ALEXANDRA BAURÈS, Tonneins (Francia), 1971 alex@lacaracola.org Empieza a interesarse por la fotografía al asistir a un curso en la Escuela de Fotografía Grisart de Barcelona en 1996. Desde entonces, completa su formación de manera autodidacta. EXPOSICIONES 2007: “Diario Kilómetro”, Festival Itiphoto de Burdeos (Francia) y Museo Gustavo de Maeztu de Estella. 2004: “Se busca payaso”, Jornadas teatrales de Chefchauen (Marruecos). 2003: “Lejos de China”, Centro Idoia de Pamplona. 2002: “Memoria”, Galería Iruña de Pamplona. 1998-99: “Rastros”, circuito de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. PREMIOS 2007: Mención Especial en el concurso del Libro único, Fotoencuentros de Murcia. 2006: Ayudas a la creación en artes plásticas y fotografía (Gobierno de Navarra). 1998: 2º premio de fotografía en los Encuentros de Jóvenes Artistas (Gobierno de Navarra). Realizamos más de un tercio de nuestros desplazamientos entre casa y nuestro lugar de trabajo, dicen las estadísticas. Si sumamos los kilómetros que recorremos a diario, tenemos el viaje más largo que emprendemos cada año. Un viaje hecho de traslados mínimos infinitamente repetidos. Conocemos cada curva, cada árbol, cada socavón en el camino. La rutina nos transporta como ausentes a la oficina, con los ojos cerrados. Nos importa más el tiempo que tardamos en alcanzar nuestro destino que los lugares atravesados. Rotondas, semáforos, vías rápidas, estaciones de servicio, campos ajenos a los planes de edificación, naves industriales. ¿Para qué prestarles atención? Lo que sí cuenta es nuestro tiempo. Es lo que tenemos. Y parece que nos lo quieren robar. Así preferimos utilizar el automóvil, porque nos permite llegar antes. Nos otorga una ventaja en este contrarreloj matutino. Nos introducimos en el trafico y entramos a formar parte del baile frenético de la ciudad. La velocidad transforma los paisajes que cruzamos en una “road movie” ininterrumpida. La banda sonora de la carretera hecha de viento y pitidos llega en sordina a nuestro habitáculo en movimiento y se mezcla con los ruidos del motor, las canciones de la radio y el compás del parabrisas. Los fragmentos de imágenes que se suceden conforman el relato de nuestros itinerarios cotidianos. Si extraemos imágenes de este álbum diario, vemos reflejados en ellas nuestros estados de ánimo. La madrugada oscura y los faros deslumbrantes de los coches. La hostilidad del invierno. La soledad de los conductores... Nos podemos llevar sorpresas. Una luz encendida en un edificio dormido. Las promesas de un castillo que algún día visitaremos. Las flores del parking. Pequeñas sorpresas gratas que vale la pena rescatar. A.B * Originales en color