CAPÍTULO CUARTO. Acercamiento al Principio de Presunción de

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CAPÍTULO CUARTO.
Acercamiento al Principio de Presunción de Inocencia.
SUMARIO: 4.1. Concepto; 4.1.1. Elementos de Definición; 4.2. Alcance; 4.3.
Antecedentes en el Marco del Derecho Internacional; 4.4. El Principio de
Presunción de Inocencia Penal en el Ordenamiento Constitucional Mexicano;
4.4.1. Preámbulo; 4.4.2. La Presunción de Inocencia como Derecho Fundamental;
4.4.3. Jurisprudencia Mexicana; 4.5. Conclusiones Preliminares.
4.1. Concepto.
La presunción de inocencia es un principio de carácter procesal que se
circunscribe al derecho que tiene toda persona a ser tratada y considerada como
no responsable o cómplice de uno o más hechos calificados como delitos.
De lo anterior se desprende que, para que a una persona se le atribuya la
condición de delincuente, debe anteceder un procedimiento, minucioso y formal,
en el que el Estado, a través de sus órganos de justicia, acredite sin lugar a duda
la responsabilidad penal en la comisión de un delito por parte del sujeto, y, por
ende, se le declare mediante sentencia firme, que ha cometido una falta al
ordenamiento penal vigente.
4.1.1. Elementos de Definición.
La raíz etimológica de la acepción “presunción” proviene del latín praesumptioónis, que quiere decir “idea anterior a toda experiencia”. Del mismo modo,
“inocencia”, del latín innocens-entis, indica la calidad del alma de quien no ha
cometido pecado1.
1
Vid. MARTÍNEZ CISNEROS, Germán, La Presunción de Inocencia. De la Declaración Universal de los
Derechos Humanos al Sistema Mexicano de Justicia Penal, Versión aumentada y adaptada de la conferencia
dictada por el autor el 26 de abril de 2008, dentro del Ciclo de Conferencias en Derecho Penal en Guamuchil,
148
Asimismo, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, “inocente” es
aquél que no daña; el que no es nocivo. “Inocente” es definido como el estado del
alma limpia de culpa; excepción de culpa en un delito o en una mala acción.
4.2. Alcance.
La condición de inocente en el sujeto repercute directamente en diversos ámbitos
de su vida, ya que es un presupuesto condicional para el disfrute de los demás
derechos que le asiste la Constitución. Igualmente, el estado jurídico de inocencia
de la persona constituye uno de los elementos fundamentales del garantismo
procesal contemporáneo2, ya que –junto con otros principios-, la presunción de
inocencia se traduce en una garantía de todo ciudadano a un debido proceso.
Desde luego, como lo menciona en su trabajo el chileno Juan Colombo Campbell 3
“todo hecho punible genera, como su natural efecto, una colisión
entre las garantías fundamentales de la víctima, del inculpado y,
en último término, de la sociedad toda, consecuencia que el
legislador debe tener especialmente en cuenta al consagrar en
una ley de procedimiento sus principios informadores, y los jueces
al aplicarlos en los casos concretos sometidos a su imperio [de
aquí que] el debido y justo proceso se muestra en toda su
intensidad como la única vía lógica para resolver los conflictos
penales”.
Sinaloa,
disponible
en
página
web:
http://www.ijf.cjf.gob.mx/publicaciones/revista/26/RIJ2612DMartinez.pdf, [Consultada el 3 de Junio de 2009].
2
Vid. RAÑA ARANA, Walter, Principio de Presunción de Inocencia, (Bolivia), documento disponible en
página web: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/descargas/articulos/PPI_WRA.pdf, [Consultada el 3 de
mayo de 2009].
3
COLOMBO CAMPBELL, Juan, Garantías Constitucionales del Debido Proceso Penal. Presunción de
Inocencia, Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, disponible en
página web: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/dconstla/cont/20071/pr/pr18.pdf, [Consultada
el 19 de mayo de 2009].
149
El debido proceso se refiere a aquél medio a través del cual se dirime un conflicto
de intereses ante un órgano jurisdiccional que respeta plenamente los derechos
fundamentales de los diversos actores del proceso penal, ciñéndose de manera
estricta a las normas de procedimiento establecidas para la causa.
Esto es, que toda persona tiene derecho a que se le respeten en todo momento
sus derechos humanos; a que se le dé trato de inocente mientras no se la haya
declarado judicialmente culpable;
a ser defendido y asistido por un abogado
escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un
proceso, público y sin dilaciones injustificadas; a presentar las pruebas que
considere oportunas para su defensa y a controvertir las que se alleguen en su
contra; a impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el
mismo hecho.
De esta manera, como ya menciona el maestro Armando Alfonzo Jiménez
“La presunción de inocencia no sólo garantiza que se evite
condenar de facto y previamente a una persona sin las probanzas
necesarias; obliga a la autoridad encargada de hacer cumplir la
ley a practicar una investigación profesional, científica y
exhaustiva para el esclarecimiento de los hechos probablemente
delictivos y a efecto de determinar las responsabilidades
procedentes. También la presunción de inocencia salvaguarda los
derechos de las víctimas del delito y de la sociedad en general al
castigar, con elementos de prueba irrefutables y conforme a
derecho, a quien verdaderamente corresponda”4.
4
ALFONZO JIMÉNEZ, Armando, El Supremo Poder Conservador, Presunción de Inocencia: el Régimen
Constitucional Mexicano frente al Derecho Internacional de los Derechos Humanos y ¿Un Gobierno de
Gabinete en México?: Artículos Publicados, Tesis de Maestría en Derecho Constitucional, Universidad
Latina de América, 2008.
150
4.3. Antecedentes en el Marco del Derecho Internacional.
La primera referencia jurídica sobre la importancia de la libertad, y por ende de la
condición de inocente, se encuentra en el Corpus Iuris Civile 5, en el cual Ulpiano
manifiesta
“Satius
est,
impunitum
relinqui
facinus
nocentes,
quam
innocentem damnari"
Lo cual se traduce a que nadie puede ser condenado por simple sospecha, ya
que es mejor dejar impune el delito de un culpable que condenar a un inocente”.
No obstante, el inquisitivo sistema medieval más adelante vendría a romper con
toda la idea anterior, para no ser hasta 1789, con la Declaración de los Derechos
del Hombre y el Ciudadano que quedase asentada en la doctrina legal como un
principio esencial del proceso penal, bajo la premisa de impedir que los sometidos
a proceso fueran tratados como verdaderos reos del delito imputado,
considerando este principio como la protección contra los excesos represivos de la
práctica común.
De esta manera, con el natural y subsecuente desarrollo jurídico de este principio,
se consolidó como un freno a los abusos policiales y judiciales y fortaleció la idea
de que la presunción de inocencia de todo imputado sólo podía ser desvirtuada a
través de una acusación fundada en pruebas irrefutables que no dejaran duda de
la responsabilidad y que asimismo la aportación de esa prueba le correspondía a
los órganos de impartición de justicia, ya que el acusado no necesita acreditarla6.
Así, en el numeral 9 de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano
se establece de manera sucinta que
5
ROMERO ARIAS, Esteban, La Presuncion de Inocencia, Pamplona, Editorial Aranzadi, 1985, p. 18.
Vid. COLOMBO CAMPBELL, Juan, Garantías Constitucionales del Debido Proceso Penal. Presunción de
Inocencia, óp. cit.
6
151
“se presume que todo hombre es inocente hasta que haya sido
declarado culpable”.
Por su parte, la Convención Americana sobre Derechos Humanos 7, en su artículo
8.2 establece que
“Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su
culpabilidad”.
El pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos 8 a su vez indica en su
numeral 14.2 que
“Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se prueba su culpabilidad
conforme a la ley”.
El artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos 9 contempla
también que
“Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma
su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la
ley y en un juicio público en el que se le hayan asegurado todas
las garantías necesarias a su defensa”.
7
Publicada su promulgación en el Diario Oficial de la Federación el 7 de Mayo de 1981.
Publicada su promulgación en el Diario Oficial de la Federación el 20 de Mayo de 1981.
9
Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
8
152
4.4. El Principio de Presunción de Inocencia Penal en el Ordenamiento
Constitucional Mexicano.
4.4.1. Preámbulo.
Toda legislación penal debería privilegiar siempre la integridad de las víctimas de
cualquier delito y de sus familiares, quienes son los que sufren de manera directa
las consecuencias del acto antijurídico. No obstante, se debe tener en cuenta en
todo momento el carácter de ser humano de quien se presenta como presunto
detractor del orden penal.
Los lineamientos del debido proceso, a fin de lograr la consecución de la justicia mediante el esclarecimiento de los hechos, la condena del responsable, y la
reparación del daño sufrido por la víctima-, establecen una serie de etapas
procesales que deben observarse, en las cuales se contempla, precisamente, la
de demostrar plenamente la culpabilidad del indiciado.
Esto es, como ya se dijo, que independientemente de las circunstancias que giren
en torno del delito cometido, el presunto responsable debería ser considerado
durante las diversas etapas del proceso penal como inocente, hasta en tanto se
demuestre en los hechos su participación en el acto delictivo. Por lo tanto no
puede considerársele, sin que medie sentencia condenatoria en su contra, como
partícipe, en cualquiera de sus modalidades, de un ilícito penal.
Sin embargo, en la práctica judicial común, en muchos de los casos prevalece el
uso de la condena a priori, en donde por simples deducciones se considera de
facto a una persona como delincuente, produciéndole al inculpado un menoscabo
en el disfrute de sus derechos de manera inmediata y sin que medie juicio en el
que pueda ser oído y pueda presentar los elementos a su favor para su defensa.
153
Por desgracia, en países como México, no a muchos sorprende que bajo un
esquema de prácticas autoritarias por parte de las corporaciones policiales, se
realicen detenciones espectaculares y a través de los medios de comunicación
sean presentadas cientos de personas –antes de ser sometidas a juicio-, para ser
condenadas mediáticamente bajo denominaciones de alta peligrosidad para la
sociedad, mancillando al instante y sin necesidad de un procedimiento judicial, el
honor y el buen nombre de la persona, valores éstos que inciden en la reputación
social y en el juicio que de alguien tienen los demás sujetos.
Se detiene, en muchos de los casos, por mera sospecha, y a efecto de realizar las
investigaciones conducentes, una vez que la persona se encuentre privada de su
libertad, mediante figuras como el arraigo, lo cual trastoca de manera sustancial la
dignidad de las personas y viola con creces al antedicho precepto de la presunción
de inocencia.
4.4.2. La Presunción de Inocencia como Derecho Fundamental.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos contempla en su primer
apartado los llamados derechos fundamentales, los cuales son, desde luego,
indispensables para el disfrute de cuantos más resulten para el natural desarrollo
del hombre en sociedad.
Uno de los principales derechos que consagra el máximo ordenamiento legal de
nuestro país, en su artículo primero, es el de que, por ninguna causa, se puede
atentar contra la dignidad humana de persona alguna.
Por ello, resulta empíricamente necesario que, por el simple hecho de atribuírsele
una conducta ilícita a una persona, se le conculquen sistematizadamente sus
derechos fundamentales.
154
Bajo la óptica garantista, es necesario equiparar los derechos de las víctimas del
delito con el de los presuntos responsables -sin el afán de proteger a uno u otro
por encima de otro-, sino para precisamente establecer lineamientos que
conduzcan al esclarecimiento de los hechos, deslindar responsabilidades, y en su
caso castigar debidamente en relación al delito cometido, y así asegurar a la
sociedad en su conjunto la convivencia pacífica y respetuosa y el sometimiento de
todos al imperio de la ley, adecuándose a los presupuestos enmarcados por los
derechos fundamentales.
El principio de presunción de inocencia, además de elevarse a rango
constitucional, debe estar acompañando por la adecuación sistemática de los
ordenamientos relativos a fin de garantizar efectivamente que ese derecho sea
respetado en toda actividad administrativa, legislativa y jurisdiccional del Estado.
No debe olvidarse que, por ejemplo, la fracción II del artículo 38 de la propia
Constitución contempla la disminución de los derechos del ciudadano, por estar
sujeto a un proceso criminal, esto es, antes de haber recibido sentencia en donde
se declare culpable; antes de haber quedado comprobada su responsabilidad,
esto es, en la etapa en que pudiese defenderse, o sea, cuando más que nunca
debería surtir efectos la “garantía” de presunción de inocencia. No olvidemos que
tanto la orden de aprehensión como el auto de formal prisión son etapas del
proceso penal, y no constituyen una sentencia.
4.4.3. Jurisprudencia Mexicana.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, hasta hace muy poco
tiempo, establece como uno de los derechos del imputado el principio de
presunción de inocencia, contemplando lo siguiente:
“Artículo 20. (…)
(…) De los derechos de toda persona imputada:
155
I. A que se presuma su inocencia mientras no se declare su
responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la
causa”.
No obstante, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido mediante tesis
aislada el alcance de este derecho fundamental al decir que
“El principio de presunción de inocencia que en materia procesal
penal impone la obligación de arrojar la carga de la prueba al
acusador, es un derecho fundamental que la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos reconoce y garantiza en
general, cuyo alcance trasciende la órbita del debido proceso,
pues con su aplicación se garantiza la protección de otros
derechos fundamentales como son la dignidad humana, la
libertad, la honra y el buen nombre, que podrían resultar
vulnerados por actuaciones penales o disciplinarias irregulares. En
consecuencia, este principio opera también en las situaciones
extraprocesales y constituye el derecho a recibir la consideración
y el trato de "no autor o no partícipe" en un hecho de carácter
delictivo o en otro tipo de infracciones mientras no se demuestre la
culpabilidad; por ende, otorga el derecho a que no se apliquen las
consecuencias a los efectos jurídicos privativos vinculados a tales
hechos, en cualquier materia”10.
De aquí se desprende que, la suposición de que una persona es inocente, es un
derecho entendido por doble vía, a saber, como garantía a que se sigan los todos
procedimientos legales previstos para el debido proceso penal, y asimismo como
el derecho de ser tratado en todo momento como no responsable de ningún tipo
de infracción, esto es, aún cuando no medie proceso judicial en su contra.
10
“Presunción de Inocencia. Alcances de ese Principio Constitucional”, en Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Registro No. 172433, XXV, Mayo de 2007.
.
156
Se establece de igual forma la obligación que tienen las instituciones judiciales de
realizar
labores
de
investigación
y
de
integración
de
los
elementos
correspondientes a fin de ser ésta quien acredite plenamente la participación o la
autoría de un hecho considerado como delito a aquella persona imputada.
Lo anterior ya se encontraba igualmente establecido jurisprudencialmente, al
referirse la Corte11 a que
“[…] el acusado no est[á] obligado a probar la licitud de su
conducta cuando se le imputa la comisión de un delito, en tanto
que no tiene la carga de probar su inocencia, […] incumbe al
Ministerio Público acreditar la existencia de los elementos
constitutivos del delito y la culpabilidad del inculpado.
[…] el principio de inocencia se constituye por dos exigencias: a)
El supuesto fundamental de que el acusado no sea considerado
culpable hasta que así se declare en sentencia condenatoria; lo
que excluye, desde luego, la presunción inversa de culpabilidad
durante el desarrollo del proceso; y, b) La acusación debe lograr el
convencimiento del juzgador sobre la realidad de los hechos que
afirma como subsumibles en la prevención normativa y la
atribución al sujeto, lo que determina necesariamente la
prohibición de inversión de la carga de la prueba.
[…] más que una simple presunción legal a favor del inculpado,
[se] impone a las autoridades, entre otras obligaciones, que en el
juicio que se siga, se cumplan las formalidades esenciales del
procedimiento, para garantizar al acusado la oportunidad de
defensa previa al acto privativo concreto[.]
11
“Presunción de Inocencia. Este principio se constituye en el derecho del acusado a no sufrir una condena a
menos que su responsabilidad penal haya quedado demostrada plenamente, a través de una actividad
probatoria de cargo, obtenida de manera lícita, conforme a las correspondientes reglas procesales”, en
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXV, Enero de 2007.
157
[…] la prueba completa de la responsabilidad penal del inculpado
debe ser suministrada por el órgano de acusación, imponiéndose
la absolución si ésta no queda suficientemente demostrada; lo que
implica, además, que deben respetarse los lineamientos generales
que rigen para la prueba en el proceso penal y su correcta
justipreciación.
[…] los elementos de convicción que se consideren para fundar
una sentencia de condena, deben tener precisamente el carácter
de pruebas y haber sido obtenidos de manera lícita.
[…] la presunción de inocencia se constituye en el derecho del
acusado a no sufrir una condena a menos que su responsabilidad
penal haya quedado demostrada plenamente, a través de una
actividad probatoria de cargo, obtenida de manera lícita, conforme
a las correspondientes reglas procesales y que sea capaz de
enervar al propio principio.
De aquí que el propio Tribunal Constitucional haya previsto que, en tratándose de
los casos que derivan en auto de formal prisión a una persona por las
imputaciones vertidas en su contra, y siempre que no se desprendan los medios
suficientes de convicción que demuestren plenamente su participación o su
autoría en el acto delictivo, debe de asistirles el beneficio del amparo liso y llano.
Esto es, que si no expresan debidamente el delito imputado, el lugar, el tiempo y
circunstancia de ejecución del mismo, si no se satisfacen las cuestiones de fondo,
si no se integran los datos suficientes de la causa penal de la que emana el acto
para comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la responsabilidad del
inculpado, devendrían serios perjuicios para el indiciado que se mantiene privado
de su libertad.
158
Por ello, y en aras de preservar el respeto al principio de presunción de inocencia,
es que debe concederse el amparo sin mayor dilación al indiciado, en virtud de
ser insuficientes las pruebas en su contra12.
Esto es, lo que en esencia se conoce como el principio de in dubio pro reo, que
hace referencia precisamente a que en caso de existir duda sobre su
responsabilidad debe favorecerse con la libertad al imputado.
4.5. Conclusiones Preliminares.
PRIMERO. La presunción de inocencia es un principio de carácter procesal que
dota a la persona a ser tratada como inocente hasta en tanto su culpabilidad no
haya sido probada y declarada mediante una sentencia definitiva, con
independencia de las sospechas o los cargos que sobre ésta recaigan.
SEGUNDO. El concepto de presunción de inocencia se deriva de las locuciones
latinas praesumptio-ónis, y innocens-entis respectivamente, que indican en su
conjunto la “idea anterior a toda experiencia sobre la calidad del alma de quien no
ha cometido pecado”.
TERCERO. La vida en sociedad representa convivencia y comunión entre
personas que comparten un esquema afín de valores y principios éticos y morales,
así como una aproximación similar a la concepción de lo que es el respeto, y que
por ello en una sociedad civilizada no hay cabida para aquel hombre que realice
conductas que van en contra de las aspiraciones de un pueblo de alcanzar el
progreso y la civilización de la misma.
Por ello, al ser catalogados los delitos como conductas “antisociales”, quien los
realiza se convierte en detractor y enemigo de la sociedad.
12
“Auto de formal prisión. Si carece de las exigencias de fondo y forma, en aras del respeto al principio de
presunción de inocencia y al artículo 19, párrafo segundo, de la Constitución Federal, debe concederse la
protección constitucional lisa y llana”, en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXIII, Registro
176380, Novena Época, Enero de 2006.
159
CUARTO. A través de su desarrollo en el tiempo, el derecho penal ha fluctuado
entre dos intereses opuestos, a saber: el del sistema estatal facultado para
establecer y castigar los delitos; y el de los sujetos justiciables, en relación con los
derechos y garantías que a éstos deben respetárseles como ciudadanos en un
esquema de igualdad de condiciones.
Ante esto, el propósito del derecho penal es buscar un justo equilibro entre las
prerrogativas del estado, su facultad punitiva en relación con las garantías y
derechos de los particulares, lo cual puede lograrse a través del desarrollo de la
garantía del debido proceso.
El sistema de justicia penal que rige en la mayoría de las democracias
contemporáneas, de carácter humanista y cada vez más garantista, es derivado
de un largo proceso de desarrollo intelectual que no ha sido de fácil concreción.
QUINTO. La libertad es un presupuesto esencial para el disfrute de los demás
derechos del hombre para que éste pueda desarrollarse con plenitud en una
sociedad determinada; por ende es de vital importancia que se presuma su
inocencia, hasta en tanto los mecanismos y procedimientos penales establecidos
con anterioridad al hecho, seguidos de un riguroso proceso de investigación y
determinación judicial, deriven en la declaración de culpabilidad del indiciado
mediante sentencia ejecutoriada.
SEXTO. El establecimiento de la presunción de inocencia como un principio
esencial del proceso penal dota de certeza jurídica a los actores de una
controversia, en cualquier rama del derecho, ya que implica la obligación de la
autoridad de configurar un sistema de investigación mucho más capacitado y
mayormente comprometido con el respeto de los derechos fundamentales de cada
parte.
160
SÉPTIMO. Un Estado que combate con la misma fuerza las desigualdades
sociales y la delincuencia, respetando las garantías constitucionales y los
derechos humanos, privilegiando el lugar que ocupa el principio de presunción de
inocencia, es capaz de hacer frente de manera efectiva -entre muchos otros- al
flagelo del crimen organizado y sus secuelas.
OCTAVO. La función de los policías es evitar que se trastorne la tranquilidad
pública; pero los organismos encargados del orden social no pueden obrar
mediante prácticas ilegales y arbitrarias, ya que si eso sucediera se abriría el
camino hacia la tiranía.
NOVENO. Sin importar la gravedad de la amenaza que recaiga sobre la seguridad
del Estado, y por loables que pudiesen parecer sus fines, éste no puede sino
emplear los métodos y mecanismos legamente contemplados para repelerle. Si se
manipula la acción de la justicia, esto es, si se omiten los procedimientos legales
para detener, enjuiciar y someter a prisión a una persona, las consecuencias son
el quebrantamiento de la credibilidad y el respeto por las instituciones públicas,
generando por ende un mayor trastorno en la sociedad.
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