Enfrentando la Realidad - The Church at Brook Hills

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Eduardo Torres
Septiembre 18, 2016
Campaña: Restauración
Integral de la Vida.
Salmo 147:3
Enfrentando la Realidad
Mateo 5:3; Isaías 57:15;
The Church at Brook Hills
Congregación Hispana
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
Jesús se refiere a la humildad espiritual, o el ser pobre en espíritu, lo cual es la
entrada a una vida de soluciones importantes.
Para alcanzar la meta de Dios en nuestras vidas en cuanto a esta bienaventuranza de
Mateo 5:3 debemos:
• Primero, Dejar todo al control del Espíritu Santo,
• Segundo, Reconocer nuestra pequeñez, diciendo a Dios “Que grande eres Dios,
mucho más que toda tu creación, y así de grande eres poderoso” (Salmos 8:3-4)
• Tercero, Obedecer a Dios (Salmos 24:3-4).
Hasta aquí hemos aprendido a quienes Dios se refiere cuando dice: ““Bienaventurados
los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” en Mateo 5:3.
Ahora bien, ¿Qué harás con tus miedos, con tus fracasos, con tu fe…
I)
En primer lugar debes admitir tu naturaleza de pecado,
1) El pecado nos expulsa de la presencia de Dios. (Rom. 3:23)
2) Pablo lo admitió de si mismo en Romanos 7:15-17
3) Tu debes reconocer que no eres Dios,
II) En segundo paso es como admitir tus faltas y tus fracasos…
1) Di al Señor: “Admito que soy incapaz de cambiar mi vida, mis hábitos, mi actitud
2) Ahora dile al Señor: “Admito que soy incapaz de controlar a otras personas”
3) Y dile al Señor: “Admito que soy incapaz de superar mis malos hábitos,
conductas y acciones perjudiciales”
III) En tercer lugar humíllate delante de Él.
1) Nunca habrá una solución a los problemas de tu vida, nunca habrá una cura, si
no asumes una posición de humildad delante de Dios. (San. 4:6).
2) No dejes que tu orgullo domine la situación diciéndote a ti mismo «Yo puedo
lograrlo. Yo puedo resolver mis propios problemas, yo puedo salir solo de esto».
¡No! No puedes. Si pudiera, ya lo habría hecho, pero no puedes y nunca lo
harás.
3) Haz un alto, mira tu herida, tu complejo, ese mal hábito, ahora ponle nombre y
dile a Dios que eres incapaz de gobernar tu vida.
Para implementar esta primera decisión, al igual que las otras siete que nos quedan,
necesitas emprender tres acciones: (1) Ore por el asunto, (2) Póngalo por escrito, y
(3) Compártalo con alguien. Es dando cada uno de estos pasos que tu avanza de
verdad. Dando estos pasos es donde sucede el cambio.
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Eduardo Torres
Septiembre 18, 2016
Campaña: Restauración
Integral de la Vida.
Salmo 147:3
Enfrentando la Realidad
Mateo 5:3; Isaías 57:15;
The Church at Brook Hills
Congregación Hispana
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
Jesús se refiere a la humildad espiritual, o el ser pobre en espíritu, lo cual es la
entrada a una vida de soluciones importantes.
Para alcanzar la meta de Dios en nuestras vidas en cuanto a esta bienaventuranza de
Mateo 5:3 debemos:
• Primero, Dejar todo al control del Espíritu Santo,
• Segundo, Reconocer nuestra pequeñez, diciendo a Dios “Que grande eres Dios,
mucho más que toda tu creación, y así de grande eres poderoso” (Salmos 8:3-4)
• Tercero, Obedecer a Dios (Salmos 24:3-4).
Hasta aquí hemos aprendido a quienes Dios se refiere cuando dice: ““Bienaventurados
los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” en Mateo 5:3.
Ahora bien, ¿Qué harás con tus miedos, con tus fracasos, con tu fe…
IV) En primer lugar debes admitir tu naturaleza de _____________________.
1) El pecado nos expulsa de la presencia de Dios. (Rom. 3:23)
2) Pablo lo admitió de si mismo en Romanos 7:15-17
3) Tu debes reconocer que no eres Dios,
V) En segundo paso es como admitir tus______________ y tus ______________.
1) Di al Señor: “Admito que soy incapaz de cambiar mi vida, mis hábitos, mi actitud
2) Ahora dile al Señor: “Admito que soy incapaz de controlar a otras personas”
3) Y dile al Señor: “Admito que soy incapaz de superar mis malos hábitos,
conductas y acciones perjudiciales”
VI) En tercer lugar ______________________ delante de Él.
1) Nunca habrá una solución a los problemas de tu vida, nunca habrá una cura, si
no asumes una posición de humildad delante de Dios. (San. 4:6).
2) No dejes que tu orgullo domine la situación diciéndote a ti mismo «Yo puedo
lograrlo. Yo puedo resolver mis propios problemas, yo puedo salir solo de esto».
¡No! No puedes. Si pudiera, ya lo habría hecho, pero no puedes y nunca lo
harás.
3) Haz un alto, mira tu herida, tu complejo, ese mal hábito, ahora ponle nombre y
dile a Dios que eres incapaz de gobernar tu vida.
Para implementar esta primera decisión, al igual que las otras siete que nos quedan,
necesitas emprender tres acciones: (1) Ore por el asunto, (2) Póngalo por escrito, y
(3) Compártalo con alguien. Es dando cada uno de estos pasos que tu avanza de
verdad. Dando estos pasos es donde sucede el cambio.
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