Tema: Fluidos Eje temático: Física. Mecánica - Fluidos Contenido: Leyes de Bernoulli; Roce y velocidad límite; Presión sanguínea. Hidrodinámica En este capítulo estudiaremos lo que sucede cuando los fluidos se mueven en relación a un conducto y cuando un objeto se mueve en relación a ellos. El personaje central de esta apasionante historia es Daniel Bernoulli, cuyo perfil podemos ver en el recuadro de la figura 80. Las leyes de Bernoulli A continuación se propone una serie de observaciones y experimentos simples de realizar. a) Al soplar por encima de una hoja de papel dispuesto horizontalmente bajo la boca, como se indica en la figura 81, el papel se levanta. Una variante de este experimento consiste en soplar por el espacio que hay entre dos globos ligeramente separados. Como lo indica la figura 82, los globos se juntan. b) Si se sopla por una pajilla doblada sobre una abertura de modo que funcione como atomizador, tal como se ilustra en la figura 83, el agua asciende por la pajilla vertical inmersa en ella. c) Si se afirma con un dedo una pelota de pimpón en un embudo (preferiblemente transparente) y justo cuando soples fuertemente por el vástago del embudo se saca el dedo, la pelotita, en vez de caer, se mantiene dentro del embudo, como muestra la figura 84. d) Con un secador de pelo se puede mantener flotando en el aire una pelotita de pimpón del modo que se ilustra en la figura 85. Cuando la pelota está en equilibrio, al mover el chorro de aire de un lado a otro, la pelota sigue al chorro y continúa en equilibrio. Si se inclina un poco el chorro de aire, constatarás que tampoco cae. e) Cuando uno camina por la orilla de una carretera y pasa un bus o un camión muy grande y muy rápido, ¿qué se siente? Una fuerza empujará hacia la carretera y uno puede caer sobre ella, especialmente si se va en bicicleta. f) Al acercar una pelota que cuelga de un hilo al chorro de agua que sale de una llave se observa que la pelota puede mantenerse en equilibrio en la posición que se indica en la figura 86; es decir, parece que el flujo de agua y la pelota se atraen. Todas estas situaciones tienen algo en común: fluidos en rápido movimiento. ¿Qué ocurre con la velocidad de un fluido que se mueve por un tubo en que cambia su sección, por ejemplo, al pasar de una cañería gruesa a otra más delgada? La figura 87 ilustra bien esta idea. Si presionamos de igual manera el pistón de dos jeringas idénticas, una sin aguja y otra con aguja, podremos apreciar que el líquido sale mucho más veloz en el segundo caso; es decir, cuando la sección del conducto es menor. En realidad, la rapidez v con que se mueve el fluido es inversamente proporcional a la sección A de la cañería. Ello ocurre igual con el agua que fluye por un río o canal, que se mueve más rápido en los lugares en que éste es más angosto o menos profundo. Este fue el primer descubrimiento de Bernoulli, el cual puede expresarse diciendo que: V · A = constante [7] Supongamos que un flujo de agua viaja con una rapidez de 50 cm/s por una cañería de sección 6 cm2, según se indica en la figura 88. Si la cañería se hace más angosta, de modo que su sección se reduce a 2 cm2, ¿con qué rapidez se moverá en esta zona? Aplicando la relación [7] tenemos que: V · (2 cm2) = (50 cm/s) · (6 cm2), de donde se tiene que: v = 150 cm/s ¿Cuántos litros de agua atraviesan la sección de la cañería en cada zona durante un cierto tiempo, por ejemplo en 10 segundos? En la zona más gruesa el volumen de agua que cruzará la sección será: 500 cm · 6 cm = 3.000 cm3 = 3 litros. En la zona más delgada será: 1.500 cm · 2 cm = 3.000 cm3 = 3 litros. Como se ve, el volumen de agua que atraviesa ambas secciones es el mismo, lo cual es lógico, pues en otro caso significaría que cierta cantidad de agua se está perdiendo o está surgiendo de la nada. Otra manera de visualizar esto es considerando un tubo como el de la figura 89, con dos medidores de presión como los que se usan para medir la presión de los neumáticos de los automóviles, semejantes al representado en la Figura 89(a); o del cual salen tubos verticales, como en 89(b); o conectados a manómetros de mercurio. Al circular un fluido por él, la presión será mayor en el tubo de mayor sección. Todo lo anterior es igualmente válido para un gas, aunque los efectos térmicos y las turbulencias que se producen ya no son despreciables, como ocurre con la mayoría de los líquidos Si dos cañerías de distinta sección se encuentran a alturas distintas, la descripción del movimiento de un fluido a través de ellas es más compleja, pues influye la presión hidrostática, y su análisis debe considerar la ley de conservación de la energía mecánica. La expresión matemática que describe esta situación es conocida como ecuación de Bernoulli. Ella puede deducirse a partir del análisis de la figura 90. La parte inferior del tubo posee una sección A1 y se encuentra a una altura h1 de cierto nivel. La parte más elevada del tubo está a una altura h2 y tiene una sección A2. El fluido está retenido por pistones en ambos extremos y se puede iniciar su movimiento aplicando una fuerza F1 en el pistón inferior, forzando un desplazamiento del pistón superior, donde la fuerza será F2. Estas fuerzas, en función de las presiones, deben ser: F1 = P1A1 y F2 = P2A2, y el trabajo realizado por ellas: T1 = P1A1d1 y T2 = - P2A2d2; en que d1 y d2 son los desplazamientos de los pistones. Como el volumen es V = A·d (iguales en la parte angosta y en la ancha), podemos escribir: T1 = P1V y T2 = - P2V, luego, el trabajo total realizado por estas fuerzas debe ser: T = (P1 - P2)V. [8] Por otra parte, si m es la masa de líquido desplazado (igual arriba que abajo), la variación de energía cinética, 1 ⎞ ⎛ ⎜ EC = mv ⎟ 2 ⎠ ⎝ 2 debe ser: ∆E c = 1 2 1 2 mv 2 − mv1 [9] 2 2 donde v2 y v1 son las velocidades con que se mueve el fluido en la parte alta y baja, respectivamente. Por último, el cambio de energía potencial gravitatoria (EP = mgh) es: ∆E = mgh2 − mgh1 [10] Entonces, considerando la ley de conservación de la energía mecánica tenemos que: T = ∆Ec + ∆Ep Reemplazando aquí [8], [9] y [10] queda: Si dividimos esta expresión por V, teniendo en cuenta [1]; es decir, que la densidad del líquido es D= m , v tenemos: Llevando todos los términos con subíndice 1 al primer miembro y los con subíndice 2 al segundo, nos queda: [11] o bien, podemos decir que: P + 1 Dv 2 + Dgh = cons tan te [12] 2 Esta es la ecuación de Bernoulli. Si consideramos que el líquido posee la misma densidad D en todas partes, que la aceleración de gravedad g y que la diferencia de altura h se conservan en todo momento; entonces, si cambia P, debe también cambiar v, de tal manera que si una aumenta la otra disminuye. Si aplicamos esto, entonces los experimentos señalados en las figuras 81 a 86 encuentran una fácil explicación. Por ejemplo, al soplar encima de un papel, el aire en movimiento aplica en esa cara una presión menor a la que el aire en reposo aplica sobre la otra cara, por lo que la fuerza resultante sobre la hoja de papel estará dirigida hacia arriba, haciendo que el papel se eleve. Lo mismo ocurre con los globos: la presión del aire en la superficie de los globos donde está en movimiento es menor que en las restantes, produciendo sobre ellos la fuerza que los junta. Por otra parte, si soplamos el extremo superior de un tubo sumergido en un líquido, la presión en este también será menor que la presión atmosférica normal y el líquido dentro de él ascenderá. Además, si soplamos alrededor de una pelota, las zonas de esta por donde el aire circula más rápidamente ejercerán sobre ella una presión inferior que en las otras. Por ejemplo, en el caso de la pelota que se aproxima al chorro de agua, la zona en que el agua se mueve recibirá una presión menor que del otro lado y en consecuencia la fuerza total sobre ella estará dirigida hacia el chorro de agua. Lo mismo explica el caso del secador de pelo. Lo que ocurre cuando hay un fuerte viento es que, contrariamente a lo que podría pensarse, la presión atmosférica es menor que la normal. Esta es la explicación de por qué tornados y huracanes quiebran los vidrios de los ventanales hacia fuera, abren las puertas también hacia fuera y levantan las techumbres, tal como se ilustra en la figura 91. En juegos de pelota, como el tenis o el fútbol, hay un efecto considerado comúnmente curioso que encuentra aquí su explicación: nos referimos al “chanfle”. Este efecto se consigue haciendo girar la pelota sobre sí misma mientras se desplaza. La diferente rapidez de ciertas partes de la pelota respecto del aire circundante produce presiones diferentes, lo cual tiene como consecuencia la acción de una fuerza que implica una desviación en la trayectoria rectilínea que tendría si no girase. La figura 92 ilustra el efecto. El caso más espectacular es el del ala de un avión. La figura 93 ilustra la particular forma del corte de un ala típica. La gracia de su diseño consiste en obligar al aire a circular con mayor rapidez por la parte superior que por la inferior, lo que se consigue haciendo que, en el mismo tiempo, el aire deba recorrer una distancia mayor. Al ser la rapidez del aire mayor por arriba que por debajo del ala, la presión que actúa arriba es inferior a la que actúa abajo y, en consecuencia, aparece una fuerza total sobre el ala dirigida hacia arriba. Cuando esta fuerza total sobre las alas, debida a esta diferencia de presión, es mayor que el peso del avión, este se empieza a elevar. La figura 94 ilustra un experimento que puedes realizar con el propósito de verificar lo anterior. La idea es hacer un ala con papel corriente que, colgada de un dinamómetro por medio de hilos, la expongas a la corriente de un ventilador. Luego compara lo que marca el dinamómetro cuando el ventilador no funciona, con lo que marca cuando gira con diferentes velocidades. Si bien en primera instancia el principio de Bernoulli explica bastante bien el comportamiento de un ala de avión, el vuelo de estas máquinas es un fenómeno bastante más complejo debido a que en el aire se producen torbellinos que este principio no considera. Apliquemos la ley de Bernoulli a un problema numérico. Suponiendo un estanque muy grande, lleno de algún líquido, por ejemplo agua, que sale por un agujero situado en su parte inferior, como se indica en la figura 95. ¿Con qué rapidez sale el líquido? Solución: Si el estanque es muy grande, la rapidez con que desciende el nivel superior del líquido puede considerarse nula; es decir, v1 = 0. Si h1 es la distancia ente la superficie del líquido y el agujero, donde h2 = 0, y consideramos otra aproximación razonable: que la presión en la parte superior del líquido es la misma que a la salida del agujero, es decir, la presión atmosférica, P1 = P2, entonces al reemplazar todos estos valores en [11], encontramos que: , de donde despejando v2, que es lo que queremos conocer, obtenemos: . De acuerdo con este resultado, la rapidez con que sale el líquido no depende de la densidad del líquido del que se trate, ni de la forma del recipiente, ni del volumen de líquido; depende solo del desnivel h, y sale con la misma rapidez que adquiere un objeto que cae libremente desde la altura h. Roce y velocidad límite Compara la rapidez con que caen en el aire diferentes objetos; por ejemplo, dos hojas de papel iguales, pero estando una estirada y la otra arrugada conformando una pelota. O, como lo hiciera Galileo, la caída de una pluma con la de un martillo. Compara también la rapidez de caída de una moneda en el aire y en el agua. ¿Cómo explicas las diferencias que se observan? Si no existiera el aire o el agua, es decir, en el vacío, papeles arrugados o estirados, plumas, martillos y monedas, dejados caer simultáneamente desde alturas iguales, tendrían en todo momento la misma rapidez y experimentarían todos la misma aceleración constante, del orden de 10 m/s2 aquí, en la superficie terrestre. En un homenaje rendido a Galileo Galilei, el astronauta David Scott estando en la Luna dejó caer simultáneamente una pluma y un martillo frente a las cámaras de televisión. Como en nuestro satélite no hay atmósfera, se pudo apreciar que ambos objetos caían uno junto al otro. El video de este experimento puedes verlo en Internet en la dirección http://www.lpi.usra.edu/expmoon/Apollo15/A15_surfops.html. Evidentemente, es el fluido el que aplica sobre ellos una fuerza que los frena, es el roce que se origina en la superficie del cuerpo que se mueve y el medio en que lo hace. Esta fuerza se opone al movimiento y depende principalmente de la rapidez, de la forma del cuerpo que se mueve y del fluido. Se trata de una fuerza aproximadamente proporcional a la rapidez. Por lo tanto, cualquier cuerpo que se deje caer desde el reposo, inicialmente aumentará su rapidez y también la magnitud de esta fuerza. Si el tiempo de caída es suficientemente largo, esta fuerza se hará igual al peso, y la fuerza neta será cero desde ese momento en adelante, por lo tanto, continuará moviéndose con velocidad constante. Esta velocidad se denomina velocidad límite o terminal. El gráfico de la figura 96 ilustra la situación descrita. En éste se puede ver cómo la rapidez de un cuerpo que se mueve en un fluido depende del tiempo de caída. Una buena descripción matemática de esta situación, considerando la segunda ley de Newton, consiste en escribir: F ⋅ γ ⋅ v = ma [13] Donde F = mg es el peso del cuerpo de masa m, a su aceleración y γ una constante. La aceleración a se reduce desde un valor máximo (la aceleración de gravedad g) hasta hacerse cero. Su valor corresponde a la pendiente de la curva del gráfico (figura 96) para cada instante de tiempo. La constante γ, que debe ser positiva para que la expresión tenga sentido, depende tanto de la forma, posición y material del cuerpo que cae, como del medio en que cae. La velocidad límite es v = F γ , pues corresponde a la que adquiere el cuerpo cuando su aceleración es nula. ¿Qué unidades debe tener γ? Esto se puede estudiar en forma experimental y cuantitativamente analizando el movimiento de una bolita de acero que cae dentro de un frasco largo y lleno de aceite (figura 97). Bastará una regla larga y un cronómetro para obtener los datos. Hay algunas circunstancias en que este efecto es de gran importancia. Por ejemplo, cuando llueve, gracias al roce con el aire, las gotas de agua alcanzan rápidamente la velocidad límite, la cual afortunadamente es bastante pequeña. Si no fuera así, se convertirían en peligrosos proyectiles que atentarían contra nuestras vidas. Esto es también importante para los paracaidistas, quienes, antes de abrir el paracaídas, alcanzan velocidades límites del orden de los 100 km/h, pudiendo disfrutar de la caída durante varios minutos, aunque pueden variar su rapidez cambiando la posición de su cuerpo. Cuando la superficie que enfrenta el aire aumenta, por ejemplo cuando se ponen en posición horizontal con los brazos extendidos, la velocidad límite será menor, fenómeno que conocen muy bien los murciélagos. Los paracaidistas que poseen mayor masa tardan más tiempo en alcanzar la velocidad límite y ella es mayor, por cuanto, para hacer piruetas mientras caen (figura 98) y descender todos juntos, deben poner sus cuerpos en distintas posiciones. Cuando abren el paracaídas la fuerza de roce se incrementa significativamente y la velocidad límite se reduce a unos 15 o 20 km/h, lo cual permite un aterrizaje seguro. Presión sanguínea Una de las primeras cosas que hace el médico cuando nos examina es medir nuestra “presión arterial”. Si todo está bien, informa que tenemos “120/80”. ¿De qué presión se trata? ¿Cómo se mide? ¿Qué significan los valores que informa? ¿Por que simultáneamente se usa un estetoscopio? Las características relevante tema de esenciales para la sistema circulatorio y función del sistema circulatorio sanguíneo es un estudio de la Biología, ya que dichas funciones son vida y la salud. Aquí estudiaremos los aspectos del que tienen que ver con la Física. Lo primero que se debe considerar es que nuestro corazón (figura 99) es una compleja bomba que impulsa mecánicamente la sangre por arterias, venas y capilares. Este bombeo es variable en intensidad y a ello se debe nuestro “pulso”; pero a medida que la sangre circula, la corriente sanguínea se va haciendo más uniforme y es prácticamente continua cuando regresa al corazón. Por otra parte, este flujo, cumpliendo la ley de Bernoulli, se mueve más rápido mientras menor es el diámetro de las venas. La excepción son los capilares. La presión sanguínea también depende de la altura respecto de nuestro corazón. Por esta razón se ha convenido en medirla siempre en el mismo lugar, en el brazo y en la posición que se indica en la figura 100; es decir, a la misma altura del corazón. En este bombeo se denomina sistólica a la presión máxima y diastólica a la mínima. Al decir “120/80”, el 120 corresponde a la sistólica y 80 a la diastólica. Su unidad, rara vez mencionada por los médicos, es el torr o mm de Hg. Suelen decir también 12/8, correspondiendo a cm de Hg. La presión sanguínea se mide con un instrumento llamado esfigmomanómetro, que consiste en una manga que se le enrolla a la persona en el brazo y que se infla con una pequeña bomba manual y un manómetro de mercurio que mide la presión de aire dentro de la manga. El estetoscopio permite al médico oír el momento en que deja de circular sangre por el brazo. El procedimiento es el siguiente: se infla la manga hasta que deja de circular sangre por la arteria branquial, y la presión medida en esa circunstancia corresponde a la sistólica o alta. Al abrir la válvula de la manga y dejar salir el aire de ella, se restablece el flujo sanguíneo y la presión medida en ese momento es la diastólica o mínima.