igual a cantautor o rock ruidoso, el panorama internacional ha dado muy sensibles artistas pop con mensajes demoledores, particularmente en Inglaterra (Robert Wyatt, The Smiths). En la presentación del comentado libro “Political World” se dice que «el cantautor político es una especie en vías de extinción». ¿Es ya imposible hacer pop-rock político? Esa opinión entra en contradicción con ejemplos como el del citado Lamar, que sería un ejemplo de cantautor del siglo XXI, radical y a la vez triunfador. En la propia escena al sur del Pirineo se ha dado una mayor politización coincidiendo con los últimos cambios sociales. Al rock y hip-hop más sociales se han ido sumando artistas como Sílvia Pérez Cruz, El Niño de Elche, Nacho Vegas, Lori Meyers, Pony Bravo (ver su cachondo clip “El político neoliberal”) y otros, cantando con claridad sobre las injusticias sociopolíticas. ¿La revolución será cantada, televisada o bailada? ¿Hay que ser pesimistas o positivos frente a la realidad de la canción politizada? El estudioso británico subraya que su libro no da una versión pesimista. «Lo que decía en 2010, cuando lo terminé, era que las canciones de protesta eran menos visibles en el seno de las músicas más radiadas y vendidas que lo que lo habían sido en el pasado. Desde entonces ha habido una especie de revival, aunque no en la escala de entre los años 60-80». Lynskey deja caer una frase significativa: «No habrá otros Dylan o The Clash. Hoy nadie se va a convertir en gran estrella haciendo ese tipo de música». Y ahora añade: «Ya he dicho que Kendrick Lamar es una evidencia contra esa idea negativa. Artistas como Public Enemy o Rage Against the Machine surgieron de una época turbulenta y se encontraron con una necesidad de canciones de protesta. No diría que no pueda volver a suceder de nuevo, aunque es menos probable debido a los cambios en la industria musical. Algo que me encanta al escribir sobre música es que siempre puedes ser sorprendido». Honor en todo caso a las cientos de canciones rebeldes que no han cambiado el mundo, pero lo han mejorado notablemente. Así entiende su función artística el incombustible Billy Bragg: «A pesar de que las modas han cambiado y los críticos se burlaron/ De las canciones que he cantado / Esta noche es tan cierto como entonces / La lucha continúa». De izquierda a derecha, el influyente músico y activista africano Fela Kuti y los ingleses The Clash, representantes del punk politizado y militante. Fotografía: Adrian Boot zazpika 1 3