NEGOCIOS LATERCERA Domingo 26 de julio de 2015 Un reducido grupo de asesores de la cartera de Rodrigo Valdés tendió nexos con parlamentarios y representantes del sector privado, en búsqueda de consensos técnicos y políticos que cimentarán el próximo pool de cambios a la iniciativa. de Chile (Asech). Las gestiones de Hacienda son apoyadas por el subsecretario del Trabajo, Francisco Javier Díaz, y asesores de su cartera. El lunes pasado, Díaz asistió a una reunión de coordinación en Teatinos 120. La ministra Rincón ha optado porque su cartera se sume a la estrategia de Hacienda. En la recta de las definiciones En Hacienda, altas fuentes reconocen que hoy trabajan en la definición política del marco de cambios que pueden introducirse al diseño original de la reforma. En base a eso y a los insumos técnicos obtenidos del proceso de diálogo, el equipo económico elaborará un set de propuestas que sociabilizará oficialmente en el próximo cónclave. Conscientes de que incluir medidas especiales para la pyme no es suficiente, en el oficialismo admiten que el camino es claro y que buscarán alternativas para perfeccionar vía indicaciones los puntos más conflictivos de la reforma, como es el reemplazo en huelga, la definición de servicios mínimos y la extensión de beneficios (ver cuadro). “Es la prueba de fuego para Valdés. La poca flexibilidad que tuvo Arenas en la reforma tributaria marcó la relación que desde ahí en adelante tuvo con el empresariado (...). Valdés se está jugando su prestigio personal y su capacidad como ministro de Hacienda”, dice un senador de oposición. Desde el empresariado agregan que, esta vez, han visto en la cartera “sensatez”. En La Moneda, en tanto, confirman que autoridades del comité político, como el ministro del Interior, Jorge Burgos, han recalcado el interés de que el proyecto se despache del Congreso con acuerdo. Pero para eso, reconocen en Palacio, primero deberán sortear una nueva valla. Las dos almas Si en la Cámara de Diputados el oficialismo, liderado por el abogado PS Osvaldo Andrade, ex ministro del Trabajo, alentó al Ejecutivo a ir más allá e incorporar materias como la negociación ramal, en el Senado la presión parlamentaria apunta más bien a moderar. Esto, propiciado por el difícil escenario económico, que incluso no descarta una caída del PIB este semestre. Pero también por la sabida postura más conservadora que tienen algunos senadores oficialistas en materia laboral y que están principalmente asentados en la DC, como Andrés Zaldívar, Ignacio y Patricio Walker, y con algunos LOS PRINCIPALES NUDOS DEL DEBATE EL PROYECTO 1 Extensión de beneficios Texto: NICOLLE PEÑA L. matices, el actual presidente del partido, Jorge Pizarro. Las distintas declaraciones y comentarios privados de estos parlamentarios han generado molestia en el PS y el Partido Comunista, donde aseguran que no respaldarán cambios en los ejes de la reforma. Los comunistas adelantaron que comenzarán a trabajar en “contraindicaciones” de los temas que podrían suavizar la reforma en el Senado. El sinceramiento frente a la iniciativa estalló esta semana, de la mano de un documento elaborado por tres ex autoridades DC: René Cortázar, ex ministro del Trabajo de Aylwin; Zarko Luksic, ex subsecretario de la cartera en el gobierno anterior de Bachelet, y Marcelo Albornoz, ex director del Trabajo. El texto, entre otros, propone el reemplazo interno en huelga, extender los beneficios obtenidos en una negociación colectiva a los trabajadores, con el requisito de que paguen el 100% de la cuota sindical, y exigir un nivel de representatividad a los sindicatos para otorgarles la titularidad. La molestia socialista con la DC fue expuesta a Valdés por el senador PS Carlos Montes, durante el almuerzo legislativo del lunes pasado. Al día siguiente fue refrendado por los miembros de las comisiones de Trabajo de ambas cámaras en la cena de la Nueva Mayoría con los ministros Valdés, Rincón y de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre. Los pasos ya comenzaron Miércoles en la tarde, cafetería del Senado. Andrade abre los brazos e inclina la cabeza en señal de reclamo a su interlocutor, el senador RN Andrés Allamand. Este mira a quien está sentado a su lado, el abogado PS Roberto Godoy, ex asesor de Andrade y también de Javiera Blanco. Su nombre es clave: fue uno de los autores de la reforma laboral y sigue ligado ella, aunque emigró a Justicia con la abogada DC. Minutos después, Lobos se suma a la reunión. Como ese, han sido varios los intercambios de ideas entre la oposición y los articuladores oficialistas de un posible acuerdo en las últimas dos semanas. Allamand ha comentado a Valdés y Rincón su disposición para un consenso. Andrade, el senador PPD Ricardo Lagos Weber -gestor del acuerdo tributario- y Montes han asistido a varias sesiones de la Comisión de Trabajo que preside el PS Juan Pablo Letelier. La oposición ha puesto como requisito modificar la extensión de beneficios, los servicios mínimos y 13 2 Reemplazo en huelga 3 Condiciones especiales para pymes 4 Servicios mínimos 5 Adaptabilidad ACOTACIONES PROPUESTAS La legislación actual permite que el empleador extienda los beneficios obtenidos en la negociación colectiva a todos sus trabajadores, sin importar si están o no sindicalizados. La reforma laboral propone que esta situación ocurra sólo si el sindicato lo aprueba y siempre que los trabajadores no afiliados acepten y paguen la totalidad de la cuota sindical. Esta semana, la OIT planteó en el Senado que limitar la extensión de beneficios puede generar prácticas antisindicales cuando el sindicato es poco representativo. En la oposición afirman que esta medida oculta una sindicalización forzosa, ya que al suprimir la existencia de grupos negociadores en empresas sin sindicatos, obliga a los trabajadores a afiliarse para recibir los beneficios de la negociación colectiva. En el sector privado instan a que el proyecto permita al empleador extender los beneficios, aunque los trabajadores deban pagar en vez del 75% -como ocurre hoy- la totalidad de la cuota sindical. Otros postulan que para que el sindicato tenga titularidad y pueda extender los beneficios, presente un grado mínimo de representatividad, como se exige para pactos de adaptabilidad. Hoy, el reemplazo en huelga está permitido siempre que la última oferta de la empresa cumpla con ciertos requisitos. De lo contrario, sólo puede hacerlo a partir del día 15 de iniciada la huelga, pagando 4 UF por trabajador reemplazado. El proyecto de ley en trámite prohíbe el reemplazo en huelga, ya sea con trabajadores internos o externos y lo tipifica como práctica antisindical. Según el sector privado, impedir el reemplazo en huelga podría llevar a algunas empresas a enfrentar situaciones de quiebra. En el gobierno descartan esta posibilidad, argumentando que la existencia de servicios mínimos permitirá a la empresa seguir operando y que este es el principal mecanismo para fortalecer la negociación colectiva. Tal como la Sociedad de Fomento Fabril, los DC René Cortázar, Zarko Luksic y Marcelo Albornoz llamaron a respetar la libertad de organización del proceso productivo, permitiendo la sustitución interna de trabajadores en huelga, cambiar de proveedores de servicios cuando un contratista esté en huelga y avalar el reintegro individual a partir de los 15 días de huelga. Salvo algunas disposiciones sobre la obligatoriedad que tendrán las empresas de entregar periódicamente información financiera a los sindicatos, la reforma no contiene condiciones especiales para las pymes. Según el Código del Trabajo, en una compañía con 50 trabajadores o menos se puede constituir un sindicato con al menos ocho de ellos. El presidente de la Comisión de Trabajo del Senado, Juan Pablo Letelier (PS), se ha mostrado abierto a incorporar normas especiales para estas empresas, ya que “tienen una composición distinta”. La decisión habría sido abordada el lunes en La Moneda, instalándose como una de las primeras materias que será objeto de cambios en agosto. Desde la tramitación en la Cámara de Diputados, varios gremios pyme han presionado para subir el quórum de sindicalización a 25 trabajadores. El gobierno estaría evaluando fijar el mínimo requerido en 15 trabajadores. Otra de las opciones que ha surgido en el debate es limitar la duración de la huelga en las empresas de menor tamaño, por ejemplo, a no más de siete días. La indicación aprobada en la Cámara de Diputados establece que el sindicato debe garantizar el funcionamiento de servicios mínimos -a través de equipos de emergencia- de utilidad pública, que se vinculen con necesidades básicas de la población (tales como vida, salud y otros) y la prevención de daños ambientales o sanitarios. Para ello establece un mecanismo para su determinación. Si bien se trató de una indicación consensuada, tanto en la CUT como en un sector del oficialismo señalan que la definición de servicios mínimos no quedó bien acotada y deja espacio a ambigüedades. En la multisindical aseguran que su amplitud eleva la posibilidad de que el sindicato deba proveer equipos de emergencia, afectando la huelga efectiva. El empresariado quedó más conforme. Una alternativa que analiza el Ejecutivo es presentar una indicación que obligue a empleador y sindicato a definir dichos servicios mínimos 90 días antes del término del contrato colectivo vigente, como requisito ineludible para el inicio de la negociación colectiva. Esto evitaría la judicialización en caso de que no exista acuerdo entre las partes. En todo caso, existen variadas opiniones. En el texto original, uno de los artículos transitorios señalaba que los pactos de adaptabilidad se ampliarían gradualmente. Para aplicarlos, el empleador requeriría de una representatividad del 65% de afiliación sindical al primer año; 55% en el segundo; 40% el tercer año, y 30% en régimen. Esto fue rechazado por la Comisión de Trabajo, quedando un quórum de 30% desde el inicio. La CUT pide que el desarrollo de pactos de adaptabilidad entre trabajadores y empleadores se realice fuera del proceso de negociación colectiva. El planteamiento es respaldado en la Comisión de Trabajo por las senadoras Carolina Goic (DC), Adriana Muñoz (PPD) y por el senador Juan Pablo Letelier (PS). El gobierno repondrá gradualidad para la implementación de estos pactos -a dos años- estableciendo un nuevo porcentaje de representatividad inferior al 65% propuesto inicialmente para el primer año. Valdés habría accedido a situarlos fuera de la negociación colectiva, a cambio de elevar el quórum para la conformación de sindicatos. el reemplazo en huelga. Una de las alternativas en debate es permitir el denominado descuelgue de los trabajadores en una huelga. En cuanto a la titularidad y la extensión de beneficios, las críticas se concentran en la “poca democracia” que habría en empresas que tienen un sindicato poco representativo, si es que se prohíben las negociaciones individuales y la extensión de beneficios a quienes no estén en el sindicato. También, e incluso desde el oficialismo, han pedido al Ejecutivo restablecer el concepto de huelga pací- fica que se eliminó en la Cámara de Diputados. Esto fija sanciones que desincentivan hechos de violencia como las de esta semana en el paro de los contratistas de Codelco. Otra idea en análisis es resguardar a la pyme y se evalúa elevar el quórum para constituir sindicatos, de ocho a 15 trabajadores. Esto, confirman fuentes de gobierno, a cambio de que los pactos de adaptabilidad no se desarrollen en la negociación colectiva. Valdés estaría dispuesto, reconocen en la Nueva Mayoría. En el PS podrían conceder otra de- manda empresarial si se retoma la idea de indexar al piso mínimo de la negociación la variable de inflación, así como a evaluar el establecer períodos por sector en los que no se puede negociar colectivamente. Esta semana, los senadores socialistas pidieron asesoría al abogado José Luis Ugarte y la DC sigue con Cortázar, Luksic y Albornoz. En la UDI y RN trabajan con Marcelo Soto, ex subsecretario del Trabajo del gobierno de Piñera; Sergio Morales, experto de LyD, y un asesor de la Fundación Jaime Guzmán. N