REPORTAJE La ruta de la Reconquista COVADONGA DE COVADONGA A GRANADA En tierras bravas Con mi nueva compañera de viaje, ‘Galita’, decidí visitar las tierras donde se disputaron las batallas más importantes de la Reconquista, de Covadonga a Granada. Un viaje en el tiempo, con el objetivo de localizar los campos de batalla de algunos de los más importantes enfrentamientos que a lo largo de ocho siglos concluyeron con la expulsión de los árabes de la Península. GRANADA FERNANDO ‘RETOR’ F. RETORTILLO M i primera etapa, lógicamente, fue Covadonga. Intentaría pisar la misma tierra que fue pisoteada por las tropas de Don Pelayo, donde la infantería y sus caballos y las tropas de a pie lucharon contra la invasión infiel. Intentaría llegar hasta el lugar exacto donde la leyenda o la historia dice que Don Pelayo, apoyado por 300 valientes, fueron capaces de repeler el ataque de 20.000 soldados musulmanes obligándoles a la retirada. Le pido a la Santina que me dé fuerzas para acometer los nuevos proyectos junto a mi nueva compañera de fatigas, la Rieju Marathon Pro 125, Galita para los amigos, que espera impaciente al pie de las escaleras del santuario. Con las bendiciones de la Señora en el depósito, arrancamos La Ruta de la Reconquista. Covadonga Pocas batallas en nuestra historia militar se han convertido en leyenda, a partir de tan poco, además la evidencia histórica indica que la batalla de Covadonga no pasó de una escaramuza. En el año 722, los musulmanes dominaban prácticamente toda la Península, a excepción del territorio astur. Cuatro años antes, los dirigentes astures, bajo el liderazgo de Pelayo, tomaron la decisión de rebelarse, negándose a pagar los impuestos exigidos a los dirigentes musulmanes. El Emir envió un cuerpo expedicionario para aplacar a los rebeldes. Pelayo se preparó para la defensa. Sus fuerzas no superarían, los 300 soldados. Las tropas musulmanas se adentraron en el valle que conducía a Cangas de Onís, probablemente en un número cercano a los 20.000 combatientes. Los hombres de Pelayo comenzaron a arrojarles piedras y flechas desde su posición dominante. Pronto el camino quedó bloqueado y los soldados musulmanes eran incapaces de desplegarse. Las bajas musulmanas fueron muy numerosas. Lo cierto de esta historia es que supuso la primera victoria de un grupo armado rebelde contra la dominación musulmana en la Península ibérica. Comenzaba la Reconquista. Descenso lento, tranquilo, embutido entre un convoy de turismos hasta Cangas de Onís. La caravana se deshace cuando tomo la N-625. Y es a partir de aquí cuando me sobreviene una erección interminable, que dura hasta Velilla del Río Carrión. La memoria es cómoda, selectiva y olvidadiza, aun así, me atrevo a aseverar que los trazados idíli- 110 111 REPORTAJE El califa Yussuf cruzó este desfiladero, Despeñaperros, donde tendría lugar la batalla de las Navas de Tolosa. Estamos en Covadonga, inicio del viaje. Me encomiendo a La Santina, la virgen del lugar. Éste es el puente medieval de Simancas, sobre el río Pisuerga; por aquí pasaba la calzada romana. ‘Galita’ posando frente al puente romano y la cruz de la victoria en Cangas de Onís. Estamos en Frómista. En la imagen, la iglesia de San Martín. En este viaje hay monumentos de visita imprescindible como la basílica de Covadonga, el castillo de Simancas, la iglesia de San Martín de Tours o la Alhambra cos, casi oníricos, del desfiladero de Los Beyos, el puerto del Pontón (1.311m) y el descenso hasta Velilla, puede ser uno de los días que más he disfrutado encima de una moto en toda mi vida. En Riaño, la parada, obligatoriamente, debe ser larga para mí. Es un lugar con maravillosos recuerdos de una etapa de mi vida fantástica, la época montañera que duró hasta que la rodilla dijo basta. Dejo Riaño atrás, en Boca de Huérgano giro a la derecha dirección a las localidades mineras del norte de Palencia, Velilla y Guardo. ¿Se puede disfrutar con una 125? Rotundamente SÍ. ¿El secreto?, intentar conservar la velocidad crucero en recta en los tramos con curvas, la diversión está asegurada. Mucha gente me pregunta por la velocidad que mantengo en ruta y siempre contesto lo mismo: “Cuando no tengo prisa, a 95, y cuando tengo prisa, 95”. Simancas Llegar a Simancas es llegar a casa. Vivo a escasos 10 minutos de aquí. Inevitablemente mi casa es la salida de cada una de mis rutas, pero en esta ocasión, forma parte del viaje, de la historia que sobre Galita intento descubrir, y eso lo hace muy especial para mí. Sentado sobre un fardo de paja, con la vista fijada en el skyline de la histórica ciudad de Simancas, en la provincia de Valladolid, me viene una re112 flexión a la mente. Es probable que la historia de mi familia, mi apellido, Retortillo, esté estrechamente ligada a la Reconquista. Retortillo es un pueblecito a 4 km de Reinosa (Cantabria). Si atamos cabos, es posible que provenga de alguno de aquellos colonos cántabros, durante la repoblación del Duero, que trajeran consigo el nombre de su pueblo de origen convirtiéndolo en apellido toponímico, tan habitual entre los apellidos españoles. No sé si es cierta mi reflexión, pero me gusta creer que fue así. Algún día lo investigaré. La manera fácil de llegar a Simancas desde el norte es por la A-62, pero no me agrada circular por autovías, conociendo bien la zona me apetece más llegar por la carretera que une la rotonda principal de la entrada a la concentración de Pingüinos con Simancas. Transcurre entre un denso pinar, abriéndose poco antes de llegar al puente medieval, heredero del que sirvió como paso de la antigua calzada romana. El 1 de agosto de 939 tuvo lugar la batalla de Simancas entre tropas cristianas lideradas por el rey de León Ramiro II y los musulmanes del califa de Córdoba Abderramán III. La batalla de Simancas es fundamental en la Reconquista, sirvió como propaganda de la fe católica en la Península y fuera de ella. Simancas es la primera gran victoria cristiana sobre los musulmanes que está perfectamente documentada por fuentes de ambos bandos. Se da por buena la cifra de 100.000 hombres como tamaño del ejército de Abderramán. Ramiro se la jugaba en Simancas, allí acumuló casi todos los efectivos disponibles en espera de la llegada de los musulmanes. 1 de agosto, comienza la batalla, duró cinco días. El califa tomó la iniciativa y lanzó un ataque masivo. El 6 de agosto, después de que las tropas cristianas hubieran sufrido muchas bajas, la ciudad permanecía intacta. Abderramán se desesperó ante la impotencia de su ejército ante las murallas, sus bajas también eran enormes. El califa decidió levantar el campamento y retirarse a tiempo volviendo a Córdoba. Esta victoria animó a continuar con las acciones contra los musulmanes. Seguirían años de esplendor para la Reconquista. Alarcos Lo que en aquellos tiempos suponían décadas para avanzar unos pocos kilómetros, hoy en día, en escasas horas, se cruza toda Castilla. La Rieju y yo nos estamos conociendo, llevamos pocas horas juntos, hasta que cojamos confianza respetaré escrupulosamente su rodaje. Los primeros 500 km dejo que me lleve a no más de 75 km/h. La temperatura es muy alta y la velocidad, tan baja en estos primeros pasos del rodaje, que casi no somos capaces de mover el aire y el calor llega a aplanar provocándome sueño, un estado peligroso de somnolencia. Necesito parar. De Ávila salgo por la nacional 403. Lo primero que me encuentro es el puerto de la Paramera (1.416 m). El Barraco, El Tiemblo, San Martín de Valdeiglesias, Escalona y Maqueda se adelantan a Torrijos en el orden de aparición, como si del reparto de una peli se tratara. Bajo la autonómica CM403. Maravillado observo el inmenso y africano paisaje de nuestro particular Serengeti, el Parque Nacional de Cabañeros. La carretera copia la orilla del embalse de Torre de Abraham. La baja velocidad de rodaje, que me obsequia con el regalo de poder disfrutar de lo que hay más allá de la cuneta, me permite también la licencia de divertirme en una zona de curvas cerradas. A 6 kilómetros al suroeste de Ciudad Real, entre el castillo inacabado de Alarcos y la localidad de Poblete, se sitúa el campo donde se partieron la cara cristianos y musulmanes en la llamada batalla de Alarcos. Éste es el lugar exacto donde se libró la batalla de Simancas. En Simancas se libró la batalla entre las tropas cristianas del rey León Ramiro II y los musulmanes del califa de Córdoba Abderramán III En julio de 1195, el califa Yussuf partió de Córdoba cruzando Despeñaperros, Alfonso VIII se apresuró a reunir todas las tropas posibles y marchar hacia Alarcos. El monarca castellano consiguió atraerse la ayuda de los reyes de León, Navarra y Aragón, puesto que el poderío almohade amenazaba a todos por igual. Alfonso VIII, impaciente por presentar batalla, no esperó los refuerzos leoneses y navarros que estaban de camino. Al amanecer, el rey castellano quedó sorprendido al ver la magnitud del ejército almohade, las tropas cristianas no superaban los 10.000-12.000 hombres. A pesar de la inferioridad numérica, ordenó el ataque de su caballería pesada. La victoria se decantaba del lado musulmán. Las tropas castellanas agotadas y desordenadas, en un número de 5.000, tuvieron que refugiarse en el inacabado castillo de Alarcos, rindiéndose poco después. El ejército castellano resultó destruido casi por completo, las pérdidas en el bando contrario también resultaron muy elevadas. Navas de Tolosa CM4111. Esta combinación de letras y números no la olvidaré jamás, literalmente una travesía en el desierto. Carretera solitaria, asiento de enduro, horas centrales del día con temperaturas ron113 REPORTAJE En el museo de la batalla de las Navas de Tolosa. manes muertos, a cambio de escasísimas bajas entre los cruzados. Como consecuencia de esta batalla, el poder musulmán en la Península ibérica comenzó su declive definitivo. Mi intención era llegar antes del anochecer a Granada, pero no contaba con que a esta latitud el sol se pira a sobar más pronto que en Valladolid. Me resigno a mi suerte, llegaré muy tarde y me levantaré muy pronto, es decir, no dormiré un carajo. Como siempre. Dirección Guadix, en Jódar cae la noche. A partir de aquí, la oscuridad. Granada Viajar de Covadonga a Córdoba en una 125 cc es posible; hay que tener paciencia y evitar las autovías y autopistas dando los 40 grados, siguiente fase del rodaje sin pasar de 80 km/h. Todo este potaje junto se convierte en una voluntaria tortura. Las mismas letras y números me llevan hasta la A-4, a la altura de Almuradiel. Evito rápidamente la autovía y cojo la antigua nacional que atravesaba Despeñaperros. Disfruto de la soledad de ésta, hasta hace poco, concurrida carretera. Paro en Santa Elena. Este tranquilo pueblecito, situado en la boca sur del desfiladero de Despeñaperros, y sus gentes fueron testigos de una de las batallas más conocidas de nuestra historia, la batalla de Las Navas de Tolosa. En 1211, Alfonso VIII, rey de Castilla, buscaba el desquite de la grave derrota de Alarcos. Se calcula que el ejército cristiano podía alcanzar los 90.000 efectivos, las fuerzas musulmanas sumaban los 120.000 hombres. El 16 de julio, ambos ejércitos estaban formados frente a frente, dispuestos para la batalla. Alfonso VIII dio la orden de ataque. El encontronazo fue devastador. Después de varios ataques, las líneas musulmanas comenzaron a desorganizarse, cuando parecía que la caballería almohade reaccionaba, el rey Alfonso, con tropas de reserva, se incorporó a la lucha en el momento justo. La carnicería en aquella colina fue brutal. Las bajas musulmanas fueron enormes, las crónicas hablan de más de 60.000 musul- En junio de 1490, el último reducto de importancia en manos musulmanas era la propia ciudad de Granada. Por fin, los Reyes Católicos lograron concentrar un gran ejército para el asalto final. Comenzó entonces un período durante el cual tuvo lugar un bloqueo de la ciudad. Progresivamente, las reservas de suministros fueron descendiendo. En esa fase tuvieron lugar frecuentes escaramuzas de menor entidad, pero no auténticas batallas. Los cristianos levantaron un campamento que fue bautizado como Santa Fe. Los granadinos fueron conscientes de que su suerte estaba echada, y sus dirigentes solicitaron comenzar negociaciones para la rendición. La ciudad se rindió el dos de enero de 1492; cuatro días más tarde, los Reyes Católicos hacían su entrada en Granada. La Reconquista había terminado. Soledad Madrugo mucho. Quiero evitar la lenta invasión de los turistas, que cada día, en cualquier rincón de los alrededores de La Alhambra buscan sus trofeos en forma de fotografías, sobre todo, y recuerdos varios. A las 6.30 h de la mañana puedo permitirme el lujo de fotografiar a Galita y, de fondo, el último reducto que los musulmanes tuvieron en la península. Imaginad la estampa, solo, durante esas primeras horas del día en que la luz es especial, en el famoso mirador de San Nicolás. La espléndida Sierra Nevada completando como fondo, La Alhambra en segundo plano y mi moto en primero, un cuadro para enmarcar. En mi Reconquista no ha sido necesario expulsar a ningún Boabdil, ni asaltar murallas, ni asediar fortalezas, por suerte. Solamente he necesitado mi pequeña Rieju 125 y gasolina para saborear la historia que ha quedado impregnada en todos estos lugares que he visitado. Pero al final la moto es la excusa. Soy un humilde ignorante que utiliza la moto para aprender. Es ella la que me motiva para salir a rodar y buscar conocimientos, experiencias, sensaciones.... Aquí acamparon los cristianos en el sitio a Granada, al lado del río Genil. Visita al castillo de Simancas, del siglo XV. 114 Granada es la última etapa del viaje. ‘Galita’ posa con la Alhambra.