una reflexión sobre la transferencia y su interpretación en

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UNA RELEXIÓN SOBRE LA TRANSFERENCIA Y SU INTERPRETACIÓN EN
PSICOANÁLISIS CON ADOLESCENTES
Teresa Olmos de Paz
Consideraciones generales
La práctica psicoanalítica es siempre teórico-clínica y las propuestas técnicas son
solidarias con la comprensión metapsicológica” (Olmos T., 2001)
El trabajo analítico con adolescentes tiene por objetivo permitir al sujeto abandonar el yo
idealizado y narcisista en beneficio de los ideales futuros que el adolescente deberá
investir. Ese fenómeno de desidealización es la condición determinante en la
estructuración psíquica y en su re-estructuración en la adolescencia.
El trabajo psíquico del adolescente, implica la desidealización del tiempo infantil y la
experiencia de una crisis de identidad producto de la re-construcción de identificaciones
con los otros idealizados de la infancia y una re-estructuración de los ideales del yo.
Se trata de una mudanza, las viejas identificaciones caen, aunque aquellas
identificaciones que estructuraron al yo permanecen como anclaje estructural, condición
fundamental, para afrontar los procesos de cambio y la re-estructuración de nuevas
identificaciones.
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El proceso analítico que involucra una historia personal, implica una historización
simbolizante y pone en marcha un trabajo psíquico de re-interpretación abierto. La
simbolización que deviene en el proceso analítico a partir del movimiento que se da entre
analista y analizando y que se concreta en la interpretación, es re-simbolización, sobre la
base de simbolizaciones anteriores.
El análisis es una cuestión de dos participantes comprometidos en una tarea y ésta es
posible cuando el analizando y el analista pueden hallar placer en esa nueva creación
compartida que es la experiencia analítica. Creación por el analizando de una nueva
versión de su historia; creación por el analista que se descubre construyendo con otro
algo nuevo, y creación por ambos de una historia transferencial. (Aulagnier P., 1979)
Ahora bien, la interpretación de la transferencia, y específicamente de la transferencia
negativa en análisis con adolescentes, nos lleva a repensar el método en ciertos puntos,
sobre todo en los primeros tiempos del tratamiento. Extensión temporal que puede variar
ampliamente en diferentes procesos analíticos.
La cuestión esencial consiste en crear un espacio con el adolescente que invite al
desarrollo de la neurosis de transferencia, para que la situación analítica se instale.
Situación analítica entendida como el conjunto de los elementos comprendidos en la
relación, en cuyo seno se desarrolla en el tiempo un proceso que tiene por nudos la
transferencia y la contratransferencia gracias al establecimiento y a la delimitación del
encuadre analítico. (Bleger J.,1967). Encuadre que no es algo dado, sino que se
construye entre paciente y analista.
No todos los pacientes ni los adolescentes juegan el juego de la regla fundamental; y aquí
el método que afirma la validez de la teoría general, marca al mismo tiempo sus límites y
obliga a una revisión.
En análisis con adolescentes, nos enfrentamos a estados mentales en plena
reestructuración o en muchos casos en situaciones de desestructuración, que limitan
nuestra tarea interpretativa sobre todo en los primeros tiempos del tratamiento.
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En esos tiempos, lo que muestra el adolescente , es una falta de articulación de las
relaciones internas de simbolización y nuestro trabajo consiste fundamentalmente en una
tarea de ligazón y de producción de mediaciones simbólicas, que favorezca el trabajo de
simbolización. Nuestras intervenciones se realizan dentro de la transferencia, apuntando a
diferentes funcionamientos psíquicos; hasta la creación de un espacio, lugar de desarrollo
y resolución de la neurosis de transferencia.
En la neurosis de transferencia la proyección no es excesiva. Los objetos están más
discriminados, lo cual facilita la re-introyección. La distorsión del sentido de realidad no es
tan intenso como en la dependencia confusional, característica del funcionamiento
psíquico en identificación proyectiva.
Es por ello que la función de revêrie del analista, que implica en el vínculo, un trabajo
psíquico de transformación de las identificaciones proyectivas del paciente, es esencial en
el trabajo con adolescentes que se caracterizan por ese modo de funcionar, como
consecuencia de la invasión pulsional resultado de la metamorfosis de la pubertad.
Interpretando inmediatamente la transferencia, en el “aquí y ahora”, el psicoanalista
excluiría el flujo de pensamiento esencial al proceso de la asociación libre, espacio
fundamental a construir en el análisis con adolescentes.
En este sentido a veces olvidamos algo fundamental, que aunque planteado por Freud en
1900, tiene, en mi criterio, una total vigencia. Decía Freud: “…la representación
inconsciente como tal es del todo capaz de ingresar en el preconsciente y que solo puede
exteriorizar ahí un efecto; si entra en conexión con una representación inofensiva que ya
pertenezca al preconsciente, transfiriéndole su intensidad y dejándose encubrir por ella.
Éste es el hecho de la transferencia”. (Freud S., 1900-1901)
Sabemos que en escritos posteriores Freud utilizó esta misma palabra transferencia (
Übertragung), para describir un proceso psíquico distinto, aunque conexo, descubierto por
él en el transcurso de los tratamientos psicoanalíticos: el proceso de transferir a un objeto
contemporáneo, sentimientos que el individuo aplicó originalmente y continúa haciéndolo
en forma inconsciente, a un objeto infantil.
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Pero también nos dijo Freud en ese mismo trabajo que “la transferencia puede dejar
intacta esa representación, oriunda del preconsciente, la cual alcanza así una intensidad
inmerecidamente grande, o imponerle una modificación por obra del contenido de la
representación que se le transfiere”. (Freud S.,1900-1905)
Volviendo al analista de adolescentes, éste es soporte de proyecciones e intenta redefinir
las imagos y las identificaciones.La metabolización de los movimientos transferenciales
vinculares, que involucra una mejor elaboración de la invasión pulsional y de las angustias
primarias en juego,
trae como consecuencia una disminución en el adolescente del
funcionamiento psíquico en identificación proyectiva, por ende una mayor posibilidad de
simbolización. Al tiempo que permite la progresiva instauración de un espacio analítico,
donde se puede manifestar la regresión posibilitadora del trabajo transferencial.
La proyección y desplazamiento de los objetos primarios sobre la figura del analista,
acompañados de sentimientos de amor y de odio, como asimismo de identificaciones
positivas y negativas. Momentos en que asistimos al despliegue de la fantasmática
edípica, cosa que podrá apreciarse luego en una viñeta clínica.
TRANSFERENCIA E INTERPRETACIÓN
La transferencia
La transferencia es inconsciente. El paciente repite en la transferencia una matriz
simbólica, en función de la cual se organizan los diferentes momentos de su historia.
La transferencia es repetición, pero también es posibilidad y búsqueda, es posibilidad de
apertura al futuro. “La repetición adquiere nuevas características en el vínculo con el
objeto nuevo, el analista. La regresión es también posibilidad en la búsqueda del cambio,
ayudamos al paciente a descubrir lo que no sabe, y éste va encontrando y descubriendo
un sentido, a lo que nunca tuvo para él”. (Paz C.,y Olmos T.,1992)
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En este último aspecto, la interpretación permite una producción de sentidos que vinculan
al presente con el pasado perdido. La interpretación como creación de sentidos, es un
proceso abierto a la autosimbolización, en la que se pone en evidencia la lógica del aprèscoup, en correspondencia con una causalidad no lineal sino retroactiva que articula
historia y estructura, el tiempo de la percepción y el tiempo de la simbolización.
Es aquí, donde la simbolización que deviene en el proceso, a partir del movimiento que se
da entre analista y analizando y que se concreta en la interpretación, es re-simbolización,
sobre la base de simbolizaciones anteriores.
A la manera de síntesis, recordemos lo que Sigmund Freud sostuvo en relación a la
transferencia. La definió como ”falso enlace”, resto diurno, síntoma, resistencia, obstáculo
en la cura. En cuanto a la neurosis de transferencia, que representa una concepción de la
cura, la concibió: 1) como la adquisición de un nuevo sentido para los síntomas, ahora en
relación con el analista. 2) El paciente reemplaza al pasado, lo actualiza. 3) Las
características de la transferencia se deben a la estructura neurótica del paciente, pero la
neurosis de transferencia es una “creación artificial”. 4) Ella puede constituir una
resistencia, especialmente si es muy intensa. El “amor de transferencia” constituiría la
confirmación de este punto de vista.5) La neurosis curaría al resolverse la neurosis
transferencial. 6) Algunos puntos fueron relativizados por Freud en sus últimas obras.
En el giro de 1920, caracteriza a la transferencia como unida al Complejo de Edipo, y
también nos previno, poniendo en primer lugar los inconvenientes y las resistencias de la
neurosis de transferencia.Si bien seguirá siendo el terreno en el que se desenvuelve el
proceso analítico.
Freud, al destacar en ese momento su nuevo descubrimiento sobre la compulsión de
repetición, señala el peligro que se corre si se deja desarrollar la compulsión. Y nos dijo:
“que el analista deberá esforzarse en limitar lo más posible el dominio de esta neurosis de
transferencia, de empujar el mayor contenido posible en la vía de la rememoración y de
abandonar lo menos posible a la repetición”. (Freud S.,1920)
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Muchos analistas, a partir de Freud, han aportado precisiones y modificaciones que han
enriquecido la noción de neurosis de transferencia. (Glover E.,1955, Viderman S.,19701979, Blum H.,1971, Neyraut M.,1980, Bonnet G.,1991).
Otros psicoanalistas, con sus nuevas aportaciones sobre la transferencia, pareciera que
dejaron de lado este concepto tan freudiano, para ser reemplazado más por la noción de
proceso analítico.
La interpretación
En la actualidad, la mayoría de los analistas siguen considerando a la interpretación su
instrumento esencial de trabajo, si bien no hay un criterio unívoco acerca de qué es una
interpretación. Otros analistas, ponen el acento en la construcción como elemento
predominante en el desarrollo de la cura.
Pienso que la construcción, a diferencia de la interpretación, es una intervención ligadora
de elementos faltantes que favorece el trabajo de simbolización. Es una tarea necesaria
para promover el proceso, ya que la construcción opera como intervención simbolizante al
proponer un enlace faltante; ya sea de la historia del paciente o de la historia del proceso
analítico.
Con el adolescente vamos ligando diferentes jirones del discurso en un trabajo que
favorece las asociaciones en él; ya que durante tiempo por su propio estado mental,
muestra confusión y desarticulación de su pensamiento.
La interpretación, y yo hablaría más bien de proceso interpretativo, constituye la esencia
del quehacer analítico y permite la elaboración de lo inconsciente en el preconsciente y en
el yo, y es un modo de otorgar otro sentido.
El proceso interpretativo favorece la movilización de la neurosis de transferencia y la
modificación de los afectos y fantasías del paciente.
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La interpretación es una hipótesis a ser confirmada por las asociaciones del paciente. Ella
implica la revelación de un sentido inconsciente, produce ganancia de sentido y realiza
una desconstrucción del sentido manifiesto, incluyendo eslabones ausentes que,
provenientes del inconsciente se estructuran en una significación nueva.
Es decir, la interpretación es ante todo una desconstrucción, o como bien dice Laplanche,
“un desligamiento”. Hay que destejer para que se teja una nueva trama, nuevos nexos, en
la medida que las cosas se piensan desde otro lugar. Se crean nuevos nexos, todo circula
de otro modo, se “forma un sentido ausente”. (Green A.,1975)
Por lo tanto, si bien la interpretación tiene un lado metabolizante por la traducción en
palabras que realiza, tiene fundamentalmente un aspecto desligante. Por todo ello pienso
que, la interpretación del contenido de la fantasía inconsciente, como de las fantasías
inconscientes transferenciales, positivas y negativas, solo es posible cuando el analizando
trabaja sobre su inconsciente desde el proceso secundario, por ende me parece
importante circunscribir la interpretación propiamente dicha a los momentos del proceso
en que opera predominantemente la represión.
La cuestión de la analizabilidad en la adolescencia, implica considerar al adolescente
como un sujeto en plena re-estructuración. Re-estructuración que involucra la
reorganización narcisista; momento en que se ponen en juego situaciones psíquicas que
están más acá de la “neurosis infantil”. En el análisis con ellos, cuando las angustias de
castración, de separación, de intrusión, son más alarma que “señal”, lo que se torna
necesario son nuestras intervenciones, al servicio de la mediación simbolizante, más que
una interpretación en sentido estricto.
También realizamos otro tipo de intervenciones, llamadas interpretaciones por diferentes
autores que han ido más allá de lo postulado por Freud.
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Por ejemplo, D. Winnicott sostuvo que: “La palabra interpretación sobre-entiende que
utilicemos palabras, a esto hay que añadir otro sobre-entendido, a saber que el material
que nos proporciona el paciente se verbalice”. (Winnicott D.,1968). También dijo que el
sentimiento del analista de que ha habido una comunicación y que hay que reconocerla
tendría que ser el motor de la interpretación. Por ello, Winnicott da prioridad al hecho de
“devolver al paciente lo mismo que nos ha comunicado”.
Este tipo de intervención es útil con los adolescentes, porque por una parte liga los jirones
del discurso, al tiempo que favorece la discriminación y prepara el terreno de la
transferencia.
Por ejemplo un joven de 19 años dice al comienzo de una sesión:” He tenido un sueño
que no me acuerdo pero sé que he soñado y viniendo para aquí he empezado a
marearme y estoy muy asustado y confundido”. En realidad estaba paralizado de
angustia. Yo podía sospechar que alguna representación inconsciente que el paciente
tiene de su analista ha entrado en conexión con alguna representación que el paciente
tiene de un objeto primordial, al marearse y confundirse viniendo a la sesión. Pero le
devolví lo que me comunicó, y en ese intercambio, pudo recordar luego que, “en el sueño
el padre se moría”. Se va preparando así el terreno de la transferencia.
Otro adolescente de 18 años, con una organización narcisista precaria, un día llega a la
sesión y expresa: “Quiero cambiar mi habitación pero el obstáculo es mi madre que no
quiere. He tenido un sueño, estaba con una amiga y también estaban mis amigos,
preparaba mi casa porque estaba solo sin mis padres. Quería enrollarme con Nuria (una
amiga) pero de repente me sentía mal, muy culpable y no llegaba a hacer nada”. Asoció el
fin de semana en compañía de sus padres y luego dijo: “empecé a sentir un sentimiento
extraño, me mareé y me asusté, me miré al espejo y veía de lejos a esa persona (la del
espejo) y a la tarde no sabía quien era”.
Aquí podemos observar niveles de simbolización diferentes en psiquismo del paciente.Por
una parte, como muestra el sueño, el conflicto entre sus deseos sexuales y los
sentimientos de culpa ante los objetos parentales. Por otra parte, se aprecia su grado de
confusión.
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Mi interpretación estuvo relacionada a estos diferentes niveles y sus dificultades en el
proceso
de
separarse,
también
los
sentimientos
que
se
despertaban
en
él
confundiéndose.
Esta interpretación, tiene que ver en mi criterio con lo que J. Bleger denominó
“interpretación clivada”, en donde mostramos al paciente su relación consigo mismo en
sus diferentes niveles intrapsíquicos, o cómo repercuten en él determinadas situaciones.
Aquí el analista al quedar fuera como persona discriminada, favorece la disminución de la
proyección al tiempo que se realiza en la situación presente. Hay un uso de la
interpretación en la transferencia, pero, no se realiza una interpretación de la
transferencia. De esta manera se favorece, en un paciente con tanta confusión, la
dimensión de la alteridad interior, que es lo que permite la instauración de la alteridad en
la transferencia. (Laplanche J.,1992)
Vamos creando las posibilidades y el que discrimina es el yo del paciente. Este tipo de
actividad interpretativa es un eje central en el análisis con adolescentes, va a permitir en
el tiempo la instalación de un espacio analítico y el despliegue de la neurosis de
transferencia.
Con una última viñeta clínica, voy a mostrar la instalación y el despliegue de la neurosis
transferencia, en un adolescente de 18 años. Lugar en donde se realizan las
interpretaciones de la transferencia propiamente dichas, tanto de los aspectos positivos,
como de los aspectos negativos. Estos últimos requieren de su interpretación, en la
medida que producen obstáculo en el desarrollo, en la manifestación de la compulsión de
repetición. También su no interpretación, favorece la instalación de la transferencia
idealizada.
Asimismo, pienso que la interpretación actúa con mayor eficacia si se apoya en la
transferencia cuando la represión y la resistencia no paralizan demasiado al paciente.
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Una viñeta clínica
Cristóbal acudía a las sesiones puntualmente y no paraba de hablar, parecía “una
máquina de emitir palabras”. Yo me sentía inundada de información y tenía la impresión
que Cristóbal no entraba en contacto ni conmigo ni con él mismo. En sus fantasías él
sentía que yo “le infundía ciencia y conocimientos”
Las interpretaciones en este momento, después de mostrar reiteradamente el paciente
este funcionamiento, eran de este tipo: “Tú me inundas con una invasión de palabras al
tiempo que quisieras tomar muchas cosas de mí, pero el problema está en que yo no
puedo darte al ser invadida por ti, y tú no puedes tomar de mí ni escucharme”. Pienso
aquí que es importante devolverle algo a Cristóbal para ayudarlo a discriminar, porque si
no, existe el riesgo de quedar transformados en un objeto que solo sirve para depositar,
una especie de “analista toilet”.
Esto no implica negar la necesidad por parte del analista de aceptar y tolerar esa función
indispensable en estos niveles. Al enfatizarle la invasión, se le estaba interpretando la
evacuación, ayudándolo a tomar más consciencia de ello.
La metabolización de estos movimientos transferenciales vinculares, trae como
consecuencia una disminución del funcionamiento en identificación proyectiva, como he
señalado antes, al tiempo que permite la progresiva instauración de un espacio analítico.
También de manera permanente se mostraba enojado y no podía escucharme. A partir de
una palabra mía, él se adelantaba y me interrumpía. Por una parte, yo lo sentía como un
niño enfadado, y en otros momentos me preguntaba a qué venía el paciente. ¿solo a
descargarse con las palabras?
Yo solía intervenir con este estilo: “a pesar de lo que tú dices, hoy has venido y estás
aquí; podríamos intentar pensar porqué estás tan enfadado y con quien?”
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Al comenzar el segundo año de análisis a su regreso de las vacaciones de verano, luego
de expresar que me había echado de menos y que se había sentido perdido, pasó a
quejarse diciendo: “tú me chupas la pasta (dinero), esto es muy caro y realmente siento
que tú me chupas la pasta para comprarte cosas, para comprarte cuadros”.
Le interpreté: “Parece que tú sientes que hoy estoy hambrienta de tu pasta, que dependo
de ti para comprarme cosas, quizás para evitar sentirte hambriento de mí, que te dejé
todo este tiempo de vacaciones”… Luego de un largo silencio, Cristóbal recordó que su
padre le contó este verano que en la época de las papillas lloraba todo el tiempo, “lloraba
de hambre, desesperado, porque no me alimentaban”, expresó, al tiempo que se movía
reiteradamente en el diván mostrándose muy angustiado. Luego dijo: “tengo ganas de
explotar” e irrumpió en un llanto desesperado por primera vez en su análisis.
Le señalé su deseo de ser alimentado por mis palabras, ante lo cual el paciente dijo,
”siempre me he sentido solo y rebajado” y continuó llorando en silencio hasta el final de la
sesión.
Una sesión realizada un año después, creo que nos permitirá ver la neurosis
transferencial instalada y expresada en un sueño de sesión que, junto a otro sueño traído
a la misma sesión, creo que reflejan la situación alcanzada y su manejo interpretativo.
Dijo Cristóbal: “Te voy a contar un sueño que es complicadísimo o es complicado para mí.
Soñé con un Mercedes Benz del novio de una amiga de maría. Me ha dejado a mí el
coche, lo aparco en medio de una avenida, en esos jardincitos del medio. Aparco allí y
estoy descalzo cuando salgo. Tengo imágenes deslavazadas; otra imagen es que cojo un
camión muy grande y me sentía inseguro, no sabía conducirlo bien y daba un poco
marcha atrás y por suerte no me caía. Los dos camiones vamos por una carretera, casi
invadiendo el otro carril. Yo me adelanto, como haciendo carreritas, como paralelo al otro
camión enorme y me sentía muy inseguro con un camión tan grande en mis manos.
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Y tuve otro sueño, soñé contigo. Estábamos aquí en esta habitación y no sé cómo, en vez
de sentarte en el sillón, te sientas aquí en el diván…al final atacábamos, pero yo sin hacer
nada, disfrutando muchísimo. Tú hacías todo y eras más joven de lo que eres ahora, no
llegas a estar desnuda…cuando empezábamos a acariciarnos y cosas de esas. Había un
armario, entran cuatro o cinco personas a cambiarse dentro del armario; tú o no sé quien,
cierra la puerta sin pasar pestillo, por si acaso viniera tu marido. Bueno nos interrumpen
los tíos esos que entran al armario a cambiarse”.
Después de escuchar sus asociaciones, mi interpretación incluyó las diferentes fantasías
edípicas en él dramatizadas (seducción materna, irrupción de los hermanos rivales).
También se ponía en evidencia la rivalidad edípica y su evidente angustia de castración.
Luego de escucharme y permanecer en silencio, Cristóbal expresó: “ Siempre me he
sentido un niño pequeño. Me he quedado pensando que en el sueño en que acabo
haciendo el amor contigo se corta, no sé si es una especie de censura…Juntando lo que
me has dicho, yo siento que vivo adentro de mi madre, por eso no me puedo ver hacia
adentro y no puedo mirar hacia afuera. Si yo me hago historia y me veo qué he hecho
todos estos años, me veo embarrancado. Y ahora sí, yo soy consciente un poco más de
que puedo arrancar. El camino de arrancar es analizarme y encontrar mis mecanismos y
no que el problema del momento me lo soluciones tú”.
Conclusiones
Creo que el trabajo reiterado en diferentes niveles del funcionamiento del adolescente,
permite la creación de un espacio analítico, lugar de desarrollo y “resolución” de la
neurosis de transferencia, tanto en sus aspectos positivos como negativos. Espacio en
que se reorganiza el campo de la significación y se realiza un trabajo de reelaboración,
que produce un desplazamiento representacional y afectivo, con el establecimiento de
nuevos nexos y de investidura de nuevos objetos.
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La interpretación de la transferencia negativa favorece el desarrollo del proceso al
producir una disminución de la compulsión de repetición. Su no interpretación, puede
favorecer por una parte la instalación de una transferencia idealizada, permaneciendo los
aspectos negativos, disociados o actuados en el afuera de la relación. Por otra parte,
puede culminar en actuaciones permanentes y sobre todo el peligro mayor sería la
instalación de una reacción terapeútica negativa.
Neurosis de transferencia y su correspondiente la contratransferencia, ambas ejercen el
hilo conductor a partir del cual, la interpretación, la interpretación de la transferencia, tanto
positiva como negativa, y la construcción, son instrumentos que se articulan. Y en nuestra
escucha, será una cuestión de criterio clínico la que nos lleve a realizar una interpretación
de la transferencia, una “interpretación clivada” o una construcción en ese momento del
proceso psicoanalítico.
Teresa Olmos de Paz
Miembro con función didáctica de la Asociación Psicoanalítica de Madrid.
E-
mail: teresaolmos@telefonica.net
Bogotá, Septiembre del 2010
Resúmen: En este trabajo se sostiene que en psicoanálisis con adolescentes, por las
características de su “estado mental”, el método debería ser reformulado en algunos
puntos, sobre todo en los comienzos del tratamiento. El trabajo reiterado en diferentes
niveles del funcionamiento psíquico del adolescente, permite la creación de un espacio
analítico en que en el tiempo, se desarrolla y evoluciona la neurosis de transferencia,
permitiendo su interpretación tanto en los aspectos positivos como negativos. Una viñeta
clínica muestra la instalación y el despliegue de la neurosis de transferencia en un
adolescente.
Descriptores: Transferencia, interpretación, mediaciones simbólicas.
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