Recordando “Hermanos y Hermanas para Nosotros" en las

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Ref: ECO16S05 September 2005
Tipo: Declaración
Recordando “Hermanos y Hermanas para Nosotros" en las
Consecuencias del Huracán Katrina
Declaración de Pax Christi EE.UU. con respecto al huracán Katrina
Hace tres semanas, el huracán Katrina afectó
enormemente nuestra nación. Las voces e
imagines provenientes de la región costeña del
Golfo, destrozaron nuestro corazón. Muchas
personas dentro del movimiento de Pax Christi
reaccionaron ante esta catástrofe, ofreciendo
sus casas a los sobrevivientes, haciendo
donaciones, y ofreciendo oraciones a todos los
afectados. También fueron desplazados cientos
de miembros de Pax Christi debido a la
tormenta, incluyendo miembros de Pax Christi
Nuevo Orleans y grupos locales de toda la
región del Golfo.
Durante estos últimos días, imágenes
mostradas nos dieron a conocer la seriedad de
la situación en Estados Unidos con respecto al
racismo y al incorrecto orden de prioridades
establecido en el país. Resulta asombroso
observar las imágenes expuestas por los
medios de prensa y darse cuenta del
desproporcionado número de personas, en su
mayoría personas pobres y de color, quienes no
pudieron evacuar en sus comunidades. La
reacción ante esta emergencia con nuestros hermanos y hermanas fue realmente vergonzosa
y simboliza el fracaso de cómo nuestra rica nación trata a los pobres y marginados.
Al mismo tiempo que nos preguntamos “¿Quién quedó por fuera?, el racismo se asoma como
la verdadera razón, ampliamente discutida en los reportajes de los medios de prensa, a pesar
de las intenciones de algunos reporteros por querer vengarse de la actitud política. Varios
reportes en las noticias se refirieron como sobrevivientes a los blancos, mientras estos
buscaban comida y bebida, sin embargo, cuando las personas de color hicieron lo mismo
fueron llamados pillos y ladrones. También los medios de prensa usaron inequívocamente el
término refugiados al referirse a los sobrevivientes, tomando en cuenta el hecho de que estos
individuos son ciudadanos estadounidenses, ciudadanos que pagan impuestos, votan en las
elecciones estadounidenses y que contribuyen en la salud y el bienestar de toda la región
costeña del Golfo.
Los devastadores efectos del ambiente de racismo fueron también sentidos en toda la región
Sur del país, donde las áreas sumergidas en una “sopa tóxica” son básicamente comunidades
de personas de color. Grandes compañías petroquímicas, productoras de plástico y
manufactureras han ocasionado mucho daño por varias décadas en las comunidades pobres
de personas de color en la región del Golfo, al mismo tiempo que hacían ganancias de
millones de dólares a expensas de estas comunidades. Las inundaciones masivas en esta
región solo han agravado los problemas de contaminación que sufren dichas comunidades.
El desastre también ha recordado a la nación, las consecuencias de las prioridades de los
gastos establecidos en nuestro país. Mientras que la administración de Bush y el Congreso
continúan gastando montos significativos en la ocupación de Irak, el monto dedicado a la
infraestructura y al desarrollo de las comunidades ha sido reducido drásticamente. Estas
reducciones representan una trayectoria de varias décadas por parte del gobierno federal de
suprimir la inversión en proyectos de desarrollo a las comunidades.
El huracán Katrina ha demostrado que las políticas de individualismo han destruido el sentido
de compromiso al bien común en nuestra conciencia nacional. No podemos culpar a un
individuo con respecto al huracán Katrina, de nuestros verdaderos fallos como nación, sino a
la ideología nacional que dice “solo tenéis derecho a lo que podéis pagar”, en vez de “todos
tenemos derecho a las necesidades básicas de la vida”.
Este año es el 25to aniversario de la pastoral histórica sobre el racismo de los Obispos
Estadounidenses “Hermanos y Hermanas para Nosotros”. Tal y como lo escribieron los
obispos en la pastoral, “Cada uno de nosotros debe aceptar la responsabilidad de los errores
y pecados cometidos en el pasado. Muchos de nosotros hemos sido prisioneros del miedo y
del prejuicio. Hemos predicado el Evangelio, al mismo tiempo que cerramos los ojos al
racismo que lo condena”.
El huracán Katrina ha sido una oportunidad para todos los estadounidenses blancos de tomar
parte en la responsabilidad de las estructuras racistas que llevaron a este grado inimaginable
de sufrimiento. Pax Christi EE.UU., organización predominantemente de personas blancas,
debe abrir sus ojos ante los miedos y prejuicios interminables para hacer conciencia y
hacernos responsables de la situación que viven nuestros hermanos y hermanas más
necesitados. Nosotros también debemos leer el Evangelio con ojos antirracistas, y planear
los próximos pasos a seguir de nuestra propia transformación en personas que, como parte
de una misión, estarían trabajando al lado de nuestras hermanas y hermanos de color,
preocupándose por su seguridad y por el continuo bienestar mucho antes que el huracán
Katrina azotara la región.
Durante esta etapa de limpieza y recuperación de la Región del Golfo, debemos mantener el
trabajo realizado por el pueblo, las personas de bajos ingresos y organizaciones dirigidas por
personas de color. Podéis encontrar una lista de estos grupos en la siguiente página en
internet: http://katrina.mayfirst.org/. Estas organizaciones están al mando en la organización
a nivel del pueblo en áreas afectadas por los huracanes, y proveen auxilio inmediato en este
desastre a las personas pobres o de color; están dirigidas hacia, o son responsables de
personas pobres o de color, y están promoviendo la inclusión democrática de estas personas
en el proceso de reconstrucción.
Mientras continúan los reportajes del huracán Katrina en las próximas semanas y meses,
luchemos también, como católicos, por una explicación de aquellas instituciones que
contribuyeron a la miseria que ha expuesto al mundo entero el racismo en nuestro país.
Cuando volvemos la mirada hacia nosotros mismos, también volvemos la mirada hacia
estructuras que apoyan la diaria maldad del racismo. “Porque no tenemos lucha contra
sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes"
(Efesios 6:12).
Los obispos escribieron hace 25 años, “El pecado del racismo profana la imagen de Dios y
degrada la sagrada dignidad de la humanidad que fue revelada por el misterio de la
Encarnación. Hacedle saber a todos que (el racismo) es un terrible pecado que se mofa se la
cruz de Cristo... los hermanos y hermanas de Jesucristo son hermanos y hermanas nuestros”
(Brothers and Sisters to Us, 1979).
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