Hoy en la Javeriana Oportunidad para servir Indudablemente es un hecho significativo el cambio de Rector de la Universidad quien según las funciones y competencias señaladas en los Estatutos preside como autoridad personal el gobierno en el nivel general. Pero no debemos olvidar que poco o nada podría realizar esta persona si no contara con el concurso, no sólo del equipo de trabajo reunido en las distintas dependencias de la Rectoría, sino de todos los miembros de la Comunidad Educativa Javeriana, Profesores y Estudiantes, -núcleo fundamental de la institución universitaria-, Empleados Administrativos y Egresados. La Universidad es sin lugar a dudas un ejemplo de corporatividad, nota característica de todo centro de Educación Superior, que se refiere a las personas, a su encuentro y convergencia alrededor de valores y opciones compartidas. Son numerosos y diversos los cargos que ellas desempeñan en nuestra institución; sin embargo, existe una organización que los relaciona de manera armónica y posibilita el logro de los objetivos institucionales. En este contexto, podríamos decir que nuestro sueño siempre ha sido que la Universidad funcione ‘como un reloj’, mecanismo complejo de muchas piezas y engranajes, debidamente articulados, que operan con precisión y nos aseguran ‘la hora exacta’. Dicho lo anterior, queda claro que el Rector carece de los ‘superpoderes’ que se le atribuyen con imaginarios tejidos alrededor de su figura; que son grandes sus responsabilidades, y no siempre entendidas y aceptadas las decisiones que debe tomar; y que en medio de tantas ocasiones gratas, no faltan los ratos de incomprensión y soledad. Pero también tenemos siempre presente que la labor que desarrollamos, especialmente en cargos directivos, debe asumirse como servicio. Ocupar el cargo de Rector de la Javeriana y desempeñar por un periodo determinado las funciones correspondientes, además de ser un inmenso honor y un gran privilegio, constituye una extraordinaria oportunidad de servicio. En particular para los Padres Jesuitas, que son destinados a la Universidad para desarrollar su labor dentro del apostolado educativo de la Compañía de Jesús que no puede entenderse sino como servicio a Dios. Al repasar las sesenta y cinco ediciones de Hoy en la Javeriana que cubren el periodo comprendido entre octubre de 2007 y febrero de 2014, que corresponde al del rectorado que ahora termina, podemos constatar el extraordinario y multifacético dinamismo de la Universidad, así como reconocer muchos de los protagonistas de su desarrollo entre los cuales figuran, por supuesto, tantas personas que desempeñan sus funciones calladamente, casi en forma anónima; y otros que ya no nos acompañan. Ante una visión panorámica como esta, solo nos queda dar gracias a Dios porque bajo su protección la Javeriana ha llegado a ser lo que es y seguirá adelante en su empeño de servir a Colombia; y agradecer también, a todas las personas que tanto hoy como ayer han concurrido con su esfuerzo a la edificación de esta casa que la Sabiduría ha levantado para morar en ella. Desde estas páginas saludamos con entusiasmo al nuevo Rector de la Universidad, el P. Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J., jesuita muy reconocido en el mundo universitario y dotado de maravillosas condiciones personales que son garantía de la buena labor que adelantará en beneficio de la Javeriana y del país 3 edi t or ial Todo ejercicio de un cargo, así sea vitalicio, tiene una connotación temporal porque inexorablemente queda delimitado por la fecha en que se inició la labor correspondiente y aquella en que concluyó; y no importa si entre estas dos fechas son muchos o pocos los años transcurridos: el tiempo pasa, muy rápido a veces, y al final nos queda la impresión de que no fue sino un instante. Esta reflexión se hace especialmente relevante ahora que termina el periodo de un Rector de la Universidad y se inicia el de su sucesor, luego de haberse surtido los trámites estatutarios correspondientes. Es algo normal en el desarrollo de las instituciones. En la época contemporánea de la Javeriana, iniciada en 1930, cuando la Compañía de Jesús decidió restablecer los estudios universitarios en Colombia, catorce jesuitas han ocupado este cargo. No es algo extraordinario, entonces, que llegue el relevo en la dirección de la Universidad. Es un momento importante que nos permite apreciar, por una parte, la continuidad en una obra que tiene raíces hundidas en lo más profundo de la nacionalidad, con huellas inconfundibles en la Historia de Colombia; y por otra, su enorme capacidad de cambio y adaptación a las nuevas circunstancias de un mundo cada vez más agitado en materia de valores culturales. La Javeriana de esta segunda década del siglo XXI no es la misma que aquella surgida hace más de 80 años, -su tamaño y su infraestructura física, por ejemplo, son muy distintos-, y sin embargo, permanece incólume su identidad de Universidad Católica y Pontificia, fundada y regentada en Colombia por la Compañía de Jesús.