¿Que pasaba en el mundo? 1. La crisis en el mundo La crisis de 1929 se había expandido a Europa y repercutido en América Latina. Para paliarla, el presidente de los Estados Unidos emprende un programa de reformas al que denomino New Deal (que significa "dar de nuevo las cartas", y que se traduce como "nuevo trato"). Las medidas adoptadas tenían como característica suplantar el liberalismo económico absoluto por uno más controlado, que conjugara el crudo juego de la oferta y demanda (leyes de mercado) con una intervención estatal. Así se cerraron los banco deficitarios, se devaluó el dólar, se defendió a los trabajadores fijando horarios máximos y salarios mínimos de trabajo, se protegió a los agricultores endeudados, se hizo una reforma agraria y se emprendieron grandes obras publicas que no solo ayudaron a reactivar la economía sino que también dieron trabajo a una cantidad de personas desempleadas por la crisis. En América Latina se toman medidas de intervencionismo estatal similares a los estados Unidos en el plano económico, pero no en el plano social (excepto en México): las subvenciones que favorecen a los productores benefician sobre todo a los grandes terratenientes y no a los sectores más humildes. Los países latinoamericanos, mayoritariamente monoproductores, pierden con el deterioro de los términos del intercambio (se les pagan menos por las exportaciones de materias primas, cobrándoseles más los productos importados industriales). Esto favorece la industrialización por sustitución de importaciones, y más aun cuando comienza la segunda guerra mundial en Europa, en la medida que Europa necesita sus materias primas pero no puede ofrecerle productos industrializados. Estados Unidos trata de cambiar la dura política intervencionista (la del "garrote") por una más suave (la del "buen vecino") durante las presidencias de Hoover y Rooselvelt, que prefieren otorgar importancia creciente a las organizaciones panamericanas. De todos modos su política es diferente en los países cercanos donde sus capitales desempeñan un papel primordial, que en países más desarrollados y alejados de su influencia directa, y en donde reemplaza la invasión directa por la dominación del comercio y los capitales norteamericanos. 2. Dictaduras y revolución en América Latina. La implantación de regímenes dictatoriales en diferentes países latinoamericanos es (según el historiados Halperín Donghi) herencia de la ocupación militar estadounidense: son los jefes de las guardias nacionales (favorecidos por el ejército de ocupación norteamericano) los que logran contar con un aparato militar independiente de las bases tradicionales del poder. En Nicaragua existía la oposición armada de César Augusto Sandino a la intervención militar estadounidense, pero murió asesinado en 1934. En 1936, apadrinado por los Estados Unidos, asumió la dictadura Anastasio Somoza. A cambio, conquistaron parte de la tierra nicaragüense compañías fruteras norteamericanas, y el ejército nicaragüense participó de parte de los aliados en la segunda guerra mundial. En Santo Domingo asume arbitrariamente el gobierno el dictador Rafael Leónidas Trujillo, apoyado también por EE.UU.; allí el avance lo hicieron compañías azucareras norteamericanas. Sus gobiernos fueron tan absolutos, crueles y despóticos que la única forma de sacarlo del poder fue el asesinato (el de Somoza en 1957, el de Trujillo en 1961). En México, en cambio, Lázaro Cárdenas forma el partido revolucionario mexicano integrado por comunistas, liberales radicales, la confederación de trabajadores Mexicanos y la confederación Nacional de Campesinos. Se acelera el proceso de distribución de tierra (20 millones hectáreas), creación de cooperativas, nacionalización de ferrocarriles y de compañías petrolíferas. En Brasil, Getulio Vargas es elegido presidente después de un pronunciamiento revolucionario. Promete la reforma agraria, promoción industrial, construcción de escuelas y universidades, mejoramiento de la condición del trabajador, etc. Tras un levantamiento de la oposición, Vargas procede a perseguir a comunistas militares y civiles, y en 1937 crea las bases del Estado Novo, de clara orientación fascista. Pese a la persecución política que existe, al incrementar la industrialización y ampliar el programa de obras públicas, aumenta su popularidad. También lleva adelante una política de acercamiento a los Estados Unidos. 3. Totalitarismo europeo En Europa a lo largo de este período va conquistando terreno el autoritarismo de distintos signos: de derecha, con Mussolini en Italia, Hitler en Alemania y Franco en España; de izquierda en la Unión Soviética con Stalin. El Partido Nacional Fascista de Mussolini había accedido al Parlamento en 1921 por medio de elecciones, pero para poder conquistar el poder organizó la Marcha sobre Roma (financiada con el aporte de grandes industriales). En ese momento fue normado Primer Ministro por el rey Víctor Manuel, y en poco tiempo llegó a controlar el poder en forma totalitaria, disolviendo los partidos políticos opositores e incluso la Cámara de Diputados en 1939. El descontento alemán por las cláusulas del Tratado de Versalles (con el que terminó la Primera Guerra Mundial) y las críticas que al mismo hizo Hitler, le hicieron ganar popularidad. Admirador de Mussolini, el partido de Hitler (Nacionalista de los Trabajadores, o Nazi) fue bancas en el Parlamento hasta que en 1932 ganaron la mayoría y Hitler fue designado Canciller. Con la muerte del Presidente Hindenburg (1933) el jerarca nazi tomo todo el poder en sus manos y proclamó el Tercer Reich, aboliendo la Constitución republicana de Weimar. Persiguiendo a sus opositores, condujo a Alemania a una rápida meditación, y trato de llevar adelante el exterminio de los judíos, a quienes quitó la ciudadanía culpándolos de los males que aquejaban a Alemania. Seis millones de ellos fueron eliminados en un genocidio sin precedentes en la historia de la humanidad. Sin embargo, los demás países no reaccionaron hasta que fueron invadidos cada vez más territorios, ya que Hitler quería conquistar el "espacio vital" para la expansión de una Alemania poderosa. En 1938 Hitler había ocupado Austria y Checoslovaquia, y en 1939 se lanzó contra Polonia, después de haber firmado con Stalin (URSS) un pacto de no agresión. En ese momento comenzó la Segunda Guerra Mundial. En España en 1931 habían ganado las elecciones los republicanos y socialistas. El Rey Alonso XIII consideró que debía retirarse, y comenzó la Segunda República Española. La nueva Constitución establecía el sufragio universal, la libertad religiosa, la separación entre la Iglesia y el Estado y la confiscación de los bienes de los bienes del clero, cuyas tierras fueron repartidas entre los campesinos. Los grandes propietarios rurales, la Iglesia y la alta burguesía se opusieron, y la oposición se fueron concentrando en la Falange Española. Sin embargo, no pudieron impedir que en 1936 ganara nuevamente la izquierda, con el Frente Popular (integrado por liberales, socialistas y comunistas). Desde Marruecos (que era colonia española) se sublevó el General Francisco Franco en contra del gobierno; se plegaron a él la Falange española y distintas guarniciones dentro de España. La guerra civil española dividió al país en dos bandos (republicanos y falangistas o franquistas) durante tres largos años. Franco logró triunfar gracias al apoyo que recibió de Mussolini y Hitler, que ensayaron en territorio español la eficacia de sus nuevos armamentos. Los republicanos, en cambio, no recibieron ayuda oficial de países aliados, salvo grupos de combatientes voluntarios de todo el mundo que formaron brigadas internacionales. La dictadura de Franco duró hasta su muerte, en 1975. en ese momento se restauró la monarquía constitucional.