REFLEXION ENCENDER LAS LÁMPARAS Entre los primeros cristianos había, sin duda, discípulos entusiastas y comprometidos y discípulos apocados y «tibios». Sin embargo, al escribir su evangelio, Mateo se preocupa sobre todo de recordar que, dentro de la comunidad cristiana, hay discípulos «sensatos» que están actuando de manera responsable e inteligente, y hay discípulos «necios» que actúan de manera frívola y descuidada. ¿Qué quiere decir esto? Meditando el Evangelio 9 de Noviembre 32º Domingo durante el año (Ciclo A) «Estén prevenidos, . Porque no saben el día ni la hora». Del Evangelio según San Mateo (Mt 25, 1-13) Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: “Ya viene el esposo, salgan a su encuentro”. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: “¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?”. Pero estas les respondieron: “No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado”. Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”, pero él respondió: “Les aseguro que no las conozco”. Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora. Mateo lo explica al recoger dos parábolas de Jesús. La primera es muy clara. Hay algunos que «escuchan las palabras de Jesús», y «las ponen en práctica». Toman en serio el Evangelio y lo traducen en vida. Son como el «hombre sensato» que construye su casa sobre roca. Es el sector más responsable: los que van construyendo su vida y la de la comunidad sobre la autenticidad y la verdad de Jesús. Pero hay también quienes escuchan las palabras de Jesús, y «no las ponen en práctica». Son tan «necios» como el hombre que «edifica su casa sobre arena». Su vida es poco consistente e incoherente. Construyen sobre el vacío. Si fuera sólo por ellos, el cristianismo sería pura fachada, mero cumplimiento de normas y ritos para tranquilizar la conciencia y quedar bien ante los demás, pero sin fundamento real en la persona y el mensaje de Jesús. Esta parábola nos ayuda a captar el mensaje fundamental del relato de hoy, en el que un grupo de jóvenes salen, llenas de alegría, a esperar al esposo, para acompañarlo a la fiesta de su boda. Desde el comienzo se nos advierte que unas son «prudentes» y otras «necias». Las «prudentes» llevan consigo aceite para mantener encendidas sus lámparas; las «necias» no piensan en nada de esto. El esposo tarda, pero llega a medianoche. Las «prudentes» salen con sus lámparas a iluminar el camino, acompañan al esposo y «entran con él» en la fiesta. Las «necias», por su parte, no saben cómo resolver su problema: «se les apagan las lámparas». Así no pueden acompañar al esposo. Cuando llegan es tarde. La puerta está cerrada. El mensaje es claro y urgente. Es una insensatez seguir escuchando el Evangelio, sin hacer un esfuerzo mayor por convertirlo en vida, por encarnarlo en nosotros: es construir un cristianismo sobre arena, inconsistente e incoherente, y por eso mismo, incapaz de entusiasmar a nadie ni de ofrecer respuestas válidas a los interrogantes y cuestionamientos de la mujeres y los hombres de hoy. Es una necedad pretender confesar a Jesucristo con una vida resignada y conformista que se somete acrítica y sumisamente al sistema establecido (político, económico, social y religioso) y al des“orden” imperante. Y es un sinsentido llamarse “cristiano” y definirse como “seguidor de Jesús” cuando la propia vida está vacía de su espíritu y su verdad, y muy lejos del camino de las Bienaventuranzas: todo eso es esperar a Jesús y con él, la llegada del Reino - con las «lámparas apagadas». No cabe duda de que en el contexto actual, cada vez se va haciendo más dificil esperar que se haga realidad ese Reino de Dios que Jesús anunció e inauguró. El «esposo» tarda en llegar. Sin embargo y aún así, los cristianos no podemos retrasar más nuestra conversión a una vida plena y en total sintonía con el Evangelio, y nuestro esfuerzo cotidiano por hacer realidad ese “otro mundo posible” con el que Jesús soñaba y por el que se jugó la vida.