PROYECTO DANZANTE Que estamos en una era tecnológica ya nos hemos dado cuenta los que no usábamos más que palos para jugar al bote (Juego rural que consistía en salvar el tipo de un palo arrojado, golpeando, por descuido, el cuerpo de los jugadores, contra el que buscaba hacerse con una lata en campo contrario, en campo defendido por el equipo contrario. Así es como lo recuerdo); jugábamos al bote, ese extraño baile rural, que sonaba a la percusión de la lata alcanzada por las varas de leña. Del bote al Danzante, como de los simios a lo espacial de “2001 Odisea en el Espacio” de KubricK, hemos bailado, y seguimos bailando, pero al margen del peligro de lo inesperado. Lo que era el sonido del arrastrar la lata alcanzada por el palo, el acicate de la lata para el juego, no llegaba a ser música, pero la música buena algo lleva de esa sorpresa que ha perdido la música enlatada, si se me permite la expresión. Danzante es un instrumento musical que navega y tú debes abordarlo. Tiene posiciones gestuales que en su estructura interna se desarrollan dentro de una computadora y una cámara de video llamaba Kinect, y que se dibujan, para explicarlo de alguna manera, como polígonos abiertos al infinito. Ese infinito suena y tocar a danzante se hace bailando. Si no tienes destreza, si no tienes un bagaje musical y si no tienes horas de vuelo, corres el riesgo de ser vapuleado por el público y de encontrarte en vías muertas. Se debe arriesgar pero finamente, porque Danzante es muy delicado e incisivo, como un estilete abrecartas que da paso a las emociones que provoca una misiva. Afortunadamente tiene rutinas de control que, digamos, te dan empujones. Todo preparado para componer improvisando, dejando el resultado en una danza con posturas para la galería y otras efectivas al mismo tiempo. Y con motivos musicales y engranajes armónicos y melódicos de alta música. Quizás Danzante es una musa que pasaba por aquí y se quedo asustaba de lo simplón del panorama y arrojó sus dados para ganar territorio en el corazón de la tecnología del Centro Cultural Medialab-Prado en Madrid donde se desarrolla el proyecto. Esta presentación no estaría completa si no se hablara del espíritu que mueve al colectivo humano que se va formando alrededor de Danzante. Ese leitmotiv es “abrir el círculo”. No tenemos un manifiesto ni denominación como los “ismos” de las vanguardias pero está claro que una filosofía aperturista nos cobija.