Comentarios a ¿Guerra o paz en Colombia? | Contexto

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Tipo de documento: Capítulo de libro
Título del libro: ¿Guerra o paz en Colombia?
Editorial: Ocean Sur
Lugar de publicación: Bogotá
Año de publicación: 2006
Páginas: 13-20
Temas: Colombia, Diálogo de paz en Colombia, Fuerzas políticas
Comentarios a ¿Guerra o paz en Colombia?
I
“Estamos dispuestos a dialogar,
pero nunca a entregarnos”
Reciba de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP), un bolivariano saludo, con especial motivo por la presentación de su libro
¿Cómo hacer la paz? Reflexiones desde una posición de izquierda, que consideramos un aporte a la discusión general sobre el tema.
La guerra que vivimos los colombianos hace más de cincuenta años es responsabilidad del imperio y sus representantes nacionales en el Estado y sus diferentes
gobiernos; el pueblo organizado de diferentes maneras no ha hecho más que ejercer su legitimo derecho a la defensa, a la rebelión y a la lucha por una vida digna y en
paz.
Desde nuestro origen como FARC-EP y en todos nuestros antecedentes, la bandera de la paz, la propuesta de encontrar una solución diferente a la guerra, al conflicto
social y armado que vivimos, la hemos mantenido en alto, pero no hemos encontrado respuesta válida de los interlocutores. Hasta ahora el desarrollo del terrorismo de
Estado como política oficial, la guerra sucia fiel a su interpretación fascista de imponer una solución a sangre y fuego, la pretendida pax romana erigida sobre el silencio de
los sepulcros, ha sido su inaceptable respuesta.
Como organización político-militar, como pueblo en armas, representamos e interpretamos a la mayoría de los colombianos, a los excluidos por el régimen, a los pobres,
que sin embargo son los que producen la riqueza del país, a los campesinos, a los desplazados por la violencia de muchos años, a los estudiantes que producto del
sistema se han quedado sin horizonte, a las amas de casa sostén de la familia, en fin a hombres y mujeres que prefieren morir luchando que vivir arrodillados.
Es falso el dilema de la guerra entre aparatos militares. La guerra es entre clases sociales y sus organizaciones. De un lado, la mayoría: el pueblo y sus organizaciones
políticas legales, desgraciadamente casi liquidadas por el terrorismo de Estado, y la guerrilla a la que no le dejaron otra opción en el cumplimiento de su papel como
revolucionarios. De otra parte, el imperio, la oligarquía y sus organizaciones, en la que cumplen papel preponderante, por el carácter violento del sistema, las Fuerzas
Armadas oficiales, con su extensión de guerra sucia, los paramilitares. A pesar y con el dolor de muchos y muchas, la lucha de clases sigue siendo el motor de la historia.
Nuestra propuesta es la construcción de una nueva Colombia, de una patria en la que quepamos todos los colombianos, con dignidad, con soberanía, con justicia social y
económica, por eso, afirma nuestro Comandante en Jefe, Manuel Marulanda Vélez, en reciente entrevista, refiriéndose al proceso actual y a nuestras propuestas: “Este
proceso es diferente a otros cuando la insurgencia pactó sin condiciones, sometiéndose a leyes vigentes. Hoy se trata de reestructurar, transformar el Estado con
soluciones sociales y mediante acuerdos que requieren tiempo y paciencia. Si decidimos intentar la búsqueda de una solución negociada es porque entendemos que es
posible en la medida que el Gobierno y la oligarquía se muestren con verdadera voluntad de paz. En sus manos está la suerte de este experimento de paz”.
Ratificamos nuestra inquebrantable voluntad de paz; el proceso para construirla, con el gobierno del presidente Andrés Pastrana, sigue su curso. Y de nuevo, como afirmó
el comandante Marulanda: “Aclaramos que estamos dispuestos a dialogar, pero nunca a rendirnos”.
Como es de conocimiento público, la etapa de los diálogos concluyó con la aprobación dela Agenda Comúnpara el Cambio hacia una Nueva Colombia y los mecanismos
de participación ciudadana, especificados en el documento “Por el Cambio: Encuentro conla Nación”. Estamos listos para iniciar la nueva etapa. Sin desconocer las
innumerables dificultades que se han presentado y se presentarán, confiamos que el proceso se consolide y nos permita a los colombianos vivir en la nueva Colombia que
será nuestra patria en paz.
Comandante Raúl Reyes
Miembro del Secretariado de las FARC-EP
Responsable de la Comisión Internacional
Vocero en la Mesa de Diálogo y Negociación
Montañas de Colombia, junio de 1999
II
La paz no se negocia, se concreta:
Propuesta de un comunista
para alcanzar la paz
Me complace mucho que Carlos A. Lozano Guillén, militante comunista destacado y periodista de izquierda revolucionaria, como a sí mismo se denomina, me haya
permitido elaborar estos comentarios para darlos a conocer en la presentación de su libro ¿Cómo hacer La Paz? Reflexiones desde una posición de izquierda, acto en el
cual lamentablemente no puedo estar presente, pero al que me sumo simbólicamente con estas breves reflexiones.
La paz no se negocia, se concreta si hay voluntad de cambio, parece ser la síntesis de la fórmula, polémica sin duda, que plantea Carlos Lozano para encontrar la solución
política al conflicto armado colombiano. Y para llegar allí, a parte de considerar que “en Colombia la violencia es un fenómeno histórico y socio-político, impuesto ‘desde
arriba’ para defender privilegios e intereses políticos y económicos” y añade más adelante, “el poder no conoce otra forma de enfrentar el conflicto sino a través de la
violencia, de la represión a las masas populares y de la persecución a toda oposición democrática, social y revolucionaria”, por ello afirma categóricamente que “el conflicto
armado en Colombia es parte del proceso político en los últimos cincuenta años”.
Lozano toma distancia de la afirmación tan en boga que considera que la paz depende de la existencia de voluntad y plantea que “en el conflicto colombiano ‘la voluntad
de paz’ debe estar estrechamente relacionada con la ‘voluntad de cambio’, la que no es evidente en las clases dominantes renuentes a tolerar una apertura democrática y
social para transformar a Colombia”. Y es que para el autor la paz no se puede entender solamente como el desarme de los colombianos alzados, “la paz es viable
mediante un tratado político y social, que implique el desmoronamiento del poder tradicional antidemocrático y despótico del bipartidismo y la superación de las
abigarradas formas de injusticia social”.
Por ello, si bien el autor saluda como un avance importantela Agenda Comúnlograda entre los voceros del Gobierno Nacional y las de las FARC, toma prudente distancia
crítica acerca de las posibilidades del proceso con el gobierno de Pastrana, porque si bien reconoce que este “ha privilegiado el diálogo hasta el momento”, anota con buen
tino que la política de este Gobierno “descansa en el Plan Colombia, estrategia para invertir en necesidades sociales en las zonas más afectadas por el conflicto” que
tienen el riesgo cierto de ser “soluciones asistencialistas, que de alguna manera soslayan los cambios políticos y sociales de fondo”. Por ello concluye esta reflexión
resaltando que “la política de Pastrana es de doble vía, como lo es también la ‘voluntad de paz’ de la oligarquía colombiana, que mientras le concede espacios a las
FARC-EP se los cierra al ELN”.
Por ello para Carlos Lozano, el antídoto para el anterior riesgo es “la participación política, social y popular, porque ningún proyecto de paz puede adelantarse al margen
de la sociedad (llámese civil o como se quiera), la que debe aportar a la agenda y al contenido de las discusiones para concretar un acuerdo”, que garantice una paz,
resultando “con participación del pueblo, para lograr más democracia, pluralismo, participación ciudadana, redistribución de la riqueza, reforma agraria, un nuevo modelo
de desarrollo, soberanía nacional y renovadas Fuerzas Armadas democráticas y bolivarianas”.
Quiero resaltar un aspecto adicional, sin duda también polémico, que toca el libro de Lozano y es considerar que “el diálogo es un punto de encuentro de la lucha armada
con las luchas populares y de masas, que se articulan en el objetivo de la renovación democrática y social del país”, porque si la paz logra crear un nuevo contexto para el
país “podían darse las condiciones para el surgimiento de una opción alternativa de poder de las fuerzas de izquierda y democráticas”, que en opinión del autor, esa
izquierda “para que realmente sea tal y no simple caricatura, debe ser independiente y autónoma del Establecimiento, actuar diferente a los partidos tradicionales y por
fuera del entorno político y social que estos generan, con ética revolucionaria y en función de los intereses populares y de la conquista de un nuevo poder democrático y
popular”. Y le agregaríamos nosotros, sin pretensiones dogmáticas o hegemónicas a su interior, ejerciendo realmente la democracia interna y con un discurso renovado,
pero claramente a favor de los sectores populares.
Como ven, el texto de Carlos Lozano es una muy buena contribución a la comprensión de los problemas de la guerra y de la paz, un documento para la polémica, como
son los buenos libros, porque adicionalmente, el libro polemiza con la concepción en uso en los medios de comunicación del término de sociedad civil y los alcances que
se le pretende dar, plantea su propia análisis sobre el paramilitarismo, probablemente desconociendo elementos societales que están implícitos en el mismo, igualmente la
responsabilidad histórica de los Estados Unidos en relación con el conflicto armado colombiano y cómo su papel ahora deberá orientarse a estimular la solución política
negociada, entre otras, para resarcir la cuota de culpa que le corresponde.
Los lectores tienen, a nuestro juicio, una obra de indispensable lectura y a ello los invito con la mente abierta y crítica que esta literatura necesita y requiere. Felicitaciones
para Carlos y un fuerte abrazo.
Alejo Vargas
Ex Vicerrector General de la Universidad Nacional
Profesor Asociado–Abogado
Dirigente del Frente Social y Político
Bogotá, D.C., 24 de junio de 1999
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