Las castigadoras Historieta picaresca en siete cuadros Texto original de FRANCISCO LOZANO y JOAQUÍN MARIÑO Música de FRANCISCO ALONSO PERSONAJES Y REPARTO ANGELITA / TAQUIMECA .................... CELIA GÁMEZ ROBUSTIANA ....................................... LOLÓ TRILLO GENARA ......................................... JULIA CASTILLO LA DEL CABARET / MIMÍ .................... MARÍA TUBAU MAGÍN MONCHETA ........................... IGNACIO LEÓN CASIANO «EL PACHÓN» ........... FAUSTINO BRETAÑO DON CORNELIO TOPETE ............. RAFAEL M. LABRA LEONARDO G. DEL REBENQUE ....... ENRIQUE SUÁREZ NICETO ......................................... ANTONIO SEGURA URBANO .................................................. LUIS GAGO EL DEL CABARET / RODOLFO .................. R. IGLESIAS . Estrenada el 13 de mayo de 1927 en el Teatro Eslava de Madrid. SINOPSIS La acción se sitúa en el imaginario pueblo de Villafogosa, donde se espera la llegada del nuevo juez. La casualidad o el destino hace que al mismo llegue Magín Moncheta, un simpático inventor catalán que hace dos años tuvo un romance con Robustiana, la ardiente mujer del alguacil de Villafogosa. Mientras llimpia el despacho del juez, a quien se espera impacientemente de un momento a otro, recibe la visita de dos vecinos de la villa: Niceto y Genara, que vienen a separarse porque –según él– a su mujer le estaba enseñando la batuta un joven músico mientras venían en el tren desde el pueblo vecino. Como el nuevo juez aún no ha llegado, la pareja se va esperando impaciente la llegada del legislativo. Tras la marcha de ambos, llega Magín Moncheta preguntando por el despacho del alcalde. Nada más ver a Robustiana, ambos se conocen: al parecer, tuvo un desliz amoroso con él mientras estaba en Madrid limpiando en una casa de huéspedes donde Moncheta residía. Tras la alegría inicial, Moncheta explica a Robustiana que ha llegado al pueblo con la intención de hacer propaganda de uno de us inventos de reciente creación: un aparato de telefonía sin cordel gracias al cual, además de oír, se puede también ver y palpar la efigie de las personas que cantan. http://lazarzuela.webcindario.com/ Noche de cabaret GARÇONAS ELLA GARÇONAS ÉL ELLA Y ÉL Al ritmo alegre del jazz-band es delicioso así bailar: hoy todo el mundo está contento con tan continuo movimiento, y aquel que quiera triunfar se tiene que agitar. Una orquestina de Zigans, mucho derroche de champán, y una pareja, que se jura gozar un sueño de locura; entre perfumes de flor todo lo envuelve amor. Noche de cabaret, cuando le conocí, nunca la olvidaré, porque me hizo feliz. Mientras sonaba un fox en sus brazos me vi, y ya loca de amor toda suya yo fui. Para las penas olvidar un cigarrillo has de fumar, pues en el humo los pesares envueltos van en espirales. Y es que al fumar la mujer no piensa en su querer. Noche de cabaret, cuando la conocí, nunca la olvidaré, porque me hizo sufrir; mientras sonaba un fox en sus brazos soñé, y al hacerme traición despreciarla juré. Noche de cabaret. La vieja pasión renace al encontrarse, y Moncheta comienza a flirtear con Robustiana, pero en ese instante aparece Casiano «El Pachón», celosísimo marido de Robustiana, por lo que, para que no éste no sospeche, sugiere a Moncheta de que corra a esconderse en el calabozo. El catalán así lo hace, entre divertido y un poco abrumado por las 2 http://lazarzuela.webcindario.com/ circunstancias que le han impedido seguir su romance. Como Casiano está bastante escamado, pregunta a su mujer el motivo por el que tenía la puerta cerrada con llave, y a ella no se le ocurre otra cosa más que decirle que alguien la había cogido por la cintura y le había dado un beso en la boca. Casiano la echa a la calle y se queda a solas en el despacho con una pistola y amenazando con matar a la persona que se halla allí escondida si no sale. Aparece entonces Moncheta con el birrete de juez y Casiano lo toma por tal, pidiéndole su ayuda para que hable con su mujer y averiguar si lo que le ha dicho no se sino una estratagema femenina o es que verdaderamente se la está pegando con otro. Efectivamente, Robustiana y Moncheta ríen contentos la ocurrencia del pobre «Pachón» hasta que vuelven ambos a las andadas: se abrazan y hacen mimos hasta que Casiano los descubre. Moncheta salva la complicada situación haciendo ver al celoso alguacil que su mujer es inocente de todo. En ese instante, y cuando el catalán pretende huir dejando el disfraz, un conjunto de mujeres de Villafogosa, al enterarse de la llegada del nuevo juez, y con la alcaldesa al frente, vienen a darle su particular serenata. Las castigadoras CASTIGADORAS ANGELITA TODAS MONCHETA ANGELITA MONCHETA ANGELITA TODAS Vienen las castigadoras de esta villa de ilusiones, con sus gracias seductoras, a ofreceros sus canciones. Rebosamos de alegría, de locura y ansiedad, pues su simpatía falta nos hacía en esta localidad. Las castigadoras vienen por usted. Como se propasen, las castigaré. Ay, señor Juez castigador, son mis delitos por el amor. A su querer me he de entregar. Con estas noyas la voy a hincar. Nos han dicho malas lenguas que es usted muy casquivano, y en amor, como en el cine, tiene usted muy buena mano. Es de fuego su mirada; la sonrisa es un edén; http://lazarzuela.webcindario.com/ 3 ANGELITA MONCHETA TODAS luego esa importancia le da una elegancia que es un pollo flauta «bien». ¡Ay, negrazo mío, estás matador! Miri, no ambuliqui, hágame el favor... Ay, señor Juez castigador, etc., etc. Las castigadoras, con Angelita –la mujer del alcalde– a la cabeza, vienen a invitar al nuevo juez de Villafogosa a la fiesta que aquella misma noche van a celebrar los vecinos de la localidad para homenajearlo. Todas, incluida la alcaldesa, quedan prendadas de Moncheta. Junto a ellas aparece entonces en escena don Cornelio Topete y Becerra, alcalde de la localidad y marido de Angelita, que viene a presentarle sus respetos a don Leonardo García del Rebenque, nuevo juez del pueblo. La situación para Moncheta comienza a complicarse cuando el matrimonio lo invita a vivir en su casa. Al quedarse a solas Moncheta con Angelita, ésta no puede reprimir más sus impulsos y se abalanza rápidamente hacia él declarándole su amor y prometiéndole noches interminables de pasión, ya que su marido suele acostarse muy temprano y tendrían el camino libre para dar rienda suelta a sus instintos amorosos. Pero las cosas no son tan fáciles como parecen. El verdadero juez se presenta en el despacho del alcalde cuando Moncheta está a solas, y éste, viendo que va a descubrirse todo, decide intercambiar sus papeles por los del verdadero juez. Llama entonces a Casiano y le revela que el individuo que antes se había propasado con Robustiana es don Leonardo, por lo que inmediatamente la emprende a golpes con él, tomándolo por Moncheta. Aquella noche, todos los personajes se reúnen en el teatro del pueblo para presenciar la función que Villafogosa ha preparado como homenaje al nuevo juez. El jardín del amor MIMÍ 4 El jardín es un gentil testigo. El jardín es mi mejor amigo. Escuchó tus besos soñadores. y los secretos de mis amores triunfadores La embriaguez de la noche me da un deseo inefable de amor, y, rendida al placer, te dará mi rosal una flor. Seré la esclava de tus amores; http://lazarzuela.webcindario.com/ DAMAS Y ROMÁNTICOS MIMÍ serán mis besos fascinadores, y de la fuente al rumor, con su canción de cristal, se hará más firme el amor seductor que nos eleve al soñar. Seré/Serás la esclava de tus/mis amores; serán mis besos fascinadores, y de la fuente al rumor, con su canción de cristal. Bella ilusión que, el corazón, tú has logrado conquistarme y a tus besos entregarme. Quiéreme, mi bien, pues al fin se hará más firme el amor que nos eleve al soñar. Las taquimecas TAQUIMECA 1.ª TODAS TAQUIMECA 1.ª TODAS POLLOS TODAS POLLOS Con la falda muy cortita, muy cortita, ajustadita, luciendo el talle, y el pelito muy cortito, muy cortito, yo, muy airosa, voy por la calle. Los zapatos muy chiquitos, muy chiquitos; las medias finas a lo Rebeca, las muchachas taquimecas, mecas, mecas, son la admiración de los chicos ¡cañón! A un frutal le dije ayer jovial: ¡Qué brutal! ¡Guayabo, estás mollar! Me miró, y al cabo me objetó: ¡Qué pochez! ¡Eres una idiotez! Tú a mi me gustas la mar. La mar, la mar, la mar, la mar. Y lo repito en francés. Le mer, le mer, le mer, le mer. http://lazarzuela.webcindario.com/ 5 TAQUIMECA 1.ª TODAS Quiero que mi novio sea portero de un equipo de fútbol. Y si es boxeador, grogui ha de quedar al lograr mi amor. Quiero que mi novio, etc., etc. Charlestón del pingüino ANGELITA Baila, Jacobo, muy fino, el charles del Pingüino; de prisa, Jacobo, que se desinfla el globo; aviva, pelmazo, que al verte me arrobo. ¡Jacobo, cobo, cobo, no seas tumbón y baila hasta la descoyuntación! Tras la fiesta, y antes de marcharse a dormir, Moncheta recibe la inesperada visita de Robustiana, quien llega para hacerle un recordatorio de los buenos momentos que juntos pasaron en Madrid; claro que, en ese instante, Angelita también se prepara para pasar la noche con el catalán... Esta situación da lugar a cómicos malentendidos cuando aparezcan alternativamente, Casiano y don Cornelio, mientras Magín se encuentra con Robustiana y Angelita alternativamente, tomando a cada una de ellas por la otra. Finalmente todo se resolverá favorablemente para las castigadoras de Villafogosa, especialmente para Robustiana y Angelita, quienes no podrán consumar su ardorosa pasión por el catalán; y éste huirá del pueblo sin haber tan siquiera comprobado el calor de las villafogosas. Claveles rojos TIPLE 1.ª LAS DE LOS CLAVELES 6 En los jardines de nuestra. España. Dios hizo el alma de la mujer, formó con nardos su carne blanca, y sus sonrisas, con un clavel. Flor de pasión. que al sol de abril trazó en su boca un corazón. http://lazarzuela.webcindario.com/ TIPLE 1.ª TODAS TIPLE 1.ª LAS DE LOS CLAVELES TODAS LAS DE LOS CLAVELES Labios de mujer, que están teñidos con la sangre del clavel. Tras la reja sevillana la mocita es una flor, y su amante enamorado canta así su loco amor: ¡Claveles, claveles rojos! Son tus labios, ¡mi morena!, que abrasan como tus ojos: que si me miran, también me queman; que abrasan como el fuego de tus ojos... ¡Ay, mi morena! ¡Claveles rojos! Gitano juncal, mirándome así, mi alma y mi vida serán para ti. Gitano cañí, no me hagas penar, que al pie de mi reja te quiero escuchar... ¡Claveles, claveles rotos! Son tus labios, ¡mi morena!, que abrasan como tus ojos: que si me miran, también me queman: que abrasan como el juego de tus ojos. ¡Ay, mi morena! ¡Claveles rojos! Es la mujer, como una flor, todo perfume y color, y en el querer pone pasión, dándole su corazón al mocito juncal que la sabe adorar: con pasión, adorar al mocito juncal que la sabe adorar. http://lazarzuela.webcindario.com/ 7