Hace días que no os escribimos aunque mantenemos contacto con vosotros a través de algunas llamadas de teléfono, breves correos y sobre todo del cariño y la oración. Nos mantenemos unidas a cada uno de los que, con interés, nos acompañáis en estas veredas de Hospitalidad que estamos recorriendo. El domingo 16 de agosto visitamos el poblado de Nador. Un ¿barrio? diseminado por las montañas que rodean la ciudad. Subimos a la montaña y fue verdaderamente revelador…la montaña fue, como en la Palabra, el lugar de encuentro. Subimos por un camino de tierra rojiza, entre las bolsas de basura, las gaviotas, las cabras, los burros y la gente que nos miraba. Íbamos a visitar algunas familias. Se edifica donde se puede y poco a poco por lo que la Hermana andaba algo desorientada y al preguntar nos vimos rodeadas de una pequeña multitud de niños que reían, descalzos, no muy limpios…La vida bullía entre ellos. Y nosotras nos sentimos “Amigos de los niños del mundo” como dice el slogan de nuestra Fundación Juan Bonal ¿Tendremos algún día niños apadrinados en Nador? Inshalla (Ojalá, Dios lo quiera). Si alguno os animáis os decimos que ya hicimos algún contacto con algunas familias… Otras dos experiencias en la última semana de Nador fue la visita a la peluquería por parte de Alicia y el tomarnos una coca cola y un helado de mango en una cafetería “internacional”. ¡Lástima que no podáis ver el pelo de Alicia! Ni saborear el helado de mango. Todo por un módico precio… Ya con un nuevo look y renovadas por el aire acondicionado y los camareros con pajarita afrontamos nuestro próximo destino: Alhucemas. Dejamos Nador con pena. La Dar Heria ha sido nuestra puerta de entrada en esta realidad…y cuesta dejar rostros y personas que ya se han instalado en nuestro corazón. Todos se despidieron de nosotras, el director, los enfermos, el personal, con un “Hasta el año que viene”. Más de uno nos pidió que nos quedáramos por unos meses. Unos meses en España y otros en Marruecos. Pero siempre con nosotros, decían… Y ya en Alhucemas. Es aquí donde estamos viviendo una experiencia, hasta ahora, desconocida. Vivir el Ramadán en un país musulmán. Los horarios de trabajo, la atención al público, las ventas…todo se paraliza durante este tiempo. La hora se ha cambiado y en este momento tenemos dos horas de diferencia con España. Así a las siete, unos minutos antes, ya suenan los cañones en Alhucemas y un segundo después la llamada de las mezquitas a la oración. En este brevísimo intervalo de tiempo la vida cambia. Todo el mundo quiere estar en su casa para la cena que se inicia con la Harera, típica sopa de Ramadán. Te sorprende el silencio que se instala en la ciudad a esa hora, en cuanto cae el sol… ¿Qué hacemos en Alhucemas? Ah! Esa es la gran pregunta. Estamos viviendo con una comunidad compuesta por tres hermanas, mañana viene la cuarta, y una voluntaria que se marcha de regreso a España el día 31. La dinámica es muy distinta a Nador. Vivimos dentro del Hospital Mohamed V cuya titularidad es del gobierno de Marruecos y donde las Hermanas están desde el año 1940. Es un Hospital de 500 camas con todas las especialidades y servicios. Alicia ha sido destinada a Pediatría, de manera especial a la UCI pediátrica y a los niños abandonados (una especie de Casa Cuna) y yo a Cirugía de Hombres. El primer día me saludó un médico chino en francés que venía a visitar dos enfermos. A la media hora vino otro médico…chino y es cuando ya me enteré que en el Hospital hay un total de quince médicos chinos gracias a un convenio entre ambos gobiernos. Los médicos viven en una casita dentro del recinto del Hospital y traen su propio cocinero. En Alhucemas, el rey celebró algunos de los festejos de la conmemoración de su coronación y hemos llegado a ver los vestigios que han quedado por la ciudad. Alhucemas conserva edificios y estructuras típicas de la época colonial española. Hay edificios, como el Colegio Español, preciosos. En el Hospital trabajamos seis horas y media, en horario partido. Aunque es un Hospital importante no lo podemos comparar a la sanidad que conocíamos…pero lo que hay que destacar, por encima de otras realidades que os imagináis, es el esfuerzo de sus profesionales, la dedicación al enfermo y el deseo de progreso y mejora. Nos presentaron al Director y al Jefe de personal, además de a los compañeros/as de ambos servicios. Todo el mundo se alegra de que hayamos venido a conocer el país y compartir con ellos estos días. El calor remite y estos días casi hace fresco…Estaremos en Alhucemas hasta el día 19 de septiembre, ¿necesitaremos la chaqueta? Celebramos en estas tierras lejanas pero en familia la Fiesta de Juan Bonal y el próximo día 30 la fiesta de María Ràfols…Que ellos nos acompañen y nos impulsen en el camino de la Fidelidad…Que todo sea para Gloria de Dios y bien de los pobres… Un fuerte abrazo, Hna. Alicia y Núria