Género y microempresas

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Género y
microempresas
Voces Vitales centra sus esfuerzos
en impulsar el desarrollo
económico de las mujeres
líderes que están
creando oportunidades
económicas
en el país.
Género y microempresas
Somos trabajadoras, dentro o fuera de la casa siempre estamos trabajando. También puede
que seamos madres y abuelas, pero, sobre todo, somos y nos sentimos mujeres y hasta
peleamos para que, por el hecho de serlo, no se nos discrimine o se nos impida desarrollarnos
intelectual, emocional, social y económicamente.
Generalmente, desde nuestro nacimiento, hombres y mujeres seguimos un proceso natural
que consiste, entre otras cosas, en aprender a gatear, caminar o hablar, pero también,
dependiendo de la sociedad en la que crezcamos, aprendemos además a actuar de una
forma, si somos mujeres y, de otra, si somos hombres.
Los ejemplos los tenemos cuando se nos enseña que los hombres no lloran porque son
valientes y que las mujeres deben ser dulces, tranquilas y obedientes. Es un hecho que en
nuestra sociedad nicaragüense se siguen en la actualidad, asignando roles o responsabilidades
diferentes por el hecho de ser hombre o mujer. Por lo que se espera que tanto en el hogar, la
empresa o la comunidad donde vivimos desempeñemos esos roles.
Por ejemplo, se considera que las mujeres son las responsables de la familia (labores
domésticas incluidas) y también del trabajo que éstas realizan fuera de casa. Sin embargo,
a los hombres, por lo general, no se les compromete con las tareas domésticas, ni con
la responsabilidad de criar a los hijos e hijas. En algunos casos se cree que él sólo está
comprometido con el trabajo remunerado, el que generalmente se realiza fuera la casa. Es
decir que prevalece la figura de “proveedor”.
Cuántas veces habremos oído, en nuestra propia casa, en el barrio o en el mercado, diversas
y variadas expresiones que distinguen o definen las funciones, responsabilidades, y actitudes
de mujeres y hombres. Nuestra forma de pensar la hemos construido “por medio de mensajes
que se reciben de la familia, la escuela, la iglesia, los medios de comunicación. Todos son
agentes que socializan a las personas; desde pequeños nos van enseñando, trasmitiendo esos
mensajes (…) que son los elementos formadores de la personalidad (Camacho, 2004).
Realizar tareas distintas o ser biológicamente diferentes, no supondría ningún problema
si no fuera porque al establecerse esos roles, distintos para hombres y mujeres, se han
implementado desigualdades sociales, económicas y culturales, así como prácticas
discriminatorias en diferentes espacios (MINED, 2010).
Claramente, en la sociedad en la que vivimos, las desigualdades sociales que parten de la
diferencia de roles por sexo, “han derivado en discriminación, dominio y subordinación de uno
de los géneros” (Camacho, 2004).
Sin embargo, cabe destacar que todas estas enseñanzas, costumbres y maneras de actuar de
una sociedad no tienen nada que ver con las diferencias biológicas entre hombres y mujeres y
es, al menos, alentador saber que estas diferencias, al ser construidas por la sociedad, pueden
cambiar en función del tiempo o del desarrollo personal, cultural o económico de las personas.
1
Sexo y género
Muy a menudo suele cometerse el error de usar la palabra género como un sinónimo de sexo,
también se asocia con mujer. Pero, ¿qué significan estos términos? ¿Cuáles son sus diferencias?
¿Sabemos bien de qué estamos hablando cuando alguien se refiere al “sexo débil”, “sexo
fuerte”. ¿Qué es realmente lo que se está diciendo? ¿Y la palabra género? ¿Sabemos a qué
hace alusión?
Cuando una madre da a luz en el barrio, la primera pregunta que se le hace es: ¿Tuviste niño o
niña? En una persona tan pequeña, de minutos u horas de nacida, sólo se puede saber lo que
es por sus características físicas evidentes: sus órganos genitales.
Por otro lado, una vez nacida, la niña o el niño, su entorno más cercano empieza a criarla de
acuerdo con las normas sociales que se imponen en el lugar donde se nace.
Género se refiere a las cualidades, atributos, características sociales y culturales que la
sociedad asigna a mujeres y a hombres. Las personas nacemos con un determinado sexo y
poco a poco aprendemos a ser hombres y a ser mujeres. La sociedad es la que otorga, en
función del sexo, las cualidades, roles, atributos y características que tanto hombres como
mujeres deben adoptar. Esas características se aprenden en procesos de socialización y se
transmiten pero también pueden cambiar con el tiempo.
En función de lo mencionado se puede entonces recalcar que se nace con el sexo y que el
género se construye, se aprende culturalmente, no se nace con él. Desde el año 1995, la
Organización de las Naciones Unidas (ONU),1 adoptó de forma oficial la definición de género,
puntualizando que esta es una:
(…) construcción social y cultural basada en las diferencias biológicas entre
los sexos que asigna diferentes características emocionales, intelectuales y
de comportamiento a mujeres y hombres, (…) según la sociedad y la época
histórica. A partir de estas diferencias biológicas, el género configura las
relaciones sociales y de poder entre hombres y mujeres.
En los siguientes ejercicios se recoge una serie de ideas y opiniones presentes aún en nuestra
sociedad, utilizadas para valorar gestos, acciones y sentimientos de hombres y mujeres.
¿Cuántas veces las hemos oído o, por qué no aceptarlo que en más de una ocasión, las hemos
dicho nosotras mismas?
1 Esta definición se encuentra en los trabajos preparatorios de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer que tuvo lugar en
Beijing, en septiembre del año 1995.
2
Ejercicio No.1: Lo que se dice de hombres y mujeres
Lo que se dice de los hombres:
Lo que se dice de las mujeres:
Razonables. Utilizan siempre la cabeza.
Sentimentales. Hablan siempre con el corazón.
Fríos y calculadores. No se inmutan.
Emocionales o afectivas. Todo les llega al alma.
Duros, nada frágiles.
Delicadas, como si se fueran a romper.
Decididos. Toman sus decisiones sin pensarla
tanto.
Indecisas. Nunca se deciden rápidamente. La
piensan mucho.
Fuertes. Por eso se les llama el “sexo fuerte”.
Débiles. De aquí viene lo del “sexo débil”.
Dan las órdenes y deben llevar siempre la
iniciativa.
Acatan órdenes y no deben expresar en público
sus ideas.
Rebeldes.
Obedientes, sumisas.
Son de la calle.
Son de su casa.
Inteligentes.
Tontas.
Aguantadores.
Lloran con mucha facilidad.
Saben contenerse.
Explosivas.
El sexo es para los hombres.
El amor es para las mujeres.
Impulsivos.
Provocativas.
Intolerantes.
Tolerantes.
No andan con chismes.
Chismosas de naturaleza.
No expresan sus sentimientos así por así.
Expresivas. Todo el mundo se da cuenta de lo
que les pasa.
Ya lo he oído decir
SI
NO
Fuente: Camacho, 2004.
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Ejercicio No. 2: ¿Sexo o género?
¿Cuáles de los siguientes enunciados tienen que ver con las características biológicas de las
personas, es decir al sexo y cuáles responden a un aprendizaje sociocultural, es decir al género?
Ubica una S si se refiere al sexo. Coloca una G si se habla de género.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
Las mujeres dan a luz; los hombres no.
Las niñas son amables y cautas; los niños, duros y audaces.
En algunos países las mujeres ganan el 70 por ciento de lo que ganan los hombres.
Las mujeres pueden amamantar a su bebé; los hombres deben utilizar una pacha.
Las mujeres son, por lo general, las encargadas de criar a los niños y niñas.
Los hombres son los que toman las decisiones.
En el Egipto antiguo, los hombres se quedaban en casa tejiendo. Las mujeres se
ocupaban de los asuntos de la familia.
Las mujeres heredaban la propiedad, y los hombres no.
Las voces de los niños cambian con la pubertad; las de las niñas no.
Según las Naciones Unidas, las mujeres realizan el 67 por ciento del trabajo
mundial y, sin embargo, sólo ganan el 10 por ciento de los ingresos mundiales.
A las mujeres les preocupa la calidad de la educación de sus hijos e hijas.
A las mujeres se les prohíbe realizar trabajos peligrosos, como trabajar en minas
subterráneas; los hombres trabajan bajo su propia responsabilidad.
En casi todos los países, la mayoría de los policías son varones.
Hay menos mujeres presidentas, parlamentarias y directivas que hombres.
Fuente: Amnistía Internacional, 2004.
Respuestas:
1.
S
2.
G
3.
G
4.
S
5.
G
6.
G
7.
G
8.
S
9.
S
10.
G
11.
G
12.
G
13.
G
14.
G
Se afirma que los roles que culturalmente se establecen para hombres y mujeres son la causa de
que en nuestra sociedad haya discriminación hacia la mujer, tanto en la casa como en la calle. Sin
embargo, esta situación podemos cambiarla ya que afecta a nuestro bienestar y al de nuestra familia.
En este proceso de cambio, conviene tener claro los siguientes aspectos:
Conciencia de género: Tiene que ver con la capacidad que tenemos de percibir que la experiencia
de vida, las expectativas y las necesidades de mujeres y hombres son distintas. Esto casi siempre ha
producido desigualdades en cuanto a las oportunidades para hombre y mujeres, por lo que han de
ser corregidas (Proyecto EQUAL 2007).
Hablar de cambiar la situación de desventaja que viven las mujeres en el trabajo, o en el seno
familiar, es hablar de equilibrio, de un reparto justo de tareas, salario y beneficios. Es evitar
quebrantar los derechos humanos de las mujeres, esto tiene que ver con la equidad de género.
4
Equidad de género: Tiene que ver con justicia. Es la distribución justa de los recursos y del
poder social en la sociedad. También es justicia en el tratamiento de hombres y mujeres,
según sus necesidades respectivas. En el ámbito laboral, el objetivo de equidad de género
suele incorporar medidas diseñadas para compensar las desventajas de las mujeres (Proyecto
EQUAL 2007).
El ideal de una sociedad, en la que las injusticias por razones de género están a la orden
del día, es lograr que todas las personas desarrollen sus capacidades personales y tomen
decisiones sin ningún tipo de limitación impuesta por los roles tradicionales. Esto es conocido
como igualdad de género.
Igualdad de género: Implica el reconocimiento y la misma valoración social, de mujeres y
hombres, así como también de las funciones que ambos realizan. Este concepto no reconoce
la jerarquía de un sexo sobre el otro; reivindica la plena participación de las mujeres en el
ámbito público, privado y laboral (Escapa, 2010).
Microempresas en manos de mujeres
Cada vez hay más mujeres que están dirigiendo sus propios negocios. Resultados de
un diagnóstico realizado por Voces Vitales entre más de 300 mujeres emprendedoras y
empresarias demuestran que el 85 por ciento de ellas son dueñas de empresas y que además
están creando oportunidades económicas y empleo para otras mujeres. Este hecho abre un
camino que conduce hacia la aceptación social de la participación femenina en el desarrollo
económico.
La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), afirma
que entre el 40 y el 60 por ciento de las micro, pequeñas y medianas empresas están en
manos de mujeres. Las mujeres además, de dirigir sus empresas y de realizar el trabajo
productivo también se encargan de todo el trabajo doméstico o reproductivo, es decir de la
responsabilidad de la crianza y la educación de sus hijas e hijos.
Actualmente, el tipo de negocio que una mujer emprende es distinto al de un hombre. Las
mujeres tienden a poner negocios más pequeños y a concentrarse en el sector servicios,
buscan conciliar trabajo y familia (SELA, 2010).
Las microempresas son aquellas que emplean por cuenta propia a un máximo de 10
trabajadores, incluidos los aprendices y los trabajadores familiares, remunerados o no
remunerados, tiene que ver con el capital y el nivel de ventas. En las pequeñas empresas, el
número de trabajadores oscila entre 10 y 50.
5
Perfil de la mujer empresaria
Se dice que existen ciertas características que definen el perfil de la mujer empresaria. Si esto es
verídico, ¿con cuántas de ellas me identifico como empresaria nicaragüense?
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
El motor detrás de la empresa de mujeres, como regla general, está en la necesidad
económica más que en la identificación de una oportunidad o en un deseo de desarrollar
una idea innovadora.
Las mujeres son dueñas de empresas más pequeñas que las empresas de los hombres.
El nivel de educación de las mujeres que pertenecen a una micro, mediana o pequeña
empresa, en general, es más bajo que el de los hombres.
Las empresas de mujeres operan de manera predominante en el sector servicios.
Las mujeres empresarias enfrentan dificultades para acceder a crédito y capital limitado lo
que impide que sus empresas crezcan al tiempo que carecen de acceso a educación
financiera.
La conciliación entre vida familiar y empleo muchas veces se resuelva a través de una
empresa pero hace difícil el desarrollar la empresa.
Las mujeres empresarias enfrentan estereotipos negativos sobre su capacidad para
establecer y desarrollar una empresa (SELA, 2010).
Si nos sentimos identificadas con la mayoría de estas afirmaciones es porque somos parte de
una sociedad en la que las mujeres empresarias se enfrentan aún a barreras muy complejas. Los
obstáculos son muchos pero también es grande la satisfacción de ir avanzando.
Algunas barreras que enfrentamos
Tareas domésticas y familiares: Las mujeres enfrentamos mayores problemas al combinar roles
labores y familiares. Las tareas domésticas, por lo general, limitan el tiempo que se puede dedicar al
negocio.
Limitadas opciones de negocio: Las opciones se centralizan en el sector servicio, en comercio de
pequeña escala.
Limitado acceso a servicios financieros: Las mujeres enfrentamos mayores dificultades para
acumular capital inicial. A pesar de que se reconoce a las mujeres como “buenas pagadoras”, existe
poco acceso a créditos, con montos y plazos favorables.
Débil eslabón en cadena productiva: Por lo general, los negocios se quedan en el barrio, en la
comunidad o en el municipio, el vínculo con empresas de mayor tamaño es limitado. La mayoría
vendemos nuestra producción directamente a los consumidores y algunas tenemos dificultades para
planificar adecuadamente la producción.
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Retos que enfrentar
•
•
•
•
•
Que las microempresarias cuenten con recursos económicos y equipos para producir.
Esto les permitiría obtener procesos productivos de una alta productividad y rentabilidad. El cumplimiento de trámites y el tiempo que lleva realizarlos para obtener este tipo de recursos, puede desmotivar a las emprendedoras o empujarlas a
mantenerse en la informalidad.
Que el trabajo y el cuidado de la familia no represente un obstáculo para el
crecimiento de las empresas.
Acceso a créditos con montos y plazos favorables.
Que se incremente el acceso de las mujeres a la educación, a través de formación y
actualización de cualificaciones.
En América Latina y el Caribe, las emprendedoras o empresarias no reciben educación
formal, entrenamiento o capacitación empresarial (SELA, 2010).
Bibliografía
Amnistía Internacional (2004). Hacer los Derechos Realidad. Talleres de sensibilización sobre cuestiones de
Género. Amnistía Internacional.
Camacho, L. (2004). Manual de Capacitación. Tomo I: Enfoque de género. Heredia: Programa Sectorial
Fortalecimiento del Recurso Humano – SEPSA.
Escapa, R. (2010). Estrategias de Liderazgo para Mujeres Directivas. Barcelona: Subdirecció General de
Programes d’igualtat.
Ministerio de Educación de Nicaragua (2010). Educación de la Sexualidad: Guía básica de Consulta para
docentes. Managua.
ONUDI (2008). Metodología para la organización y desarrollo de redes empresariales horizontales con
enfoque de género. Managua.
Proyecto EQUAL “En Clave de Culturas” (2007). Glosario de Términos relacionados con la Transversalidad de
Género. Guadalajara. España: Secretaría Técnica del Proyecto Equal “En Clave de Culturas”.
Romero, C. I. (2000). Manual de Liderazgo para las mujeres. Centro de Estudios y Capacitación Cooperativa
R.L. San José, Costa Rica.
Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA)(2010). Desarrollando Mujeres Empresarias: La
Necesidad de Replantear Políticas y Programas de Género en el Desarrollo de PYMES. Caracas.
Ulrike, C. (2003). Manual Práctico. La Promoción Empresarial Orientadaa Aspectos de Género, COSUDE.
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