Señor mío Jesucristo, me acerco a tu altar lleno de temor por mis pecados, pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu misericordia. Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido dominar mi corazón y mi lengua. Por eso, Señor de bondad y de poder, con mis miserias y temores me acerco a Ti, fuente de misericordia y de perdón; vengo a refugiarme en Ti, que has dado la vida por salvarme, antes de que llegues como juez a pedirme cuentas. Un Pueblo, Que vive una gozosa experiencia de comunión CUADERNILLO SINODAL 7 y8 Señor no me da vergüenza descubrirte a Ti mis llagas. Me dan miedo mis pecados, cuyo número y magnitud sólo Tú conoces; pero confío en tu infinita misericordia. Los Sacramentos Señor mío Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre verdadero, mírame con amor, pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros. Escúchame, pues espero en Ti. Ten compasión de mis pecados y miserias, Tú que eres fuente inagotable de amor. Signos de la Gracia, Te adoro, Señor, porque diste tu vida en la Cruz y te ofreciste en ella como Redentor por todos los hombres y especialmente por mi. Adoro Señor, la sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado al mundo de sus pecados. Don de Vida Eterna Mira, Señor, a este pobre pecador, creado y redimido por Ti. Me arrepiento de mis pecados y propongo corregir sus consecuencias. Purifícame de todos mis maldades para que pueda recibir menos indignamente tu sagrada comunión. Que tu Cuerpo y tu Sangre me ayuden, Señor, a obtener de Ti el perdón de mis pecados y la satisfacción de mis culpas; me libren de mis malos pensamientos, renueven en mi los sentimientos santos, me impulsen a cumplir tu voluntad y me protejan en todo peligro de alma y cuerpo. Amén San Ambrosio de Milán Podemos, también, recitar o cantar la oración que S. Ignacio gustaba hacer: Alma de Cristo santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén!20 Que la palabra de Cristo habite en ustedes y esté a sus anchas. Tengan sabiduría, para que se puedan aconsejar unos a otros y se afirmen mutuamente con salmos, himnos y alabanzas espontáneas. Que la gracia ponga en sus corazones un cántico a Dios, y todo lo que puedan decir o hacer, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Col, 16-17 1 PRESENTACIÓN 3. EN CAMINO (Actuar: Nuestras Propuestas) Con los tres primeros cuadernillos hemos acogido la Palabra del Señor y hecho propuestas sobre cómo ser hoy discípulos que reconocen la llamada del Padre en Jesucristo, Palabra Viva y Puerta para un proceso que dura toda la vida. En los tres cuadernillos siguientes hemos recordado que el Padre ha querido salvarnos, no aisladamente sino constituyendo un pueblo. Saber de este proyecto nos ha llevado a proponer cauces para que en la diversidad de tareas y de comunidades desarrollemos actitudes de comunión y participación y revisemos las estructuras que la hagan hoy visible y eficaz. Damos ahora un nuevo paso. Hemos meditado cómo en la comunidad de Jerusalén. Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones… Alababan a Dios y se ganaban la simpatía de todo el pueblo… Hechos 2,42.47. En los tres cuadernillos siguientes reconoceremos que nuestra alabanza a Dios es servicio y misión para hacer crecer la alegría del pueblo. Después de la reflexión y del dialogo, mirando a nuestra Parroquia y nuestra Diócesis: ¿Qué podemos hacer como comunidad para que la Eucaristía y las celebraciones de la comunidad sean más vivas y participativas? Señalar propuestas concretas y que podamos realizar. ¿Qué tendríamos que hacer, cómo tendríamos que enfocar las eucaristías para que nos impulsasen a un compromiso solidario ante los problemas que existen? ¿En qué ponemos el acento cuando celebramos la Eucaristía? ¿qué es más “importante”? Cómo vamos vestidos Los cantos La decoración … El día domingo es importante no solo para los creyentes en Jesucristo, lo es para las personas y las familias como día de descanso, de compartir con otros, de disfrutar de otras actividades que nos hacen sentir bien. ¡Que no nos roben el domingo! Propuestas para recuperar el domingo como día de descanso., de convivencia familiar , de amistad. Alguna propuesta en torno a la Celebración de la Palabra y Día del Señor y Celebración de la Palabra y comunión. La ´presencia del cuerpo entregado y resucitado del Señor se mantiene en el Sacramento del Altar. ¿Cómo motivar, orientar y animar la adoración del Señor con la visita al sagrario, el cuidado de la limpieza, orden, y respeto en los templos? ¿Cómo subrayar la presencia del Señor bajo la pobre especie de pan que se parte y comparte y no en el oro , el tamaño de la custodia o el colorido de los ornamentos? Este folleto reúne en uno solo los cuadernillos 7 y 8. 4. ORACIÓN 2 19 espíritu misionero participando de la “celebración dominical de la Palabra”, que hace presente el Misterio Pascual en el amor que congrega (cf. 1 Jn 3, 14), en la Palabra acogida (cf. Jn 5, 24-25) y en la oración comunitaria (cf. Mt 18, 20). Sin duda, los fieles deben anhelar la participación plena en la Eucaristía dominical, por lo cual también los alentamos a orar por las vocaciones sacerdotales. DA 253 8.- Orar por las vocaciones sacerdotales. La doctrina de la Iglesia considera la ordenación sacerdotal condición imprescindible para la celebración válida de la Eucaristía. En efecto, « en el servicio eclesial del ministerio ordenado es Cristo mismo quien está presente en su Iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, sumo sacerdote del sacrificio redentor ». Ciertamente, el ministro ordenado « actúa también en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrece el sacrificio eucarístico ». Es necesario, por tanto, que los sacerdotes sean conscientes de que nunca deben ponerse ellos mismos o sus opiniones en el primer plano de su ministerio, sino a Jesucristo. Todo intento de ponerse a sí mismos como protagonistas de la acción litúrgica contradice la identidad sacerdotal. Antes que nada, el sacerdote es servidor y tiene que esforzarse continuamente en ser signo que, como dócil instrumento en sus manos, se refiere a Cristo. Esto se expresa particularmente en la humildad con la que el sacerdote dirige la acción litúrgica, obedeciendo y correspondiendo con el corazón y la mente al rito, evitando todo lo que pueda dar precisamente la sensación de un protagonismo suyo inoportuno… SCa Nuestro mapa en estos cuadernillos 7 y 8 ya es muy extenso. El texto de la exhortación Sacramentum Caritatis (SCa), nos invita a orar, a dar gracias por el sacramente del orden y a hacer propuestas para que obispos y presbíteros realicen su ministerio ordenado. Ampliamos así o completamos las propuestas que pudimos hacer, en el cuadernillo 4, al recordar que somos Iglesia, Pueblo de Dios.con diversidad de tareas y funciones. Dialoguemos: ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención de lo que hemos leído y escuchado? ¿Qué contenido debe tener hoy para nosotros “partir el pan”? ¿Qué nombre de los recordados en el catecismo nos gusta más? ¿A qué se refería Jesús con la expresión “hagan estos en memoria mía? ¿Nos impulsa la eucaristía a un compromiso solidario ante los problemas que existen? 18 7- Los sacramentos, signos de la gracia, don de vida eterna Liturgia, Reconciliación y Unción de los Enfermos 1. ENCRUCIJADA (Mirar la realidad) 1- Maruca una joven de la Parroquia me comentó: Padre yo no encuentro sentido a confesarme por varias razones: Primero qué sentido tiene si siempre voy a seguir pecando y confesarme con un hombre pecador y que lo seguiré viendo en la Iglesia me dará mucha pena y por último nunca tiene tiempo el cura de mi parroquia para confesar. 2- Isabel una señora muy colaboradora de la Iglesia se había retirado y cuando me la encontré en el súper hablando de todo me comentó que estaba resentida con su párroco porque ella llamó al sacerdote para que fuera a darle la unción de los enfermos a su mamá y el sacerdote ese día no podía o no tenía tiempo y a los cinco minutos de llamarle mi mamá murió, por eso me he retirado de la Iglesia y estoy enojada con el padre. 3- Fíjese, padre, que Don Chema, que pertenece a uno de esos movimientos nuevos, ha comprado un aceite muy bueno y anda haciendo unciones a los enfermos y viera cómo los cura y también ese aceitito es bueno para bendecir casas y todo lo que le lleven. 4.- Blanca y Eva son amigas desde hace varios años; las dos están en la misma clase y ambas van a cumplir dentro de poco 15 años. Eva le cuenta a su amiga que habrá una Misa de quince años, y Blanca le pregunta si se iba a preparar con una confesión, pero ella le contestó que no estaba dispuesta a hacerlo: —"¿Por qué le tengo yo que contar mis pecados a nadie? ¿No es Dios el que me tiene que perdonar? ¿Entonces por qué no le puedo pedir perdón directamente? Yo ya me entiendo con Él. En todo caso, quizás el año que viene, en cuaresma, cuando organizan celebraciones penitenciales en la parroquia”. 5. Tras varias semanas de malestar, llevan por fin los padres de Miguel al abuelo materno de éste, que vive con ellos, al médico. El abuelo vuelve a casa tras varios días en el hospital. A Miguel le extraña que a su abuelo le digan cosas como "¡pero si estás maravillosamente bien!", cuando se le ve pálido y desmejorado. Un día, al volver a casa, Miguel se encuentra con su abuelo solo en la sala de estar. Le pregunta cómo está. —"Me estoy mu3 riendo, pero no me lo quieren decir". —"Vamos, abuelo..." —"Es verdad. Te lo digo a ti porque tú nunca me has engañado. Con ellos no se puede hablar". Miguel se quedó sin habla, haciendo esfuerzos por no llorar. Luego buscó a su madre, y le preguntó qué pasaba con el abuelo. Intentó decir que nada serio, al final, su madre cedió: el abuelo tenía un cáncer avanzado, con reproducciones por todo el cuerpo, y no había nada que hacer. Entonces Miguel le dijo a su madre que debía hacer todo lo posible para que trajera al sacerdote, para atenderle y administrarle la Unción de enfermos.—"¡Ni hablar! Es pronto". —"Pero ¿por qué?", contestó Miguel. — "Que no, que no, que se va a asustar". 6.- Doña Rebeca está muy preocupada porque su hija Marta por momentos se comporta de un modo muy extraño. Lo comenta con su vecina Margarita, que pertenece a una iglesia evangélica, y ésta le dice que seguramente es por algún influjo del demonio, y que con mucho gusto puede pedir en su iglesia un servicio religioso para que oren sobre ella y la curen, ya que en la Iglesia católica no le van a prestar atención a su problema. 7.- Silvia y su hermana hicieron la catequesis y la primera comunión muy contentas. Participaban en la eucaristía muy activamente presentando ofrendas, cantando, haciendo lecturas y peticiones. De pronto dejaron de asistir y al preguntarles el porqué dijeron que ahora se congregaban en otra iglesia que les gustaba más y hasta danzaban para el Señor. Dialoguemos 1- ¿Qué opinamos de estos casos? 2– ¿Conocemos otras historias parecidas? y muertos y que, por eso, ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor. Rm 8, 38-39 Proclamamos su presencia en su Palabra que se cumple: Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre. Estoy con ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna. Proclamamos que Él es nuestra Paz y que, unidos por su Espíritu, tenemos acceso al Padre. Proclamamos que en Él todos nosotros formamos un solo cuerpo sin diferencias de varones y mujeres, esclavos o libres, judíos y gentiles… Proclamamos, reconocemos, adoramos y gemimos, diciendo: 6.- Ven, Señor Jesús Para que nos renovemos a tu imagen y pasemos haciendo el bien. Para que seamos uno en la fe y en el amor y cada día te sirvamos mejor. Para que sepamos estar a tu mesa como el que sirve Para que cuando nos reunamos no haya quien pasa necesidad mientras otros están hartos Para que cumplamos tu mandato: ¡Ámense como yo los he amado! ¡Denles ustedes de comer! Para que seamos un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz en el que todos encuentren un motivo para seguir esperando. Para que alcancemos la plenitud de tu reino y no haya ya pobreza ni dolor, nadie esté triste, nadie tenga que llorar 7.- Hagan esto en memoria mía 2. BRÚJULA Y MAPA (Juzgar: Conocer la enseñanza de la Iglesia) 1.- A 50 años del Vaticano II (Constitución: SC) El próximo 13 de julio celebraremos los 50 años de nuestra Diócesis y unos pocos meses después, el 4 de diciembre, recordaremos la promulgación de la primera Constitución del Concilio Vaticano II. Como sabemos las primeras palabras de los documentos de la Iglesia son su presentación y dan nombre al documento. Esta primera Constitución comienza así: Sacrosantum Concilium (SC). 4 Nos acercamos, una vez más al Documento de Aparecida: La Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo. Con este Sacramento, Jesús nos atrae hacia sí y nos hace entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia el prójimo... En cada Eucaristía, los cristianos celebran y asumen el misterio pascual, participando en él… DA 251 Se entiende, así, la gran importancia del precepto dominical, del “vivir según el domingo”, como una necesidad interior del creyente, de la familia cristiana, de la comunidad parroquial … DA 252 A las miles de comunidades con sus millones de miembros que no tienen la oportunidad de participar de la Eucaristía dominical, queremos decirles, con profundo afecto pastoral, que también ellas pueden y deben vivir “según el domingo”. Ellas pueden alimentar su ya admirable 17 Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles ("missio") a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana. CIC 1328-1332 3.- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! El Catecismo dedica desde el numeral 1322 hasta el 1419 a presentar este “Sacramento de la Caridad” como lo llama la exhortación en la que se recogen las propuestas del Sínodo de los Obispos, convocado por el papa Juan Pablo y clausurado en por el papa Benedicto en octubre del 2005. Nuestras propuestas, centradas en la realidad de nuestra diócesis, son más modestas que las del Sínodo de los Obispos y la reflexión que ahora podemos hacer es mucho más breve. Nos sirve de resumen la aclamación con la que respondemos gozosamente a la propuesta de quien preside la celebración. “Este Sagrado Concilio se propone acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar…promover…fortalecer…Por eso cree que le corresponde de un modo particular proveer a la reforma y al fomento de la liturgia” SC 1. La segunda parte del Catecismo de la Iglesia Católica lleva como título: La celebración del misterio cristiano y continuamente cita el texto de la Constitución conciliar: 1068 Es el Misterio de Cristo lo que la Iglesia anuncia y celebra en su liturgia a fin de que los fieles vivan de él y den testimonio del mismo en el mundo: «En efecto, la liturgia, por medio de la cual "se ejerce la obra de nuestra redención", sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía, contribuye mucho a que los fieles, en su vida, expresen y manifiesten a los demás el misterio de Cristo y la naturaleza genuina de la verdadera Iglesia» (SC 2). 2.- Liturgia, signo visible 4.- Anunciamos. Anunciamos lo que en la fe hemos recibido que el Señor Jesús en la noche en que iba a ser entregado… Anunciamos la entrega de aquella noche y la constante entrega de quien no ha venido a ser servido sino a servir. Anunciamos aquella última cena y todas sus comidas con los pecadores, toda su conmoción entrañable ante los que están como ovejas sin pastor. Anunciamos que el es Maestro y Señor que está en medio de nosotros como el que sirve y que nos da ejemplo para que nos “lavemos los pies los unos a los otros”. Anunciamos que en su muerte el que tiraniza al mundo ha sido condenado, el pecado vencido y la muerte derrotada. Anunciamos que en su muerte culmina su entrega, su obediencia al Padre, su sacrificio a quien no quiere sacrificios ni holocaustos sino que le ha dado un cuerpo para hacer su voluntad. Anunciamos, admiramos, nos asombramos, contemplamos y 5.- Proclamamos. Proclamamos que entregó su Espíritu Proclamamos que es verdad:¡ Ha resucitado y es Señor para gloria de Dios Padre! Proclamamos que para eso murió y resucitó Cristo para ser Señor de vivos 16 Una vez más usamos una palabra de origen griego para designar una realidad que hemos recibido de las iglesias que los apóstoles fundaron y que se expresaban en esa lengua. A veces utilizamos la palabra liturgia para referirnos a ritos o normas que rigen en las celebraciones pero el Catecismo nos recuerda que su significado es más amplio y profundo. 1069 La palabra "Liturgia" significa originariamente "obra o quehacer público", "servicio de parte de y en favor del pueblo". En la tradición cristiana quiere significar que el Pueblo de Dios toma parte en "la obra de Dios" (cf. Jn 17,4). Por la liturgia, Cristo, nuestro Redentor y Sumo Sacerdote, continúa en su Iglesia, con ella y por ella, la obra de nuestra redención. 1071 La liturgia, obra de Cristo, es también una acción de su Iglesia. Realiza y manifiesta la Iglesia como signo visible de la comunión entre Dios y de los hombres por Cristo. Introduce a los fieles en la vida nueva de la comunidad. Implica una participación "consciente, activa y fructífera" de todos (SC 11). 1072 "La sagrada liturgia no agota toda la acción de la Iglesia" (SC 9): debe ser precedida por la evangelización, la fe y la conversión; sólo así puede dar sus frutos en la vida de los fieles: la Vida nueva según el Espíritu, el compromiso en la misión de la Iglesia y el servicio de su unidad. 5 3.- La Liturgia: Obra de Cristo y Acción de la Iglesia. Por Cristo, con Él y en Él a ti, Dios Padre Omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén. En Cristo todas las promesas de Dios han llegado a ser un sí, y por eso precisamente decimos «Amén» en su nombre cuando damos gracias a Dios. 2 Cor 1,21 La liturgia es obra de Cristo y, también, una acción de su Iglesia. Por eso, nuestro “amén” es respuesta gozosa a la acción de Dios que nos ha amado primero. No alabamos al Señor para que nos bendiga; no vamos al culto para que nos dé algo; no hacemos rezos para que no nos castigue. En Cristo, Dios nos ha bendecido con toda clase de bendiciones; en Cristo no hay condenación alguna; con Él, Dios nos ha dado todo: “Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá! El Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Rm 8, 15-16. 4.- La Liturgia, expresión de Comunión Lo que suplicamos que nos conceda el Señor en nuestro Sínodo Diocesano es lo que con Cristo, por Él y en Él nos ha concedido. En Él nos ha llamado a su comunión, nos ha dado vida eterna; por Él nos sabemos reconciliados, hijos y en paz; con Él damos gracias y caminamos alegres en la esperanza. En el cuerpo de Cristo nacido de María Virgen, entregado por nuestro pecado, resucitado para nuestra salvación ha reconciliado Dios al mundo consigo. La Iglesia, Cuerpo de Cristo, es ya nueva creación, señal y germen, de los cielos nuevos y la tierra nueva en la que habita la justicia. La Iglesia, Cuerpo de Cristo por su Espíritu, es “sacramento” y prenda de esos cielos nuevos y tierra nueva. El Catecismo de la Iglesia Católica nos ilumina sobre esta realidad: 1113 Toda la vida litúrgica de la Iglesia gira en torno al Sacrificio Eucarístico y los sacramentos (cf SC 6). Hay en la Iglesia siete sacramentos: Bautismo, Confirmación o Crismación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio 6 2. BRÚJULA Y MAPA (Juzgar: Conocer la enseñanza de la Iglesia) 1. Signos que recuerdan, demuestran y anuncian. “Por eso el sacramento es un signo que rememora lo que sucedió, es decir, la pasión de Cristo; es un signo que demuestra lo que se realiza en nosotros en virtud de la pasión de Cristo, es decir, la gracia; y es un signo que anticipa, es decir, que preanuncia la gloria venidera» Santo Tomás de Aquino. Summa theologiae 3, q. 60, a. 3, c. Santo Tomás de Aquino habla así de todos y cada uno de los sacramentos pero, sobre todo, lo contempla en el que es centro y culmen de la vida cristiana: la eucaristía, que contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir Cristo mismo, nuestra Pascua. 2. Muchos nombres para una realidad inagotable. Nos fijamos en los nombres con los que el catecismo evoca la inagotable variedad de aspectos del “sacramento de nuestro fe” Eucaristía, porque es acción de gracias a Dios. Banquete del Señor, porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del Cordero en la Jerusalén celestial. Fracción del pan … con este nombre se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él. Asamblea eucarística, porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visible de la Iglesia Memorial de la pasión y de la resurrección del Señor. Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia; o también Santo Sacrificio de la Misa, "sacrificio de alabanza", sacrificio espiritual, sacrificio puro y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza. Santa y divina liturgia, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento Santísimo Sacramento, porque es el Sacramento de los Sacramentos. Con este nombre se designan las especies eucarísticas guardadas en el sagrario. Comunión, porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo (cf 1 Co 10,16-17); se la llama también las cosas santas, pan de los ángeles, pan del cielo, medicina de inmortalidad, viático... 15 8 Los sacramentos, signos de la gracia, don de vida eterna. Eucaristía y Orden Sacerdotal 1. ENCRUCIJADA (Mirar la realidad) 1- Don Manolo contaba cómo la Misa le recuerda un momento muy especial que él y su familia viven cada año. Nos dice: La familia se reúne el día en que cumplía años su difunto padre, colocan su fotografía en la mesa del comedor y comienzan a recordar escenas de su vida. De alguna manera le sienten vivo entre ellos en aquellos momentos. No cabe duda de que actos como estos hacen que la memoria de su padre siga viva en su interior. 2- Conchita nunca falla a misa los domingos, y un día de esos le pidieron que hiciera una de las lecturas porque les faltaba lectores y ella se negó con las siguientes razones: No puedo porque no ando el uniforme que usan todos los que sirven en la misa y, además, ando en pantalones y no traje mis lentes. 3- Se acercó un amigo al P. Chico y le pidió dos favores y le dijo que, por favor, no le dijera que no: Primero: Padre mi hija está próxima a celebrar sus 15 años y quiero hacerle una fiesta especial y que me celebre una misa solo para la familia y si la puede hacer en el Hotel donde será la fiesta después. Segundo: ¿Qué vale una misa solo para mi abuelo que cumple 5 años de difunto? Pero que la misa solo sea para él, que no mencionen a ningún otro difunto. 4- Don Genaro me comentó que ya no le gustaba ir a Misa porque todos los domingos estaban va de pedir: Qué sino es el día de la libra, que para ayudar a un enfermo, que sino para esto o aquello, etc… que la misa solo es para estar solito con Dios y escuchar su Palabra. Que para todo lo demás se buscara otro momento. Dialoguemos 1- ¿Qué casos parecidos conocemos? 2- ¿Qué es la Misa para nosotros? 14 1116 Los sacramentos, como "fuerzas que brotan" del Cuerpo de Cristo (cf Lc 5,17; 6,19; 8,46) siempre vivo y vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son "las obras maestras de Dios" en la nueva y eterna Alianza. 5.- Por la acción del Espíritu Santo Los sacramentos son “fuerzas” que brotan porque Cristo entrega su Espíritu. No son “poderes” que se obtienen realizando unas acciones extrañas y ocultas, pronunciando palabras mágicas aprendidas en secreto por unos personajes misteriosos. Son “obras maestras” del amor de Aquel que en Cristo ha hecho todo nuevo y que nos da su Espíritu como anticipo de lo que hemos de recibir. No sabemos orar como conviene pero en el Espíritu aprendemos a reconocer los signos de la nueva creación; en el Espíritu gemimos en la esperanza de la gloria que nos espera y ha de manifestarse; en el Espíritu somos, por pura gracia, elegidos, llamados, justificados, santificados y glorificados. Así lo resume el Catecismo de la Iglesia Católica: 1112 La misión del Espíritu Santo en la liturgia de la Iglesia es la de preparar la asamblea para el encuentro con Cristo; recordar y manifestar a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes; hacer presente y actualizar la obra salvífica de Cristo por su poder transformador y hacer fructificar el don de la comunión en la Iglesia. 6.- Que libera de toda alucinación, de todo temor, de todo pecado. Leemos despacio esta escena del libro de los Hechos: Había llegado a aquella ciudad antes que Felipe un hombre llamado Simón. Tenía muy impresionada a la gente de Samaría con sus artes mágicas y se hacía pasar por un gran personaje. Todos estaban pendientes de él, pequeños y grandes, y decían: «Este es el poder de Dios", pues se hablaba de un tal "gran poder de Dios.» Desde hacía tiempo los tenía alucinados con sus artes mágicas, y la gente lo seguía. Pero cuando Felipe les habló del Reino de Dios y del poder salvador de Jesús, el Mesías, tanto los hombres como las mujeres creyeron y empezaron a bautizarse. Incluso Simón creyó y se hizo bautizar. No se separaba de Felipe, y no salía de su asombro al ver las señales milagrosas y los prodigios que se realizaban. 7 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén tuvieron noticia de que los samaritanos habían aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, ya que todavía no había descendido sobre ninguno de ellos y sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Pero entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo. Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se transmitía el Espíritu, les ofreció dinero, diciendo: «Denme a mí también ese poder, de modo que a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.» Pedro le contestó: «¡Al infierno tú y tu dinero! ¿Cómo has pensado comprar el Don de Dios con dinero? Tú no puedes esperar nada ni tomar parte en esto, porque tus pensamientos no son rectos ante Dios. Arrepiéntete de esa maldad tuya y ruega al Señor que te perdone por tus intenciones, si es posible. Porque en tus caminos solamente veo amargura y lazos de maldad.» Simón respondió: «Rueguen ustedes al Señor por mí, para que no venga sobre mí nada de lo que han dicho.» Pedro y Juan dieron testimonio y, después de predicar la Palabra del Señor, volvieron a Jerusalén. Por el camino evangelizaron varios pueblos de Samaría. Hch. 8, 9-25 7 Y da frutos permanentes de caridad, reconciliación y justicia en la Iglesia para la vida del mundo. Nos lo recuerda Aparecida en relación con cada parroquia: a) La Eucaristía, fuente y culmen de la vida cristiana, hace que nuestras parroquias sean siempre comunidades eucarísticas que viven sacramentalmente el encuentro con Cristo Salvador. Ellas también celebran con alegría: b) En el Bautismo: la incorporación de un nuevo miembro a Cristo y a su cuerpo que es la Iglesia. c) En la Confirmación: la perfección del carácter bautismal y el fortalecimiento de la pertenencia eclesial y de la madurez apostólica. d) En la Penitencia o Reconciliación: la conversión que todos necesitamos para combatir el pecado, que nos hace incoherentes con los compromisos bautismales. e) En la Unción de los Enfermos: el sentido evangélico de los miembros de la comunidad, seriamente enfermos o en peligro de muerte. f) En el Sacramento del Orden: el don del ministerio apostólico que sigue ejerciéndose en la Iglesia para el servicio pastoral de todos los fieles. 8 Que quienes guían las celebraciones de sanación , litúrgicas o no, se deben esforzar por mantener un clima de serena devoción en la asamblea y usar la prudencia necesaria si se produce alguna curación entre los presentes; concluida la celebración, podrán recoger con simplicidad y precisión los eventuales testimonios y someter el hecho a la autoridad eclesiástica competente. Que así, como los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía constituyen una unidad llamada "los sacramentos de la iniciación cristiana", se puede decir que la Penitencia, la Santa Unción y la Eucaristía, en cuanto viático, constituyen, cuando la vida cristiana toca a su fin, "los sacramentos que preparan para entrar en la Patria" o los sacramentos que cierran la peregrinación. CIC 1525 Como todos los sacramentos la Unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria pero el peso de antiguas costumbres dificultan, a veces, ese modo de celebración por lo que necesitamos proponer cauces para que la práctica de nuestras comunidades sea coherente con la fe de la Iglesia. Dialogo ¿Qué cosas nuevas he descubierto de este tema? ¿ Existen temores ante estos sacramentos? ¿Se “celebra” o se “sufre” entre nosotros, la Penitencia y la Unción de los Enfermos ? 3. EN CAMINO (Actuar: Nuestras Propuestas) Después de la reflexión y del dialogo, mirando a nuestra Parroquia y nuestra Diócesis: ¿Cómo cuidamos la celebración de los sacramentos? ¿Cómo podemos hacer más “atractivos” el sacramento de la reconciliación y de la unción de los enfermos? ¿Cómo podemos resaltar el carácter eclesial y comunitario de cada sacramento? 13 «Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (cf Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor» …CIC 1511 La Unción de los enfermos "no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez" CIC 1514 La iglesia cree y confiesa al celebrar este sacramento: Que Cristo tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestros pecados. Que su fuerza se hace presente en nuestra debilidad Que las curaciones de Jesús son señal de la cercanía del Reino Que aunque la enfermedad se halla vinculada estrechamente a la condición del hombre pecador no debe considerarse como un castigo impuesto a cada uno por los propios pecados. Que está dentro del plan de Dios que el enfermos, los médicos y todos los que tienen relación con los enfermos, luchen contra cualquier enfermedad estando siempre dispuestos a completar lo que falta a la Pasión de Cristo para la salvación del mundo y a esperar la liberación de su cuerpo en la gloria de los hijos de Dios, Col 1,24; Rm 8, 19-21 Que, como Iglesia, debe denunciar cuando -está amenazada la vida, y los derechos humanos inherentes a ella, porque el sistema de salud no cubre las necesidades de la población. Que Cristo debe ejercer el poder hasta que haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies, y el último de los enemigos sometidos será la muerte. 1 Corintios 15, 25 Que la oración que implora la recuperación de la salud una experiencia presente en toda época de la Iglesia y en el momento actual pero que, ante la multiplicación de encuentros de oración, unidos a veces a celebraciones litúrgicas, cuya finalidad es obtener de Dios la curación, o mejor, las curaciones se hace necesario un justo discernimiento. Que es necesario, además, que durante el desarrollo de encuentros de curación no se llegue, sobre todo por parte de quienes los guían, a formas semejantes al histerismo, a la artificiosidad, a la teatralidad o al sensacionalismo. Que realizadas las funciones para los enfermos previstas en los libros litúrgicos, en la celebración de la Santísima Eucaristía, de los Sacramentos y de la Liturgia de las Horas no se deben introducir oraciones de curación, litúrgicas o no litúrgicas. 12 g) En el Matrimonio: el amor esponsal que como gracia de Dios germina y crece hasta la madurez haciendo efectiva en la vida cotidiana la donación total que mutuamente se hicieron al casarse. DA 175 8.- En la Penitencia, en la Unción de los Enfermos Centramos ahora nuestra atención en estos dos sacramentos de “curación” a los que el CIC dedica el capítulo dos de la segunda parte. En el cuadernillo tres ya hicimos propuestas sobre los sacramentos de la Iniciación Cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía y volveremos a insistir, en el cuadernillo 8, en cómo la Eucaristía es centro y culmen de la vida cristiana subrayando algunos aspectos de este sacramento al tiempo que damos gracias por el del Orden. Por último el cuadernillo nueve nos recordará cómo el sacramento del Matrimonio fundamenta la familia, verdadera Iglesia doméstica. 9.- En Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con Él. Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha llegado. Todo eso es obra de Dios, que nos reconcilió con él en Cristo y que a nosotros nos encomienda el mensaje de la reconciliación. Pues en Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con él; ya no tomaba en cuenta los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el mensaje de la reconciliación. Nos presentamos, pues, como embajadores de Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca. En nombre de Cristo les rogamos: ¡déjense reconciliar con Dios! Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que así nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios. 2 Cor 5, 17-21 Por el bautismo somos incorporados a Cristo, reconciliados con Dios pero mientras vivimos en el mundo este seguimos sujetos a tentación y, de hecho, pecamos. Al pecar no quedamos excluidos de la comunidad de los hijos de Dios pero nos convertimos en hijos que se alejan de la casa del Padre. La reconciliación del pecador bautizado es el misterio que celebra la iglesia en la fe y en la acción de gracias en el sacramento de la penitencia. 9 10.-Por eso celebramos la reconciliación. La Constitución conciliar sobre la Liturgia se propuso reformar los textos y los ritos que rigen la celebración de los sacramentos de modo que expresen con claridad lo que significan y el pueblo cristiano pueda comprenderlos fácilmente y participar en ellos por medio de una celebración plena, activa y comunitaria. En cumplimiento de esa decisión conciliar desde el 25 de enero de 1975 tenemos en la Iglesia latina un nuevo ritual de la celebración de la Penitencia que no siempre cuidamos con fidelidad. Por ejemplo, es frecuente que hablemos más de “confesión” que de penitencia o de reconciliación; que olvidemos la acogida de la palabra de Dios y, al mismo tiempo, observamos la poca frecuencia con que celebramos este sacramento. Nos ha de mover a reflexionar el dato de que un alto porcentaje de los que contestaron al cuestionario de preparación para el sínodo diocesano manifestó que no se confiesan casi nunca. ¿Cómo revitalizar la práctica de este sacramento en la Iglesia Diocesana? Confesando juntos que somos pecadores e implorando el perdón de Dios y los hermanos en actos penitenciales celebrados especialmente en cuaresma y por la situación de injusticia en la que vivimos social y pasivamente. Reforzando la formación permanente de los presbíteros para que realicen cada vez más adecuadamente la celebración sacramental de la penitencia. Ofreciendo ocasiones frecuentes de celebrar el sacramento de la reconciliación e informando con claridad de lugares y tiempos de esa celebración. Cuidando una catequesis permanente que nos ayude a todos a vivir la conversión como celebración festiva y libre de sentimientos de culpabilidad enfermizos y paralizantes. Preparando adecuadamente a personas maduras y sabias que puedan acompañar personalmente a otros en la búsqueda de la santidad. Dialogamos, a la luz de lo expuesto anteriormente, sobre estas formas de vivir la penitencia de modo que señalemos las que consideramos más necesarias en nuestra Diócesis y elaboremos las propuestas oportunas. 11.- En una Iglesia santa y necesitada de purificación Esta es nuestra realidad: Iglesia santificada por Cristo y, al mismo tiempo, pecadora, que necesita, por tanto, vivir la penitencia de múltiples y variadas formas: Convirtiéndose cada día a Cristo y compartiendo su entrega, su amor, su servicio. Proclamando que en Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con él. Mostrando la realidad del pecado que impide el proyecto de Dios, genera muerte, destruye la paz. Orientando la reflexión ética sobre lo que experimentamos aquí como más destructivo de ese plan de Dios: corrupción, desigualdad, violencia, irresponsabilidad en la relación de varón y mujer, falta de compromiso con los pequeños … Invitando a realizar gestos de perdón de las ofensas y de reconciliación en las familias, en la vecindad y entre todos de modo que superemos tentaciones de venganza y purifiquemos resentimientos. Comprometiéndose en tareas de rehabilitación e inserción de los privados de libertad; de los que viven situaciones o riesgo de exclusión y marginación. Dando valor y peso a los aspectos penitenciales con los que comienza la celebración eucarística. 10 12.- En el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, si padece un miembro padecen con él todos los demás miembros. 1 Cor 12, 26. Podemos aplicar esto al pecado y a la reconciliación y también, como hace la introducción al ritual de la Unción de los Enfermos citando al Vaticano II, para exhortar al cuidado de los enfermos, a la solidaridad y prevención de la enfermedad y a todos los esfuerzos científicos para prolongar la vida. Por eso, todos los bautizados han de ejercer su servicio de caridad mutua en el Cuerpo de Cristo, tanto en la lucha contra la enfermedad y en el amor a los que sufren como en la celebración de los sacramentos de los enfermos. 13. Un signo de vida en la enfermedad - La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos: 11