T12//comportamiento TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 7 de septiembre de 2013 Cambie de postura y cambiará también su visión de las cosas El cuerpo refleja nuestras emociones: nos reímos cuando estamos alegres y lloramos cuando estamos tristes. Pero ahora se ha probado que también ocurre lo contrario: basta con modificar una postura física para transformar el ánimo. TEXTO: Jennifer Abate C. 12345 Según un estudio de 2011, una postura neutral y relajada hace que las personas sean más abiertas a incorporar nueva información a la hora de tomar decisiones. E En 2012, un estudio probó que esta postura extendida hacía que las personas tuvieran una mayor tolerancia al dolor. S OBVIO: cuando estamos felices, sonreímos. Cuando estamos enojados, fruncimos el ceño... Nuestro cuerpo refleja lo que pasa por nuestra mente de forma natural. Sin embargo, en contra de lo que se creía, este proceso también ocurre al revés. Es decir, nuestro cuerpo también es capaz de influir sobre lo que ocurre dentro de nuestro cerebro. Tanto, que según las últimas investigaciones sobre el tema, asumir una pose “ganadora” puede hacernos sentir más poderosos (y obtener un mejor desempeño en, por ejemplo, una entrevista de trabajo) o una que nos haga parecer más en control del espacio puede aumentar nuestra tolerancia al dolor. Dicho de otra forma, explica a Tendencias Vanessa Bohns, profesora del Departamento de Ciencias de la Gestión de la Universidad de Waterloo, en Canadá, “si manipulas el cuerpo con una determinada postura asociada a una experiencia, puedes engañar a la mente para creer que, de hecho, estás teniendo esa experiencia”. Según el profesor del Departamento de Mantener esta posición antes de una entrevista de trabajo mejora el desempeño. ¿La razón? Hace a las personas sentirse más seguras de sí mismas. Sicología de la Universidad de Oslo, en Noruega, Thomas Schubert, esto no es nada de raro. El especialista explica que “la mente evolucionó en servicio del cuerpo. Por eso, la forma en que ésta trabaja está muy moldeada por el cuerpo”, explica a Tendencias. Por sus llamativos efectos sobre la mente, una de las posturas más estudiadas en los últimos años es la que se relaciona con la sensación de poder o triunfo. Los investigadores han concluido que estas posiciones (que en general involucran un cuerpo erguido, la cabeza en alto y las extremidades bien separadas o un brazo arriba con el puño apretado) son capaces de producir una sensación tan parecida al triunfo real, que incluso logran imitar las respuestas hormonales que éste produce. De acuerdo con un estudio de una de las mayores expertas en el tema, Dana Carney, profesora del Hass School of Business de la Universidad de California en Berkeley, asumir una postura intimidante y bien erguida es capaz de aumentar la testosterona en los hombres, una hormona que se eleva naturalmente cuando estos dominan una situación. Investigadoras de las Ues. de Nebraska-Lincoln y Estatal de Montana demostraron que cuando las mujeres se sientan de manera más “femenina” comen menos. En su estudio, Carney le pidió a un grupo de hombres que asumieran poses que los mostraran como poderosos por dos minutos. Luego midió sus niveles de testosterona. ¿El resultado? Quienes habían fingido poder habían aumentado sus niveles de testosterona tanto como para modificar su comportamiento frente al riesgo, una reacción que siempre acompaña al aumento de esta hormona. Según las mediciones de Carney, el 86% de los que fingieron posturas de poder se arriesgó a perder dinero en una apuesta, versus sólo el 60% de quienes habían asumido una postura corporal neutra. Uno de los mayores beneficios de adoptar una postura de dominio tiene que ver con que el poder produce una sensación de control sobre las situaciones y, gracias a ella, las personas se sienten más tranquilas y relajadas. Así lo probó otro estudio de Carney, que usó a dos grupos de personas y a cada uno le asignó una pose a fingir. Unos debían asumir poses de poder y los otros, unas donde tuvieran muy poco control del espacio o las circunstancias, como por ejemplo, recostados con los brazos y los tobillos cruzados. Luego, cada grupo debía dar un dis- Un estudio de 2012 descubrió que no sólo saltamos cuando estamos felices, sino que saltar también nos hace más felices. Eso sí, ver saltar a otros no tiene ningún efecto. curso que sería grabado y evaluado por un grupo de personas de apariencia muy seria y rigurosa. Sorprendentemente, los que antes habían practicado poses más controladoras se habían desempeñado mejor durante el discurso y habían estado más relajados. Habían, además, mostrado menos signos de estrés, menores niveles de cortisol y una más baja propensión a manifestar signos típicos del nerviosismo, como morderse un labio. Vanessa Bohns explica que todo esto se debe a que “la gente aprende a asociar las experiencias corporales con experiencias cognitivas y sociales puntuales”. Por eso, dice, aprendemos a asociar posturas expansivas con sentimientos de control, como cuando alguien gana un torneo y se para erguido y muestra su poder y dominio. “Si instruyes a alguien a adoptar una postura expansiva, que lo muestra más grande, la asociación social entre pararte erguido y ser dominante hace que esa persona, de hecho, se sienta dominante”. Según la especialista, es el mismo principio que explica por qué el solo hecho de sonreír puede hacer que la gente se sienta más feliz.T