del Real Gabinete, a manos del Vicedirector de éste don José Clavijo, quien manifestó, en comunicación oficial al citado Ministro, la complacencia que había experimentado en la lectura de la obra, «así por las noticias peregrinas y descripciones individuales que contiene como por la sencillez con que está escrita, y aún m á s , por la sinceridad con que su autor confiesa la escasez de noticias que tiene en algunos puntos, y que es m u y natural en sujeto de profesión tan distinta». Clavijo hace presente en su escrito la gran utilidad que reportaría dicha obra cuando se tratase de hacer la «Ornitología Americana», advirtiendo de paso que si bien eran conocidas de los naturalistas, aunque con diferentes nombres, muchas de las aves descritas por Azara, entre ellas las que llaman Iribú en el Paraguay y Rey de los Zopilotes u Opilotes en otras regiones americanas (Rex Aurarum de los antiguos naturalistas), (1) había, sin embargo, en la obra de aquél no pocas de las cuales faltaba toda noticia en las obras por Clavijo consultadas. El Vicedirector del Gabinete aconseja al citado Ministro dé las gracias al Capitán Azara, exhortándole al mismo tiempo a que continúe sus trabajos ornitológicos. No deja de parecer un poco extraña la conducta de Clavijo al omitir toda indicación sobre la conveniencia de dar a la imprenta un trabajo en el cual reconoce haber encontrado m u c h o s datos nuevos. Casi al mismo tiempo que las «Apuntaciones» de Azara pasaban a la Biblioteca del Gabinete los tres primeros tomos de la Botánica del Dr. Francisco Hernández, escrita en el siglo xvi y publicada por el Gobierno bajo la dirección del Catedrático D. Casimiro Gómez Ortega a últimos del xviii. Como se ve, a medida que nuevas colecciones iban enriqueciendo al Museo, a u m e n t a b a también la Biblioteca, aunque en proporción bastante inferior. La gran actividad desplegada tanto por el Gobierno como (1) Hoy recibe los nombres de «Cathartes ¡yapa», que es el Cóndor. papa» y «Sarcoramphus