Eduardo Torres Septiembre 18, 2016 Campaña: Restauración Integral de la Vida. Salmo 147:3 Enfrentando la Realidad Isaías 57:15; The Church at Brook Hills Congregación Hispana En cierta oportunidad hablando con el Dr. John Davis, mi internista, razonábamos sobre el porqué de la vejez, el de encontrar tantas “oportunidades” (y es un sarcasmo) de coleccionar enfermedades, dolores, molestias, achaques, y la conclusión fue que todos al nacer tenemos inequívocamente dos cosas que padeceremos en nuestra existencia referente a la salud biológica, y estas son las enfermedades y la muerte. Hay algo más que añadir a esto, y es que también nos encontraremos a lo largo de nuestros días con un sin número de problemas que nada tienen que ver con una gripe, o una neumonía, o la presión arterial, o el cáncer. Son asuntos que invadirán nuestras vidas en relación a las circunstancias de ella misma. Problemas, problemas, problemas; y ¿quién no los tiene? Alguien me podría decir “Un muerto”, yo le respondería “depende”… Un problema es el producto de una acción muchas veces fallida, por un fracaso, por algo que no se manejó bien, “whatever”, lo que sea que haya sucedido. En oportunidades no los ha producido usted, pero lo importó, sea como haya sucedido es algo que hay que buscarle una posible solución, y a veces, lamentablemente no la tiene. Iglesia ¿Te das cuenta? Hay un sin número de problemas en el mundo que no tienen “solución”, Amigo(a), Hermanos(a) no solo son ustedes los que sufren penas, angustias, tiene dudas, enfermedades, tienen temores y miedos, malos hábitos y muchos problemas más que aparentemente no tiene solución. Veamos un video de alguien que vivía problemas a los cuales le encontró solución (video de Rebeca). Parece que cuando llegamos a descubrir que Dios está allí y que le damos algo del control de nuestra vida, ya no le necesitamos, somos nuestros propios dioses con poder suficiente para resolver los problemas, y si así somos ¿qué será de aquellos que todavía luchan por encontrar soluciones a sus grandes problemas? Amigo presta atención, hermano presta atención Jesús dice en Mateo 5:3 .” “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” o como en otra versión dice: “Dios bendice a los que confían totalmente en él, pues ellos forman parte de su reino”. La persona pobre aquí a la que se refiere Jesús es la persona que es humilde para con Dios. En otras palabras: • Es la persona que se humilla ante Él reconociendo su condición, su estado pecaminoso, su pecado, su debilidad, vulnerabilidad y fragilidad, aun su autosuficiencia. Son los que consideran que tiene todas las respuestas, los que se auto exaltan, aquellos que alimentan su EGO (su yo) con los halagos de los demás, orgullosos, vanidosos, soberbios. • Por el contrario, Jesús se está refiriendo aquí a aquellos que saben que ni sus títulos, ni su riqueza, ni su apariencia, ni sus buenas obras valen para con Dios. Jesús se refiere a los que reconocen que ellos mismos jamás podrán ni alcanzar el cielo y que intentándolo con sus propias fuerzas, con sus adicciones, malos hábitos, heridas y traumas nunca lo lograrán, y sus problemas no van a desaparecer. • Jesús se refiere a la humildad espiritual, o el ser pobre en espíritu, lo cual es la entrada a una vida de soluciones importantes. Allí es donde Dios tiene de parte del humilde en espíritu la preeminencia, o sea, el primer lugar en todo; y el Señor por su parte lo toma en cuenta muy de cerca “Aunque el SEÑOR es sublime (excelso), mira al humilde; pero al altivo lo reconoce de lejos.” (Salmos 138:6) Para alcanzar la meta de Dios en nuestras vidas en cuanto a esta bienaventuranza de Mateo 5:3 debemos: • Primero, Dejar todo al control del Espíritu Santo, para que él haga su trabajo en nosotros. Es el único que produce el cambio en nuestras vidas convenciéndonos de nuestra naturaleza pecaminosa • Segundo, Reconociendo nuestra pequeñez, con solo ver el universo, en fin toda la creación, repetir como el salmista: “Cuando contemplo el cielo, y la luna y las estrellas que tú mismo hiciste, no puedo menos que pensar: «¿Qué somos los mortales para que pienses en nosotros y nos tomes en cuenta?». (Salmos 8:3-4) y annadir “Que grande eres Dios, mucho más que toda tu creación, y así de grande eres poderoso” • Tercero, Obedecer a Dios, es la única manera de acercarte a Él, por medio de la obediencia… y el te pide madurez, santidad y pureza. “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño.” (Salmo 24:34). Hasta aquí hemos aprendido a quienes Dios se refiere cuando dice: ““Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” en Mateo 5:3. Ahora bien, ¿Qué harás con tus miedos, con tus fracasos, con tu fe?… ¿Qué harás con tu dolor, tu enfermedad, tu insuficiencia, tus pecados? ¿Qué harás? Hoy debes tomar una decisión, di para ti mismo lo siguiente I) En primer lugar debo admitir mi naturaleza de pecado, 1) La Biblia dice que el pecado nos expulsa de la presencia de Dios, el pecado no permite que disfrutemos de Su gloria, por causa del pecado estamos lejos de Él En la Biblia dice Pablo en Rom. 3:23 “…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,” Esta declaración de Pablo incluye a todos, nadie queda por fuera, aun los cristianos no nos es posible dominar por completo nuestra naturaleza pecaminosa. 2) Pablo lo admitió de si mismo en Romanos 7:15-17 – “La verdad es que no entiendo nada de lo que hago, pues en vez de hacer lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer. Pero, aunque hago lo que no quiero hacer, reconozco que la ley es buena. Así que no soy yo quien hace lo malo, sino el pecado que está dentro de mí.” 3) Es probable que durante años quieras controlar la bebida, a lo mejor eres adicto a una droga, o a la pornografía, pero mientras tu adicción al pecado empeora y tratas de curarte con tus propios esfuerzos, tal vez logres abandonar tu adicción por unos días o por una semana, tal vez uno a tres meses, pero te das cuanta qua que todo el daño regresará de nuevo, cayendo en un circulo vicioso. Quieres hacer solo tu lo correcto, y esta bien que trates de cambiar, pero recuerda, no podrás nunca hacerlo solo, no tienes poder para eso. Pues estás tratando de ser como Dios. 4) Niegas tu humanidad intenta controlar todo, eres egoísta, te has construido un reino para ti, y quieres ser el Rey de tu propia creación, 5) Y eso no es todo, estas Suplantando a Dios para así tener el control de tu imagen, de tus problemas, de tus malos hábitos, de tu dolor y de la gente que te rodea. 6) Hoy debes reconocer que no eres Dios, decidir entregar el control de tu vida a Él, pues si no, seguirás sufriendo por tus malas decisiones. Recuerda lo que dice Mateo 5:3 .“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el 2 reino de los cielos.” o como la otra versión dice: “Dios bendice a los que confían totalmente en él, pues ellos forman parte de su reino”. Te pregunto, ¿estás convencido?, ¿crees que el Espíritu Santo hoy te ha tocado con la Palabra de Dios? ¿SI? [insistir] ….. II) En segundo paso es como admitir mi faltas y mi fracaso… 1) Entonces dile al Señor ahora: “Admito que soy incapaz de cambiar mi vida, mis hábitos, mi actitud…” En nuestra campaña tenemos un rompecabezas, ¿lo viste en el folleto? Míralo en la pantalla, así están nuestras vidas, rotas hechas pedazo, trae tus pedazo ahora y Jesús, nuestro alfarero, te rescatará y pondrá en orden tus piezas. Tu no puedes cambiar tu pasado. 2) Ahora dile al Señor: “Admito que soy incapaz de controlar a otras personas” tal vez te gusta manipular, y ¿de que te sirve? Nunca podrás controlar a los demás, un día te darás cuenta de tu fracaso por tratar de controlar a las personas, a tus seres querido, a tus vecinos, a tus amigos, a todos, nunca podrás, te abandonarán cansados de que intentes controlarlo, no puedes, es mentira. No puedes controlar a nadie fuera de ti. 3) Y ahora dile al Señor: “Admito que soy incapaz de superar mis malos hábitos, conductas y acciones perjudiciales” Es probable que estés lleno o llena de las mejores intenciones. No dudo que tengas fuerza de voluntad, pero tu sabes que necesitas algo más; tas buenas intenciones y la fuerza de voluntad se quedan cortas, son insuficientes. Necesito una fuente de poder fuera de ti. Necesitas a Dios, porque Él te creó para necesitarle”1 Y por último, III) Humíllate delante de Él. 1) Nunca habrá una solución a los problemas de tu vida, nunca habrá una cura, si no asumes una posición de humildad delante de Dios. Es la única manera de hallar gracia ante Sus ojos, la Biblia dice: “«Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».” (San. 4:6). Y solo su Dios con Su gracia te sanará y te dará la capacidad de cambiar. 2) No dejes que tu orgullo te domine la situación diciéndote a ti mismo «Yo puedo lograrlo. Yo puedo resolver mis propios problemas, yo puedo salir solo de esto». ¡No! No puede. Si pudiera, ya lo habría hecho, pero no puedes y nunca lo harás. Admite que sin la ayuda de Dios, nunca lo harás. Repite allí donde estás «Tengo un problema, y necesito ayuda». Ahora admite que se requiere humildad para ir frente a Dios y decirle, con tu corazón, con tu llanto… Dios mi vida está en desorden, ayúdame, yo no puedo más no soy Dios y estoy jugando a serlo». 3) Haz un alto, mira tu herida, tu complejo, ese mal hábito, lo que has tratado de ignorar tanto, ahora ponle nombre y dile a Dios que eres incapaz de gobernar tu vida. Ya lo has hecho, has dado el primer paso entonces; ¡Felicitaciones! Vas camino a tu sanación. Para implementar esta primera decisión, al igual que las otras siete que nos 1 Excerpt From: John Baker. “Ocho decisiones sanadoras (Life's Healing Choices).” iBooks. https://itun.es/us/ET-ZH.l ----- 3 quedan, necesitas emprender tres acciones: (1) Ore por el asunto, (2) Póngalo por escrito, y (3) Compártalo con alguien. Es dando cada uno de estos pasos que tu avanza de verdad. Dando estos pasos es donde sucede el cambio. No es sencillo, no sucederá de una día al otro, llevará tiempo, pero al llegar al final de esta peregrinación, experimentarás cambio, más fabuloso de tu vida. Solo Cristo lo hará, ven a Él ahora pasa aquí adelante, no tengas miedo, no tengas pena, oraremos por ti, por que tu angustia se valla, porque tus dudas desaparezcan, por que dolor se aplaque, por tus sueños no logrados sean en Jesús una realidad, ven deja el miedo, busca a Jesús ahora y entrégale toda vida, tus pena, tu cansancio, y El te dará descanso, y vida eterna… ven 4 Eduardo Torres Septiembre 18, 2016 Campaña: Restauración Integral de la Vida. Salmo 147:3 Enfrentando la Realidad Isaías 57:15; The Church at Brook Hills Congregación Hispana “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Jesús se refiere a la humildad espiritual, o el ser pobre en espíritu, lo cual es la entrada a una vida de soluciones importantes. Para alcanzar la meta de Dios en nuestras vidas en cuanto a esta bienaventuranza de Mateo 5:3 debemos: • Primero, Dejar todo al control del Espíritu Santo, • Segundo, Reconocer nuestra pequeñez, diciendo a Dios “Que grande eres Dios, mucho más que toda tu creación, y así de grande eres poderoso” (Salmos 8:3-4) • Tercero, Obedecer a Dios (Salmos 24:3-4). Hasta aquí hemos aprendido a quienes Dios se refiere cuando dice: ““Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” en Mateo 5:3. Ahora bien, ¿Qué harás con tus miedos, con tus fracasos, con tu fe… IV) En primer lugar debes admitir tu naturaleza de _____________________. 1) El pecado nos expulsa de la presencia de Dios. (Rom. 3:23) 2) Pablo lo admitió de si mismo en Romanos 7:15-17 3) Tu debes reconocer que no eres Dios, V) En segundo paso es como admitir mi______________ y mi ________________. 1) Di al Señor: “Admito que soy incapaz de cambiar mi vida, mis hábitos, mi actitud 2) Ahora dile al Señor: “Admito que soy incapaz de controlar a otras personas” 3) Y dile al Señor: “Admito que soy incapaz de superar mis malos hábitos, conductas y acciones perjudiciales” VI) En tercer lugar ______________________ delante de Él. 1) Nunca habrá una solución a los problemas de tu vida, nunca habrá una cura, si no asumes una posición de humildad delante de Dios. (San. 4:6). 2) No dejes que tu orgullo domine la situación diciéndote a ti mismo «Yo puedo lograrlo. Yo puedo resolver mis propios problemas, yo puedo salir solo de esto». ¡No! No puedes. Si pudiera, ya lo habría hecho, pero no puedes y nunca lo harás. 3) Haz un alto, mira tu herida, tu complejo, ese mal hábito, ahora ponle nombre y dile a Dios que eres incapaz de gobernar tu vida. Para implementar esta primera decisión, al igual que las otras siete que nos quedan, necesitas emprender tres acciones: (1) Ore por el asunto, (2) Póngalo por escrito, y (3) Compártalo con alguien. Es dando cada uno de estos pasos que tu avanza de verdad. Dando estos pasos es donde sucede el cambio. 5