Punto y final

1º Premio Certamen Literario
Curso: 2.014-15
LEYRE GUZMÁN
Categoría D
PUNTO Y FINAL
Podría escribir esta noche los versos más tristes jamás escritos entre
estas paredes, versos de una adolescente suicida. Podría llenar tantos libros con
la tinta de las lágrimas de mis ojos… Y es que el que sufre el silencio es el único
que verdaderamente conoce lo que es el dolor. Días en los que no puedes más y
decides dejarlo todo ya, dejarlo pasar. Mira a tu alrededor, ¿realmente crees
que merece la pena seguir con esto? ¿Realmente piensas que podrías aguantar así
ni un minuto más? No te fíes si sonrío todo el rato, que no te extrañe que por
dentro esté rota. Y es que el dolor que han visto estas cuatro paredes, las
lágrimas derramadas cada noche en el colchón, todo lo escrito en este diario…
Tal vez no sirva de nada; nada va a cambiar, todo sigue igual, es verdad. Cuando
sientes que el mundo se cae a tus pies, que nada tiene sentido, cuando veas que
todo sigue igual y no hay cambio alguno… para, para y déjalo todo pasar, pon
punto y final.
Fueron esas las últimas palabras escritas en el diario de aquella joven
suicida, la encontramos tirada en la cama de su cuarto y nunca pensamos que
este momento pudiera llegar a pasar. No respiraba, llevaba la soga atada al cuello
y en la otra mano llevaba el diario, supongo que quería que lo leyéramos, que
supiéramos el por qué de todo esto. No entiendo qué lleva a una persona a
quitarse la vida, qué inexplicables razones llevan ala suicidio. Es un tema tan
complicado, tan delicado, que no sé ni cómo tratarlo.
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El colchón donde se encontraba el cuerpo de la joven estaba húmedo,
probablemente habría estado llorando antes de quitarse la vida. encontramos un
bote, un bote medio vacío , con pastillas, pastillas cuya venta es ilegal, van
disminuyendo tu velocidad cardíaca hasta que el corazón deja de bombear
sangre. Esto significa que la chica llevaba tiempo pensando en el suicidio, llevaba
tiempo quitándose poco a poco, lentamente la vida.
Se supone que no debo encariñarme de quien viene a pedirme ayuda, pero
es que esta vez no he podido evitarlo. Recuerdo a esos padres destrozados,
arruinados y en parte, con sentimiento de culpa por la muerte de su hija.
Llegaron a mí, la madre lloraba amargamente y el padre, con ojos aún llorosos,
sujetaba a la mujer intentando consolarla. Me contaron cómo había sido, pues se
habían acercado a la habitación de su hija y se habían encontrado con el cuerpo
sin vida. Sentí tristeza tal y como me lo estaban contando, no pude evitar
sentirme parte de este trágico suceso. Esa madre, sintiéndose culpable de lo que
su hija había hecho. Pensó en todos esos momentos en los que su hija intentó
contarle sus problemas y ella los ignoró, achacándolos a la edad. ¿Y ese padre?
Intentando mostrarse fuerte, pero detrás de las ojeras que hacían que se
notara la tristeza, el vacío hueco que había quedado en esa vida. Padres que
darían su vida por volver a tener tan sólo un minuto con su hija, decirle que la
quieren, estar con ella, abrazarla hasta que duela, quererla hasta morir.
Debía ser una joven fuerte, aguantó mucho, pero al igual que a todos le
llegó el momento, el momento de poner final a todo. Y al igual, a esta historia ya
le está llegando su punto y final.
Pero antes, he de decirte algo:
Cada vez que pienses que el mundo se deshace bajo tus pies, cada copa de
vodka que tomas para olvidar, recuerda que no estás sola. Tienes gente a tu lado
y lo mejor es reírse de la vida aunque duela, hacer locuras, matar los problemas,
hacer lo que te llena. Y es verdad que en la vida hay malas rachas, pero también
hay buenas.
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Que nunca estarás bien si te lo guardas todo dentro, que hasta de lo malo
puede sacarse algo bueno. Y que sí, que hay que aprender a perder, pero no a
darse por vencido.
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