Deuteronomio 7.6: Un pueblo “santo” Examinemos este concepto, “santo” utilizado en este y otros muchos versículos. Viene del hebreo (H6918) “ ָקדֹוׁשcadósh”: Sagrado, de Dios (por su eminencia), consagrado, dedicado, etc... Es interesante ver este versículo en comparación de diversas traducciones bíblicas, ya que nos enriquece en gran manera ver lo que Dios quiso transmitir entonces, para que lo podamos entender en un lenguaje mucho más actual. Veamos: (NVI) “ Porque para el Señor tu Dios tú eres un pueblo santo; él te eligió para que fueras su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.” (Jerusalén 2001*) “Porque tú eres un pueblo consagrado a Yahvé tu Dios; a ti te ha elegido para que seas, de entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra, el pueblo de su propiedad.” (DHH ) “ Porque ustedes son un pueblo apartado especialmente para el Señor su Dios; el Señor los ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra, para que ustedes le sean un pueblo especial.” (BLS) ”Ustedes son un pueblo especial. Dios los eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fueran su pueblo preferido.” (B. Latinoamericana 95) “Eres un pueblo consagrado a Yavé, tu Dios. Yavé te ha elegido de entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra, para que seas su propio pueblo.” Se desprende del versículo anterior el propio significado de la palabra santo. El pueblo de Israel debía ser el pueblo dedicado, consagrado, emparentado, ligado a Dios (definición de cadósh). Hablan estas traducciones de posesión exclusiva (NVI), pueblo de su propiedad (Jerusalén), apartado para el Señor (DHH), en definitiva, era Su Pueblo (BLS), y por ello un pueblo santo, por aquél a quien se ligaron. Observemos que no es tanto santo por ser limpio, ya que no fue precisamente la obediencia la que predominó, sino más bien por quien los hizo suyos y los ligó a Él, es decir, no es un pueblo santo por sus méritos ni obras, sino por que adoptan la condición de Aquél que los escogió, quien es Santo, sin pecado ni mancha, pero repercute en la condición de los que son escogidos. Esto es significativo para nosotros, ya que nosotros también hemos de ser un pueblo santo, ya que aquel que nos llamó es santo. Veamos su repercusión ahora para nosotros, los que hemos sido hechos pueblo de Dios, como también nos afecta la condición de Dios, en 1ª Pedro 1:1-16: “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” Es decir, debemos de vivir dependiendo de Él, consagrados, dedicados, y en relación con Él, NO CON EL MUNDO NI CON SU PRINCIPE.