Cavanilles agrupa en esta segunda memoria géneros que comparten ciertos rasgos peculiares, es decir, que poseen «character genericus communis», distinto del «character genericus propius» de cada uno. En esa línea es genérico común el cáliz de una pieza (interior monofilo) con tres hojitas sueltas (exterior trifilo); suelen compartir también una corola formada por cinco pétalos grandes, soldados en su parte inferior y adheridos al tubo. ¿Significa esa contigüidad morfológica una continuidad sustancial? Cavanilles llega a postular una unidad orgánica entre tubo, pétalos y estambres (11,44). Los estambres de las malvas, numerosos y libres en lo alto, están unidos en haz por los filamentos e insertos en la corola. El fruto consta de varias cápsulas rugosas y en rueda; con matices: el de Malva es casi siempre orbicular comprimido aunque a veces sea hemisférico, el de Malope y Malachra globoso y, el de Lavatera, Alcea y Althae, siempre orbicular comprimido. Se compone siempre de más de siete cápsulas, salvo el de Malachra, que es fruto pentacapsular. Pistilo único y tantas lacinias y estigmas cuantos frutitos, menos, otra vez, en Malachra. Los frutitos del género Malva suelen ser monospermos, aunque hay también especies de cápsulas polispermas; los demás géneros poseen siempre sus frutitos de una sola semilla. Divide el género Malva en dos secciones, en razón del fruto: la primera abraza las especies con cápsulas polispermas y, la segunda, el resto. Esta segunda sección la parte, a su vez, en razón del cáliz (calículo dífilo, calículo trifilo), en dos secciúnculas. La segunda secciúncula torna a subdividirla en razón de apéndices foliares. Varios son los autores que se han ocupado del género Malva. Cavanilles alude expresamente a Linneo (Genera plantarum, edición de Frankfurt de 1778), C. Allioni (Flora pedemontana, sive enumeratio methodica stirpium indigenarum Pedemonti, Tom. 1-3; Turín, 1785) J. A. Murray (Systema vegetabilium; ed. 13; Gottingen, 1784) Cavanilles tornará a ocuparse de las malvas en la tercera disertación y en el suplemento de la quinta. Se trata de añadir nuevas especies, reordenar la seriación, enmendar la descripción o completar otras. La razón es obvia: ha recibido nuevos ejemplares o ha descubierto él en sus viajes otros. GÉNERO SERRA Tras el género Malva, Cavanilles introduce el género Serra porque posee el tubo, el ovario y los pétalos al uso de las malvas (II, 45). Este género lo ha creado Cavanilles en honor de Buenaventura Serra (desconoce el nombre de pila) apoyándose en un ejemplar que le ha remitido Joseph Banks. Aunque llegó sin frutos maduros, el conjunto de notas restantes, y las inferidas de la coherencia interna de la planta, le permiten caracterizarlo como un género nuevo. Esas notas trabadas son poseer doble cáliz persistente, foliáceo y trifilo el exterior, monofilo y dividido en cinco lóbulos el interior; estilo único, con lacinias estigmatíferas; tubo que sostiene en su punta diez estambres y ovario con 10 semillas reniformes. Es obvio, sin embargo, que no puede asociarlo en todo con los demás de la segunda disertación, porque desconoce si produce múltiples frutitos independientes o una sola cápsula multilocular. Cuanto afirma, lo hace de manera provisional, «ad tempus dabo» (II, 83). GÉNERO MALOPE Consta de tres especies; antes sólo se conocía una. Calículo de tres hojas. Sépalos anchos. Ovario pluriglobulary frutículos múltiples, monospermos. Se distingue de Malva, sobre todo, por presentar el fruto en cabezuela.