfermedad). El número de combatientes capturados por el enemigo fue, entre todos los países beligerantes, de siete millones. 4 Algunos de estos hombres pasaron años encerrados en campos de prisioneros de guerra, viviendo en unas condiciones miserables (aunque en su mayoría fueron repatriados poco después de la firma del armisticio). La victoria se alcanzó en último término cuando pudo combinarse un mayor poderío militar con unos recursos económicos superiores. Pero ¿de qué había servido todo aquello? (…) Muchos, tanto de uno como de otro bando, habían luchado por unos ideales, a menudo equivocados, pero ideales al fin y al cabo. Se trataba, entre otros, de la defensa de la patria, la honra y el prestigio nacional, la libertad y la civilización, el deber patriótico y, cada vez más, la liberación nacional, así como la esperanza de un futuro mejor. En 1918, cuando los cuatro años de continuas matanzas llegaban a su fin, el célebre autor austriaco Robert Musil escribió con cinismo en su diario: 'La guerra puede resumirse en la siguiente fórmula: morir por tus ideales, porque no vale la pena vivir por ellos'.» LA GUERRA NO ACABÓ EN EL 18 «El horror de la guerra convirtió en pacifistas a muchos. 'La propia guerra ha hecho de mi un adversario de la guerra', fue la reacción del dramaturgo socialista alemán Ernst Toller ante lo que el describió como 'una catástrofe para Europa, una plaga para la humanidad, el crimen de nuestro siglo'. Desde la revulsión provocada por la muerte y el sufrimiento, y el abatimiento en que la sumió la pérdida de su prometido, su hermano y dos amigos íntimos, la escritora inglesa Vera Brittain se hizo pacifista, socialista y ardiente luchadora por los derechos de la mujer. En Francia, Madeleine Vernet, que antes del estallido de la guerra había dirigido un orfelinato, fundó la 'Liga de Mujeres contra la Guerra', atrayéndose el apoyo de feministas, socialistas y comunistas. Allí, como muchos otros países de Europa, los ideales de la paz y del fin de las desigualdades sociales inherentes a las rivalidades capitalistas encontraron oídos muy bien dispuestos. El pacifismo idealista, sin embargo, siguió confinado a una minoría. (…) Hubo un legado totalmente distinto y aun contrario de la gran conflagración europea, un legado que suponía la glorificación de la guerra y que acogía con los brazos abiertos a la violencia y al odio. Para muchos, la guerra simplemente no acabó en noviembre de 1918.» KEYNES, SHAW, HUXLEY Y LA EUGENESIA «Las cuestiones relacionadas con la herencia, la genética, la decadencia de la estirpe racial y la necesidad acuciante de producir especies superiores, se habían convertido en una obsesión entre los intelectuales europeos desde que acabó la guerra. La eugenesia y su equivalente de resonancias más ominosas, la 'higiene racial' — la esterilización de los 'defectuosos' y la mejora de la 'eficacia nacional' mediante la mejora racial— ganaron adeptos cuando la crisis acarreada por la Depresión intensificó las dudas en torno a la 'salud de la nación'. El coste de la búsqueda de miembros 'improductivos' de la sociedad se había agudizado cuando los gobiernos tuvieron que apretarse el cinturón durante la crisis. En Gran Bretaña, entre los partidarios del movimiento eugenésico no solo hubo científicos eminentes, psicólogos y médicos, sino también intelectuales destacados, como el economista John Maynard Keynes o el dramaturgo George Bernard Shaw. Poco antes de la publicación en 1932 de su novela 5 Un mundo feliz (…), Aldous Huxley hablaba de la eugenesia como medio de control político, indicando su propia aprobación de las medidas encaminadas a impedir 'el rápido deterioro... de toda la raza europea occidental'. (…) Aunque tales ideas quedaran confinadas a una minoría de cultivadores de la eugenesia y no pasaran de ahí en Gran Bretaña, ponen de manifiesto en qué dirección soplaban los vientos durante la Depresión incluso en una democracia. En Alemania se presentaron en 1932 borradores de propuestas de esterilización voluntaria de aquellos que padecieran defectos hereditarios con el apoyo de algunos médicos eminentes, antes incluso de que los nazis se hicieran con el poder. El gobierno de Hitler no tardó en ir mucho más allá. (…) La esterilización forzosa, sin embargo, no se confinó a la acción de una dictadura inhumana. Todos los países democráticos de Escandinavia aprobaron en 1934 leyes que contaron con un respaldo público generalizado y que provocaron decenas de millares de víctimas. La esterilización legal tampoco quedo confinada al 'continente negro' de Europa. Poco antes de que comenzara la segunda guerra mundial, unos 42.000 ciudadanos de treinta estados norteamericanos habían sido esterilizados, en su mayoría de manera forzosa, por motivos de 'debilidad mental' o 'locura'. En toda Europa (y en el mundo occidental en general) la intervención del estado en las vidas de los ciudadanos empezó a resultar aceptable en formas que habrían resultado inconcebibles antes de 1914.» EL ATRACTIVO DEL FASCISMO «El lado emocional, romántico e idealista del fascismo, su activismo violento y aventurero, tuvo un atractivo desproporcionado para los varones jóvenes que se habían visto expuestos a ese tipo de valores en los movimientos juveniles de clase media, si es que no estaban ya vinculados a organizaciones juveniles de izquierdas o católicas. La 'sublevación generacional' en contra de la minoría dirigente podía ser canalizada fácilmente hacia el hiper-nacionalismo fascista y la violencia paramilitar racista y antizquierdista. La militancia de los partidos fascistas era predominantemente masculina, aunque en Alemania, donde puede ser comprobado, las mujeres pasaron cada vez más a votar a favor del partido nazi a medida que este fue acercándose al umbral del poder, y probablemente por los mismos motivos por los que lo apoyaron los hombres. Las clases medias descontentas se vieron en general atraídas hacia el fascismo de manera desproporcionada respecto a su número dentro de la sociedad. (…) Pero aunque los militantes de clase media solieran dominar entre los burócratas del partido y en los puestos de liderazgo, el fascismo no puede definirse (como ha venido haciéndose) simplemente como un movimiento de clase media, y tampoco, de hecho, ni mucho menos en términos inequívocos de clase.» EN EL 85 ANIVERSARIO DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA «España tomó la dirección contraria, al menos de momento. La arrolladora victoria de la izquierda en las elecciones de 1931, sin embargo, fue engañosa. Aunque muchos españoles, desencantados de Primo de Rivera y de la monarquía, estaban dispuestos a dar una oportunidad a la república, el apoyo que le prestaron fue a menudo tibio, 6 transitorio y condicional. La republica carecía de una base verdaderamente masiva de apoyo fiable fuera de la clase obrera industrial, sector relativamente pequeño de la población, concentrado en varias grandes ciudades y en algunas regiones concretas, particularmente en Cataluña, el Pais Vasco y Asturias. Y además había divisiones muy serias dentro de los partidos republicanos. La izquierda a su vez estaba irremisiblemente escindida entre los socialistas, el principal bastión de la republica, y los anarcosindicalistas (con especial fuerza en las zonas rurales, particularmente en el sur de España), que veían en la republica simplemente una primera fase de la lucha violenta continua, capitaneada por los sindicatos, contra la autoridad del estado. Las fuertes identidades regionales y el antagonismo hacia Madrid especialmente de Cataluña y el País Vasco impedían también la creación de una izquierda unida. La derecha, mientras tanto, había sido derrotada, estaba desorganizada y sumida en el más absoluto desorden tras las elecciones de 1931. Pero la derrota parlamentaria ocultaba la fuerza subyacente y la capacidad de aguante de las fuerzas antirrepublicanas, profundamente conservadoras. El establecimiento de la republica atizó de nuevo en realidad los fuegos ideológicos que solo se habían apagado de manera transitoria y parcial durante la dictadura de Primo de Rivera. La nueva democracia fue un sistema abocado desde el principio a una contestación violenta.» ESPAÑA, EN LOS MÁRGENES DE EUROPA «¿Habría podido evitarse la guerra civil? No parece muy probable. Las posibilidades de evitarla eran escasas en 1936. El país estaba completamente dividido y el gobierno, durante los primeros meses tras las elecciones de febrero, fue perdiendo el control de la situación a pasos agigantados. (…) ¿Habría podido ganar la guerra la República? Una vez que se produjo el alzamiento, que Mola se negó a aceptar los términos de una tregua, que Franco trasladó al ejército de África de Marruecos a la Península y que los nacionales consolidaron sus primeras ganancias territoriales importantes, la victoria de la República resultaría cada vez más improbable y a mediados de 1937 era prácticamente imposible. (…) ¿Tuvo la tragedia humana vivida en España consecuencias políticas más amplias para el resto de Europa? ¿Cómo afectó la derrota de la izquierda al curso general de la historia europea, si es que llegó a afectarle? ¿Una victoria de la izquierda en la guerra civil española, por improbable que fuera, habría hecho algo para impedir el estallido de otra guerra generalizada en Europa? Parece harto improbable. (…) La guerra civil duró tres años terribles, que arruinarían a España durante las décadas por venir. Fue, sin embargo, un acontecimiento en buena medida separable de los principales desarrollos que estaban configurando todo el conjunto del continente. España se había situado en los márgenes de Europa antes de la guerra civil.» LOS AJUSTES ÉTNICOS «Los cambios internos más repentinos y violentos que sufrió la población de Europa durante la primera mitad del siglo XX fueron naturalmente no solo consecuencia de las 7 tendencias a largo plazo que se impusieron en el mercado de trabajo, aun cuando vinieran impulsados por las demandas de las economías de guerra. Mucho más drásticas fueron las alteraciones demográficas causadas por las acciones políticas y militares. Estas fueron especialmente graves en la Europa del este, aunque la guerra civil española produjo unos 2 millones de refugiados entre 1936 y 1938. Casi 8 millones de personas quedaron desplazadas en la mitad oriental del continente, en su mayoría debido a las pérdidas territoriales, los cambios de fronteras y los 'ajustes' étnicos de los nuevos estados emergentes, durante la primera guerra mundial o inmediatamente después de ella. (…) Los niveles de vida subieron de hecho en toda Europa durante la catastrófica primera mitad del siglo: al menos para la mayoría de aquellos cuyas vidas no se perdieron o no fueron arruinadas en el curso de los combates, los bombardeos, la desolación o las políticas de exterminio deliberado. Además del aumento de la esperanza de vida, la renta per cápita se incremento en más del 25 %, la mayoría de la gente vio aumentado su poder adquisitivo, la estatura creció por término medio unos 4 centímetros (lo que indica que la gente tenía una dieta mejor y gozaba de una renta superior), y la alfabetización se extendió notablemente. Aunque por supuesto esas tendencias ocultan importantísimas variaciones causadas por la guerra y otras miserias, fueron a grandes rasgos fenómenos generalizados en todo el continente. Las regiones del este y del sur de Europa que menos desarrolladas habían estado antes de la primera guerra mundial mostraban ya claros signos de convergencia con las zonas más avanzadas del oeste del continente antes de que diera comienzo la segunda.» LOS MÚLTIPLES SIGNIFICADOS DEL INFIERNO EN LA TIERRA «Un poema escrito en checo que sobrevivió a la muerte de su autor en Auschwitz resume la profunda cólera contra los autores de aquel horror, la rebelión íntima contra la degradación y la muerte, la idea, seguramente compartida por muchas de las víctimas, de que en algún momento llegaría el día en que se ajustaran las cuentas: Y hay cada vez más y más como nosotros aquí abajo; Crecemos y nos multiplicamos día tras día; Vuestros campos están ya henchidos de nosotros Y un día vuestra tierra reventará. Y entonces saldremos, a montones, en cantidades espantosas, Una calavera sobre nuestras calaveras y sobre nuestros huesos; Y rugiremos a la cara de todo el mundo: '¡Nosotros, los muertos, acusamos!' Para el poeta checo anónimo y para muchísimos más, resultaba difícil encontrar un significado en la absurda matanza de tantas víctimas inocentes. Muchos judíos se preguntaban dónde estaba Dios mientras tenía lugar ese sufrimiento y esas muertes sin límites. Si había Dios, ¿por qué permitía tanto horror? En muchos lugares de Europa sometidos a una miseria inconcebible, los cristianos a menudo se hicieron la misma pregunta. Otros, en cambio, siguieron aferrados a su fe. A menudo daba la impresión de que eso era todo lo que les quedaba. Más difícil resulta saber si los cientos de miles de victimas sinti y romaníes pudieron encontrar consuelo en la fe religiosa, o si no 8 vieron más que desesperanza e insensatez en la persecución y en la matanza de que eran objeto. No había poetas entre ellos.» RESURGIR DE LAS CENIZAS «Las divisiones históricas eran demasiado profundas para permitir que los intereses nacionales pudieran ser superados de manera rápida y general (y especialmente Inglaterra era alérgica a cualquier posible disminución de su estatus o de su soberanía). Cuando en 1950 los franceses presentaron un proyecto —el Plan Schuman— de control conjunto de la producción del carbón y el acero del Ruhr, las cuestiones de seguridad nacional a través del control del potencial de rearme de Alemania a raíz de la fundación de la Republica Federal, fueron más importantes que las nociones idealistas de unidad europea. Pero acabo siendo el paso decisivo, el inicio del camino que conduciría a un 'mercado común' y a la creación de una Comunidad Económica Europea, dotada de sus propias instituciones de gobierno. De las cenizas, de nuevo contra todas las probabilidades, había surgido y había tomado forma una nueva Europa, dividida interiormente, pero en la que cada parte se apoyaría muy pronto en unos cimientos más sólidos de lo que hubiera podido parecer probable que lo hicieran al termino de la guerra; y lo había hecho de un modo muy peculiar y con suma rapidez. El futuro estaba abierto. Pero en medio de las cicatrices físicas y morales, todavía marcadas, de la guerra más terrible de todos los tiempos, empezaban a surgir posibilidades de una Europa más estable y más prospera de lo que habría cabido imaginar poco tiempo atrás, durante las décadas en las que el continente había estado al borde de la autodestrucción.» ÍNDICE Lista de ilustraciones................................................................................ 7 Lista de mapas ………………………………………………………………………………….. 11 Agradecimientos ………………………………………………………………………………. 17 Prólogo ……………………………………………………………………………………………… 21 Introducción: La era de autodestrucción de Europa ………………………….. 27 1. Al borde del abismo ………………………………………………………………………. 37 2. El gran desastre …………………………………………………………………………….. 81 3. Una paz turbulenta ……………………………………………………………………….. 145 4. Bailando sobre el volcán ……………………………………………………………….. 215 5. Las sombras se adensan ………………………………………………………………… 275 9 6. Zona de peligro ……………………………………………………………………………… 337 7. Hacia el abismo ……………………………………………………………………………… 397 8. El infierno en la tierra …………………………………………………………………….. 461 9. Transiciones silenciosas durante las décadas oscuras ……………….. ….. 539 10. Resurgir de las cenizas …………………………………………………………………. 617 Bibliografía selecta ……………………………………………………………………………. 685 Índice analítico ……………………………………………………………………………….….. 713 Para ampliar información o solicitar entrevista: GABINETE COLABORADOR Ingenio de Comunicación info@ingeniodecomunicacion.com Eva Orúe Tel. 629 280 954 Prensa Editorial Crítica: Natàlia Sánchez nsanchez@colaborador.planeta.es Tel. 93 492 81 31 10