Revisions: Road movies 3 de febrer del 2011 Cinemes Imperial Sessions: 20.00 i 22.30 h Easy rider 1969, de Dennis Hopper Sinopsi Wyatt (Peter Fonda) i Billy (Dennis Hopper) són dos joves que inicien un viatge per travessar els Estats Units amb lobjectiu dassistir al carnaval Mardi Gras. Es compren unes motos i emprenen un viatge en què coneixen diverses cares de la societat nordamericana. Pel camí es troben uns quants personatges poc corrents, un ranxer i la seva família, un autoestopista hippy, i acaben arrestats en un poblet per haver-se aturat sense permís, i allà coneixen un advocat borratxo que els treu de la presó i després decideix unir-se als dos nois. Fitxa tècnica Director · · · · · · · · · · Dennis Hopper Productor · · · · · · · · · · · · Peter Fonda Productor executiu · · Bert Schneider Productor associat · William Hayward Guió · · · · · · · · · · · · · · · Peter Fonda, Dennis Hopper, Terry Southern Director de fotografia · · Laszlo Kovacs Muntatge · · · · · · · · · · Donn Cambern Muntatge musical · · SYNCHROFILM, Inc. per a COLUMBIA PICTURES Nacionalitat · · · · · · · · · · Estats Units Durada · · · · · · · · · · · · · · · 90 minuts Fitxa artística Wyatt · · · · · · · · · · · · · · · Peter Fonda Billy · · · · · · · · · · · · · · · Dennis Hopper George Hanson · · · · · · · · Jack Nicholson Karen · · · · · · · · · · · · · · · · · Karen Black Hippy · · · · · · · · · · · · · · · · Luke Askew Lisa · · · · · · · · · · · · · · · · · Luana Anders Jack · · · · · · · · · · · · · · · Robert Walker Sarah · · · · · · · · · · · · · · Sabrina Scharf Joanne · · · · · · · · · · · · · · · Sandy Wyeth Mary · · · · · · · · · · · · · · · · · · · Toni Basil Camperol · · · · · · · · · · Warren Finnerty Guardià · · · · · · · · · · · George Fowler, Jr Sheriff · · · · · · · · · · · · · · · · Keith Green Comissionat · · · · · · · · · · Arnold Hess, Jr Madame · · · · · · · · · · · · · · · Lea Marmer Jesús · · · · · · · · · · · · · Antonio Mendoza Traficant de drogues · · · · · · · Phil Spector Ballarina · · · · · · · · · · · · · · · Cathe Cozzi El director Dennis Hopper (Dodge City, Kansas, EE.UU., 17 de maig de 1936 Venice, California, EE.UU., 29 de maig de 2010) A los 18 años Dennis Hopper es contratado por los estudios Warner. De 1955 a 1965 hace papeles secundarios en importantes producciones, entre las que destacan Rebelde sin causa (Rebel without a Cause, 1955), de Nicholas Ray, Gigante (Giant, 1956), de George Stevens, Duelo de titanes (Gunfight at the O.K. Corral, 1957), de John Sturges, Del infierno a Texas (From Hell to Texas, 1958) y Los cuatro hijos de Katie Elder (The sons of Katie Elder, 1965), de Henry Hathaway. Tras protagonizar la interesante producción Night Tide (1963), de Curtis Harrington, sigue con los papeles secundarios hasta que, a finales de la década de los sesenta, tiene éxito con el canto a la libertad, la música rock y las drogas Easy Rider (1969) que, además de protagonizar también escribe en colaboración y dirige, y gana la Palma de Oro al mejor debut en el Festival de Cannes. Esto le conduce al gran fracaso de La última película (The last movie, 1970), desastrosa historia de un rodaje, realizada en Latinoamérica con amplitud de medios, que, por diversos problemas, casi no puede montarse y le obliga a permanecer inactivo durante gran parte de la década. Vuelve a ponerse en actividad como director gracias al éxito de El amigo americano (Der amerikanische Freund, 1977), de Wim Wenders, y Apocalypse Now (1979), de Francis Ford Coppola, dos de sus mejores actuaciones, así como con Caído del cielo (Out of the blue, 1980), que sólo dirige y que tuvo la buena acogida crítica de la historia de marginados. Durante los años ochenta hace importantes papeles secundarios en dieciséis películas, entre las que sobresalen La ley de la calle (Rumble fish, 1984), de Francis Ford Coppola, Terciopelo azul (Blue Velvet, 1986), de David Lynch, y El caso de la viuda negra (Black Widow, 1986), de Bob Rafelson, mientras dirige los irregulares policíacos de encargo Colores de guerra (Colors, 1987) y Camino sin retorno (Backtrack, 1989), que también protagoniza y firma con el seudónimo de Alan Smithee por estar en desacuerdo con el montaje de sus productores. En la década de los noventa prosigue haciendo papeles secundarios en producciones sin el menor atractivo entre las que sólo destacan The Rock West (1993), de John Dahl, Amor a quemarropa (True romance, 1993), de Tonny Scott. Mientras protagoniza la interesante Paris Trout (1991) de Stephen Gyllenhaal, dirige el excelente policíaco Labios ardientes (Hot Spot, 1990), basado en una novela del especialista Charles Williams, y la anodina comedia Misión explosiva (Chasers, 1994); y hace divertidos papeles de malo en Máxima potencia (Speed, 1994), de Jan de Bont, Waterworld (1995), de Kevin Reynolds, Oculto en la memoria (The blackout, 1997), de Abel Ferrara. Aunque trabaja con menos intensidad, lo hace hasta la actualidad y entre sus últimas películas destaca Elegy (2008), de Isabel Coixet. Un cáncer de próstata se lo llevó el año pasado y nos dejó huérfanos de uno de los intérpretes y directores más carismáticos del New Hollywood. Descanse en paz. Nadie se había visto nunca retratado en una película. En todos los love-in del país, la gente fumaba marihuana y tomaba LSD, ¡pero el gran público seguía viendo las películas de Doris Day y Rock Hudson! DENNIS HOPPER Los años sesenta fueron especialmente violentos y sangrientos para la sociedad norteamericana. Hagamos memoria: 22 de noviembre de 1963, asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy; un año después, EE.UU. entra en guerra contra el Vietnam; al año siguiente, el 21 de febrero, cae asesinado Malcolm X, activista de los derechos civiles de los afroamericanos; en 1967, Ernesto Che Guevara, muere asesinado en Bolivia; en 1968, el 4 de abril, asesinan a Martín Luther King, y el 6 de junio a Bobby Kennedy, aspirante a la Casa Blanca; un año después, en plena Guerra Fría, EE.UU. logra vencer en la carrera espacial y enarbola su bandera en la luna; ese mismo año, el 20 de enero, Richard Nixon, es nombrado presidente, y en verano se celebrará el famoso festival de Woodstock. Easy Rider se gestó a la par que todos estos acontecimientos históricos: un buen puñado de jóvenes contrariaros y airados por la situación que se respiraba en su país, decidieron coger sus cámaras y ponerse a hablar de lo que vivían y sentían. De aquellos años surgieron películas que son hijas de su tiempo y hoy en día tienen un lugar en la historia por sus indudables valores artísticos y humanos. Algunas de aquellas cintas son La jauría Humana (The chase, 1966) y Bonnie & Clyde (1967), de Arthur Penn; El graduado (The graduate, 1967), de Mike Nichols; A sangre fría (In cold blood, 1967), de Richard Brooks; La noche de los muertos vivientes (Night of living dead, 1968), de George A. Romero; Grupo Salvaje (The wild bunch, 1968), de Sam Peckinpah, y Cowboy de medianoche (Midnight cowboy, 1969), de Richard Schlesinger Fueron películas denunciadoras, aunque quieren llamarlas políticas y pueden hacerlo; se hicieron con la palabra y relataron aquella América sangrienta, consumista, fascista, conservadora y sobre todo, cínica. Como aquellos jóvenes que no iban a cruzarse de brazos y dejar que la historia pasara por encima de ellos, Dennis Hopper, Peter Fonda y Jack Nicholson se lanzaron a cielo abierto sin ningún tipo de red, alejados de los grandes estudios e imitando las palabras del propio Hopper: Mi venganza sobre Hollywood, que corrompe todo lo que toca. Así, se lanzaron a la carretera, con unos ínfimos 360.000 dólares, un tiempo muy limitado de rodaje y pocos actores, para relatar la historia de dos hombres, montados en sus choppers, para escapar de esa C/ Dr. Crehueras, 24 baixos 08201 Sabadell, www.cineclubsabadell.org sociedad opresora y buscar esa libertad o a buscarse a sí mismos. Nos adentraremos a lomos de esas motocicletas, que bien podrían ser un par de caballos, y ellos, un par de jinetes a la conquista del oeste, como lo fueron sus antepasados. Pero esta vez el viaje es invertido, no buscan las llanuras vírgenes del Far West, sino las calles abarrotadas de Nueva Orleans, para disfrutar de su carnaval. La alusión a las películas del oeste es clara y directa, empezando por los nombres de los personajes. Uno de ellos es Wyatt, como el famoso sheriff de O. K. Corral, y el otro Billy, como aquel Billy the Kid. Uno de ellos, apodado Capitán América, con su casco, su mono y su moto, ataviado con la bandera yanqui; el otro, Billy, con su zamarra de flecos, como aquellos buscadores de oro que emprendían un duro y largo viaje, para hallar una vida mejor. El relato de la película es lineal una road movie: la historia de un viaje y sus paradas, que tienen que hacerse en las afueras de los pueblos, porque en los pueblos, esa manera de vivir, de vestirse, de fumar marihuana y tomar LSD, tropieza fuertemente con la mentalidad de los lugareños, acostumbrados a otra América. Ellos representan esa América, la de Woodstock, el pacifismo, la libertad individual, sexual, al fin y al cabo, el ser uno libre por obra y pensamiento. Rescatamos el diálogo que pronuncia en uno de los momentos de la película George Hanson, el abogado alcohólico interpretado por Jack Nicholson, que nos viene a decir la frontera que divide unos de otros: Esta era una región de buenas gentes. No sé lo que les ha pasado, pero ahora tienen miedo a ser libres. Son capaces de matar para demostrar que gozan de libertad individual. Por eso os odian, porque les recordáis que no son libres. Igual que el legendario viaje de Ulises a Ítaca, Wyatt y Billy se sienten libres cuando viajan en sus motocicletas y disfrutan de cada parada, como la de la comuna hippie donde les abren las puertas y les dan algo de comer, donde unos tienen en el teatro su forma de vida, y otros esperan un milagro para que sus semillas den el fruto que los alimente. Donde los protagonistas viven un baño sensual y libre junto a dos jóvenes que los acompañan, todos completamente desnudos. Su siguiente parada es con la justicia, un abogado alcohólico los saca del apuro, pero tienen que volver a las afueras, a lo salvaje, para sentirse tranquilos, porque en los pueblos los rechazan, no los quieren. A su llegada a Nueva Orleans, después de detenerse en un burdel, recorren las calles infectadas de gente junto a dos prostitutas. Llegan a un cementerio, se toman un LSD y los espectadores asistimos en primera fila, a la primera muestra y sobre todo la más auténtica que ha dado el cine de unos personajes, experimentando en primera persona los efectos de las drogas, donde se tratan diversos temas: maternidad, muerte, religión, sexo, ambición, etc. Toda la secuencia tiene un tono onírico y exasperado, filmado con grandes angulares, montaje rapidísimo y una fotografía flirteando entre la ensoñación y la realidad. En 1967, mientras Peter Fonda promocionaba en Washington The Trip, un film psicodélico y contracultural, se le acercó el embajador de Hollywood, Jack Valenti, y le soltó: Tenemos que parar de hacer películas sobre motocicletas, sexo y drogas. Ese mismo día, Peter Fonda llamó a su amigo Dennis Hopper, y le contó la idea de un proyecto de western que con el tiempo se llamaría Easy Rider. Después del estreno del filme que, curiosamente se produjo el día 14 de julio, día de la independencia americana, el vicepresidente Spiro Agnew criticó a los productores: Por entregarse a manos de la cultura de la droga. La publicidad de la película iba mucho más allá de las críticas superficiales de algunos sectores de la sociedad y acentuaba el carácter más profundo del relato: Un hombre salió a buscar América y no la encontró por ninguna parte. A pesar de las críticas, la película consiguió un éxito sin precedentes, y llegó a recaudar la friolera de 50 millones de dólares, todo un récord para una producción de semejantes características, amén de obtener el premio a la Mejor Ópera prima en el Festival de Cannes de 1969. También puso de moda las películas de carretera, las llamadas road movie. Easy Rider fue una de las primeras películas que encumbró lo que vino a llamarse New Hollywood emulando a la Nueva ola francesa de finales de los cincuenta. Cineastas que creyeron que otro cine era posible en América, un movimiento que devolvió al cine americano el esplendor de épocas pasadas y ayudó a que en la década posterior surgiera la última época dorada del cine de Hollywood, en las que se consolidaron las carreras de los Allen, Altman, Ashby, Bogdanovich, Cimino, Coppola, Friedkin, Lucas, Malick, Schrader y Scorsese, entre otros. La aparición de un cine puramente comercial, el fracaso que supuso La puerta del cielo (Heavens Gate, 1980), de Michael Cimino, que hundió la United Artists y la muerte de John Beslushi por sobredosis, acabó con el sueño, y desde entonces nunca más se supo de Hollywood. Peter Fonda describió el filme de la siguiente manera: cinéma vérité en términos alegóricos. Les dejo con las palabras de uno de sus creadores. Acomódense en sus motocicletas que vamos a empezar el viaje. Disfruten de lo que vayamos encontrando por el camino y contemplen el paisaje: unas veces les gustará y otras no tanto, pero así son las películas que dejan huella en este mundo. José Antonio Pérez Guevara Es demana puntualitat. Es demana als espectadors que desconnectin els telèfons mòbils i qualsevol altre aparell acústic abans de començar la projecció. Gràcies. Crítica